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Desapariciones forzadas e involuntarias

El legado de desapariciones forzadas sigue persiguiendo a Sri Lanka

21 mayo 2024

Familiares de personas desaparecidas sostienen fotografías de sus seres queridos durante una manifestación. © Kumanan Kanapathippillai

"Llevo buscando a mi hijo desde 2009.  Ahora tengo 72 años, y pronto abandonaré este mundo.  Quizás pueda volver a ver a mi hijo de nuevo o al menos llegar a saber dónde está enterrado," declaró Kamala*.

Kamala forma parte de la Asociación para los Familiares de las Desapariciones Forzadas en las Provincias del Norte y el Este, un grupo de la sociedad civil creado con el objetivo de buscar a las decenas de miles de personas que desaparecieron durante el conflicto armado en Sri Lanka.

Ella ha visitado campamentos de refugiados, ha rastreado fosas comunes en pueblos y ha organizado manifestaciones pacíficas junto a otras madres y esposas de los desaparecidos, a la vez que preguntaba a las autoridades: ¿Dónde están nuestros hijos? ¿Dónde están nuestros maridos?

"Cuando comenzamos nuestra lucha, teníamos grandes esperanzas de que acabaríamos obteniendo justicia, pero hemos perdido la fe en el gobierno," explicó.

Aunque la guerra en Sri Lanka terminó hace 15 años, las familias de los desaparecidos siguen esperando recibir la verdad, justicia y reparaciones.  Sin dato alguno sobre la suerte o paradero de sus seres queridos, las desapariciones forzadas atormentan a comunidades enteras, a la vez que socavan los esfuerzos del país en pos de la reconciliación, afirman grupos de derechos humanos.

Ya que la mayoría de los desaparecidos eran hombres, son principalmente las madres y las esposas las que lideran la búsqueda de sus familiares y la lucha por la rendición de cuentas, haciendo frente a numerosos obstáculos legales y procesales además de a una campaña de acoso e intimidación.

"Resulta muy complicado poder explicar el dolor que soportan las madres," aseguró Laxmy*, de 62 años, quién también busca a su hijo desaparecido.  "Hemos luchado durante mucho tiempo sin saber si nuestros hijos estaban vivos o muertos.  También hemos tenido que enfrentarnos a problemas económicos," se lamentó ella.

Los hijos de Kamala y de Laxmy, pertenecientes a la comunidad Tamil, desaparecieron en el norte de la isla en mayo de 2009 durante la fase final del conflicto.  Hasta la fecha, ninguna de las dos sabe qué ocurrió con ellos. Tratando de contener las lágrimas, ambas relataron la angustia que han sufrido sus familias y su incapacidad para pasar página.

"Tengo que saber dónde está mi hijo.  Si no consigo saber dónde se encuentra, no podremos tener nuestra mente en paz," afirmó Laxmy.  "Tenemos que llevar a cabo rituales religiosos para llevar la paz a nuestras almas.  Esto lo puedo hacer por mi marido fallecido, pero no puedo hacerlo por mi hijo."

Rendición de cuentas

La semana pasada, un informe publicado por la Oficina de Derechos Humanos de las Naciones Unidas afirmaba que Sri Lanka debe hacer frente al legado de desapariciones forzadas exigiendo para ello responsabilidades a sus autores. El informe apelaba al gobierno de Sri Lanka a reconocer la escala de la cifra de desapariciones así como la participación de las fuerzas de seguridad del Estado y de grupos armados, además de a emprender medidas para revelar la suerte y el paradero de los desaparecidos.

Sri Lanka sufrió oleadas de desapariciones forzadas durante décadas.  Siendo usadas en primera instancia por las fuerzas de seguridad de Sri Lanka y por grupos paramilitares como herramienta para intimidar y oprimir a aquellos que ellos percibían como rivales, las desapariciones forzadas se usaron como arma contra decenas de miles de personas desde la década de 1970 hasta el final del conflicto en 2009.  Los Tigres de Liberación de Tamil Eelam también llevaron a cabo secuestros, los cuales el Grupo de Trabajo de las Naciones Unidas sobre Desapariciones Forzadas o Involuntarias describió como "equivalentes a desapariciones forzadas."

Las desapariciones forzadas no afectaron solamente a la comunidad Tamil.  Miles de sospechosos insurgentes de izquierda pertenecientes a la comunidad cingalesa fueron también víctimas de desapariciones forzadas.

Solo queremos saber la verdad

Una mujer busca a su hermano desde 2009

Para Brito Fernando, presidente de la organización Families of the Disappeared, es necesario llevar a cabo urgentemente un proceso creíble sobre verdad y justicia para lograr la reconciliación nacional y para garantizar que la violencia no se repite.

"Tenemos que continuar presionando al gobierno y a la comunidad internacional para exigir rendición de cuentas" declaró Fernando, quién pertenece a la comunidad cingalesa.  "Familias del norte, este y sur están luchando de forma conjunta por que se haga justicia, para garantizar que esto no vuelve a repetirse, y para exigir verdad y compensaciones."

Fernando aseguró que los sucesivos gobiernos de Sri Lanka han ido ignorando las necesidades de las víctimas así como sus llamamientos en favor de la rendición de cuentas.  Durante años recientes, el gobierno ha dado varios pasos, como por ejemplo la ratificación de la Convención Internacional para la Protección de Todas las Personas contra las Desapariciones Forzadas, además de la creación de la Oficina sobre Personas Desaparecidas y la Oficina para Reparaciones.

No obstante, grupos de víctimas afirman que estos pasos solo tienen intención de desviar la presión internacional y no han arrojado resultado alguno.  Existe mucha desconfianza entre víctimas y comunidades afectadas hacia Comisiones sobre la Verdad puestas en marcha por el gobierno en el pasado, aseguran ellos y ellas. 

Impunity remains a major obstacle to peace and reconciliation. Families of the disappeared hold regular demonstrations and sit-ins asking for answers. © Kumanan Kanapathippillai

La impunidad sigue siendo un obstáculo de primer orden para lograr la paz y la reconciliación. Familias de los desaparecidos celebran habitualmente manifestaciones y sentadas exigiendo respuestas. © Kumanan Kanapathippillai

En virtud de las resoluciones 46/1 y 51/1 del Consejo de Derechos Humanos, la Oficina trabaja para conseguir avances en la rendición de cuentas por violaciones flagrantes de los derechos humanos y del derecho internacional humanitario, así como por crímenes relacionados cometidos en Sri Lanka.

Trabajando de forma estrecha con víctimas, el proyecto para la rendición de cuentas en Sri Lanka del ACNUDH (OSLap, según siglas en inglés) tiene el mandato de: recopilar, consolidar, conservar y analizar información y pruebas sobre violaciones y abusos de derechos humanos; desarrollar estrategias para futuros procesos sobre rendición de cuentas por violaciones flagrantes y abusos de derechos humanos o por violaciones graves del derecho internacional humanitario; dar apoyo a procesos judiciales relevantes y de otro tipo, incluyendo los que se lleven a cabo en Estados Miembros, con jurisdicción competente; además de abogar por las víctimas y los supervivientes.

Las víctimas y los supervivientes de desapariciones forzadas han padecido repercusiones de tipo psicológico, económico y social.  Las mujeres se convirtieron a menudo en el único sostén de las familias, mientras sobrevivían con empleos mal pagados como por ejemplo trabajando en campos de arroz o cosiendo ropa.  Muchas de ellas tuvieron que enfrentarse a riesgos de acoso sexual y de explotación, según señalaba el informe, el cual se realizó a partir de entrevistas individuales y grupales.

Una mujer describió cómo tuvo que vender todas las posesiones familiares para poder sobrevivir:  «Mi marido solía encargarse de todo él solo... Tras su desaparición, tuve que pagar todo yo sola: la comida, la ropa, la educación... Usé los ahorros de mi hija, tuve que vender el oro y las joyas.»

Kamala y Laxmy recordaron experiencias dolorosas de aislamiento social.  Además de actos constantes de acoso, vigilancia e incluso violencia relacionados con la búsqueda de sus familiares, muchas de las víctimas se encuentran a menudo condenadas al ostracismo, y sufren presión para que no vayan a eventos sociales como bodas o cumpleaños.

Las dos mujeres insistieron en que no van a rendirse en su lucha.

«Los responsables deben ser castigados y las violaciones de derechos humanos deben terminar,» aseguró Kamala.  «Si esto no se hace, el conflicto no se olvidará. Estarán plantando las semillas para otro conflicto.»


*Se han cambiado los nombres para proteger su identidad.