María Couso: "Ampliar el uso de la educación digital sería una temeridad sabiendo lo que sabemos"

Entrevista | María Couso Pedagoga, maestra y experta en neuroeducación

"Ampliar el uso del sistema de educación digital sería una temeridad sabiendo lo que sabemos"

La profesora no se sorprende del adiós de varios centros escolares vigueses al libro digital tras los resultados obtenidos

María Couso durante su intervención en el Club FARO.

María Couso durante su intervención en el Club FARO. / RICARDO GROBAS

Víctor P. Currás

Víctor P. Currás

Echar el freno para evitar seguir empeorando la situación. La decisión del IES Coruxo y el CEIP Javier Sensat de abandonar el sistema E-Dixgal de enseñanza no ha cogido por sorpresa a los expertos. La pedagoga María Couso (Vigo, 1986) se une a la postura de docentes y padres y tira de ejemplos prácticos para ilustrar los efectos que ha tenido el libro digital en el alumnado.

–¿Sorprende la decisión del IES de Coruxo o el CEIP Javier Sensat de abandonar el E-Dixgal?

–No creo que sorprenda a nadie y las consecuencias de las malas decisiones ya comienzan a ser visibles. Es una lástima que sigamos haciendo de los alumnos conejillos de indias cuando hay evidencia de que la comprensión se merma significativamente frente a la del papel desde 2013. Los docentes emplean mucho tiempo en el uso de dispositivos que debería ser para el currículum o la atención real. La adicción a las pantallas se hace patente por el ocio. ¿De verdad que es necesario que traigamos estos dispositivos al aula con la excusa de que ya se utiliza la tecnología lo suficiente en el hogar? Nuestro argumento debe ser profesional y no basado en razones políticamente correctas. Si la evidencia determina que la comprensión cae en picado sobre la pantalla, ¿qué hacemos empleando dispositivos?

–En 2022 decía que “quienes estudien en un centro sin tecnología serán los privilegiados”. ¿Hay diferencias ya de nivel entre alumnos?

–Hay diferencias evidentes en el acceso al aprendizaje cuando yo estudio sobre papel y tú lo haces sobre pantalla. La investigación al respecto lo deja patente y no es precisamente poca. Sabemos que leer sobre pantalla impacta negativamente en la comprensión frente al uso del papel. Leer por ocio es una cuestión diferente a leer para aprender y es aquí donde la superioridad es evidente. Cuando pretendemos aprender, no solo consolidamos el contenido sino el espacio físico que ocupa. En papel los contenidos no se mueven de lugar. Esto no sucede con la pantalla puesto que todas las palabras están en continuo cambio al desplazar el cursor. Pensémoslo como piedras. No es lo mismo, ir cogiendo una a una y almacenándola que querer coger un grupo de doce entre las manos para transferirlas ya que es posible que muchas caigan.

–¿Puede ser más rápida la retirada de este sistema que su implantación?

–No lo creo. Hay muchísimos defensores del sistema del libro de texto digital. Lamentablemente, los intereses económicos están por detrás en no pocas ocasiones y los lobbies de presión desde Europa están haciendo también de las suyas. Creo que como toda revolución, el cambio empezará desde abajo. Siempre ha sido así. Son los docentes a pie de aula los que, a través de la libertad de cátedra, van a poder ir poquito a poco cambiando los usos que se realizan con los dispositivos. Soy consciente de que el sistema no les ayuda (ni les ha ayudado) pero esta profesión es vocacional y quiero creer que esa voluntad férrea cambiará el mundo.

Los fondos NextGeneration han implantado la idea ilusoria de que el sistema educativo debe ser digitalizado en todas sus áreas; la curricular entre ellas. Y es evidente que tener recursos tecnológicos es maravilloso para el aprendizaje, pero cuando estos entorpecen la pedagogía, debemos plantearnos su introducción. De hecho, es lamentable que en educación primero se instauren prácticas y después se pregunte. ¿Por qué no comenzar preguntándonos el propósito que buscamos con una determinada introducción metodológica y si su implementación realmente responde al objetivo a cumplir? Aquí lo que hacemos es introducir y después ir viendo, como si el desarrollo del alumnado actual fuese algo con lo que pudiésemos jugar.

–La pandemia "obligó" a este tipo de soluciones y era demasiado sencillo fiarlo todo al modelo digital. ¿Supuso esto también un impacto negativo?

–Durante la pandemia todos vivimos un momento excepcional. El sistema actual no se había visto antes inmerso en una necesidad igual. El objetivo de muchos centros educativos era el de proporcionar recursos para que el alumnado pudiese “estar conectado” a su medio, a su clase e incluso a su grupo de amigos. El propósito era bueno.

Pero al igual que cuando nos caemos y nos rompemos una pierna, nos enyesan y nos dan unas muletas para quitárnoslas al estar curados, ¿no sería mejor que tras el período de confinamiento valorásemos qué introducción de la tecnología podía seguir ofreciéndonos beneficios y retirásemos aquellos que nos proporcionaban todo lo contrario? ¿De verdad alguien que se recupera de una rotura de tibia querría seguir utilizando muletas?

Las investigaciones comparativas entre el libro de texto en papel o digital son anteriores a 2020. ¿Por qué dejamos implantado el sistema de E-dixgal? ¿Por qué no mantener la accesibilidad a los dispositivos para la búsqueda de información o la creación de determinado contenido y proceder a la retirada absoluta del volcado de un libro de texto en una pantalla?.

¿Veremos una mayor huella en los alumnos por el uso de las pantallas que por los efectos de la pandemia? (A nivel cognitivo, social...)

–Por supuesto. A mí no me cabe duda. Todavía hoy en día siguen vinculándose consecuencias a la pandemia que en realidad son derivadas de los usos tecnológicos que se hicieron en aquel momento. De hecho, hay diversos estudios que relacionan ya negativamente la accesibilidad al smartphone desde 2012 y todo lo que nuestra sociedad está viviendo, sobre todo, en términos emocionales. La relevancia de la salud mental se ha puesto de manifiesto y las asociaciones entre esta y el uso de la tecnología son por todos conocidos: baja tolerancia a la frustración, baja autoestima, ansiedad, depresión, trastornos de la conducta alimentaria…

Si bien, es más patente la vinculación entre pantallas y ámbito emocional, no parece todavía serlo tanto en el aspecto cognitivo. ¿Por qué? Porque lo que sucede en el cerebro no necesariamente es visible a ojos de todos. No vemos qué está pasando y la complejidad del ser humano, hace difícil que así sea en términos simplistas.

Lo que sí está claro es que los hallazgos neurocientíficos son bastante categóricos al respecto y para quien dude en un determinado aspecto sobre el que no se ha investigado aún, la ausencia de evidencia no es sinónimo de evidencia de ausencia de consecuencias negativas. Si yo no investigo algo, no puedo asegurar que ese algo no tiene impacto porque no lo he investigado. Por tanto, conviene ser precavido en la introducción de nuevos recursos o usos tanto en sociedad como en el sistema educativo.

–Este sistema se implantó mayoritariamente en institutos, pero parece que son los colegios donde está verdaderamente el problema. ¿Se han anticipado a ello?

–Numerosos institutos y colegios han accedido al sistema de E-dixgal por razones pandémicas. Una vez cumplida la obligatoriedad de cuatro años dentro del programa, el Consejo Escolar de cada centro, puede aprobar o rechazar continuar con los libros de texto digitales. Por tanto y dado que estamos en 2024, nos encontramos que muchos centros educativos se plantean el continuar o no.

Aún así, es normal que el impacto negativo de los libros de texto digital sea mayor en los colegios por la edad del alumnado. Sabemos que la comprensión sobre la pantalla tiene puntuaciones significativamente inferiores cuánto más pequeño es el alumno y es por tanto natural, que en cursos de primaria sea más evidente el daño causado por E-dixgal en el proceso de aprendizaje.

Cuando yo ya tengo ciertos conocimientos previos, cuando cuento ya con un hábito de estudio y cuando mis estrategias de aprendizaje las he perfeccionado, un ordenador es maravilloso. Para buscar información sé qué quiero conseguir porque puedo hacerme preguntas de perfeccionamiento con la base de conocimiento previo necesario. Pero algunos metaanálisis hablan de que, una reducción de las diferencias entre pantalla y papel en comprensión dentro del proceso de aprendizaje, solo se observan en períodos universitarios y no con alumnado inexperto.

Desgraciadamente, no hace mucho se corrió la voz en petit comité de que el objetivo en Galicia para los próximos cursos académicos, era bajar el uso del E-dixgal a 4º de Educación Primaria e incluso a 3º (como ya sucede en otras comunidades autónomas o incluso en la nuestra por parte de algunos centros educativos concertados o privados). Creo que a estas alturas esto sería una temeridad en toda regla sabiendo lo que sabemos.

–Muchos padres denuncian cómo los niños han aprendido a "esquivar" el control parental de estos dispositivos y acceder a todo tipo de contenido. ¿Van más rápido de lo que imaginamos? ¿Son más listos de lo que creemos?

–La curiosidad y el interés abren las puertas del aprendizaje. Si el límite propuesto por la autoridad (sean mis padres o los docentes) me parece que coarta mi acceso a lo que realmente deseo, es normal que quieran saltárselo.

Hay límites de tiempo y límites de contenido que están siendo vilipendiados constantemente por el alumnado. La ausencia de límites desde la tierna infancia lleva a muchos niños a no tolerar la frustración y a buscar la forma de conseguir lo deseado. Si a esto le sumamos, la necesidad constante de gratificación inmediata con la que todos (absolutamente todos) vivimos en esta sociedad donde todo está a golpe de clic, ¿cómo esperar que respeten los límites?

Lo que tenemos hoy en día es el resultado de un cúmulo de circunstancias fatales que nos han llevado a creer incluso en los modelos parentales a que un laissez faire (dejar hacer) es una buena idea. Desde luego, bajo cualquier perspectiva es más fácil dejar hacer que limitar. Entregar una pantalla a nuestros hijos es la salida fácil. Pero eso no es educar.

–En sus conferencias insiste en que el papel (o métodos tradicionales) refuerzan la capacidad de memorización, atención o comprensión de los alumnos. Si hasta un adulto puede notar que le cuesta más concentrarse durante largos periodos de tiempo por el uso de las pantallas, ¿tienen margen los niños de recuperar ese terreno perdido?

–Yo soy positiva. Creo fehacientemente que la plasticidad cerebral nos permite cambiar a lo largo de toda nuestra vida y que ese cambio tiene un precursor imparable: la voluntad.

Los niveles atencionales caen socialmente en picado pero esto sigo pensando que no es una cuestión solo individual, sino social. Vivimos inmersos en un grupo social que nos lleva a normalizar que los niños desde la cuna estén expuestos a pantallas cuando todos los organismos de salud pública advierten de las consecuencias de hacerlo; nos movemos en un mundo que no tiene tiempo para parar, y mucho menos parece tenerlo para educar. Porque la rapidez y la educación, nunca han ido ni irán de la mano. ¿O acaso tú puedes pedirle a una semilla que recién plantas que mañana ya sea una flor?.

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