Al enfrentarse a la crisis por la influenza AH1N1, en materia de política monetaria y financiera, la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP) y el Banco de México (Banxico) recortaron las emisiones de deuda de largo plazo.

Hubo líneas adicionales de financiamiento de corto plazo para la banca y una autorización temporal a las sucursales para llevar liquidez a sus fondos de inversión. Se impulsó un plan de recompra de valores gubernamentales de mediano y largo plazos de hasta 40 mil millones de pesos.

En política fiscal, se lanzó el programa para Impulsar el Crecimiento y el Empleo, que daba un estímulo fiscal de 90 mil 300 millones de pesos. También se estableció el compromiso para acelerar el Programa Nacional de Infraestructura y una reforma integral del esquema de inversión para Petróleos Mexicanos (Pemex).

El gobierno anunció la construcción de una refinería y la adquisición de coberturas petroleras. Se aprobaron bajas en aranceles a países con los que no había tratados de libre comercio.

Sobre la política cambiaria y de comercio exterior, en 2008, Banxico subastó extraordinariamente poco más de 12 mil 500 millones de dólares y 666 millones en 2009 debido a la volatilidad.

Políticas sectoriales

Para las Pymes se creó el Fideicomiso México Emprende, para dar crédito hasta por 250 mil millones de pesos y se implementó el Acuerdo a Favor de la Economía Familiar y el Empleo para apoyar la competitividad e impulsar los productos hechos en el país.

También se ofreció que Nacional Financiera y Bancomext aumentaran el financiamiento a firmas, en tanto que los Fideicomisos Instituidos en Relación con la Agricultura hicieron lo propio.

Se autorizó una asignación adicional por 650 millones de pesos al Sistema Nacional de Empleo y Capacitación, se amplió el programa de trabajo temporal y se puso en marcha el de preservación.

En cuanto al sector de combustibles automotores, gas y electricidad, se congeló el precio de la gasolina durante un año.

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