Científico y mago

Paracelso, el médico que fue alquimista

Figura imprescindible del Renacimiento en el campo de la medicina y la alquimia, Paracelso aportó su particular visión sobre la medicina, que constituyó toda una revolución frente al pensamiento establecido en el siglo XVI. Aclamado por unos y despreciado por otros, las teorías de Paracelso y su influencia en la historia de la medicina han llegado hasta nuestros días, e incluso se le considera el padre de la farmacología y la toxicología modernas.

Copia del retrato de Paracelso realizado por el artista Quentin Massys. Museo del Louvre, París.

Copia del retrato de Paracelso realizado por el artista Quentin Massys. Museo del Louvre, París.

Copia del retrato de Paracelso realizado por el artista Quentin Massys. Museo del Louvre, París.

Foto: PD

Theophrastus Phillippus Aureolus Bombastus von Hohenheim, más conocido como Paracelso, está considerado una de las figuras más importantes de la historia de la medicina. Nacido el 11 de noviembre 1493 para algunos y para otros el 17 de diciembre del mismo año, Paracelso, que llegó a ser calificado de loco y visionario, fue, sin lugar a dudas, un hombre con una imaginación desbordante y movido por un enorme afán de conocimientos. Este afán le llevó a buscar casi de manera obsesiva la piedra filosofal, una sustancia alquímica desconocida capaz de convertir el plomo en oro, así como de proporcionar el elixir de la eterna juventud.

Su agitada vida no estuvo exenta de aventuras, aunque también fue un extraordinario investigador. De hecho también se lo considera el padre de ciencias como la toxicología y la farmacología modernas. Paracelso estudió todos los tratados médicos de su época, pero considerando que había superado con creces aquellos antiguos conocimientos, se dice que una noche de San Juan llegó a arrojar al fuego obras tan emblemáticas como el Canon de Medicina de Avicena y las obras completas de Galeno mientras mientras gritaba: "En las correas de mis zapatos hay más sabiduría que en todos esos libros". 

"La medicina se aprende"

Nacido y criado en la ciudad suiza de Einsiedeln, Paracelso era hijo del médico y alquimista Wilhelm Bombast von Hohenheim, que ejerció la medicina en las regiones mineras del sur del país, lo que sirvió para que el muchacho se iniciara enlos conocimientos de la química de los metales y aprendiera el modo de trabajarlos. Tras estudiar en las universidades de Basilea y de Viena, Paracelso prosiguió con sus estudios de Química y Medicina en varias universidades de Alemania y Francia, y se doctoró en la Universidad de Ferrara.

Paracelso prosiguió con sus estudios de química y medicina en varias universidades de Alemania.

Litografía de Paracelso realizada alrededor del año 1540.

Litografía de Paracelso realizada alrededor del año 1540.

Litografía de Paracelso realizada alrededor del año 1540.

Foto: PD

Bajo la protección del erudito y reformista Juan Ecolampadio, Paracelso obtuvo una cátedra en la Facultad de Medicina de Basilea en 1526, ciudad que era en aquel momento uno los principales centros del humanismo renacentista. Paracelso conocería allí al gran humanista Erasmo de Róterdam y al librero Wolfgang Lachner. Su increíble talento lo convirtió en el profesor más joven de la universidad con tan solo 34 años.

Pero finalmente Paracelso tuvo que dejar la ciudad al ganarse la animadversión de sus colegas, entre otros motivos por declarar que la medicina se podía aprender, pero nunca se podía enseñar. "Aquel que puede curar enfermedades es médico. Ni los emperadores ni los papas, ni las escuelas superiores pueden crear médicos. Pueden conferir privilegios y hacer que una persona que no es médico aparezca como si lo fuera. Pueden darle permiso para matar, pero no pueden darle el poder de sanar", decía.

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Demasiada elocuencia crea enemistades

Así, su complejo carácter y sus ideas provocaron que se enemistara con todo el ámbito académico. Sus colegas empezaron a atacarle, poniendo especial énfasis en su poco agraciado aspecto físico. Paracelso empezó a ser motivo de burla por ser de baja estatura, calvo y con tendencia a la obesidad (quizá por aquel motivo el científico siempre prefiriese la compañía de los más necesitados). A pesar de todo, Paracelso siguió innovando y decidió empezar a dar sus clases en alemán con el fin de que estas llegaran al mayor número posible de oyentes. En 1528, en vista de los frecuentes enfrentamientos que tenía con sus colegas médicos y también con los farmacéuticos, decidió abandonar definitivamente Basilea y trasladarse muy cerca de Stuttgart, en Alemania.

Paracelso fue motivo de burla por ser de baja estatura, calvo y con tendencia a la obesidad.

Litografía que representa a Paracelso realizada por Romeyn de Hooghe. 1701.

Litografía que representa a Paracelso realizada por Romeyn de Hooghe. 1701.

Litografía que representa a Paracelso realizada por Romeyn de Hooghe. 1701.

Foto: Wellcome Collection (CC BY 4.0)

Durante la época en la que Paracelso ejerció en Austria, Suiza y Alemania se ganó fama de buen médico, pero sin embargo su desatada elocuencia le siguió acarreando la enemistad de sus colegas. Y es que Paracelso, a pesar de su carácter científico también daba absoluto crédito a la magia, la astrología y la alquimia. A pesar de ello, sus doctrinas médicas, especialmente en el campo de la terapéutica, son consideradas especialmente importantes por dos motivos: el inició del uso de los medicamentos (de hecho, fue el primero en suministrar láudano), ya que consideraba que cada enfermedad debía tener su tratamiento, y porque fue el primero en defender que ciertos venenos, administrados en pequeñas dosis, podían ser empleados como medicamentos.

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Avanzar con la experimentación

Con sus luces y sus sombras, Paracelso fue un innovador. Entre otras cosas quiso desterrar del uso médico los polifármacos (es decir, la utilización de múltiples ingredientes para preparar medicamentos) con el objetivo de simplificar las elaboraciones más complejas. Asimismo fue un gran divulgador de nuevos preparados (descubiertos en su gran mayoría por él mismo gracias a sus experimentos) compuestos a base de antimonio, hierro, azufre, mercurio o sales, e incluso vegetales. También propugnó la unión de la medicina y la cirugía, que en aquella época estaba separada (esta última era de uso exclusivo de los barberos).

En cuanto al porqué de las enfermedades, según Paracelso existían cinco posibles causas: la acción de los astros, la acción tóxica de los alimentos, la herencia y la constitución, ciertos factores anímicos y la voluntad divina. Asimismo sostenía que el hombre, microcosmos, formaba parte de una entidad mayor, el universo o macrocosmos, integrado por elementos como el azufre, el mercurio o la sal, ordenados por un principio vital denominado arqueus.

Paracelso quiso desterrar del uso médico los polifármacos para simplificar las elaboraciones.

El alquimista. Cuadro pintado por el artista David Ryckaert III en el año 1649 (Museo del Prado).

El alquimista. Cuadro pintado por el artista David Ryckaert III en el año 1649 (Museo del Prado).

El alquimista. Cuadro pintado por el artista David Ryckaert III en el año 1649 (Museo del Prado).

Foto: PD

Según Paracelso, la medicina era una ciencia fundamental debido a la unión que en ella se da entre la naturaleza y el arte de manipularla, y porque su estudio podía iluminar la relación entre el mundo exterior y el mundo interior. Asimismo, creía que el único modo de avanzar científicamente era con la experimentación apoyada en una teoría (una idea absolutamente moderna), pues decía que sin el experimento y la práctica no se puede conocer la realidad, aunque también creía en la importancia de la especulación y la teoría ya que pensaba que sin ellas el conocimiento "no es sino un conjunto de reglas estériles".

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Obra científica y legado

Entre los escritos de Paracelso destaca La gran cirugía (Die Grosse Wundartzney), tal vez su obra más importante.También escribió tratados sobre enfermedades como la sífilis o las respiratorias que sufrían los mineros, y obras que describen la visión de su sistema humano y cosmológico: Liber Paragranum (1530) y Opus Paramirum (1532).

Tras su temprana muerte el 24 de septiembre de 1541, al parecer asesinado por unos salteadores de caminos, sus seguidores fueron en aumento, especialmente en Francia y Alemania, aunque también lo hicieron en otros lugares, como en la España de los siglos XVI y XVII, e incluso XVIII. De hecho, entre todas sus teorías, fueron las biológicas y las alquímicas las que contaron con un mayor número de adeptos.

Fueron las teorías biológicas y alquímicas de Paracelso las que contaron con un mayor número de seguidores.

Finalmente, a Paracelso se debe también la idea de que un médico debe sentir empatía por sus pacientes para poder curarlos, un concepto que ha llegado hasta nuestros días y que no puede ser más contemporáneo: "El médico ha de ser leal y caritativo. El egoísta muy poco hará en favor de sus enfermos. Conocer las experiencias de los demás es muy importante para un médico".