El Congo y las consecuencias de la guerra
La hermana Francine nos cuenta sobre la dura vida de la población marcada por la guerra y los esfuerzos de su Congregación.
En las últimas décadas, la República Democrática del Congo ha pasado por un período de intensas penurias que ha afectado la vida de casi todos los congoleños, directa o indirectamente. La guerra continua, las masacres periódicas y la mala gestión política han contribuido a la crisis del Congo.
Como resultado, muchos niños han quedado huérfanos, mientras que otros han quedado abandonados a su suerte y no han podido estudiar por falta de dinero para pagar las tasas escolares. En cuanto a los padres, muchos perdieron sus trabajos y ya no pudieron cuidar de sus familias, cayendo en la desesperación.
Cristo resucitado está presente entre nosotros
Es en medio de este mundo donde Jesús continúa haciendo su llamado, desafiándonos a cada uno de nosotros sobre cómo vivimos el amor, y esto también nos lo recuerdan San Agustín cuando dice que al final de nuestras vidas todos seremos juzgados por el amor y nada más.
Como todos los cristianos sabemos, desde su resurrección, Cristo ya no es físicamente visible. Sin embargo, Jesús está con nosotros en cada momento de nuestra vida. En el Evangelio de San Mateo (Mateo 28:20), Jesús nos asegura su cercanía: “Y yo estaré con vosotros todos los días, hasta el fin de los tiempos”.
A partir de entonces, toma el rostro de cada uno de nosotros, pero sobre todo está presente a través de las personas más necesitadas que nos rodean: los hambrientos, los sedientos, los desnudos, los extranjeros, los prisioneros, los enfermos, la guerra. desplazados, los niños de la calle, etc.
El este de la República Democrática del Congo está repleto de estas categorías de personas de las que habló Jesús. Los cristianos, todas las personas de buena voluntad, estamos comprometidos a vivir la obras de misericordia y acudir en su ayuda, cada uno según su capacidad, pero esta ayuda no puede cubrir todas las necesidades. Los informes muestran que al menos una persona al mes muere debido a la inseguridad, el hambre o la falta de atención médica. Además, hay decenas y cientos de campos de desplazados internos en las provincias de Kivu del Norte e Ituri.
¿Cómo podemos realmente vivir las obras de misericordia en la República Democrática del Congo?
En la República Democrática del Congo, la gente no sólo padece hambre física y material. Se trata de un pueblo tan marcado por la guerra que está hambriento de ser escuchado, de que se le restablezca su dignidad. La gente tiene hambre de regresar a sus hogares y encontrarse con sus familias.
Muchos tienen hambre de vivir su vida pasada, su alegría, su vida de comunión con los demás. Son personas que se sienten separadas de sus raíces.
Anhelan encontrar alegría y paz profunda, vivir en seguridad, pero, lamentablemente, todavía están esperando.
Necesitan estar vestidos, tanto física como moralmente. Muchos han perdido su dignidad, expuestos a violencia de todo tipo, a traumas directos o indirectos. También hay quienes no han podido enterrar a sus muertos.
El compromiso de las Hermanas de la Instrucción Cristiana
Con el objetivo de contribuir de alguna manera al bienestar de los más afectados, junto con la población, nuestra comunidad visitó el orfanato.
Este orfanato alberga a niños de las zonas periféricas de Goma. Muchos de ellos perdieron a sus padres al nacer debido a las difíciles condiciones de vida.
Para todos nosotros, esta visita fue un momento de alegría y de encuentro fraternal. Después del momento de oración hecho por ellos mismos, compartimos lo poco que teníamos.
Hermana Francine Mave Ditsove
concurso de
- Hermana Francine Mave Ditsove