Considerada la persona más trabajadora de la familia real británica, la princesa Ana realiza una media de entre 12 y 14 actos oficiales a la semana, recorre cientos de kilómetros por tierra, mar y aire y estrecha manos, muchas manos, de las personas que conoce. que se encuentra en cada uno de estos compromisos institucionales.
Entre el 15 y el 19 de abril, por ejemplo, la hermana de Carlos III dio más de 677 apretones de manos al correspondiente número de personas, entre representantes públicos, curiosos, empresarios y miembros de organizaciones benéficas. Así lo ha calculado uno de los corresponsales reales del periódico. Telégrafo luego de pasar esa semana acompañándola en sus eventos por todo el Reino Unido.
“Es como una dinamo”, le dice una de esas personas al periodista. “Ella debería ser reina”, le dice otro.
El reportaje incluye un par de los trucos que la princesa Ana pone en práctica durante estos encuentros para que todo salga bien.
Como muchas de las personas que conoce en sus eventos se ponen nerviosas al saludarla, ella les ayuda a calmarse haciéndoles preguntas sencillas y muy específicas. Por tanto, todo lo que tienen que hacer es responder con un hecho fácil de recordar. “¿Dónde vive?” “¿Cuánto tiempo has vivido aquí?” ella contesta. Telégrafo que suele preguntar.
Otro truco que lleva a cabo la princesa Ana en sus actos públicos, y que según el informe también suele poner en práctica el rey Carlos III, consiste en volver a hacer un último comentario cuando estaba a punto de abandonar el acto. Así, deja a sus interlocutores con la impresión de que le gustaría seguir hablando con ellos.
La princesa Ana también cuenta con la ayuda de un subsecretario privado que se encarga de recordarle algunos detalles de quienes conoce, aunque según otro de sus colaboradores, el 95% de las veces es ella misma quien, a la hora de preparar cada uno de estos actos. , toma notas sobre dónde y cuándo conoció previamente a esa persona, si ya la conocía, o sobre con cuál de las organizaciones que preside está relacionado ese interlocutor.
“Es una persona con mucho encanto y tengo la sensación de que si la volviera a encontrar se acordaría de mí”, dice una de esas personas en el reportaje.
Sin duda, la princesa Ana es una profesional.
