Redacción El País
El mercado de pases de verano de Peñarol fue agitado: se fueron muchos, llegaron muchos y sonaron todavía más nombres para reforzar el plantel de Diego Aguirre. Pero hubo uno en especial que el DT pidió con firmeza y le dio la confianza para que sea el referente y capitán del equipo: Gastón Ramírez, el mismo que hizo explotar en aquel Torneo Clausura 2010 para que emigrara al fútbol italiano.

El 10 lleva 11 partidos desde que volvió al cuadro que lo formó y frente a River Plate, por la décima fecha del Torneo Aperutra, se reencontró con el gol. Fue un centro milimétrico de Leo Fernández entre las narices del arquero y la última línea del fondo darsenero, que Ramírez conectó de palomita para festejar frente a la Tribuna Cataldi besándose el escudo.

A pesar de los elogios del entrenador, quien tras sus primeros minutos de la temporada dijo que "tiene una clase bárbara, eso es indiscutido", comenzaron las dudas cuando una lesión a los 23 minutos de la primera fecha del Apertura frente a Cerro Largo lo dejó afuera de convocatoria por las siguientes cuatro fechas.

Pero el capitán se repuso y volvió para las fechas importantes: se reintegró nada menos que en el clásico ante Nacional y jugó los tres partidos que van de la Copa Libertadores.

Hasta el momento, Ramírez lleva dos asistencias y un gol vestido de amarillo y negro. La primera asistencia fue en la victoria por cuartos de Copa AUF frente a Liverpool: un pase entre líneas que dejó solo a Leo Fernández para que definiera, en el comienzo de una sociedad que ya ilusionaba.

La segunda fue hace pocos días por Libertadores, para que Maxi Silvera anotara el descuento 3-2 ante Atlético Mineiro en Brasil; partido en el además estuvo cerca de conseguir el empate con un zapatazo de tiro libre largo que pegó en el palo.

Lo cierto es que más allá de sus números en este 2024, Gastón Ramírez juega y hace jugar, en una posición nueva (doble cinco) que le exige estar en contacto constante con la pelota y le da mucho protagonismo en el juego del equipo, tanto en ataque como los momentos de repliegue, pero que partido a partido lleva con mayor naturalidad.