El cielo no puede esperar

Un film imaginátivo sobre el más acá y el acá y el más allá, que mueve los sentimientos, la religiosidad y la esperanza. Puede parecer algo fuera de lugar, pero de fantasías así vive la humanidad en su existencia cotidiana, sentimental, espiritual o trascendente.

El mensaje principal es: "La vida merece la pena vivirse, a pesar de que sea una mierda en muchísimos instantes; es una maravilla por el sólo hecho de saborear un helado; sentir el amor, dar un beso; darse un baño en un mar, río o lago; ver la nieve o simplemente relacionarnos con otros seres humanos y decirles que estamos hartos de esta problemática existencia."

Fej Delvahe

Aconsejo esta ya antigua película, que ha recibido tan poca atención aquí, sobre todo a quienes disfrutan de los buenos sentimientos y están más cerca del gusto por la bondad que del gusto por la maldad (aunque las dos cosas se mezclen con tanta frecuencia).
La historia es de una sencillez que abruma: en el cielo están preparados los niños que van a nacer, pero uno de ellos no quiere salir… Para ayudarlo a decidir envían a un pícaro y viejo verde Albert Finney…
Interpretaciones muy ajustadas, la de Finney, la de Bridget Fonda -muy convincente- y un niño que parece un ángel de verdad y que no es otro que un jovencísimo Anton Yelchin, mejor aquí que en otros papeles posteriores.
Un poco lacrimógena pero sin pasarse. Película en la que la gente es capaz de hacer gestos heroicos y a la vez sencillos.