10 Poemas y un relato de Paola Klug – Poiesis/ποίησις

 10 Poemas y un relato de Paola Klug

El pueblo del Maíz

Fueron regados con sangre, suspiros y lluvia

y brotaron de la tierra dignos, erguidos y fuertes

como el maíz del que nacieron.

Poco a poco poblaron los valles, las montañas, los bosques

y en su paso se encontraron a sus hermanos en los maizales

y les araron la tierra, y les cuidaron hasta verlos nacer.

Las mujeres desgranaron de su corazón dorado los cantos de rebeldía,

Los hombres germinaron su valor entre los sueños del campo y  la batalla,

Y sus raíces eran fuertes y profundas

tan insondables

que no pudieron ser arrancadas ni por el fuego, ni por la cruz.

El pueblo del maíz enfrentó su destino,

fue arrasado por el hambre, por la espada, por la esclavitud

pero cada alma era una milpa

que en silencio crecía, que en la oscuridad se levantaba

para continuar con su legado ancestral.

Los hijos del maíz, los hijos de la tierra

con sus colores distintos y sus tamaños distintos

se unieron como granos de la misma mazorca

contra el enemigo que envenena, que mata, que provoca

y pelearon una nueva batalla

en defensa de su padre, de su madre, de sus hijos.

¡ Levanta el puño hijo del maíz!

¡ Levanta el puño hija de la milpa!

Que nuestra lucha es justa, cósmica, sagrada.

Defendamos al ocote, al grano, a las hojas y después

celebremos con balche

porque el sol seguirá brillando sobre nuestras cabezas,

porque el maíz,

-oro puro de la tierra -seguirá palpitando en nuestros corazones de dioses

y guiando nuestros pies morenos sobre el camino del águila, el coyote  y la serpiente.

Tres raíces

Soy yo, hija de Yànsá, de Gefjun, de Mictecacíhuatl. La de tres colores, tres lenguas, tres ríos vertidos en la sangre.

Soy yo, el viento negro que arrasa, la cortina entre el hoy y el mañana, el mecate que ata y desata.

Soy yo, el amor violento, la devoradora, la tierra fértil. La de mil formas, la de arcilla, la de piedra, la de adobe.

¡Mírame! Tengo cien ojos, tres párpados cerrados; soy vida y muerte, lágrimas y dicha, recuerdo y olvido.

Soy yo, la del corazón tormenta, el alma arada, la guardiana de los muertos.

¡Tócame! Enreda tus sueños en mis cabellos de trigo, de lluvia, de maíz.

Soy yo, la triqueta, la trinidad, el trébol. Orixá, Vanir, Mexica.

Soy yo, el escudo jaguar, la sangre en el iruke, la piedra donde se lee el futhark.

¡Soy yo! la diosa de tres cabezas, la sin fronteras, la de manos enllagadas.

Soy yo, la gloria y la inmundicia, la palabra y el silencio, la profunda vacuidad.

La bruja. La Furia. La Muerte.

Soy yo, el ébano, la leche, la tierra, la miel.

Soy yo, el poder de tres veces tres.

Nos perdimos

Nos perdimos entre libros, en nuestra propia trilogía con finales imaginarios, con cientos de capítulos inconclusos.

Cada uno por su lado, con sus propios viajes, con sus propios paisajes – ventanilla o corredor-

Tan lejos el uno del otro,

tan tristes,

tan solos,

tan nosotros.

Y las palabras siguen revoloteando en el aire

y los silencios siguen inundando nuestros estanques.

Fue mejor imaginarlo

tener fe en el pasado,

suponer que pasó – sin certezas, sin respuestas-

ignorar la desolación, la realidad que golpea con fuerza

cerrar los ojos, aferrarse  a las ruinas;

aun así nos perdimos

entre lo dicho y lo callado,

entre lo sentido y el resentimiento

entre lo que no fue y no será.

No es nostalgia

No es nostalgia, es la lluvia incesante, son mis ganas de sentir, mis ganas de llorarte.

No es nostalgia, no es tu voz, ni tu silencio, es mi manía de imaginar lo que fuimos y no somos.

No es nostalgia, es Chopin, el cigarro que se desvanece en mis labios, el olor a vainilla , una luz

prendida en la oscuridad.

No es nostalgia, es tu nueva máscara,  que la mía ha caído, que estoy desnuda,

que estoy vacía.

No es nostalgia, es mi necesidad de escribir historias,

de crear sinfonías con mi cabello,

de dibujar sobre una hoja mil veces tachoneada.

No es nostalgia,  es la rabia escondida, es el dolor que no calla,

mi ventana abierta, las hojas que caen muertas,

los plazos y los planes; los puentes y las barreras.

No es nostalgia, es mi espíritu aferrándose al Nocturno,

es la lluvia,

es el otoño,

es el atardecer que languidece,

es mi reflejo en el concreto,

abajo,

más abajo de ti,

más abajo de Dante,

más abajo de mi….

Dicen que soy Mestiza

Dicen que soy mestiza porque en mí convergen dos caminos distintos, dos historias entrelazadas de muerte y destrucción. Soy el resultado de la violación y del sometimiento.  Engendrada en el vientre de la culpa que clama venganza, que clama justicia.

Dicen que soy mestiza porque mi piel es más clara que el cacao y más oscura que la leche amarga. Porque tras el café de mis ojos se esconde el color de la hierba que muere en otoño. Pero mi mirada es antigua como el valle en el que crece.

Dicen que no pertenezco a ningún lado, que soy mitad caballo y mitad lobo. Porque mis labios hablan una lengua distinta a la que habla mi corazón.

¿Y qué saben ellos del canto de mi sangre que arde? ¿Qué saben de los recuerdos que trenzan junto a mis cabellos las manos morenas de mi abuela venado?

Mi voz es chinanteca y mi puño es Yoreme.

He vaciado a Berlín a Castilla y a la cruz de mis entrañas.

Soy el guaje, la piedra dentro del capullo de mariposa recogida en el monte, las grietas en los pies del anciano de Pascola.

Soy el comal en el que el fuego cuece al olote, soy la hoja del árbol padre en el cerro relámpago, un hilo en el bordado,  soy los dos espíritus.

-Dicen que soy mestiza los que de mí no saben nada-

El y yo

Él y yo hablamos pocas veces del futuro, en las sonrisas del amanecer no hay espacio para ha-

cer planes. Él era una parte de mi -siempre acurrucado entre mi hígado y mi corazón –  la misma

sangre, la misma carne, pero pies diferentes: Los suyos deseosos de volar, los míos amantes de la tierra.

Él y yo, hijos del sueño y la pesadilla; volador y caminante con el mismo inicio pero destino dife-

rente.  Es solo parte de la experiencia ¿sabes? no el punto de partida ni el punto final -solo es el

camino- La puerta que se cierra, la puerta que se abre; la sangre que fluye en diferentes direc-

ciones, recuerdos atrapados en el esternón y los pulmones.

¿Habrá lugar en el viento para un «te extraño»? Tantas palabras sin decir.

¿Habrá una estrella que le lleve mi canción?  Tantos abrazos sin dar.

 (Él y yo nunca dijimos adiós, tampoco te quiero / pero nos despedimos y nos quisimos)

Un surco en el pecho, una grieta en la piel,  mis brazos vacíos,  un cometa hecho con  mis

lágrimas.

Él y yo – hilos distintos de la misma madeja-  el águila y el búho-  palabra y aire. ¿Aún recordará? ¿Aún será? ¿Aún soy? Él y yo / sin la conciencia del ser – sin la certeza de la existencia.

 Mi hermano y yo, la muerte y mi hermano, yo y la noche…

Escribiré sobre Tí

Voy a escribir sobre ti lo que nadie ha escrito,

escribiré tus ojos cansados y tu mirada triste,

las arrugas de tu frente,

y tu barba que nace y después muere.

Escribiré el color de tu cabello y el sonido de tu voz,

tu sonrisa y las manchas de tu rostro.

Escribiré el nombre con el que naciste, el que te dí yo

y a los que has renunciado,

Los lunares en tu brazo y las venas de tus manos.

Escribiré tu sombra en la recámara sepia

y tu reflejo en el vidrio de la estación,

escribiré sobre tu barco y la forma en que arrojas tu sudadera,

el rictus de tu amargura,

la forma en que abrazas la soledad.

Escribiré sobre los coros y las marchas,

sobre el bosque y el hielo,

sobre lo que eres, lo que no eres

y la forma en que no fuimos.

Escribiré las canciones que no escuchamos juntos,

y cantaré las que sí.

Escribiré sobre los amoríos,

a forma de catarsis,

sobre Ucrania y la música de arrabal,

sobre la mufa de plata,

sobre mi propia burla.

Escribiré sobre ti lo que nadie ha escrito,

inventaré historias,

recrearé mentiras.

Escribiré tus pasos al caminar

y tu forma de besarme a distancia.

Escribiré cada nota que me arranque el alma,

cada llama que prendas e incendie mi pecho.

Escribiré cuando embravezcas y cuando estés en calma.

Cada que tú escribas,

cada que desaparezcas.

Escribiré porque de todo aquello que escriba sobre ti,

solo me quedarán letras…

Poemural

«Lágrimas de miel»

Que la sal de las lágrimas de tu madre, hermano
se convierta en miel;
gotitas de llanto
que refresquen tus pasos hacia la frontera.

No olvides la hierba donde naciste,
no olvides que eres maíz.
Que ni el, muro ni las rejas
separen tu identidad, ni tus recuerdos
de tu corazón viajero.

Mira hacia atrás, hermano
aférrate a tu raíz;
al dulce canto que los montes y los ríos
susurran en tus oídos
a tu paso.

Que el calor del recuerdo de tu abuela,
mitigue el frío de tus noches nuevas.
Guarda con alegría
la marimba en tu alma,
hermano quetzal, torogoz,
guacamaya y guardabarranco.

Extiende tu arco, hermano arcoíris
Flechas de dignidad contra las balas,
Que las cuatro ramas del fuerte huizache,
Siempre habrán de retoñar.

Poemural creado por la delegación Hidalguense del Movimiento Internacional de Muralistas Italo Grassi, el Fósil y muralistas celayenses en Celaya, Guanajuato. El texto (de mi autoría) está inspirado en su trabajo e integrado en el mural. ¡Fue hermoso hacer esto!

Procesión

¿Ha visto a mi hijo? Ya le busqué en los caminos, en el monte, en el río; ya busqué entre mis entrañas,

entre mis recuerdos, en el eco de las sonrisas que de niño soltaba al jugar y aún no lo

encuentro.

¿Han visto a mi hija? Salió en la mañana hace dos días pero no ha vuelto. Ya la busqué en el

puerto, en el malecón y en la plaza; he buscado en mis pupilas, en mis lágrimas y en las grietas

de mis manos.

¿Han visto a mi nieta? La levantaron ayer; solo dejaron sus huellas, sus gritos y un charco de sangre

que reconoce mi sangre. La he buscado en el maizal y en los platanares; entre la tumba de sus padres y

de sus hermanos.

¿Han visto a mi hermano? Se lo llevaron hace dos años, le he buscado en el viento, en la montaña

y en el bosque de pinos y cedros. Ya revolví diez fosas, encontré otros hermanos, hijos, hijas,

nietas y nietos.

He hallado padres, he hallado madres y pequeños pares de zapatos.

He hallado dientes, he hallado huesos y campos sembrados con dolor y pena; he hallado fragmentos

de pesadillas y de sueños; encontré futuros sin nombre y sin rostro cubiertos con tierra y

lágrimas y plegarias secas.

¿Donde está papá? ¿Donde está mamá? /¿En que fosa? ¿En que zanja? ¿En que río?

¿Donde está mi hijo? ¿Donde está mi hija? / ¿Tiene aliento? ¿Tiene hambre? ¿Tiene frío?

¿Los cubre de la lluvia el manto de niebla?

¿Los cubre del sol la sombra de una ceiba?

Seguimos buscando en un camino de sal, en el campo santo por la vida de tantos.

Procesión de estaciones, de eclipses, tormentas y huracanes. Seguimos guiándonos por las voces

del fuego y el polvo; los recuerdos se niegan a convertirse en ceniza…

¿Donde están? Nos hacen falta

Trenzaré mi tristeza

Decía mi abuela que cuando una mujer se

sintiera triste lo mejor que podía hacer era

trenzarse el cabello; de esta manera el

dolor quedaría atrapado entre los

cabellos y no podría llegar

hasta el resto del cuerpo; había

que tener cuidado de que la

tristeza no se metiera en los ojos

pues los haría llover, tampoco era

bueno dejarla entrar en nuestros

labios pues los obligaría a decir

cosas que no eran ciertas, que no se

meta entre tus manos

– me decía-

porque puedes tostar de más el café o

dejar cruda la masa; y es que a la tristeza le gusta el sabor amargo.

Cuando te sientas triste niña, trénzate

el cabello; atrapa el dolor en la

madeja y déjalo escapar cuando el

viento del norte pegue con fuerza.

Nuestro cabello es una red capaz de

atraparlo todo, es fuerte como las raíces

del ahuehuete y suave como la espuma

. del atole.

Que no te agarre desprevenida la melancolía

mi niña, aun si tienes el corazón roto o los huesos

. fríos por alguna ausencia.

No la dejes meterse en ti con tu cabello suelto, porque

fluirá en cascada por los canales que la luna ha trazado entre tu cuerpo.

Trenza tu tristeza, decía, siempre trenza tu tristeza…

Y mañana que despiertes con el canto del gorrión la encontrarás pálida y desvanecida entre el telar de tu cabello.

  Fotografía de muñeca creada por la autora, de su colección “Nahualitas” https://nahualitas.wordpress.com/ Instagram: @nahualitas

Mujeres Medicina

Probablemente las más conocidas sean María Sabina y la abuela Margarita, pero nuestra historia ha estado repleta de mujeres sabias que basan sus conocimientos en los secretos de la Madre Tierra y hoy lo comprobé sin quererlo – quizá tenga ojo para ver lo que nadie ve o esté dotada de mucha imaginación para inventar las cosas pero sucedió mas o menos asì:

Fui a la tienda de la esquina en busca de algo que aliviara la sed y encontré a media docena de mujeres en ella, todas hablando con la encargada de la tiendita, que se encontraba sentada en un banco alto con el ceño fruncido y los ojos llorosos. Tomé lo que había acudido a comprar y me acerqué al aparador para pagar justo cuando me atraparon en la conversación:

-¿ Tu que le recomendarías? -se acaba de torcer el pie y le duele mucho.

Inmediatamente recordé lo que me había recomendado a mi la Señora Carlota cuando me sucedió lo mismo.

-Bueno, primero debe irse a su casa a descansar.

-¿Ves? te lo dije- señaló una ancianita- y no te pongas hielo porque se te va a hinchar más.

-Tienes que tomar jugo de naranja con apio y endulzarlo con miel – dije yo-

-Y ponerte fomentos de mariguana con alcohol, más en las noches – dijo una mujer de mi edad-

-A mi nieto le di caldo de res para que soldara el hueso – dijo una señora-

-Pero no se lo rompió – dijo la más joven-

-¿Y que? si lo tiene soldado no se le va a romper, tiene que prevenir porque ya lo tiene sensible – respondió la anciana-

– No tomes pastillas Ady, porque te van a dañar los riñones, toma muchos tés – dije yo-

-El de boldo es bueno, pero está muy amargo- dijo la señora-

-Úntate tepezcohuite, pero no pomada. Consigue un poco de corteza en el mercado, la hierves y le pones un poco de avena, eso te va a quitar la hinchazón – dijo la anciana-

-Pero el tepezcohuite es para quemaduras ¿no? – pregunté yo-

-¡No niña! sirve para la hinchazón también y hasta para las infecciones de mujeres. – me replicó la anciana-

De repente esa visita en la tienda se convirtió en una reunión de mujeres medicina y me alegró mucho. Ninguna de las allí reunidas «recetamos» medicamentos, ni visitas al doctor; todo se trataba de remedios naturales.

Mientras las escuchaba pensé ¡que bueno que nadie ha podido arrebatarnos esto! seguimos siendo las mismas que hace mil años, seguimos acudiendo a las flores, las semillas y las cortezas. No ha habido dios, ni hombre, ni religión  capaz de desarraigarnos por completo de nuestra esencia.  A final de cuentas, todas seguimos siendo mujeres medicina.

Cuando termino el catálogo de remedios, pagué mi cuenta y me retiré deseando que Ady se recuperara pronto. Las demás hicieron lo mismo, excepto la  anciana  – seguro tenia algún remedio secreto que contar y no quería que las demás lo escucháramos-

Decía Doña Carlota: La sabiduría se aprende, no se compra ni se regala…

Este relato fue publicado en la sección del blog de la autora : Ideas, retazos, fragmentos el abril 15, 2013.

Fotografía: Diego Huerta Photographer

Claudia Paola Martínez Klug (Tecolutla, Veracruz, diciembre de 1980). Poeta, escritora, promotora cultural y artesanal; experta en temáticas espirituales y relativas a la cultura prehispánica y del México antiguo. Fundadora del proyecto Brujas Morenas.

Paola tiene ascendencia chinanteca, alemana, afromexicana y guatemalteca.

Fué una lectora voraz desde que era niña. En la adolescencia leía poesía de Percy Bysshe Shelley y John Keats; de la misma forma, Mary Shelley se hizo una de sus escritoras favoritas. El libro que más ha marcado su vida es Cumbres Borrascosas de Emily Brontë.

Klug comenzó a escribir desde muy joven, pero no fue hasta el 2010 cuando empezó a hacerlo de forma profesional; todos sus cuentos están inspirados en los diferentes matices del México mestizo y del México prehispánico. La tradición oral, la mitología, la magia y el chamanismo son ejes primordiales en sus letras. Es una escritora autodidacta, pero la calidad de sus historias la han llevado a ser leída en casi todo el mundo.

 Sus cuentos entran en la categoría literaria de Realismo mágico. Sus principales influencias literarias son Juan Rulfo, Laura Esquivel, Rudolfo Anaya y Julio Cortázar.

Actualmente cuenta con 9 libros, 8 de cuentos y 1 novela, y 1 compilación editada y creada por el Instituto de Arte y Cultura de Celaya junto al municipio de Celaya. 

Ha sido publicada en más de 30 antologías, revistas y diarios impresos y virtuales en México, Estados Unidos y la Unión Europea.

Algunas de sus obras han sido traducidas al inglés, italiano, portugués, árabe, francés, alemán y polaco; de la misma forma, sus cuentos han llegado a todos los continentes y a más de 160 países.


Nota : Todo el contenido poético así como la bio y fotografías compartidas ha sido cedido por la autora Paola Klug para su publicación en esta página.  Poiesis https://poetryalquimia.org/

¡Gracias a Paola Klug  por su generosidad, atención y confianza!


Enlaces de interés :

https://paolak.wordpress.com

https://www.facebook.com/PincheCanela

https://paolak.files.wordpress.com/2014/08/trenzaremitristeza.pdf

https://nahualitas.wordpress.com/

http://anaquelliterario.blogspot.com/2018/05/microfono-abierto-paola-klug.html


Conferencia Completa dentro del marco de la presentación del libro “Relatos de las Brujas Morenas” en la CDMX. Centro CREA. 2 de Febrero del 2019


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