La gran sorpresa del 2022, la temprana eliminación de Brasil del Mundial: ¿Qué falló? - ESPN
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La gran sorpresa del 2022, la temprana eliminación de Brasil del Mundial: ¿Qué falló?

Brasil llegó con las expectativas más altas a Qatar, por eso su eliminación generó la mayor decepción en el futbol durante el 2022

Cuando Brasil se queda fuera de un Mundial, la conmoción y la tristeza no tardan en ser reemplazadas por la ira en ese país. Hay que señalar a un villano, que suele ser el entrenador. Y, después de no pasar de cuartos de final en dos torneos consecutivos, Tite es un blanco fácil.

Esta vez, los cuchillos lucieron más afilados debido a la conducta de Tite inmediatamente después de la derrota por penales contra Croacia. No, no huyó de la escena, como alegan sus críticos más duros. Pero después de hablar con algunos de sus jugadores se retiró al vestuario. A muchos les habría gustado verlo en el campo de juego en el momento más oscuro, compartiendo el dolor de sus jugadores.

Las expectativas para Brasil son más altas que en cualquier otro lugar, pero una vez más la Seleção cayó en su primer encuentro con un equipo europeo en la fase eliminatoria. Y los vencedores siguen empequeñeciéndose. En 2018 fue Bélgica, con menos de 12 millones de habitantes. Esta vez fue Croacia, con menos de cuatro millones. Entonces, ¿en qué se equivocaron?

La respuesta corta es que los penales se vieron forzados por un momento totalmente atípico del equipo de Tite: sorprendidos en un contraataque con el equipo ganando 1-0 y con la línea de meta a la vista, el partido fue enviado a penales por el gol de Bruno Petkovic (el único remate al arco de Croacia), que necesitó un desvío para meterse en la red de Alisson.

La jugada fatal fue analizada, analizada y analizada nuevamente; la presión y la prórroga pueden provocar cosas extrañas en un equipo. ¿Debían presionar alto como de costumbre o bajar? Lo que no deberían haber hecho es intentar ambas cosas a la vez. Croacia construyó su jugada en los espacios, donde quizás el mediocampista Casemiro debería haber sido más prudente que intentar ganar el balón y ponerse en el lado equivocado de Luka Modric.

Pero ¿por qué se llegó a esto? ¿Por qué Brasil no fue capaz de despachar a Croacia mucho antes, como la mayoría esperaba?

Las lesiones no ayudaron... en dos sentidos. En primer lugar, debilitaron una de las características más interesantes de esta selección brasileña: la presión ofensiva. Neymar no estaba al 100 por ciento mientras se recuperaba de una lesión de tobillo sufrida a principios del torneo. Sin embargo, el verdadero problema fue que el delantero Richarlison estaba claramente en apuros. El número 9 de Brasil es el líder de la presión y sus acosos propiciaron dos goles en la ronda anterior contra Corea del Sur, pero arrastraba un problema en el muslo.

Brasil hizo entrar en calor a los suplentes a los cinco minutos, pero mantuvo a Richarlison en la cancha. Si Gabriel Jesús hubiera estado disponible, seguramente habría salido antes, pero el delantero de Arsenal fue otra baja por lesión, y así, sin otro delantero capaz de presionar al rival, Richarlison aguantó durante algo más de una hora.

Esto fue muy importante. Le permitió a Croacia jugar desde atrás con relativa comodidad y meter a sus magníficos mediocampistas en el partido, desde donde podían pasar mucho tiempo, si no amenazando el arco brasileño, al menos marcando el ritmo y haciendo correr el reloj.

La otra zona en la que las lesiones jugaron un rol importante fue en la posición de zaguero. El lateral izquierdo, Alex Sandro, no se encontró ni cerca de estar lo suficientemente preparado para abrir y sólo jugo los últimos 15 minutos, mientras que su reserva Alex Telles ya había sido descartado del torneo. Por lo que la primera opción en el lateral derecho, tampoco al 100%, pasó a la izquierda mientras que el defensor central, Éder Militão, completó por la derecha.

Contra defensas grupales, la capacidad para construir desde lo profundo es crucial. Hasta que se cansó, Militão intentó heroicamente ir a toda velocidad por su flanco, pero el equipo perdió la capacidad de Alex Sandro de aparecer en la línea de ataque como un elemento sorpresa.

También hay una segunda pregunta, más amplia y quizá más interesante. ¿El sistema de juego fue el adecuado para la competencia?

Durante el último año y medio Brasil desarrolló una manera de jugar con dos extremos. Raphinha se hizo cargo del flanco derecho; Vinicius Junior en la izquierda maduró en un astro global y produjo sus mejores actuaciones con Brasil. Y después, durante los últimos meses la excelente forma y las anotaciones de Richarlison forzaron su inclusión como delantero central. Esta colección en el ataque pasó por encima de Corea del Sur.

Pero a Brasil las cosas se le complicaron en los partidos más duros. ¿Esta formación los dejó desprovistos en el mediocampo? Este pareció ser el caso contra Croacia cuando, sin una presión agresiva, Brasil corrió el riesgo de verse superado en números, con tres contra dos en áreas centrales. Y también hubo un problema en la construcción de las movidas. Antes del surgimiento de los extremos, el mejor aspecto del ataque brasileño era el enlace entre Neymar y Lucas Paquetá.

Pero después los dos quedaron muy separados como para poder combinar de manera efectiva. Vale la pena recordar que el hermoso gol de Neymar contra Croacia fue un momento especial tanto en términos individuales como colectivos. Rodrygo había entrado para ayudar a que Brasil pudiera jugar por el medio, y Neymar intercambió pases con él y después -gloriosamente- con Paquetá antes de abrirse sobre el arquero y marcar un gol que respondió las preguntas que se estaban haciendo acerca de su aporte a la causa. Si hubiese pasado más tiempo más cerca de Paquetá, tal vez hubiese sido más fácil para Brasil romper las defensas rivales.

Pero incluso con las lesiones, y con posibles dudas con respecto a la formación del equipo, Brasil pareció haber hecho suficiente para superar a Croacia y avanzar a las semifinales. Una catastrófica pérdida de concentración en la defensa y dos penales errados pusieron fin al reinado de Tite dos partidos antes de lo que a él le hubiese gustado. La suya, es una despedida cruel.

Por segunda vez, este equipo quedó afuera después de un partido de cuartos de final en el que sin dudas merecían más. Las críticas llovieron, pero después del partido Tite declaró que estaba en paz consigo mismo – y sin dudas debe estarlo. Un par de derrotas ajustadas no pueden borrar la impresión de que durante más de seis años él ha dirigido este barco con competencia y dignidad.