JUANA LA LOCA. LA REINA LOCA - Historia y Medicina

JUANA LA LOCA. LA REINA LOCA

¿QUIEN ERA JUANA DE CASTILLA?

Juana de Castilla, que ha pasado a la historia con el sobrenombre de La Loca, fue la tercera de los hijos de los Reyes Católicos. Mayores que ella eran Juan, destinado a ser el heredero de los reinos de sus padres, Isabel que sería más adelante reina de Portugal, y más jóvenes que Juana fueron sus hermanas María y Catalina.

A la vista de la descendencia de los Reyes Católicos, Juana no estaba destinada a reinar. Tuvieron que pasar muchas cosas para que el destino la llevase a Princesa heredera primero y Reina de Castilla después.

Juana nace en Toledo en 1479 y fue educada en la Corte Castellana como correspondía a una Princesa. Su preceptor fue el humanista Alejandro Geraldino del que aprendió la cultura selecta de su época incluyendo un buen conocimiento del latín. Tenía grandes condiciones para la música y la danza y llegó a tocar el clavicordio con destreza. Hay quien dice que en esta su época de formación llegó a aprender el francés, pero no parece que fuese así aunque llegó a dominar esta lengua más adelante,.durante su estancia en Flandes.

LA POLITICA DE LOS REYES CATOLICOS, MATRIMONIOS DE CONVENIENCIA

La política de los Reyes Católicos, especialmente del rey Fernando, tenía como propósito aislar al rey de Francia, Luis II, que estaba en guerra en Italia contra las tropas aragonesas del Rey Católico. Para ello, como era habitual en aquella época, se concertaron una serie de matrimonios de conveniencia con claras intenciones políticas. Su hija Isabel se casó con el rey Manuel de Portugal, su hija Catalina se casó con el príncipe Arturo heredero de la corona de Inglaterra (cuando Arturo muere antes de reinar, Catalina se casa con su hermano y ya heredero de la corona, Enrique, futuro Enrique VIII). Respecto a su política del norte de Europa, se conciertan los matrimonios de los hijos del emperador Maximiliano de Austria con los de los Reyes Católicos. Así, el príncipe heredero Juan de Castilla, con Margarita de Austria y la princesa Juana de Castilla con el archiduque Felipe, conocido como el Hermoso que había heredado Flandes. Así quedaba el rey de Francia rodeado de aliados de los Reyes Católicos. La otra hija de los Reyes Católicos, María, se casaría con el rey Manuel de Portugal cuando Isabel, primera esposa de Manuel y hermana de María, muere.

POR QUE JUANA LLEGO A SER REINA

Como estaba previsto, Juana se casa por poderes con Felipe el Hermoso en 1496. Inmediatamente viaja a Flandes llegando a Rotterdan en septiembre del mismo año. Estaba previsto que pasara el resto de su vida en tierras flamencas pues sus derechos al trono de España eran remotos.

Pero el destino, siempre caprichoso, les deparaba algunas sorpresas.

JUANA DE CASTILLA
MUSEO DE VIENA

El príncipe heredero de Castilla, Juan, muere en 1497 sin descendencia (tuvo un hijo que murió a los pocos días de nacer). Su hermana Isabel, reina de Portugal y ya heredera de Castilla y León, muere en 1498 dejando un hijo de corta edad, Miguel. Miguel es jurado por las Cortes de Castilla y las Cortes Aragón como legítimo heredero. Pero Miguel muere en 1500 y Juana queda como heredera de los Reyes Católicos.

QUIEN ERA FELIPE EL HERMOSO

En 1363 el rey Juan de Francia cede en feudo a su hijo Felipe el Atrevido el ducado de Borgoña. Por casamiento obtuvo Felipe el condado de Flandes con sus florecientes ciudades de Gante, Bruselas y Brujas. Diversos matrimonios hicieron crecer este enclave de forma notable. Cuando Carlos el Temerario, último príncipe del linaje de Borgoña lo hereda, sus dominios incluían, además de Borgoña, los ducados de Brabante, Luxemburgo y Limburgo así como los condados de Flandes, Holanda, Zelanda y Namur entre otros.

María

FELIPE EL HERMOSO
MUSEO DEL LOUVRE

, hija de Carlos el Temerario, se casa con Maximiliano de Austria, del linaje de los Habsburgo. Hijo único varón de este matrimonio fue Felipe de Austria, más conocido como el Hermoso. Como ya hemos visto más arriba, Maximiliano deseaba una alianza con los Reyes Católicos por lo que se conciertan los matrimonios de Felipe el Hermoso con la princesa Juana de Castilla (Juana la Loca) y el de Margarita de Austria, con Juan el heredero de Castilla y León.

 

Este joven matrimonio, Felipe el Hermoso y Juana de Castilla, no estaba destinado a reinar en Castilla, por lo que establecieron su residencia en la ciudad flamenca de Bruselas. Pero como ya hemos visto, el destino les reservaba otra cosa.

Disponemos de unos hermosos retratos de la pareja ricamente ataviados a la flamenca.

Son obras atribuidas a un pintor de Flandes conocido con el curioso nombre de Maestro de la Leyenda de María Magdalena. El cuadro de Juana se halla en el Museo de Historia del Arte de Viena. El retrato de Felipe se encuentra en el Museo del Louvre de París.

ANTECEDENTES DE UNA LOCURA

Los trastornos mentales de Juana tenían ciertos antecedentes familiares. Su abuela materna, Isabel, reina viuda Castilla, había pasado los últimos cuarenta y dos años de su vida cautiva en el castillo de Arévalo debido a sus trastornos mentales. Juana acompañó en varias ocasiones a su madre, Isabel la Católica, a visitara su abuela recluida en Arévalo.

Su hermano Juan, el primogénito de los Reyes Católico destinado a heredar sus reinos, murió repentinamente muy joven. Apenas tenía 17 años de edad, de constitución débil, era tartamudo y tenía dificultad para hablar con soltura. Su físico desgarbado destacaba por un labio inferior que le colgaba de forma poco natural.

PRIMEROS PROBLEMAS EN FLANDES.

Ya en sus primeros días en Flandes recién casada, Juana se encuentra aislada en un país extraño, muy distinto a su austera Castilla. Muy pronto, los miembros españoles a su servicio, damas, mayordomo, maestresala y el jefe de las caballerizas, fueron sustituidos por personal flamenco. Esta situación aumentó la sensación de aislamiento y soledad de Juana. Ciertos rumores llegaron a la Reina Isabel de Castilla que envió a Flandes a fray Tomás de Matienzo, prior de Santa Cruz, para informarla. Fray Tomás encontró a Juana taciturna, de mal humor y recelosa. Este cambio de carácter fue atribuido a su situación en la Corte. Las escenas de celos, a veces con gran violencia, eran debidos a los devaneos de su esposo Felipe con las damas de la Corte flamenca, de costumbres mucho más laxas y desenvueltas que las habituales en Castilla. Bien es cierto que Juana ya había visto a su madre, Isabel la Católica, sufrir intensos celos por la conducta de su marido Fernando que era bastante mujeriego.

HEREDERA DEL REINO DE CASTILLA

En el año 1500, a la muerte del joven príncipe Miguel, Juana se convierte en heredera de los Reyes Católicos. Juana y Felipe viajan a España para ser jurados en las Cortes de Castilla y Aragón cosa que sucede en 1502. Felipe regresa inmediatamente a Flandes donde le reclamaban asuntos de gobierno. Juana quiere ir con él pero su avanzado estado de gestación desaconsejan el viaje, muy a su pesar. El 10 de marzo de 1503 da a luz a su hijo Fernando en Alcalá de Henares. Juana entonces quiere marchar a Flandes inmediatamente. El viaje por tierra es imposible pues Francia y Aragón estaban en guerra y el viaje por mar se consideraba demasiado peligroso. Pero Juana no quería esperar.

LOS PRIMEROS TRASTORNOS

Este es el momento en que más claramente aparece el disturbio mental de Juana. Pasaba unos días en el castillo de la Mota, en Medina del Campo, y ya entrada la noche da orden de iniciar el viaje. El obispo de Córdoba, que custodiaba a Juana por órdenes de la Reina Católica, tiene que izar el puente levadizo y cerrar las verjas. Juana, literalmente enloquecida, rechazó a sus damas de compañía y a su servidumbre. Y en medio de la noche invernal de aquel mes de noviembre, sin ropa de abrigo, se agarraba fuertemente a los barrotes de la verja y los agitaba con intención de abrirlos. Así pasó varios días con sus noches sin aceptar abrigo ni comida. Los servidores encendieron una hoguera cerca de ella para calentarla. Así estuvo hasta que su madre, la Reina Isabel que había sido avisada, acudió al castillo de la Mota.

De esta manera encontró la Reina a su hija, agarrada a a verja “como un animal feroz”. El encuentro fue poco amistoso. Tuvo que oír de su propia hija palabras tan indecorosas e insolentes que jamas las hubiera tolerado de no conocer su estado mental, según escribió Isabel a su embajador en Bruselas. Finalmente, en la primavera de 1504 Juana marcha a Flandes para reunirse con su marido.

CADA VEZ PEOR

En Flandes la situación mental de Juana no mejora. En un violento arrebato de celos, ataca a una supuesta amante de Felipe y con ayuda de unas tijeras le corta las trenzas. No contenta con eso, con las mismas tijeras hizo un corte en la cara de su víctima. Este episodio tuvo una gran resonancia en todas las Cortes europeas e incluso llegó a España con gran escándalo. Los celos eran tan intensos que Juana prescindió de toda la servidumbre femenina y solo se dejaba ayudar de sus esclavas moriscas (si, Juana tenía esclavas su servicio). Cuando estas noticias llegaban a España, la gente no dudaba de que Juana estaba embrujada.

YA ES REINA DE CASTILLA

En noviembre de 1504 muere Isabel la Católica, por lo que Juana y su esposo Felipe heredan la corona de Castilla y León. En su testamento, la reina Católica muy consciente del problema mental de su hija, a la que consideraba incapaz de reinar, dispuso que el rey Fernando se encargase de la regencia hasta la mayoría de edad de su nieto, el príncipe Carlos.

PERO FELIPE EL HERMOSO QUIERE REINAR

En enero de 1505 los nuevos reyes inician su viaje a España. Felipe el Hermoso estaba decidido a reinar sin restricciones. Su esposa estaba aislada debido a sus problemas, pero el rey Fernando no veía con buenos ojos la política del flamenco. Felipe tenía sus propias ideas sobre el futuro de su reino. Su mentalidad era centro europea y no castellana. Ya era propietario del condado de Flandes y heredero de su padre, e Emperador Maximiliano de Austria. Felipe, sin consultar con nadie, había suscrito un pacto con el rey Luis II de Francia, que estaba en guerra con Fernando en Nápoles. Llega al acuerdo de casar a su hijo Carlos (el futuro rey de España) de apenas cuatro años de edad, con la hija del rey francés, Claudia. De esta manera quedarían bajo una sola corona Austria, Francia y España con todas sus posesiones. Eso si, el centro director de esta gran monarquía ya no estaría en España.

 

TENSA RELACION ENTRE FELIPE Y FERNANDO. SOLO ESTAN DE CUERDO EN QUE JUANA NO ESTA EN CONDICIONES DE REINAR

La relación del rey Católico y Felipe el Hermoso es muy tensa. .Finalmente no tienen más remedio que llegar a un acuerdo y suscriben el tratado de Villafáfila, cerca de la Puebla de Sanabria. Por el que se reconocen mutuamente, Fernando como rey de Aragón y Felipe y Juana como reyes de Castilla y León. Fernando abandonaría Castilla y marcharía a su reino aragonés. Quedaban así Juana y Felipe como únicos reyes de Castilla. Pero al mismo tiempo incluyen una clausula secreta comprometiéndose a que Juana nunca participase en ninguna labor de gobierno debido a su estado mental.

Pero el rey Fernando, hábil diplomático y como tal dispuesto a romper cualquier acuerdo, pasa a la acción. Para contrarrestar a su temido yerno, el rey Fernando, ya viudo, concertó su matrimonio con Germana de Foix que era sobrina del rey de Francia, Luis II, que tenía más interés en entenderse con el rey de Aragón que con Felipe el Hermoso y resolver así sus problemas en Italia. Quedaba de hecho anulado el pacto con Felipe. Ni que decir tiene que el inexperto diplomático Felipe el Hermoso se consideró engañado, pero al menos ya era rey de Castilla sin trabas a su ejercicio. Además perdería sus derechos al reino de Aragón en el caso de que Fernando tuviese un hijo de su nuevo matrimonio.

LA INESPERADA MUERTE DE FELIPE EL HERMOSO AGUDIZA EL TRASTORNO DE JUANA.

Con su esposa aislada y alejada de su padre y defensor, y rodeado de consejeros flamencos, Felipe el Hermoso había conseguido actuar libremente como Rey de Castilla. Pero de nuevo el destino habría de dar al traste con los planes previstos. Estando en Burgos, después de un partido de pelota, deporte favorito de Felipe, el rey consorte se encuentra mal, tiene fiebre y ha de guardar cama. Su estado se agrava poco a poco. Teme haber sido envenenado. La reina Juana no se separa de él ni un instante durante su enfermedad y prueba en su presencia todos los alimentos y medicaciones que se le administran para asegurarse de que no hay veneno. Juana admira a todo el mundo por su dedicación sin descanso junto a su moribundo marido. Por eso, cuando después de seis días de enfermedad Felipe muere, Juana entra en un estado de abatimiento y depresión muy intenso. Era el 25 de septiembre de 1506.

EL TRIUNVIRATO

Juana queda sola al frente de Castilla, incapaz de tomar decisiones debido a sus problemas emocionales agravados por la muerte inesperada de su marido..Deja el reino sin gobierno y se instala la anarquía. La nobleza, cuyos privilegios feudales habían sido recortados por los Reyes Católicos, ven la ocasión para recuperarlos y piensan que la Reina, desorientada, puede apoyarles. En estas circunstancias los fieles seguidores de la política de continuidad, deciden formar un triunvirato que gobierne Castilla hasta el regreso del rey Fernando. Lo forman el Cardenal Cisneros, el Condestable de Castilla y el conde de Nájera.

LA MACABRA COMITIVA FUNERAL

Mientras tanto, la Reina Juana solo vive para los funerales de su marido muerto. Ordena embalsamar su cuerpo. El corazón es extraído y enviado a Flandes en estuche de oro. Se negó a darle sepultura y depositó el féretro en la Cartuja de Miraflores, en Burgos, a donde acudía casi a diario y mandaba abrir el féretro par ver a su esposo. Cuando la peste afectó a a ciudad, Juana ordena organizar una comitiva para trasladar el féretro al cercano pueblo de Torquemada.

CORTEJO FUNEBRE
FRANCISO PRADILLA
MUSEO DEL PRADO

En esta localidad da a luz a su hija Catalina. Una vez repuesta del trance del parto continúa el viaje con el féretro de Torquemada a Hornillos, de Hornillos a Tórtoles. Este fúnebre cortejo iba acompañado por guardias portando antorchas y clérigos entonando plegarias fúnebres. La reina seguía el cortejo en una silla de mano. Durante la noche se acampaba siempre fuera delas ciudades, al cielo raso. En el transcurso de este viaje Juana tuvo varios repentinos accesos de cólera, arrojando toda clase de objetos a sus acompañantes. .

El rey Fernando regresa y se encuentra a su hija y al cortejo fúnebre en Tórtoles el 20 de agosto de 1507. Encuentra a su hija en un lamentable estado. Dormía en el suelo y no se cambiaba de ropa ni se lavaba. No se separaba del féretro de Felipe.

LA CAUTIVA DE TORDESILLAS

En estas circunstancias y dado el evidente deterioro de la mente de Juana, el rey Fernando toma una decisión drástica. El cortejo fúnebre se traslada a la ciudad de Tordesillas, ciudad de realengo de la Corte Castelllana y Juana es internada en su castillo acompañada por su hija pequeña Catalina. El cuerpo de Felipe es depositado en la iglesia del convento de Santa Clara, situado a pocos pasos del castillo. Lo que nadie podía prever es que Juana pasaría el resto de su vida, casi cincuenta años, en esta

MONASTERIO DE SANTA CLARA EN LA ACTUALDAD

fortaleza. Su padre la visitó varias veces. Tenemos constancia documentada de al menos dos de estos encuentros. En ambos casos Fernando encontró a su hija en mal estado, muy apática y melancólica y sin cuidar sus hábitos de limpieza sin cambiarse de ropa ni para dormir. En una ocasión Fernando pasó varios días con su hija en un intento de modificar su actitud. Se pasaba los días mirando por la ventana la iglesia donde reposaban los restos de Felipe.

MUERE FERNANDO EL CATOLICO. JUANA YA ES REINA DE ESPAÑA. CAUTIVA PERO REINA

En 1516 muere Fernando el Católico. En su testamento deja como regente al Cardenal Cisneros, que debe de llevar los asuntos del reino hasta la llegada de su nieto Carlos que residía en Flandes y nunca había estado en España ni conocía el idioma español. También deja claro que su hija Juana es la heredera no solo de Castilla sino también de Aragón y de Navarra que poco antes ha sido incorporada a Castilla. Dentro del reino de Aragón se incluyen sus posesiones en Italia. Es decir que en este momento Juana es reina de España, de Nápoles y Sicilia. Estos títulos los mantendrá hasta su muerte pues aunque no tuviese poder efectivo, era la Reina. A su nieto Carlos se refiere como el Príncipe. También dejó Fernando la orden de no informar a su hija de su muerte para no causar más alteraciones en su ya inestable mente.

SU HIJO CARLOS VIENE A ESPAÑA Y LA VISITA EN TORDESILLAS. LLEGAN A UN ACUERDO SOBRE EL GOBIERNO DEL REINO

En otoño de 1517 llegan a España los príncipes Carlos y Leonor, ambos hijos de Juana. Lo primero que hacen es visitar a su madre en Tordesillas No fue un simple acto protocolario sino una sincera muestra de cariño hacia su madre, a la que hacia muchos años que no veían. Carlos mandó mejorar y engalanar las estancias de su madre, así como las de la pequeña hermana Catalina que vivía con ella. Igualmente organizó una Corte de damas y servidoras como correspondía a una Reina. Esta visita duró más de una semana. A lo largo de los años siguientes las visitas se sucedieron en numerosas ocasiones de duración variable. Incluso pasaron unas fiestas de Navidad completas con ella.

Antes de finalizar esta primera visita, Carlos organizó unos solemnes funerales ante el catafalco de su padre, Felipe el Hermoso, el la iglesia del monasterio de Santa Clara.

En este encuentro la Reina Juana accedió a dejar todas las obligaciones de gobierno en manos de su hijo Carlos, ya Rey y después Emperador, que tuvo siempre el cuidado de que todos los documentos de gobierno fuesen firmados también por su madre, la firma de Juana siempre en primer lugar.

LA MUERTE DE JUANA LA LOCA. MUERE LA REINA CAUTIVA

El resto de su vida lo pasó Juana en su encierro en el castillo de Tordesillas, Su salud, tanto mental como física, se fue deteriorando. Se nombró a Francisco de Borja, futuro santo, su confesor para intentar enderezar su actitud religiosa sin grandes logros. En sus últimos años la salud física se deterioró de forma importante, perdiendo el control de sus funciones de defecación y micción haciendo sus necesidades en su ropa y en su cama. Incluso llegó a padecer una gangrena.

Por fin, a las seis de la mañana del día de Viernes Santo del año de 1555, Juana la Loca falleció. Fue el fin de su vida, de su cautiverio y de su locura.

En enero de 1556, transcurrido menos de un año de la muerte de su madre, Carlos I de España y V de Alemania, abandona el trono y abdica en su hijo Felipe II. Es posible que la idea de abdicar estuviese en su mente desde tiempo antes, pero no quiso apartarse del poder hasta la muerte de su madre para no dejar más problemas a su sucesor.

LA DEMENCIA DE JUANA

Aunque algunos historiadores han sostenido la tesis de que Juana nunca estuvo loca y que su encierro fue decidido por motivos políticos para que tanto su esposo Felipe el Hermoso como su padre Fernando el Católico pudieran hacerse con el poder absoluto, la verdad es que disponemos de abundante información que permiten afirmar que Juana de Castilla padecía un trastorno mental que la impedía reinar con normalidad.

Aunque con anterioridad tuvo algún comportamiento sospechoso, parece que el comienzo de su enfermedad hay que fecharlo en el año 1502 cuando Felipe regresa a Flandes y deja en Castilla a su esposa embarazada. El episodio del Castillo de la Mota, bien documentado incluso con los comentarios de su madre la Reina Isabel no dejan lugar a dudas. Como consecuencia,en su testamento la Reina Isabel deja claro que Juana no estaba en condiciones de hacerse cargo de sus obligaciones como Reina. El fúnebre cortejo a través de Castilla es otra muestra de su deterioro mental. Su propio padre, del Rey Fernando se encontró con ella en Tortoles durante el macabro paseo y decidió internarla. En su testamento Fernando deja al Cardenal Cisneros como regente hasta la llegada de su nieto Carlos.

Hacer un diagnóstico certero siglos más tarde es algo aventurado. Uno de sus biógrafos, Ludwig Pfandl, se tomó el trabajo de consultar con algunos psiquiatras y llegó a la conclusión de que el trastorno de Juana era una demencia precoz secundaria a una esquizofrenia. Vamos a dejarlo aquí a reservas de que gentes más autorizadas decidan estudiar el caso.

QUE NOS QUEDA DE JUANA LA LOCA

Aunque Juana de Castilla nunca tuvo un poder efectivo, la desaparición de todos los que, por derecho, debían de haber reinado antes que ella, tuvo consecuencias muy importantes para la historia de España. Todas estas carambolas dinásticas llevaron al trono a su hijo Carlos, que instaura la dinastía de Habsburgo en España. Dinastía más

RECUERDO DE JUANA LA LOCA EN TORDESILLAS

interesada en la política imperial austríaca, ajena a los intereses de su nuevo país, dejando de lado su proyección americana, que para Carlos solo suponía un medio para financiar su política europea.

Todos sus hijos sobrevivieron hasta la edad adulta, cosa poco habitual en su época, y tuvieron una participación activa en la historia de Europa. Su primogénito fue Carlos I de España y V de Alemania. Fernando fue Emperador de Austria. Leonor, reina de Francia. Isabel reina de Dinamarca. María reina de Hungría y Catalina reina de Portugal.

Los restos de Juana de Castilla y de Felipe el Hermoso reposan en la Capilla

CAPILLA REAL DE GRANADA

Real de la Catedral de Granada junto a los restos de los Reyes Católicos y los del pequeño Príncipe Miguel.

El Castillo de Tordesillas, residencia de Juana, ya no existe. Fue demolido, ya casi en ruinas, en 1771.

El Real Monasterio de Santa Clara sigue en pie y activo habitado por las monjas clarisas.

La ciudad de Tordesillas sigue recordando la historia de su Reina y acoge con amabilidad a muchos visitantes que también recuerdan a su Reina.

Para realizar este artículo, nos hemos ayudado de los siguientes textos:

Manuel Fernández Álvarez. Juana La Loca. Colección Austral. Editorial Espasa. Madrid 2010.

Michael Prawdin. Juana La Loca. Editorial Juventud. Barcelona 2001.

Ludwig Pfandl. Juana La Loca. Colección Austral. Ed. Espasa Calpe. Madrid 1955.

Diccionario de Historia de España. Alianza Editorial. Madrid 1979.

 

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