Las 10 power ballads de los setenta que debes escuchar
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Crónicas

Las 10 power ballads de los setenta que debes escuchar



En esta lista te presento diez power ballads de los años setenta que debes escuchar y deben estar en tu lista de reproducción


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El Rock es un género musical enérgico; sin embargo, según un estudio publicado por Loudwire, estas canciones de Rock ayudan a dormir

El concepto de balada se aplica en la música desde hace cientos de años, pero en el rock, un género que históricamente nació para hacer bailar y posteriormente se autoacondicionó para reflejar a una juventud revolucionaria, recién se arrima desde los años 1960. Aunque habían artistas que tenían a su haber una que otra balada, estas generalmente le quitaban protagonismo a la guitarra eléctrica, introducían una sección de cuerdas y, en algunos casos puntuales, los instrumentos de viento metal eran acondicionados a las tonalidades del rock para dar dramatismo. Por ese motivo, el concepto de power ballad como hoy lo conocemos; es decir, una verdadera balada poderosa de rock, se adapta intrínsecamente en los años setenta. Es por esa razón que retrocederé a esa década para mencionar diez power ballads que ayudaron a concebir el desarrollo de este tipo de canciones y que debes escuchar, las cuales están enfocadas únicamente en bandas de hard rock o heavy metal, así que si esperabas ver a «Wish You Were Here» de Pink Floyd o «Somebody to Love» de Queen, sigue esperando.

1. Led Zeppelin – «Stairway to Heaven» (1971)

Escrita por Jimmy Page y Robert Plant, «Stairway to Heaven» figuró como la cuarta pista de Led Zeppelin IV de 1971. Con una duración cercana a los ocho minutos, esta puede dividirse en cuatro secciones. La primera, apegada al folk rock, posee unos arpegios de guitarra acústica (¿eres tú «Taurus»?), una voz sutil y arreglos de flauta dulce. Una vez que la guitarra acústica pasa a eléctrica y Plant va asumiendo paulatinamente su habitual tono, acelera gradualmente su ritmo y tempo hasta explayarse con un precioso solo de guitarra, para mí una sección por sí misma. Ya en el último tramo, el hard rock hace lo suyo con Plant y su registro alto, para terminar cálidamente solo con su voz. Siendo una de las tantas canciones escritas en la casa Bron-Yr-Aur, «Stairway to Heaven» terminó siendo la primera power ballad del hard rock y estableció los parámetros de una balada poderosa, gracias a su ritmo y su letra llena de misticismo y metáfora. Lo curioso es que, a pesar de ser una de las canciones más grandes de la historia del rock, nunca se publicó como sencillo.

2. Deep Purple – «When a Blind Man Cries» (1972)

El MK II escribió «When a Blind Man Cries» durante las sesiones de Machine Head, pero al final no apareció en el álbum. Se optó por incluirla como el lado B del sencillo «Never Before», así que prácticamente era desconocida para quienes no compraron el sencillo. Es una balada de blues rock sostenida principalmente por los teclados de Jon Lord, que le otorga una particular cualidad religiosa. La voz de Ian Gillan, la sección rítmica y el tenue solo de guitarra de Richie Blackmore, hacen que tenga una excelente y amena calidad, a pesar de la falta de remate. Uno pensaría que su letra sobre un ciego llorando sería triste, pero luego de oír lo que una vez Gillan dijo sobre la canción «(…) los que están en desventaja tienden a quejarse menos que los que están sanos», le da una reflexión diferente.

3. Uriah Heep – «Circle of the Hands» (1972)

Misticismo fue un término recurrente a principios de los setenta y que mejor definición para «Circle of Hands», la quinta pista de Demons and Wizards. Escrita por Ken Hensley, es una canción que fluctúa entre hard rock, blues rock, rock progresivo e incluso góspel, cuya letra mantuvo el estilo particular de la banda, entre lo fantástico, lo poético y lo metafórico. Una pista que va de menos a más en ritmo y que líricamente termina con una frase sencilla pero cierta: «Y hoy solo es el mañana de ayer», la definición correcta de trascendencia y reflexión que nos ofrece esta balada.

4. Nazareth – «Love Hurts» (1974)

«Love Hurts» es en realidad un cover de The Everly Brothers de 1961. Escrita por Boudleaux Bryant, la banda escocesa Nazareth la versionó en una power ballad para su álbum Hair of the Dog de 1975; sin embargo, salió un año antes a la venta como sencillo. Aunque no tiene un giro de tuercas considerable, el grupo la transformó de una balaba pop (con aura de country) a una de hard rock, con delay y una calmada pesadez de fondo. De las incluidas en esta lista, es la primera que trata sobre el amor y, a pesar de que carece de un quiebre roquero, el solo de guitarra en cierta forma añade esa dosis necesaria.

5. Rainbow – «The Temple of the King» (1975)

Como una manera de seguir la ruta de «When a Blind Man Cries», Blackmore, junto con el vocalista Ronnie James Dio, escribieron «The Temple of the King» para el álbum debut de Rainbow. Como una historia fantástica de castillos medievales relatada por un juglar, la letra es poética y la música tiene un leve aire folk europeo. La sutileza no solo recae en la voz, sino que mayormente en la guitarra, ya sea en los arreglos en el estribillo como en el solo.

6. UFO – «Belladonna» (1976)

Escrita por Michael Schenker y Phil Mogg, «Belladonna» apareció como la cuarta pista el álbum No Heavy Petting de 1976. Parte con una introducción de guitarra acústica, mientras que en los versos -a diferencia de muchas power ballads– el bajo hace presencia de inmediato, acompañando a la guitarra y a la voz. El teclado, por su parte, le da un toque delicado y catedrático. En su parte final, esta historia sencilla de desamor es adornada bellamente por la guitarra eléctrica.

7. Styx – «Crystal Ball» (1976)

«Crystal Ball» es la pista que le dio el nombre al sexto disco de la banda estadounidense Styx y fue la primera escrita por el recién integrado Tommy Shaw. Como toda balada de rock parte cálidamente con arpegios de guitarra y su letra sobre un hombre perdido deambulando por un destino que quisiera saber, está encasillada únicamente en el rock, aunque en su evolución hay rasgos progresivos. El primer solo interpretado en teclados y el segundo en guitarra, más el estribillo con bellos arreglos corales, son sus puntos fuertes.

8. Kansas – «Dust in the Wind» (1977)

En términos generales, esta es quizás una obviedad, pero hablar de baladas poderosas de los setenta y dejar afuera a «Dust in the Wind» no me parecía. Escrita por Kerry Livgren para el álbum Point of Know Return de 1977, se apega al tradicionalismo de la power ballad pero desde la visión del soft rock. A pesar de que carece del golpe roquero en cuanto a power chords de guitarras eléctricas distorsionadas, pues Kansas es mayormente una banda de rock progresivo, la melodía y el solo de violín son tan fuertes que trascienden más allá de la tierra del rock, haciéndola necesaria para los oídos de los amantes de la música popular en general.

9. Judas Priest – «Beyond the Realms of Death» (1978)

El gran y único legado compositivo del baterista Les Binks es haber creado el riff de «Beyond the Realms of Death», la penúltima canción de Stained Class de 1978. Parte con una seriedad rítmica calmada, mientras que la voz de Rob Halford interpreta, de menos a más en intensidad, el estado catatónico de una letra sobre la depresión y el suicidio. La guinda de la torta es el melódico pero técnico solo de guitarra por parte de Glenn Tipton, pero también sumo el caótico solo de K.K. Downing; esa dicotomía entre lo blusero y el garage rock de ambos músicos siempre destaca. Si «Stairway to Heaven» lo es para el hard rock, «Beyond the Realms of Death» lo es para el heavy metal.

10. Scorpions – «Always Somewhere» (1979)

Cierro este breve recuento con «Always Somewhere», la primera power ballad de Scorpions que trató sobre el amor hacia una mujer en particular. Escrita por Rudolf Schenker y Klaus Meine, figuró como la tercera pista de Lovedrive de 1979. Inicia con una ya progresión arpegiada típica de Schenker (por cierto, se parece mucho a la de «Simple Man» de Lynyrd Skynyrd) y sigue el patrón compositivo de lo que una balada de rock es: versos cálidos y limpios, y estribillos fuertes y desentonados. De hecho, este esquema sería replicado innumerables veces en las power ballads de los ochenta por varias bandas. Aunque la sección rítmica es sencilla, da el énfasis necesario, mientras que el solo viaja fluidamente por la lenta melodía.

Colaborador de El Cuartel del Metal desde Chile. Responsable de reseñas de discos.

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