¿Quién es el cuestionado y silencioso Carlos Ramón González?: perfil del 'dueño' de la Alianza Verde

Antiguo escolta de Jaime Bateman Cayón, líder histórico del M-19, su amistad con el presidente Gustavo Petro data de esos tiempos de la guerrilla. Pero además es la cara más visible, y probablemente la más poderosa, dentro del ala colaboracionista de los verdes. Tanto así que fue director del poderoso Departamento Administrativo de la Presidencia (de donde salió, sin muchas explicaciones, para darle paso a Laura Sarabia) y está hoy a la cabeza de la Dirección Nacional de Inteligencia (DNI). 

Allá lo mandó el Presidente hace algunos meses, cuando empezaron a sonar también algunos ruidos sobre su gestión en el Dapre. Sandra Ortiz, la exconsejera de las Regiones que se cayó del gobierno por cuenta del escándalo -Sneider Pinilla dice que le dio 3 mil millones de pesos, supuestamente para otra cabeza de los verdes, el presidente del Senado Iván Name, era una de las cuotas de su sector en el entorno más directo del presidente Gustavo Petro. 

A quienes hoy lo conocen, les cuesta trabajo imaginar que este hombre tímido, nacido en Puente Nacional, Santander, el 11 de noviembre de 1958, haya sido guerrillero. Con una e las fortunas personales más grandes entre todos los funcionarios del Gobierno, discretamente está al frente de la poderosa DNI, que le reportar directamente al Jefe de Estado. 

¿Cómo es posible, dicen los opositores, que con tanta experiencia y en semejantes posiciones no se hubiera dado cuenta de cómo se fraguó el entramado para robarse millones de pesos de la Unidad Nacional para la Gestión del Riesgo de Desastres, UNGRD, en unos casos; o sobornar supuestamente a congresistas con maletas en efectivo con el propósito que aprobaran las reformas sociales, en otros?

González, entre tanto, guarda silencio. Parece no inmutarse ante las acusaciones de que el partido Alianza Verde, que él controla con autoridad, tenga a Ortiz y a Name como supuestos protagonistas del escándalo. 

Name está señalado de recibir 3.000 millones de pesos para garantizar el trámite de las reformas del Gobierno y la ahora ex consejera presidencial para las Regiones, Sandra Ortiz, de supuestamente haber hecho las veces de mensajera para entregar la aparente coima. El presidente del Senado se defendió en la plenaria de este martes de esos señalamientos y negó tajantemente haber recibido ningún soborno. Dijo que oposición a las reformas sociales del gobierno va en abierta contravía con la versión de Pinilla y que dará a la Corte de Justicia las claridades que le pidan. 

Pero el escándalo es tan impactante que provocó la salida de Antanas Mockus, faro de la colectividad; y de Claudia López, exalcaldesa de Bogotá y muy seguramente aspirante a la presidencia en 2026. ¿Cómo pueden irse de la noche a la mañana dos de los baluartes de un partido político sin que su director diga mu?

González tiene una lealtad a toda prueba hacia Petro. Hace un par de años, él fue uno de los pocos que se atrevió a decir abiertamente que al candidato de la Colombia Humana no se le podía dejar por fuera de una coalición de los ‘alternativos’ para llegar a la Presidencia en el 2022.

“Si los alternativos nos dividimos, es aceptar la derrota en el 2022. Yo estoy de acuerdo con una consulta de todo el sector alternativo, sin exclusiones”, dijo.

Un perfil del periodista Jorge Enrique Meléndez escrito en EL TIEMPO en 2022 dice que González es un hombre de pocas palabras, que poco aparece en los medios, pero, sin discusión alguna, un hábil jugador político. 

¿Quién otro podría contarles a los apasionados de la mecánica política que él, en su momento, logró sentar en la misma mesa a Mockus, Enrique Peñalosa, Luis Eduardo Garzón, Sergio Fajardo y a la excanciller y exvicepresidenta, Marta Lucía Ramírez?

Ese fue el grupo que se conoció como los ‘quíntuples’ por allá en el 2009 y que luego se desarmó y quedó en ‘los tres tenores’: Mockus, Peñalosa y Garzón. Pero lo intentó y al final se anotó un triunfo con Mockus en la alcaldía de Bogotá.

Al echarle un vistazo a los periódicos de la época, abundan los rostros de tan mediáticos personajes. Menos el de Carlos Ramón González. Muchos años atrás, se sembró la semilla de esta colectividad que era la Alianza Democrática AD M-19.

Allí llegó González, quien estudió bachillerato con énfasis en carpintería en el Instituto Técnico Industrial de Puente Nacional, municipio de la Provincia de Vélez, en donde llegó a ser reconocido como un líder estudiantil.

Empezó a estudiar Ingeniería Química en la Universidad Industrial de Santander, UIS, pero en 1979, junto con su novia de entonces, América Millares, y una hermana dejaron la vida civil atrás y se enrolaron en el M-19. Allí estuvieron hasta la firma del acuerdo de paz y la desmovilización del ‘Eme’ en marzo de 1990, en el gobierno de Virgilio Barco.

Como se afirma en su perfil publicado en EL TIEMPO, es amante del buen fútbol. En una época incluso viajaba exclusivamente a Buenos Aires o Milán a ver un clásico Boca-River o Juventus-Inter, y se regresaba al otro día.

Él y su familia han tenido negocios a través de Corporaciones (Asís de Colombia y Sor Teresa de Calcuta) en comedores comunitarios en Bogotá.

Hoy pocos recuerdan cómo González se quedó con la ‘franquicia’ o personería jurídica de la Alianza Verde. Tras la desmovilización en 1990, el ‘Eme’ se convirtió en un movimiento político de izquierda democrática, que fue bautizado como Alianza Democrática M-19 (AD-M-19).

La AD-M-19 fue protagonista de primer orden en la Asamblea Nacional Constituyente de 1991 que dio origen a la Constitución Nacional, en la que Antonio Navarro fue uno de los copresidentes junto con Horacio Serpa y Álvaro Gómez Hurtado.
 
González fue asesor de la Asamblea y resultó elegido como representante a la Cámara, curul que mantuvo hasta 1994. Un año después es elegido concejal de Bucaramanga por dos periodos, hasta el año 2000. A pesar de haber estado varios años en corporaciones pública él no quiso figurar. Lo suyo era seguirse formando. En el año 2008 recibe el título de especialista en derecho del medio ambiente de la Universidad Externado de Colombia.

Con el tiempo la Alianza Democrática M-19 se fue disolviendo y ya para el año 2000 sus integrantes comenzaron a tomar otros rumbos y crearon nuevos movimientos. Uno de estos fue Vía Alterna, de Gustavo Petro y Antonio Navarro.

Lo cierto, cuenta un amigo que militó en el ‘Eme’ con González, es que “no se sabe porque él asumió la personería, no lo recuerdo bien, pero lo que sí le puedo decir es que Carlos Ramón es el dueño del aviso”.

A González debieron servirle mucho las clases de carpintería en el Instituto Técnico Industrial de Puente Nacional, no tanto para trabajar la madera, pero sí para saber juntar piezas en política.

En 2002 asumió como director ejecutivo de la Alianza Democrática, y tres años más tarde, en 2005, comenzó a ‘moldear’ un nuevo partido con la franquicia de la AD-M-19, que se transforma en uno de centro, tomando distancia de las tendencias fundamentalistas de izquierda y derecha. Allí nace el primer cambio, el del nombre: Partido Opción Centro.

De forma paralela, González vuelve a la universidad. En el 2004 se recibe como abogado de la Universidad Cooperativa de Colombia, y en el 2005, su título como profesional en Ciencias Políticas y Resolución de Conflictos de la Universidad del Valle. E inicia su papel de empresario en las áreas de salud y generación de energías limpias, entra a la onda ‘verde’ ambiente y se muestra como impulsor de asociaciones y fundaciones protectoras del medioambiente.

Esa movida le sirvió para que en el año 2007 el Partido Opción Centro ingresara a Global Greens (Verdes globales), una red internacional que agrupa a partidos ecologistas de todo el mundo, que suscribieron en Canberra (Australia) su compromiso con la tierra con la firma de los principios de la llamada Carta de los Verdes.

Así nace el Partido Verde Opción Centro, que en su estreno logró en las elecciones del 2007 dos gobernaciones, 17 alcaldías, 10 diputados y 370 concejales. Con ese triunfo y con su nuevo título de especialista en Derecho del Medio Ambiente de la Universidad Externado, González en el 2009 arranca con un nuevo nombre: Partido Verde.

Bajo esa tolda, González logra juntar a los ‘quíntuples’ y luego a los tres tenores. El partido se anotó un hit con la llamada ‘Ola verde’, que con Antanas Mockus le disputó la presidencia de tú a tu, en 2010, a Juan Manuel Santos. Aunque, al final llegó la derrota, González logró que su partido alcanzara la madurez y obtuviera la personería jurídica como partido de mayorías.

Quienes lo han tratado subrayan que él es pragmáticamente idealista. Es un hombre práctico, que no pierde sus ideales. Siempre busca concertar.

En el 2013, González, fue artífice de otra gran movida política. Como director ejecutivo del Partido Verde logró ajustar una nueva alianza. Esta vez con el Movimiento Progresistas de Gustavo Petro, con quien mantiene una firme amistad desde sus tiempos en el ‘Eme’.

En esta maniobra ayudaron también Antonio Navarro, los senadores Carlos Avellaneda y Jorge Guevara y el exgobernador de Nariño Camilo Romero.

Y luego llegaron a arroparse con ese mismo paraguas otros pesos pesados ‘alternativos’. Los actuales alcaldes de Bogotá, Claudia López, y de Cali, Jorge Iván Ospina. Con esta movida no solo se logró mantener el partido y el derecho a jugar en las grandes ligas, también vino un nuevo nombre: Partido Alianza Verde.

Así, tras los buenos resultados electorales en el 2018 y 2019, la Alianza Verde se convirtió en una fuerza protagonista en el 2022.

Al ganar la presidencia, Petro llevó a González a la oficina del Dapre en reemplazo de Mauricio Lizcano cuando empezaron las críticas contra el Gobierno por su gestión y el mandatario decidió arroparse con los suyos, la gente con la que se había jugado la vida en tiempos de guerrillero.

Desde este cargo que se maneja lo que se llama el computador de Palacio para sostener la pesada burocracia del aparato del Estado, González debía saber quién estaba en dónde, qué recursos iban para dónde. ¿Con tanta experiencia en el manejo de la maquinaria de los partidos políticos era posible que no supiera nada de lo que pasaba en la UNGRD? La pregunta se queda sin respuesta porque, como siempre, él prefiere el silencio. 

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