La rendiciĆ³n de Breda - Revista de Historia

La rendiciĆ³n de Breda

El asedio o sitio de Breda se explica en el contexto de la Guerra de los Ochenta AƱos en la que Las Provincias Unidas de los PaĆ­ses Bajos, lideradas por Guillermo de Orange, luchaban por independizarse de la MonarquĆ­a HispĆ”nica. Pero no combatĆ­an solos los holandeses sino que Inglaterra y Dinamarca apoyaron a los rebeldes. En este contexto, los rebeldes holandeses mantenĆ­an una tregua desde 1609 con los espaƱoles (Tregua de 12 aƱos) que se mantuvo hasta 1621 ā€“Periodo de la Pax HispĆ”nica-, aƱo en el que sube al trono el rey Felipe IV y decide reanudar la guerra.

El cuarto hijo de Guillermo de Orange, Don Mauricio de Nassau-Orange, estatĆŗder de las Provincias Unidas de los PaĆ­ses Bajos, habĆ­a tomado Breda en torno a 1590. Sin embargo, al subir al trono Felipe IV de EspaƱa, la guerra se reanudarĆ­a tras la Tregua de los 12 aƱos (1609-1621) siendo la plaza fuerte de Breda un baluarte muy importante para el rey espaƱol debido a su posiciĆ³n estratĆ©gica ya que desde Breda se podrĆ­a controlar otras zonas. Breda era una plaza muy importante desde la cual, debido a su posiciĆ³n cĆ©ntrica, se controlaba Zelanda, Holanda y Brabante, ademĆ”s de conectar con BĆ©lgica.

La rendiciĆ³n de Breda

Para sitiar Breda, Felipe IV habĆ­a nombrado como jefe de la expediciĆ³n al gran Don Ambrosio SpĆ­nola, quien en seguida se puso al frente de unos 18.000 soldados y partiĆ³ hacia dicha ciudad. Junto a Ć©l, ilustres militares como el marquĆ©s de LeganĆ©s o Carlos Coloma. AsĆ­, en julio de 1624 comenzĆ³ el asedio de Breda que, gracias a que era una ciudad-fortaleza ya que contaba con un baluarte defensivo moderno, se encontraba fuertemente defendida por unos 14.000 holandeses y 4.000 jinetes franco-alemanes a las Ć³rdenes de Mauricio de Nassau, como establece RubĆ©n SĆ”ez (2016). AdemĆ”s, SpĆ­nola reforzĆ³ sus tropas con una reserva de 500 efectivos mĆ”s que se encontraban acantonados en la cercana Bolduque, por lo que servirĆ­an de refuerzo.

Con las fuerzas con las que contaba SpĆ­nola no se podĆ­a tomar la ciudad con un asalto clĆ”sico, por lo que se optĆ³ por el asedio (VĆ”zquez GarcĆ­a, 2011). La idea de SpĆ­nola era simple, cortar los suministros de los sitiados y evitar que recibiesen ayuda alguna desde el exterior. A pesar de ello, Breda resistiĆ³ de manera heroica unos 10 meses.

Se construyeron hasta 3 cĆ­rculos defensivos o trincheras de circunvalaciĆ³n, que rodeaban Breda, siendo la tercera la mĆ”s cercana a la ciudad. Esto pone de manifiesto el acercamiento y avance espaƱol sobre Breda. Tras la fortificaciĆ³n espaƱola y el consiguiente aislamiento externo de Breda, que durĆ³ unos 17 dĆ­as y en el cual trabajĆ³ el propio SpĆ­nola, comenzaron los ataques.

AsĆ­, SpĆ­nola lanzĆ³ un ataque contra la resistencia holandesa de Mauricio de Nassau por medio de tĆŗneles subterrĆ”neos. No valiĆ³ de mucho pues los holandeses tambiĆ©n habĆ­an construido tĆŗneles para interceptar a los sitiadores, inutilizando gran nĆŗmero de los tĆŗneles espaƱoles. Los defensores seguĆ­an resistiendo con los vĆ­veres y reservas que les quedaban y a la espera de una ayuda. La guerra de trincheras y minas se saldĆ³ con miles de muertos que yacĆ­an bajo la tierra de la ciudad de Breda. TambiĆ©n se bombardeĆ³ la ciudad desde los parapetos improvisados. Pero los herejes holandeses continuaban su defensa.

SpĆ­nola, entonces descartĆ³ el asedio tĆ”ctico clĆ”sico y optĆ³ por bloquear la ciudad recurriendo al cercamiento, es decir, impidiendo la entrada de suministros y vĆ­veres a la ciudad (Op. Cit., 2011).

Los intentos por liberar la ciudad fueron muchos, pero en vano. En este sentido, transcurridos unos 7 meses de asedio, en febrero de 1625 unos 6.000 ingleses y 2.000 daneses fracasaron en su intento de ayudar a los holandeses de Breda pues fueron interceptados por un contingente espaƱol de refuerzo que contaba con unos 300 infantes, 158 piqueros y unos 65 ballesteros (Op. Cit., 2016). Los espaƱoles provenĆ­an de Bolduque y resistieron en un montĆ­culo prĆ³ximo al camino que llevaba a Breda (Esparza, 2017), ya que los ingleses tenĆ­an el propĆ³sito de cortar los suministros que llegaban a la plaza. La ayuda anglo-danesa no tenĆ­a la entidad suficiente para enfrentarse a los tercios espaƱoles, bien adiestrados y disciplinados en el campo de batalla. Por lo que optaron por retirarse de Breda.

Los ingleses y daneses se dirigĆ­an hacia Amberes para, de este modo, desviar la atenciĆ³n de los espaƱoles que sitiaban Breda. Al frente de tales ejĆ©rcitos estaba Mauricio de Nassau quien pretendĆ­a dar un ā€œgolpe de manoā€ a SpĆ­nola. Pues de haber salido como se esperaba, los espaƱoles deberĆ­an abandonar Breda para socorrer Amberes.

Mientras tanto, las enfermedades hacƭan mella en Breda. Asƭ, el escorbuto y el tifus comenzaron a aflorar entre las tropas sitiadas. TambiƩn, tras el fracaso del intento de la toma de Amberes, Mauricio de Nassau morƭa a causa de una enfermedad el 23 de abril de 1625.

Los holandeses no pudieron resistir mĆ”s tiempo, carentes de condiciones higiĆ©nicas, sin vĆ­veres, sin suministros, sin ayuda externa y con miles de muertos en la ciudad, aquello debĆ­a acabar lo antes posible ya que si no era asĆ­, las enfermedades contagiosas podrĆ­an expandirse. AsĆ­, Breda no aguantĆ³ mĆ”s el asedio espaƱol y se rindiĆ³ el 5 de junio de 1625 (Op. cit., 2017). Un costoso asedio que dejaba tras de sĆ­ unas 10.000 bajas holandesas y entre 3.000 y 3.500 bajas espaƱolas entre muertos, enfermosā€¦.

La capitulaciĆ³n fue admirada por los espaƱoles, quienes reconocieron la valentĆ­a de su enemigo. Tal es asĆ­ que la guarniciĆ³n que quedaba saliĆ³ en formaciĆ³n con sus banderas al frente. El enemigo fue tratado con dignidad y caballerosidad, como se aprecia en el cuadro de VelĆ”zquez, que 10 aƱos despuĆ©s del asedio lo plasmĆ³ sobre un lienzo.

El cerco Ā de Breda fue una lecciĆ³n de estrategia militar. Ā AsĆ­ lo atestiguan los numerosos estudiosos de la Ć©poca que conocieron a SpĆ­nola. En este sentido, generales de otros paĆ­ses se acercaron para conocer la tĆ”ctica de los espaƱoles, la organizaciĆ³n y formaciĆ³n, la manera de combatir, su disciplinaā€¦.

La RendiciĆ³n de Breda supone el culmen de los Tercios espaƱoles y del Imperio y, sin embargo, paradĆ³jicamente supone tambiĆ©n el comienzo del fin. Tras Breda, Europa se recompone y las naciones aliadas de los holandeses comienzan a rearmarse. EspaƱa empieza diversas guerras en Europa contra todos, unas guerras que desangrarĆ”n su economĆ­a, recursos y sobre todo soldados.

Breda es desde el principio un baluarte digno de tomar debido a su importancia geoestratĆ©gica en Flandes y asĆ­ se hizo. Nuevamente el ingenio militar de SpĆ­nola y el valor de los espaƱoles se ejemplifican en este asedio. PuesĀ  lo principal fue impedir que hasta Breda llegaran refuerzos de vĆ­veres y municiones, hecho que se consiguiĆ³. En este sentido, se intentaron varias acciones pero fracasaron, los aliados holandeses apenas pudieron llevar vĆ­veres ni tropas, pues se toparon con los espaƱoles. Pero, ademĆ”s, tampoco pudieron llevar un acto en Amberes, que fracasĆ³. La disciplina espaƱola, de nuevo, consiguiĆ³ frenar los refuerzos extranjeros, pues solamente 500 espaƱoles frenaron a 6.000 ingleses.

Breda, por tanto, cumple a la perfecciĆ³n las Ć³rdenes de la Corte de Madrid, en la que se planeĆ³ una estrategia que se cumpliĆ³: presiĆ³n constante contra el territorio rebelde sumado a la coordinaciĆ³n perfecta de los esfuerzos en cada lugar para, de este moco, neutralizar lo antes posible al enemigo. AsĆ­ fue. Aunque no hay que quitar valor a los holandeses que defendieron Breda con uƱas y dientes durante algo mĆ”s de 10 meses.

A pesar de ser una de las mĆ”s importantes victorias de SpĆ­nola, seria de las Ćŗltimas victorias espaƱolas de la Guerra de los Ochenta AƱos. Sin embargo, los esfuerzos espaƱoles en los PaĆ­ses Bajos disminuyeron debido a la carencia de fondos. EspaƱa nuevamente fue admirada por los europeos ya que parecĆ­a que los gloriosos ejĆ©rcitos de la MonarquĆ­a HispĆ”nica seguĆ­an igual que en el esplendor del siglo XVI.

A pesar de todo, Breda 10 aƱos despuĆ©s serĆ” tomada por Federico Enrique de Orange-Nassau. Pero, EspaƱa consiguiĆ³ tomar la iniciativa en Europa, gastando sus Ćŗltimas balas en los territorios rebeldes, intentando pacificar una zona que ya no tenĆ­a soluciĆ³n alguna debido al crecimiento de hostilidades hacia EspaƱa, con una consigna clara, la independencia.

Autor: Ɓlvaro GonzƔlez Dƭaz para revistadehistoria.es

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