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Jugos verdes, jet privado y sin vacaciones. As� era la vida de Elizabeth Holmes, la millonaria estafadora de EEUU

Todo el mundo en Silicon Valley daba por sentado que esta milenial ser�a la nueva Steve Jobs. Un jurado la ha declarado culpable de cargos por fraude que suman 80 a�os de c�rcel.

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Elisabeth Holmes, la millonaria estafadora estadounidense que ahora se enfrenta a una larga condena.
Elisabeth Holmes, la millonaria estafadora estadounidense que ahora se enfrenta a una larga condena.

Cuando ten�a nueve a�os, Elizabeth Holmes le daba mucha m�s importancia a llegar a la edad en que pudiera montar una gran empresa que a la edad en que pudiera tener novio. Como algunos cowboys de cine, quer�a ser dura, resiliente y killer. Lo que fuera con tal de ser un pez gordo. Su ambici�n era a�n m�s importante que la tarta de manzana.

Apareci� en la escena tecnol�gica en 2003, ten�a 19 a�os y un relato extraordinariamente bueno para lo que se lleva en el Silicon Valley: era una mujer y estaba construyendo una empresa que ten�a como objetivo cambiar el mundo. Ese cuento fue su motor, su combustible y su primer activo.

Un look muy estudiado

Su �dolo era Steve Jobs y a�n no se hab�a te�ido el pelo de rubio. En su primer a�o en la Facultad de Ingenier�a Qu�mica de la Universidad de Stanford, ya se comportaba de una manera jobsiana. Adopt� un look de pantalones y cuellos de tortuga negros, l�piz de labios rojo y pelo recogido en un mo�o. As� encajaba en la idea de Silicon Valley de que un uniforme fijo significa que no pierdes el tiempo pensando en qu� ponerte, sino que lo inviertes en cosas m�s importantes. Adem�s, el jersey de cuello vuelto, sobre todo si es negro, tiene una larga historia y se asocia con la rebeld�a.

Holmes se jactaba de no tomar nunca vacaciones, practicaba el veganismo, beb�a extra�os jugos verdes (lechuga, col rizada, pepino, perejil, espinacas y apio), viajaba con guardias armados y hablaba en una tesitura casi de bar�tono. En una industria llena de bichos raros, estaba empe�ada en cultivar una reputaci�n de perro verde.

Fue ese instinto, junto con un miedo infantil a las agujas, lo que la llev� a abandonar sus estudios e idear su revolucionaria compa��a. La llam� Theranos (un anagrama de terapia y diagn�stico) y Edison a su producto estrella: un peque�o dispositivo dom�stico. No era simplemente un producto que se vendiera en las tiendas y llenara los bolsillos de los inversores; era algo mucho m�s conmovedor: un pinchazo de sangre extra�da de la punta de un dedo para diagnosticar cientos de enfermedades, un invento que salvar�a millones de vidas. O sea, cambiar el mundo.

La llegada del �xito

Adorn� su sede y su sitio web con este lema: "Una peque�a gota lo cambia todo". El relato, siempre el relato. Pero su cuento de hadas filantr�pico se parece al almendro amargo: sus flores son bellas, pero sus frutos, t�xicos.

Holmes fue portada de 'Fortune', 'Forbes', 'The New York Times Style', 'Inc Magazine' y 'Glamour', sali� en el 'New Yorker' y se convirti� en una figura fascinante en la cultura pop, una rareza para una mujer -u hombre- de negocios. Hizo creer a 'Forbes' que su fortuna era de 4.500 millones de d�lares.

Elizabeth Holmes se code� con las grandes personalidades de EEUU. En la imagen, con el ex presidente Bill Clinton.
Elizabeth Holmes se code� con las grandes personalidades de EEUU. En la imagen, con el ex presidente Bill Clinton.

Con su aplomo de uranio enriquecido, y su mismo peligro, a pesar de la falta de formaci�n formal, fascinaba a los cient�ficos de Stanford, a viejos zorros de la pol�tica (como Henry Kissinger), a quienes incorpor� a su Consejo de Administraci�n, y a viejos caballos de batalla de los negocios que invirtieron en Theranos: eminencias como Rupert Murdoch. Esta WASP rubia fascinaba a los p�jaros en las ramas y a los hipop�tamos en las charcas. As� consigui� que el humo que vend�a se valorara en 9.000 millones de d�lares.

Vivir en la cumbre

En un sector tecnol�gico saturado de incontables aplicaciones perfectamente in�tiles, como una app que simula una pantalla rota, su ambici�n humanitaria fue un lubricante para que el dinero redondo llegara rodando. Finalmente, hab�a una mujer innovadora que era capaz de personificar la visi�n que ten�a el Silicon Valley de s� mismo: un cruce de Juana de Arco y Teresa de Calcuta, alguien con el arrojo y la caridad de hacer del mundo un lugar mejor.

Desde luego lo consigui� para s� misma: volaba en un jet privado (un Gulfstream G150 de 7 millones de d�lares), viv�a rodeada de sillas de cuero negro Le Corbusier y por cuatro guardaespaldas que se refer�an a la boss como "�guila 1".

La corporaci�n que cre� en Page Mill Road1701, Palo Alto, ocultaba un secreto. El secreto era que todo ten�a que ser secreto. Nadie pod�a hablar con nadie, nadie sab�a nada y s�lo ella lo sab�a todo. Eso le permit�a vender humo, y mentir y mentir y seguir mintiendo hasta que su sue�o se hiciera realidad: su ut�pica idea de una tecnolog�a port�til y revolucionaria de diagn�stico casero.

El principio del fin

Cuando a los reguladores del Departamento de Salud se les puso la mosca en la oreja, descubrieron que la compa��a analizaba la sangre de manera chapucera y que su producto principal, el Edison, era un bluff. John Carreyrou, reportero de investigaci�n del 'Wall Street Journal', detall� durante dos a�os las mentiras de la start up y todo se vino abajo.

Un jurado federal ha declarado a Elizabeth Holmes culpable de tres cargos de fraude electr�nico y uno de conspiraci�n para defraudar a los inversores. Podr�a pasar 20 a�os a la sombra. �Fin de la historia?

Tal vez. O tal vez no. Cuando a Elizabeth Holmes se le mete algo en la cabeza no para hasta que lo consigue, puede conseguir cualquier cosa: poner puertas al viento, abatir un imperio o levantar Theranos. "Lo intentaste. Fracasaste. Da igual. Prueba otra vez. Fracasa otra vez. Fracasa mejor". Estas seis frases de Samuel Beckett son ahora su mantra.

Su situaci�n actual

La que fue la milmillonaria self made m�s joven del mundo tiene 37 a�os y ha abandonado el look negro y antisistema por un conjunto m�s moderado y ordinario: trajes de falda neutros y athleisure (glamour y la comodidad).

Vive en un apartamento de lujo en San Francisco con un rico heredero y se la ve, no solo en Instagram, alegre y energ�tica. Est� lejos de ser un ermita�o y espera con ansiedad el partido de vuelta. La pr�rroga, al menos. "Cuando trabajas para cambiar las cosas", ha dicho con una sonrisa incendiada por el lipstick rojo, "primero piensan que est�s loca, despu�s se meten contigo, y luego, de repente, cambias el mundo".

Finge creer a machamartillo en su karma y como un coach de boxeo se repite a s� misma: "La derrota no es caer, la derrota es no levantarse". El �guila abatida amaga con volver a levantar el vuelo. Unos aseguran que es una soci�pata, a m� me recuerda a Scarlett O'Hara con bolsos 'Birkin'.

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