Luis Gutiérrez, el catador del ranking Parker que pone nota a los grandes vinos españoles

Luis Gutiérrez, el catador del ranking Parker que pone nota a los grandes vinos españoles

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Sus puntuaciones para la lista Parker de 'The Wine Advocate' son muy esperadas, así como su presencia en la Barcelona Wine Week

Luis Gutiérrez participa este martes en la Barcelona Wine Week

Luis Gutiérrez protagonizará este próximo martes día 7 de febrero una de las actividades más destacadas del salón profesional Barcelona Wine Week

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Luis Gutiérrez, nacido en Ávila en 1965 (prefiere hablar de añada más que de año), se ha convertido en el prescriptor de vinos español más reverenciado y, a la vez, en el más deseado. Sus puntuaciones para The Wine Advocate, la reconocida lista Parker (el equivalente a Michelin para los restaurantes), son codiciadísimas. Es una guía que ha sido idolatrada y criticada casi a partes iguales. Sus puntuaciones, sin embargo, nunca pasan desapercibidas. Empezó en esto de los vinos en los años 90 del siglo pasado. Internet le permitió dar “un salto bestial”. 

Se inició en el mundo del vino como un simple aficionado. Cataba y escribía con amigos para elmundovino.com, una plataforma que lo catapultó. Lo suyo fue una afición apasionada que a principios de 2013 le permitió abandonar su trabajo como responsable de sistemas y procesos en la empresa de material de envase Tetra Pak, donde, afirma, “iba a reuniones y mandaba e-mails”. Una década después sigue viviendo del vino.

Sus puntuaciones pueden hacer incrementar exponencialmente el precio de los vinos, o agotarlos en un santiamén

Cata, describe y puntúa “con libertad” unos 4.000 vinos anuales de España, Argentina. Chile y Jura para The Wine Advocate. Hoy dice que trabaja “más que a tiempo completo”. Sus puntuaciones pueden hacer incrementar exponencialmente el precio de los vinos, o agotarlos en un santiamén. En sus redes sociales se define simple y llanamente: “I drink wine, and I talk about it...” (“Bebo vino, y hablo de ello”)

Los 100 puntos Parker son lo más. Afirma que las puntuaciones que otorgan tienen tanta consideración en los mercados por el hecho de acumular la publicación fundada por el gurú de Baltimore Robert Parker “independencia, historial y una experiencia” que les ha hecho construir “una marca global importante”. Recuerda que viven exclusivamente de las cuotas de sus subscriptores, y que no admiten ni publicidad ni regalos ni venden vinos, lo cual “poca gente conoce”.

En 'The Wine Advocate' tenemos libertad total para decir lo que pensamos”

Gutiérrez asegura que “tenemos libertad total para decir lo que pensamos”. No quería tener que depender de la industria del vino. Todo eso le atrajo de este trabajo. Y señala que, en su quehacer profesional, más allá de unas simples listas y puntuaciones, “hay profundidad y muchísima información, quizás en sobredosis”.

Este abulense afincado en Madrid protagonizará este martes 7 de febrero una de las actividades más destacadas del salón profesional Barcelona Wine Week. Dice que “vengo a hablar de mi libro”. Disertará sobre una obra en la que recogió catorce perfiles de vitivinicultores y sus tierras, que cubren la mayoría de la geografía vitícola española. Escogió perfiles que “hablan de historias, de paisaje, de viñedo y de gastronomía, de pasión y de tradición”.

Luis Gutiérrez, cata, describe y puntúa “con libertad” unos 4.000 vinos anuales de España, Argentina. Chile y Jura para ‘The Wine Advocate’.

Luis Gutiérrez, cata, describe y puntúa unos 4.000 vinos anuales de España, Argentina. Chile y Jura para ‘The Wine Advocate’.

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En este libro no hay taninos, ni añadas, ni puntos, ni notas de cata sino “un lado humano muchas veces obviado y el contexto de lo que hay en cada botella, incluyendo la gastronomía local, que cada uno de nuestros personajes vive a su manera y de la que el vino forma una parte integral”. Son los que, a su entender, son los nuevos viñadores, “una nueva generación de viticultores españoles”.

Le han propuesto en más de una ocasión escribir una segunda edición de un libro que cree que no ha quedado obsoleto, e incluso hacerlo con viñadores de Chile, Argentina y Jura. Hasta ahora, aunque prefiere no decir nunca jamás, se ha resistido, y “no porque no haya muchas historias que merezcan ser contadas”. Si escribiera un nuevo libro preferirá que versara “de algo más esotérico como es la música y el vino”. De hecho, este bigotudo prescriptor es miembro de la banda The Winedrinkers, con la que compagina, o más bien marida, las aficiones por el vino y el rock.

Por fin se ponen en valor nuestras variedades y lugares, como ha ocurrido con la chistorra o la tortilla de patatas”

Luis Gutiérrez considera que no se puede entender un gran vino sin un gran viñedo detrás. Es del parecer que cada vez se busca “más y mejor” la expresión de cada sitio, de cada región. Y destaca que “por fin se está poniendo en valor lo nuestro, nuestras variedades y lugares, que hasta ahora habían sido menospreciados o pasado desapercibidos, como ha ocurrido con la chistorra o la tortilla de patatas en el campo de la gastronomía, y hoy nos damos cuenta de que son acojonantes”.

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Añade que “el terruño define el potencial del vino, pero luego debe haber alguien que lo sepa ver e interpretar”. En este sentido apunta que los viñedos de L’Ermita de Gratallops, un vino icónico del Priorat, o del Rumbo al Norte de Madrid siempre estuvieron ahí pero que sin la clarividencia de Álvaro Palacios y Comando G respectivamente no se hubieran puesto en tan alto relieve.

Luis Gutiérrez participará en la Barcelona Wine Week hablandosobre su obra en la que recogió catorce perfiles de vitivinicultores que cubren la mayoría de la geografía vitícola española.

Luis Gutiérrez participará en la Barcelona Wine Week hablando sobre su obra en la que recogió catorce perfiles de vitivinicultores que cubren la mayoría de la geografía vitícola española.

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Este prescriptor también celebra que el vino español se esté despojando progresivamente de sus complejos de inferioridad, y de que “seamos capaces de ver nuestro potencial”. Señala, sin embargo, que “debemos ser realistas y no creernos ser los reyes del mambo para no darnos un buen tortazo”. Sea como fuere, opina que “vamos por el camino correcto, por uno de muy bueno”. Así pues, cree que lo del gran vino español no es una simple moda sino “una realidad fruto del reencuentro con la esencia”.

En una década ha concedido hasta en 39 ocasiones los anheladísimos 100 puntos Parker. Siete de estos vinos son catalanes. Opina que es “un reparto normal, ni más ni menos”. Y en su etapa también ha otorgado los 99 puntos en 13 ocasiones. Gutiérrez manifiesta que todos los que ha premiado con los 100 puntos son Priorat, “así que hay algo especial en esa zona”. Dice que “hay poca diferencia entre los 99 y los 100, aunque obviamente la hay, emocional, y sobre todo de impacto”.

Todos los vinos que he premiado con los 100 puntos son Priorat, así que hay algo especial en esa zona”

Entiende que actualmente en Catalunya “pasa lo que en elresto de las regiones”, y eso es que “hay mucho potencial en los sitios, pero depende de que haya más o menos personas con la visión de calidad. Las zonas de por sí no son nada. Necesitan el último eslabón, que es el factor humano”. En este sentido añade que “en el Priorat siempre ha habido una comunidad muy interesante de gente con ideas, muchos extranjeros también”. Y que “parece que hay cada vez más de estas personas repartidas por toda la geografía, aunque haya menos en unas zonas que otras.

El potencial está ahí esperando a que llegue alguien capaz de verlo”. Como novedad, cree que ahora “está muy interesante” también el Penedès, que “está uniéndose a esta búsqueda del vino con identidad del lugar, buscando cómo es y cómo se hace, de dónde viene…” También ha dado por primera vez en sus últimas puntuaciones un destacado reconocimiento a la eclosión de los vinos del Garraf.

Las zonas de por sí no son nada. Necesitan el último eslabón, que es el factor humano”

A quienes quieran iniciarse en el mundo del vino como aficionados y deseen llegar a “entender de vinos” les receta “beber muchísimos vinos”. Dice que no hay más secretos ni atajos, aunque no esconde que ello supone gastarse “mucha pasta”. Además, sostiene que “aunque los errores puedan doler en la cartera, sirven para aprender y para crear nuestra propia opinión”.

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