Qué suerte es tener un don y nacer en el hogar y en el sitio idóneos para estimularlo, desarrollarlo y disfrutarlo; sólo con motivación, apoyo, refuerzo y talento pueden conseguirse cosas tan asombrosas como las fotografías del joven Robert Irwin.
Imaginemos por un momento que nacemos y crecemos en Australia en el seno de una familia que ama la naturaleza y a los animales como los amaba Steve Irwin, el Félix Rodríguez de la Fuente de nuestras antípodas que, como él, murió por enseñarnos a querer y a respetar el planeta por la púa de una raya que le atravesó el corazón mientras filmaba un documental submarino.
Imaginemos que, desde pequeños, nuestros juguetes podrían haber sido tigres, leones, lagartos, koalas o cualquier bichejo que nuestro padre nos hubiera enseñado o presentado; imaginemos que desde pequeños entendemos el comportamiento animal y admiramos sus costumbres y sus hábitats.
Imaginemos que el amor hacia la vida salvaje, las especies y la naturaleza es el mejor legado que nuestro padre pudiera dejarnos y que, además es la mejor manera de hacer honor a su memoria para siempre.
Imaginemos que, además, tenemos un talento brutal para la fotografía y que descubrimos que todo ese amor inculcado puede capturarse y verse reflejado en fantásticas instantáneas; dejemos de imaginar porque todo es una historia real, la del joven fotógrafo prodigio Robert Irwin.
Robert Irwin, que sólo tiene 14 años, es un galardonado fotógrafo y zoólogo; el hijo del legendario "Cazador de cocodrilos" Steve Irwin sigue, a pesar de las fatalidades del destino, los pasos de su padre creando conciencia sobre la importancia de proteger la naturaleza a golpe de click.
Y es que su talento como fotógrafo es verdaderamente asombroso, no en vano, cuenta con más de 600.000 seguidores en su cuenta de Instagram.
A parte de demostrar grandes habilidades y sensibilidad para capturar asombrosas estampas, muestra valentía y arrojo porque no hay especie que no haya sido captada por la lente de su objetivo; desde serpientes, tortugas, elefantes, leones o tigres hasta cebras, tarántulas, buitres o, como no, cocodrilos.
Robert sabe ver belleza en toda la vida salvaje que le rodea y sabe enseñárselo al mundo.
Nosotros estamos totalmente maravillados, con su historia y su prometedor futuro, y aunque toda su obra merece la pena, destacamos el dramatismo y la belleza inconmesurable de sus fotografías en blanco y negro en las que las texturas animales, compuestas de pelajes o rugosidades pueden sentirse y hasta tocarse.
Disfrutad de esta bestial galería y del bestial talento de este joven y digno hijo de su padre.
Robert Irwin: Instagram | Twitter | Web
h/t: deMilked