Alias (2023), de Morgan S. Dalibert

Tras producirse un atentado terrorista en un hotel de París, los servicios de seguridad franceses necesitan introducir con urgencia a uno de sus agentes en la banda criminal liderada por Victor Pastore, ya que este personaje les puede llevar hasta Moktar. Éste, cerebro del ataque, podría tener planificado un segundo atentado que podría ser más letal. De modo que Adam Franco se infiltrará ganándose enseguida la confianza de sus colegas matones y de Pastore. Y su tierno corazón conectará con el niño hijo de Pastore, al que éste apenas hace caso.

Por si alguien lo dudaba después de La bala perdida y su secuela La bala perdida 2, Alban Lenoir demuestra ser el actor lacónico francés ideal para películas de acción mamporreras. En esta ocasión suma fuerzas con Morgan S. Dalibert, que fue director de fotografía de los dos títulos citados y que aquí es además director y coguionista con el propio actor. Ello para servir mucha acción y mucha violencia.

La película es entretenida, aunque responde exageradamente a lo que en mis años mozos se decía de algunos filmes de tiros, que “aquí muere hasta el apuntador”, tan sembrado de cadáveres se encuentra el metraje de algo más de dos horas. Como rasgos de guión, citar la parte tierna del protagonista, que se volvió duro e implacable cuando acabó con la vida del abusador pederasta de su hermano pequeño, y ahora se ocupa del niño hijo de su jefe mafioso; y la conspiratoria, en que siguiendo cierta estela autoflagelatoria del cine occidental, se nos cuenta que una trama de terrorismo islamista puede ocultar turbios intereses del ministro corrupto francés de turno.

Mencionar también que se relaciona la trama con la guerra de Sudán, en lo que cabría conceder dotes brujeriles a Netflix con la fecha del estreno, pues ha coincidido con el recrudecimiento del conflicto en ese país. En el reparto destaca además de Lenoir el ex futbolista Eric Cantona.