Así se fraguó el filón de oro tras Mostovoi, Radchenko y Onopko: “Llenaban los carros de comida por si no había al día siguiente” | Relevo
MERCADO FICHAJES

Así se fraguó el filón de oro tras Mostovoi, Radchenko y Onopko: "Llenaban los carros de comida por si no había al día siguiente"

Iñaki Urquijo, representante especializado en el mercado ruso, relata en Relevo una década en la que aterrizaron en LaLiga hasta 22 futbolistas desde Rusia.

Onopko, en su etapa en el Oviedo, en un choque ante el Atlético de Madrid./Archivo
Onopko, en su etapa en el Oviedo, en un choque ante el Atlético de Madrid. Archivo
Patxo De la Rica

Patxo De la Rica

Moscú. Verano de 1995. Los futbolistas rusos ya han comenzado a llegar en tromba a nuestro fútbol y en el Spartak de Moscú, uno de los mejores equipos del país, despunta un espigado mediocentro convertido en mejor jugador de la liga local en las dos últimas temporadas. Su nombre sonará a muchos: Víktor Onopko. "Un fichaje de la de dios". El Oviedo se lanzó a por él, también el Atlético de Madrid, pero finalmente acabó en Asturias después de una negociación intensa y "un lío de cojones". Fue posible gracias a un piso en propiedad de un vasco, pero sobre todo a la insistencia de Eugenio Prieto, entonces presidente del club ovetense.

¿Cómo se llegó hasta allí? "Pues con mucho trabajo, con cientos de viajes a Rusia y por una intuición de que en Rusia había expectativas de cambio a finales de los 80", resume Iñaki Urquijo, hoy jubilado pero durante muchos años representante de futbolistas y en aquella época especializado en el mercado soviético. "Nosotros vendimos la selección rusa entera. Desde el lateral derecho hasta el extremo izquierdo. Hasta que más o menos al inicio del 2000, con la entrada de los empresarios al fútbol ruso, se nos jodió el negocio porque no nos supimos adaptar", cuenta a Relevo.

Por sus manos, junto a su socio Juan Vergara, pasaron Onopko, Radchenko, Beschastnykh, Dmitri Cheryshev, Lediakhov, Nikiforov, Korneiev, Popov, Faizulin… Y muchos otros. "Los rusos tenían una cosa muy buena y una cosa muy mala. Eran técnicamente unos jugadores excepcionales, pero no tenían agresividad. Yo siempre decía que eran burócratas del balón", resume, recordando cada cierto tiempo que la mentalidad de una sociedad crecida durante el comunismo no es extrapolable a nuestra realidad. "Son otro mundo, otra cosa. Y eso se notaba en el fútbol también".

En la década de los 90 llegaron a LaLiga 22 futbolistas rusos a clubes como Espanyol, Sporting de Gijón, Oviedo, Celta, Racing o Real Sociedad, entre otros

Aunque los soviéticos fueron quienes les hicieron fuertes en el mercado del fútbol, el primer movimiento sucedió en Polonia. Iñaki mantenía relación también con Pedro Mari Zabalza, entonces entrenador de Osasuna y quien necesitaba un delantero. Juntos viajaron a Polonia para ver a un jugador del que Iñaki había oído hablar. Era Jan Urban, que lógicamente convenció al técnico rojillo y se convirtió en un excelente fichaje para Osasuna, donde hizo carrera y regaló grandes noches, como su recordado hat-trick en el Bernabéu en un histórico 0-4 al Real Madrid.

Iñaki Urquijo posa en las instalaciones del Racing en una foto de archivo.
Iñaki Urquijo posa en las instalaciones del Racing en una foto de archivo.

Este movimiento fue un gran primer paso pero el camino iba en otra dirección. "Nos fuimos a Rusia en busca de negocios de importaciones porque había expectativas de cambio y era una oportunidad. Yo era un hombre de fútbol -había sido entrenador en varias categorías- y me iba a ver todos los partidos y empecé a hacer relación con la gente de fútbol de allí". Habla de finales de los 80 en Rusia y principios de los 90, viviendo el desmembramiento de la URSS y también el golpe de Estado de 1991 en primera persona. Lo que podía parecer un escenario complicado fue el mejor caldo de cultivo.

Comenzó a tejer redes con los mandatarios del CSKA y el Spartak. Con el comunismo todo estaba centralizado, cuenta, no salían jugadores al exterior, no tenían representantes y los dirigentes ni siquiera pensaban en poder hacer negocio. De hecho, entonces los equipos pertenecían a diferentes gremios. CSKA era del ejército, el Dínamo de Moscú de la policía, el Spartak de los sindicatos y el Lokomotiv, de transportes. Comidas, visitas a su casa y, sobre todo, mucha presencia en "todos los partidos que podía de fútbol". Esperando la oportunidad. Y surgió en invierno de 1992. Javier Clemente, al que conocía bien, entrenaba al Espanyol y pasaba muchos apuros en la clasificación. "A ver si me encuentras algún jugador", le dijo a la desesperada.

"Yo conocía bien a cuatro jugadores del CSKA". Se refiere a Dmitri Galiamin, Andrei Moj, Igor Korneyev y Dmitri Kuznetsov. "Estaban en Italia, en Milán, jugando la Champions con el CSKA. Y digo, pues me voy para allí, lo hablo y en unas horas ya estaba todo listo". Todos contentos, aunque nadie confiaba en que se pudiese hacer la operación por los permisos laborales y los visados. Ahí apareció Inocencio Arias, que luego fue director general del Madrid, y que entonces era secretario de Estado de Cooperación, el legendario caballero de la pajarita. "Le llamé y me lo solucionó cagando hostias".

La primera operación desde Rusia fueron los fichajes de cuatro futbolistas para el Espanyol de Clemente, que necesitaba reaccionar en el mercado invernal.

Así se presentaron con los cuatro jugadores en Barcelona. "Fue increíble. El Espanyol ya había tenido un jugador soviético, pero me contó Clemente que habían tardado 8 meses en traerle y nosotros lo conseguimos en 48 horas". Esperaron en un hotel de la Vía Laietana en Barcelona al presidente del Espanyol, Julio Pardo, negociaron los contratos y cerraron las operaciones. "A partir de ahí ya empiezan todos los traspasos al Racing de Santander, al Sporting de Gijón, Oviedo…".

Inocencio Arias, diplomático español y exviceprisdente del Real Madrid.  ABC
Inocencio Arias, diplomático español y exviceprisdente del Real Madrid. ABC

Estrechando lazos

Los primeros contactos con traspasos llevaron a una relación mayor entre los intermediarios y los dueños de los clubes rusos. Se convirtió en habitual que les gestionasen pretemporadas en Chiclana, en Cádiz, para paliar la falta de ritmo de los conjuntos soviéticos en invierno, cuando paraba la competición local por las condiciones climatológicas. "Ahí no había negocio, lo hacías como favor y para seguir haciendo relación. Algún capricho sí que me dieron, como irme a buscar al aeropuerto en una limusina negra. La policía se cuadraba cuando pasábamos por su lado".

Otra anécdota que le marcó fue su presencia en el palco del Camp Nou. Sucedió en 1992, en una eliminatoria de la Champions League entre el Barça y el CSKA. Ningún responsable ruso podía viajar al partido y le encomendaron a Iñaki que fuese al palco en representación del conjunto soviético. "Allí estábamos Núñez y yo. Fue histórico, ganaron 2-3. Empezó ganando el Barça 2-0 en media hora y estaban allí haciendo chistes, pero luego remontaron con tres goles, el tercero de Karasov. Aquello era un funeral".

Mostovoi y Karpin cuando compartieron vestuario en el Celta de Vigo. Archivo
Mostovoi y Karpin cuando compartieron vestuario en el Celta de Vigo. Archivo

Controlaban el mercado, pero alguna operación también se les escapó. Ofrecieron a Karpin a varios equipos y la Real Sociedad se interesó en él, pero John Benjamin Toshack puso una condición: la operación la debía hacer un representante galés cercano a él. También ofrecieron a Mostovoi al Sporting, pero no se llevó a cabo y finalmente acabó en Vigo a través de otro intermediario. "El traspaso al Alavés sí lo hicimos nosotros. Mostovoi era el mejor de todos, el de más calidad seguro", reconoce.

Al hablar del Zar de Balaídos hace una reflexión sobre el fútbol ruso. "Una cosa es la calidad y otra es el rendimiento. En rendimiento, por ejemplo, igual el mejor ha sido Karpin. Era el único que tenía esa agresividad y esa mentalidad que les faltaban a los otros", explica. Para él, otro de los mejores fue Radchenko. Un fichaje que estuvo cerca de frustrarse cuando ya estaba en Santander vestido de corto para jugar en el Racing.

El técnico entonces era Jabo Irureta. "Nos llama y nos dice que Radchenko ha llegado cojo. '¿Cómo?' 'Sí, sí, que está cojo'. Joder. Vamos para allí y le decimos que le ponga a hacer un sprint. Le pone y lo gana. Jabo seguía diciendo que estaba cojo. Ponle a hacer otro. Lo gana. Volaba. Hace el tercero y lo vuelve a ganar. Oye mira, igual está cojo pero si te gana todos los sprints que le den por culo a la cojera". Lo ficharon y dos años después lo traspasaron al Deportivo de la Coruña, donde ganó una Supercopa de España, dejando un gran superávit económico.

Radchenko, en su etapa en el Racing. Archivo
Radchenko, en su etapa en el Racing. Archivo

Caso Onopko

Volvemos a 1995. El verano de Víktor Onopko. Ya controlaban todo el mercado y tenían una estructura sólida. Contaban con oficinas y una vivienda en el centro de Moscú que Iñaki le había comprado a un jugador al que se la habían regalado por ganar la liga de 1991. Aquella fue la base de muchas operaciones y por allí pasaron "decenas" de dirigentes y directores deportivos españoles.

"Prieto dijo que él no se iba. Se quedó tres semanas en nuestra casa, con nuestro coche y los intérpretes, y fue todos los días a la casa de Onopko para convencerle hasta que le fichó"

Iñaki Urquijo Ex representante e intermediario de jugadores

Onopko despuntaba en el Spartak e interesaba al Oviedo, entonces entrenado por Radomir Antic, desde hacía meses. Los asturianos estaban decididos a ficharlo, pero todo se complicó porque el Atlético de Madrid también se interesó en él precisamente cuando Antic llegó ese verano al banquillo colchonero. No había manera de cerrarlo. Incluso, lo dieron por perdido y regresaron a España. Salvo Eugenio. "Prieto dice que él no se va. Que se queda allí en nuestra casa. Le dejamos el coche y los intérpretes, que le hacían también de chófer. Onopko vivía al lado, en otra torre, en un piso parecido al nuestro. Y fue todos los días a su casa para convencerle. Hasta que le fichó".

Onopko llegó a ser capitán del Oviedo. Archivo
Onopko llegó a ser capitán del Oviedo. Archivo

Sin embargo, también hubo complicaciones después de la firma. El Atlético de Madrid, a través del hermano de Antic, se movió y viajó también a Moscú para firmarle. Consiguió firmar otro contrato y también hacerle unas fotos en la Plaza Roja de Moscú con la camiseta rojiblanca que se publicaron en la prensa. "Se montó un lío muy gordo", reconoce Iñaki. El lío, de hecho, tuvo que ser resuelto en la FIFA en un proceso legal que finalmente dio la razón al Oviedo, quien pudo presentarle y disfrutarle en el campo durante siete temporadas antes de jugar en el Rayo.

¿Cómo se hacían las operaciones?

Más allá de las anécdotas con los fichajes y su rendimiento en el fútbol español, Iñaki relata cómo se llevaban a cabo estas operaciones. Según él eran "sencillas" y "rápidas", quizá porque el futbolista no tenía mucho peso. "Nosotros en realidad trabajábamos para los clubes. Nos decían qué necesitaban y cuánto podían pagar y nosotros les buscábamos los jugadores. Entonces no había internet como ahora. Íbamos a Rusia, hablábamos con el club y ya está. Era fácil porque allí estaban todos encantados de salir", cuenta.

¿No importaba la opinión del jugador? "Es que al jugador no le importaba dónde. Querían salir sí o sí. Ten en cuenta que eran jugadores que habían vivido en las escuelas del comunismo. Había que estar en aquellas concentraciones, cómo los tenían en aquello que llamaban la base. Y se pasaban allí días y días, encerrados y deseando salir. Además, les conseguíamos unos contratazos. Les multiplicabas por mil el sueldo y la vida".

En ese sentido, menciona también una anécdota con la mujer de un futbolista que firmó por el Racing, aunque no recuerda con exactitud de quién se trata. "Fuimos al supermercado y llenó un carro. Luego otro. Y luego, un tercero. Y le pregunto por qué y me dice: 'Por si acaso mañana no hay'. Y claro, es que en Rusia muchas baldas estaban vacías y no sabías cuándo iba a volver a haber lo que necesitabas".

Los jugadores no tenían peso en la decisión. La operación se cerraba entre los dirigentes rusos y los clubes españoles con Urquijo y Vergara como intermediarios.

Lo que sí tiene claro es que eran futbolistas para la clase media de LaLiga. Por eso nunca hicieron una operación directa con Madrid o el Barça, aunque Igor Korneyev –el más intelectual y especial de todos para Iñaki– sí jugó una temporada en Can Barça tras finalizar contrato con el Espanyol.

"Hablando una vez con Benito Floro de un jugador me dijo: 'Jode, si este corriera más…'. 'Benito, si corriera más no estaría aquí, estaría en el Real Madrid y valdría 10 millones más'. Nosotros nunca hemos tenido un jugador de calidad para el Real Madrid o Barcelona, eran jugadores de un precio medio bajo, de un club de entre el sexto y el quince". Ese era su mercado y lo tenían muy claro. Así se hicieron fuertes y se convirtieron en los reyes de un mercado que marcó una época en el fútbol español.