“Me enaltecería polemizar a fondo con David Novoa si hubiera tiempo”, por Percy Vílchez Salvatierra - Buena Pepa
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“Me enaltecería polemizar a fondo con David Novoa si hubiera tiempo”, por Percy Vílchez Salvatierra

Me enaltecería polemizar a fondo con David Novoa si hubiera tiempo y si hubiera un marco de ética mínimo en el que no se tejan tergiversaciones ni se sumen los comentarios de cualquiera.

En este momento, no lo hay y por eso iba a responder luego de los días festivos1, pero como él ha expresado que deja las cosas “así nomás” veo que no hay ningún apuro, por lo que responderé, de todas maneras, en cualquier momento.

Sin embargo, considero saludable que el Loco haya expuesto sus facultades críticas aunque hubiera sido mejor que enumerase a tanta gente sobre cuyas obras  hemos conversado como amigos y no a gente que no tiene nada que ver y con los que no he sido complaciente jamás.

Ahora veo que, como siempre sucede en las redes, comenta gente de bien y uno que otro malviviente insolente, a estos últimos sugiero que refuten las ideas y argumentos expuestos y que, en último caso (cuando vean que no pueden hacer nada en ese sentido) se resignen a ser, simplemente, lo que son (es decir, nada) frente a uno con el que no pueden ni podrán nunca. Para los demás, mi franqueza y mis mejores deseos.

Considero saludable que el Loco haya expuesto sus facultades críticas aunque hubiera sido mejor que enumerase a tanta gente sobre cuyas obras  hemos conversado como amigos y no a gente que no tiene nada que ver y con los que no he sido complaciente jamás.

Ahora, no puedo ni me gusta exponer infidencias, pero que novedad y que útil sería que expusiéramos realmente lo que pensamos sobre tantas obras y autores en público en algún momento.

En este sentido, rescato la  honestidad de Novoa respecto del halago que ofrece a mis facultades poéticas y aunque dejé de escribir poesía en el verano inolvidable de 2016 me enaltece que un fino lírico como él reconozca lo que recuas de insensatos se niegan o se resisten a ver y dado que Novoa es superior a varios de ellos (es decir a varios de sus colegas cercanos y adeptos que inciden en la bajeza de negar la realidad) que afirme lo que ha dicho sobre Metafísica es valioso aunque solo centre su enfoque en lo épico y desmesurado o en lo que denomina “la expresión del Absoluto” y olvide que en ese libro hay, también, breves poemas perfectos, pues siempre he apreciado la belleza y la grandeza independientemente de la forma o la extensión de su continente (“Hace pocos años Percy Vílchez publicó un poemario titulado Metafísica del precipicio, donde dio rienda suelta a su innegable talento para recargar imágenes enjoyadas en un maremágnum de visiones históricas y mitológicas donde —según él— la poesía asume su mayor y más grandiosa expresión del Absoluto. Creo que una propuesta de esta naturaleza posee un valor literario real. Inclusive respira anhelos de grandeza, aspira a la trascendencia.”).

Aunque luego haya pretendido reducir el impacto estético del volumen en cuestión atribuyendo unas ansias de figuración que no existen en mí de ninguna forma, pues tengo columnas y programas desde hace años, publico hasta mis caprichos si quiero y aunque cerré mi programa propio en noviembre del año pasado, puedo abrir programas tronando los dedos.

Pese a ello, me detengo en el hecho de que ha escrito apenas seis líneas luego de más de una década en la que siempre ha reconocido en privado el valor de aquel libro aunque supongo que no frente a sus detractores (tampoco tiene obligación ni es Parsifal).

David Novoa con pantalón guida y un polo de rayas declama desde un atrio a un grupo de estudiantes y profesores.
David Novoa en un recital poético.

Eso es lo que Trujillo ha hecho por ese libro y por eso no tienen nada que ver, pero esa es otra historia en la que se libran muy pocos.

También es positivo que Novoa coincida con mi análisis sobre el presente literario del país aunque disintamos en el móvil de dicho señalamiento que no se debe a ninguna intención publicitaria o figurativa como he visto que proclaman los ignaros y canallas, sino por la necesidad de decir lo que se ve o lo que se cree es verdad aunque sea de vez en cuando.

Tampoco necesito decir tal o cual cosa para imponer lo que fuere sino que debe dejarse que cada libro imponga lo que corresponda, the rest is dross.

Podría haber escrito un libro sobre estos temas, pero tuve que detenerme cuando llegué a la página 7 pues era necesario atender otras materias.

Además, me dedico a asuntos más importantes y como le confié al propio Novoa, en estos días (siempre dentro de mi dinámica franquísima de hablar con todos sin excepción) como amigos o examigos o como dos personas que se apreciaron mutuamente en su momento, le escribí esta nota debido a que no quiero escribir más sobre Literatura dado que hasta la crítica literaria estricta me aburre y por eso en mis reflexiones expuse literalmente que serían una suerte de reseña y de suma de anécdotas, no una propuesta estrictamente teórica, y dado que sobre su libro no se había escrito nada inteligente en treinta años quise tener un gesto final, pero leí el libro y constaté los marcos de su edición y el estado situacional de la poesía en el país y, particularmente, en Trujillo (el departamento entero – L. L. – y no solo la ciudad) y me vi en la necesidad de exponer todo lo que consta en las reflexiones en cuestión.

Entonces, ya será hasta otro día.

Todo lo demás sobre cada “alguien” abunda en Google si el tal “alguien” es realmente lo que dice o sobre lo que otros afirman respecto de dicho “alguien”.

En todo caso, saludo que haya respondido cara a cara y con respeto, aun cuando ha hecho varias tergiversaciones. Por ello, no veo porqué los adeptos de Novoa inciden en insolencias que ni él en tanto su ídolo se puede permitir.

La ignorancia se resuelve investigando. La bajeza en cambio es consustancial a quienes padecen de ella. En fin…

Percy Vílchez Salvatierra.

Por ejemplo, antes de escribir cualquier insolencia lean lo que sigue y comparen con cualquier cosa que hayan escrito sobre Novoa o cualquier otro paisano que admiren y punto.

“Cuando conocí a Percy estaba dedicado (él) a la poesía, que luego abandonó para ser abogado, analista y entrevistador periodístico…(pero) ¿cómo era la poesía, de este trujillano, nacido en 1982? De una intensidad imprevista e inusitada. Llena de visiones, percepciones y vaticinios que orillaban las expresiones filosóficas. Terco en sus convicciones y experimentador verbal, reiterativo, en su rebeldía. Conciliaba religión, historia y antropología y mitología. Producto de todo ello su poesía era densa y desmesurada. Nada sensiblera, nada afectada y nada melancólica. Por lo tanto, irreverente y a veces arrogante. Poesía ambiciosa y llena de vértigos. Su lenguaje rondaba muchas veces la crueldad y la destrucción por anhelos de justicia. ¿Se podría decir que era barroca? No lo creo, a pesar que era un espejismo de esa tendencia, pero su hondura y forma era diferente.

Cuando declaraba también era descarnado…

Percy Vílchez Salvatierra nos entrega (así) un libro no sólo de dimensiones extensas en cuanto a folios, también en cuanto a hechos que él cree conveniente leer y discutirlos. Y además lo presenta en un momento muy difícil y complejo de la humanidad. Donde la brutalidad parece ser el lema de nuestro tiempo…

En todo este marco de horror y desamparo, Percy Vílchez Salvatierra nos presenta este libro con la mayor de las valentías para una abierta y amplia discusión en un momento que, como decía Fidel Castro, una importante especie biológica está en riesgo de desaparecer por la rápida y progresiva liquidación de sus condiciones naturales de vida: el hombre.”

Juan Cristóbal (Premio Nacional de Poesía de 1971, Premio Copé de Poesía de 1997) sobre la Poesía de Percy Vilchez Salvatierra, autor de Metafísica y Doscientas Imágenes Críticas del Perú ante el Bicentenario.


“Su estilo se desborda a lo largo de sus 240 páginas incluyendo líneas desmesuradas y prosas apocalípticas, que revelan toda suerte de pensamientos sociales, artísticos y religiosos, cuya ambivalencia entre creer o no creer, hacen de su propuesta una verdadera zona de combate poético.

El poeta de Metafísica es un observador imperturbable de la realidad, que a veces se torna barroca, por lo intrincado de su visión órfica, dándonos a conocer escenarios donde pululan borrachos, prostitutas, dirigentes políticos, sicarios, fanáticos, torturadores, poetas suicidas, y toda clase de alimañas humanas, procedentes del vicio. Si bien es cierto, que la poesía de Vílchez se nutre de la infausta realidad, también lo hace del estilo fangoso de la poética norteamericana contemporánea, llámese Ginsbers, Keorouac, Chandler, Bukowski, etc., donde encuentra sus más claros resplandores que iluminan sus versos intensos de emociones desmañadas, y prosaísmos perturbadores, atosigantes.

Por otra parte, el autor de Metafísica se dirige al mundo desde su inefable Huanchaco, donde ha construido su bunker poético, para ver los atardeceres plagados de gaviotas, que le recuerdan a la antigua cultura Muchic, lo que le permite despejar su mente de la vorágine del tiempo, para volver a la tortuosa escritura, con mayores bríos, y enjuiciar otra vez la extraordinaria verdad de Dios, el amor y la poesía…

Así el libro se convierte en un campus de reflexiones metafísicas, destacando el amor, la poesía y el movimiento social. Sin olvidar las ambiciones políticas del ser gregario, que pugna por hallar un sitio cómodo, donde pueda concretar sus ambiciones oscuras, egoístas, deleznables.

En el poema Breve estudio sobre el amor, Percy nos dice: ‘El amor es atreverse a pasar al otro lado del espejo’. Cuánta verdad expone en este texto, que a su vez parece un farallón de aforismos, arrancado a sus propias vivencias, transidas de sensibilidad por el corazón de la vida y el universo flotante. Para el poeta, vivir carece de sentido, si no rompes la barrera del egoísmo y la pones en el lugar del otro, para interpretarlo en toda su dimensión que tiene tantos matices como el trabajo, el hambre, el enamoramiento, la música, los días festivos. Su visión del universo va más lejos de lo meramente objetivo. Traza en cada verso de este poema, las líneas maestras de una profunda filosofía del amor. El amor es el boceto de un autorretrato realizado por las manos compulsivas de un anciano pintor enceguecido. Aquí podemos recordar a Leonardo da Vinci, dibujando su propio retrato en el otoño de su vida. Donde las huellas del tiempo han marcado su rostro, dejándole un aire de sabiduría perdurable. Cómo no pensar en todas las connotaciones que expresa el poema: desde el silencio más profundo, a la misantropía excelsa, para llegar a los orígenes de la creación, procedente de las estrellas.

El otro tópico relevante del libro, se refiere a la poesía. Dice en su Tríptico del vacío: ‘La poesía es un misterio, una gracia y un don’. Para el poeta, escribir versos, hacer poesía, es llegar al sumun de la belleza.

El libro se convierte en un campus de reflexiones metafísicas, destacando el amor, la poesía y el movimiento social. Sin olvidar las ambiciones políticas del ser gregario, que pugna por hallar un sitio cómodo, donde pueda concretar sus ambiciones oscuras, egoístas, deleznables.

Aun cuando se tenga que partir en dos el alma, para descubrir, cual artista del Renacimiento los órganos preclaros del cuerpo y el alma. El poeta se asombra ante la majestad de la naturaleza, pero también ante los sucesos que conforman su desarrollo: desde la floración de la sencilla hierba, hasta los bosques de altos árboles con su fauna imprescindible.

Pero la poesía también se halla en la actitud del poeta que escala los más intensos deleites de la vida, como los más terribles sucesos de su propia conciencia, convirtiéndolo en sorprendente suicida. Sin embargo, no sucumbe jamás ante la adversidad, y muere como los árboles de pie, en absoluta contemplación del universo.

Leer: “Respuesta sin cielo”: una defensa a fuego lento del poeta David Novoa

Finalmente, otro de los temas fuertes del libro Metafísica, se centra en el espectáculo social de la ciudad capital. En el Nocturno de la avenida Tacna, dice: Lima es un antro de kilómetros perdidos y de sombras. La verdad de esta aseveración no se deja esperar, cuando el poeta pega su mirada ardiente en las calles álgidas del centro histórico.

Parece haber recorrido cientos de veces, tales veredas, para sentirse abrumado por la desolación de sus habitantes, y la pátina brumosa de sus edificios históricos, y sus antros a flor de piel, que llegan precisamente hasta la puerta de un hospital. Cómo se ve que la noche, a veces negra, a veces estrellada, colabora con truhanes, cafichos, vagos de toda especie. Hasta seguirle los pasos a un loco famoso cargado de latas, fungiendo de astronauta rebelde.

Metafísica, es un libro clásico, que todos deberíamos leer para tener una visión especial de la vida, y acercarnos a una interpretación fundamental de los ángeles y demonios del ser humano.”

Ladislao Plasencki sobre Metafísica de Percy Vilchez Salvatierra.

Percy Vilchez posa con Ladislao Plasencki en un flamante mural en la Universidad Nacional de Trujillo (UNT).
Percy Vilchez posa con Ladislao Plasencki en un flamante mural en la Universidad Nacional de Trujillo (UNT).

“Metafísica me parece un amplio poemario de larga, lenta y muy variada composición. He encontrado en él diversos estilos, poemas sentenciosos, incluso conversacionales o propios del discurso poético o filosófico. Así también diferentes muestras de textos lapidarios y algunos otros de largo o de breve aliento.

Por eso creo que su escritura ha implicado una elaboración compleja, no en el sentido de complicada, sino que –además de valiosa y fértil– también diversa y múltiple.

Creo que todo esto se puede ver muy bien en los poemas El falso barquero, Ruinas, Patti Smith o Viendo a mi hija en un jardín una semana antes de su primer cumpleaños; ahí y en otros muchísimos poemas de esas distintas líneas poéticas que estructuran este poemario se puede ver el logro de esa diversidad estética que hacen del conjunto una especie de mosaico poético, reflejo de un trabajo lírico tan eficaz como fecundo.>>

Antonio Cillóniz de la Guerra sobre Metafísica de Percy Vilchez Salvatierra.


“He leído este libro y fue toda una experiencia. Experiencia visionaria y experiencia lingüística.

Escrito con un verbo poderoso, intransigente, desmesurado. Es un libro muy ambicioso, donde el poeta ha logrado sostener metáforas de fuego y lava,  con un ritmo que a ratos parece un huracán y a ratos un océano.

Se dice que la verdadera poesía vive en los extramuros o las catacumbas de la cultura. Yo intento siempre que viva en un lugar privilegiado en mi mente, o en el más sagrado abismo de mi corazón.  Por eso tengo a Metafísica, por verdadera poesía. 

Un libro que, en general, no sólo está por delante de todo lo que he leído de poesía trujillana, sino que además la hace insignificante.

Como le dije al autor alguna vez, la intensidad de la metáfora, de la música y del ritmo están siempre por arriba, en un lugar donde sólo los valientes y los predestinados llegan.

Es de esos libros que son truenos, fogonazos o hachazos que parten nuestra coraza y nos devuelven a nuestra verdadera condición: enérgica, exaltada y sobre todo Divina.

Si creen que exagero sólo léanlo y verán que mis palabras son sólo débiles y rezagadas sombras que intentan describir o atravesar el sol.

PDTA.

El libro no es para cualquier lector.”

Julio Bailón sobre Metafísica.


1. Este texto fue escrito por Percy Vílchez el sábado 12 de mayo del 2024, a pocas horas del Día de la Madre.