El desnudo es la consecuencia. Este reportaje, aunque en los próximos párrafos contenga muchas veces la palabra ‘desnudo’, y probablemente lo verás viralizado por ahí incidiendo mucho en “¡desnudo!”, “¿desnudo?”, “¡¿DESNUDO?!”, va más sobre la honestidad, sobre la generosidad y sobre la ligereza que sobre el desnudo. Porque Miguel Ángel Silvestre va ligero de equipaje. Esta es una metáfora facilona que además puede sonar a cachondeo provocador al contacto con las fotografías. Pero es que es cierto. Hay desnudo porque antes hubo nudo, hasta que el nudo se desnudó (lo percibirás cuando hable, después, de un trance familiar). El desnudo es la consecuencia.

En Esquire tenemos un cariño muy especial a Miguel Ángel. Es mutuo, lo podemos afirmar sin tirarnos el pisto. Porque él, y es aquí donde empieza el meollo de lo que vamos a contar, es probablemente la persona del universo a la que menos le cuesta celebrar en voz alta, con ruido, casi a ritmo de charanga, las cosas bonitas que percibe en los demás. No es una cursilada, es un puto don. En esta era de narcisismo radical en la que se troquelan los cumplidos para que no den sombra, su forma de estar en el mundo es pura revolución. Y los revolucionarios chocan, es ley de vida. Solo hay que ver las reacciones reviradas que genera, por ejemplo, que Miguel Ángel diga en una entrevista que Maluma es “un hombre sexi y precioso”, o que, en su discurso de agradecimiento por el premio Hombre del Año Esquire que le concedimos el año pasado, dedicara el triple de tiempo a alabar el empoderamiento contagioso de su amiga Paula Echevarría (qué bochorno más divertido pasó) que a hablar de sí mismo.

Image no longer available

Es algo que va más allá de una generosidad estándar, y que siempre va acompañado de la otra característica que mejor define al actor: el frenesí. Esto lo podría contar mejor su representante, una mujer fantástica a cargo de una misión imposible: encauzar el torrente de energía de Miguel Ángel. Es ingobernable. Un pura sangre desbocado (luego hablamos más de caballos). Por eso, cuando nos citamos con él para hacer este reportaje en un piso maravilloso en el centro de Madrid, su calma cobra especial significado. Porque solo lo que se mueve se puede parar. Porque detenerse encuentra un sentido más hondo cuando vives en el alboroto. Es de esa quietud inédita de donde surge el desnudo. Sucede. Suave. Espontáneo. En silencio, solo el clic de la cámara marcando un paso nuevo, lento. No hay provocación, es confianza. Ausencia total de inseguridad. Obviamente, no tiene motivos para sentirse incómodo en su cuerpo, ni objetivos ni subjetivos, que son los que pesan en estos lances. De hecho, y por rebajar un poco la poesía, lo que pienso viéndole posar no es un “vaya maromo” ni un “me cago en todo, tengo que volver al gimnasio”. Es un “qué bien cuando estás bien”.

Lo primero, mil gracias por tu generosidad y por entenderte a ti mismo como una inspiración artística.
Estoy muy contento. Ha sido una experiencia muy creativa. A mí me encanta la fotografía y lo he disfrutado mucho. Confiaba en vosotros, ojalá todas las sesiones fueran así. Después de años de profesión he entendido que cuando te entregas y te dejas llevar, sales de tu punto de vista y las ideas que otros quieren contar suceden a través de ti. Eso me hace sentir orgulloso.

"El deseo es más puro y divino que los ideales"
miguel ángel silvestre, desnudo en la revista esquire
Jesús Isnard
miguel ángel silvestre, desnudo en la revista esquire
Jesús Isnard
Miguel Ángel, sentado sobre un batín de Dolce & Gabbana.

¿Es diferente desnudarte ante los demás, literal y metafóricamente, cumplidos los 40 y con más poso vital?
Hay una mezcla de cosas. Es intrínseco al ser humano el querer mantener el control, pero creo que cuando consigues perderlo eres más feliz. Y el resultado artístico es mucho mejor. Confío en el fallo, porque con él aparece la espontaneidad. Y con la espontaneidad, algo nuevo.

¿Ubicas cuándo soltaste ese miedo a perder el control?
Fue cuando trabajé con Pedro Almodóvar. Yo le decía en broma que, cuando mi película favorita era Solo en casa, él ya estaba expuesto en el MoMA. A mí me daba miedo mostrar ese universo valenciano de mi infancia, más conectado con la ruta del bakalao que con algo artístico, y él me hizo ver que lo que más le gustaba de mí era lo que yo intentaba sujetar. Fue muy generoso y me hizo confiar en mis peculiaridades. Cuando empiezas a celebrar quién eres, viene la aceptación, algo muy bonito y honesto.

Esto que te voy a decir suena raro como piropo, pero lo es: cada vez te veo más y más valenciano.
Me siento muy orgulloso de mi tierra, de mi cultura. La personalidad del valenciano tiene algo del hortelano; es bonita, humilde y noble. Yo he sido un nómada muchos años, pero creo que uno acaba yendo adonde está el amor. En mi caso, cuando murió mi padre, volví a casa. Y decidí que quería estar en Benicasim. Es de donde soy, donde están mi familia y mis amigos. Es donde quiero estar. A mí me costó mucho superar el duelo por mi padre, pero el día de mi 40 cumpleaños [el 6 de abril cumple 41], algo se encajó. Se encajó solo. Siento que le cogí el testigo.

"Pedro Almodóvar fue quien me hizo confiar en mis peculiaridades"
miguel ángel silvestre, desnudo en la revista esquire
Jesús Isnard
miguel ángel silvestre, desnudo en la revista esquire
Jesús Isnard
Americana y pantalón de Valentino.

¿Esa vivencia te ha abierto a otras nociones sobre la trascendencia?
Mira, yo tenía una novia que era muy espiritual y en esa época me leí todos los libros que te puedas imaginar sobre esos temas. Es una gran amiga a día de hoy, nos queremos mucho... pero terminé totalmente saturado del universo espiritual [risas]. Sí creo que hay algo más allá, pero no le doy mucha bola. Lo que sí me encantan son los documentales de extraterrestres, de abducciones... Llevo Cuarto milenio en mi sangre [risas].

¿Tu concepto de la familia ha evolucionado en este tiempo?
En el universo del amor me siento más amateur. Cuando me he enamorado sí he sentido esa necesidad, el “quiero tener hijos”, pero de momento... No lo sé. No sé adónde voy a ir a parar. Soy muy tradicional y muy conservador para algunas cosas del amor, pero no sé si es que no tengo el tiempo, si es que no estoy preparado...

El tiempo ha sido un bien escaso en la vida de Miguel Ángel. No viene al caso glosar sus películas y series porque la lista es de sobra conocida, pero ya sabes que no ha parado. Lo llamativo es que, tras casi veinte años de carrera, se ha concedido una tregua. Unos meses sin rodar en los que va a echar si cabe más raíces en su tierra (ya te enterarás cómo, todavía es top secret) y que le dan una perspectiva privilegiada sobre su trabajo y sobre su vida.

¿En qué proyecto dirías que te has sentido más desnudo?
Cuando hice de Pablo Ibar en El corredor de la muerte. Había una responsabilidad mayor por honrar su situación que me tenía más desnudo, vulnerable.

Para mí es claramente la mejor actuación de tu carrera, dicho queda. ¿Y qué películas te han desnudado a ti como espectador?
La poesía de Sorrentino me genera muchísimo placer. También las metáforas de Steve McQueen, o esas transiciones tan hermosas del cine de Almodóvar. Eso me conmueve por encima de los diálogos. Me viene a la cabeza esa escena de La juventud en que Paul Dano está interpretando a un actor que hace de Hitler y da un discurso sobre que en la vida es mejor hablar del amor que de la violencia: “If I have to choose, si tengo que elegir, I choose desire, elijo el deseo”. Que es mucho más puro, también más inmoral, en cualquier caso lo que nos mantiene vivos. Me parece una metáfora brutal.

"En el universo del amor soy muy tradicional y conservador"
miguel ángel silvestre, desnudo en la revista esquire
Jesús Isnard
Camisa de Dsquared2 y pantalón de Dior.
miguel ángel silvestre, desnudo en la revista esquire
Jesús Isnard

Creo que del concepto del deseo siempre se habla de forma muy plana. ¿Qué es para ti, a lo bestia, el deseo?
[Piensa] Montaba a caballo y el caballo iba a tu puerta. Que yo no tengo la culpa, que la culpa es de la tierra y de ese olor que te sale de los pechos y las trenzas”. La escena de Bodas de sangre en que Leonardo le hace ver a La Novia que, en la lucha entre el intelecto y el deseo, gana el instinto. Yo lo imagino como el deseo que tenía Lorca de besar a un hombre. Me parece una manera muy bonita de contar que hay algo más puro que los ideales. Me ha pasado con otras relaciones que he tenido, he entendido que el deseo de mi pareja hacia otra persona está conectado con algo que no se puede juzgar. El deseo es mucho más divino que un ideal que te genera el sistema. Nadie podría juzgar a una corriente de agua que arranca un olivo de raíz. Cómo osamos nosotros a juzgar el deseo de los demás.

Perdón por romper la burbuja poética, pero me apunto la parrafada para soltarla cuando ponga los cuernos.
[Risas] Me asusta igual que a todo el mundo. Pero me niego a tener una idea cerrada y férrea que me impida avanzar. Admiro y escucho a las personas que han sabido coger estos obstáculos para transformar sus relaciones en algo más profundo. Conozco parejas valientes que ante un suceso así se han reinventado y ahora son mejor pareja.

Es muy interesante tu reflexión y quizá matiza lo que decías antes de que en el amor eres muy tradicional.
Soy conservador en el amor, pero lo que no me gusta es tener un juicio. Somos de una generación que se basa en las opiniones y tenemos tanto que descodificar... Un día fui a una charla sobre los pronombres. Yo pienso que en el fondo todos somos lo mismo, almas, y para mí la ambigüedad de lo que no se define es algo sagrado. Infinito. Es mi forma de pensar, gracias a Dios tengo una tía que es lesbiana y crecí viendo cómo se levantaba por sus derechos. Tuve buena educación en ese sentido. A lo que iba con la charla, es que creo que las nuevas generaciones van más allá en esa descodificación, y si hay gente que necesita otro pronombre, pues yo sí lo incluiría en nuestra lengua.

"Me siento más asustado de lo que a lo mejor tú puedes ver"
miguel ángel silvestre, desnudo en la revista esquire
Jesús Isnard
Camisa y pantalón de Dolce & Gabbana.

De repente he pensado que ibas a decir que eres no binario... El ansia del titular, que los medios también nos tenemos que descodificar.
¿Te imaginas? No lo sé, en principio tengo muy claro lo que me gusta, o por lo menos mi cuerpo tiene claro lo que le gusta y yo, bum, me dejo llevar. Pero sin juicios.

Acabo colocando el deseo frente al espejo. ¿Qué se siente, más allá del cliché, cuando uno es objeto de deseo? ¿Qué pensará el David de Miguel Ángel, o este otro Miguel Ángel, cuando lo observan con esa mirada?
Me gustaría poder contestar de verdad... Pero es que me siento más asustado de lo que a lo mejor tú puedes ver. Somos la infancia que hemos vivido. Cuando tú, por las heridas que puedas tener, nunca te has colocado ahí, no sientes que eres eso que pueden ver los demás. Por eso yo siempre le digo cosas bonitas a mis sobrinos, a los hijos de mis amigos. Los padres me dicen: “No se lo repitas tanto que al final se lo creerá”. ¡Que se lo crea! Se lo tienen que creer para cambiar el mundo. Si se lo creen, pisarán fuerte y usarán esa fuerza para abrir camino.

En voz bien alta: qué bonito eres, tete.

Asistente de fotografía: Jessica Rodríguez Ligero · Asistente de estilismo: Martina Tacchini · Edición de vídeo: Álvaro Verdú · Maquillaje y peluquería: David Bello · Producción: Marta Sánchez

*Este número aparece publicado en el número de abril de 2023 de la revista Esquire

portada de la revista esquire de abril de 2023
Esquire