Mac Miller y la trilogía Circles | Tierra Adentro
Tierra Adentro
Circles de Mac Miller, álbum póstumo (2020).

Titulo: Circles

Autor: Mac Miller

Lugar y Año: Estados Unidos, 2020

Hoy se lanzó la edición digital de Circles (17 de enero de 2020) con dos nuevos temas: “Floating” y “Right“; los vestigios de una voz retrospectiva, de una armonía entre la depresión y la voluntad de Mac Miller (1992-2018), quien intentó vivir “un día a la vez”.

La música es un escape de nuestra realidad: cuando nos sentimos tristes, refugiarnos tras unos audífonos es una de las formas más comunes y placenteras de desahogarnos; pero para los músicos como Mac Miller poner sus sentimientos en una obra no es algo tan sencillo, exponer algo tan personal podría ser abrumador.

 

El nacimiento de un concepto

Circlees el sexto álbum de estudio del rapero estadounidense, le precede Swimming (2018); antes de la muerte del músico, se tenía contemplado que las dos piezas fueran parte de una trilogía; esta segunda y última entrega se completó gracias al productor Jon Brion, quien, según sus propias palabras, tomó como base lo acordado con el intérprete, un concepto que se resume en: “Nadar en círculos”.

Se compone de 14 temas y cuenta con dos invitados (Guy Lawrence de Disclosure en algunos sencillos como productor, mientras que se especula la aparición de la voz de la cantante Ariana Grande en “I Can See), así como una versión de la canción de Arthur Lee “Everybody’s Gotta Live“, de su álbum debut Vindicator (1972).

El contexto en el que nació Swimming fue marcado por los problemas de Mac Miller con el uso de alcohol y drogas, el polémico accidente en auto que le provocó un altercado con la policía por intentar escapar e incluso su ruptura amorosa con Ariana Grande. Estas historias inspiraron sus letras, mismas que lograron posicionarlo en la industria de la música, pero derrumbaron su estabilidad emocional.

 

¿Adónde regresa Circles?  

Circles contiene indicios del ambiente autodestructivo en el que Mac Miller sobrevivía. La frase “¿Por qué tiene que ser todo tan complicado?” es una constante; a partir de esta cuestión revela el deseo de tener una vida sencilla, y que le gustaría tener permiso de sentirse mal, porque la prensa y la sociedad en la que vivimos solo da cabida para aquellos que tienen buenas noticias”, un mundo donde los trastornos mentales son mal vistos.

Las rimas que componen esta entrega no son del todo deprimentes, en ocasiones rapea acerca de continuar intentándolo y no dejarse caer, de aceptar los problemas y afrontarlos; aunque también en algunos versos admite que necesita ayuda, alguien que lo salve. Si bien expone sus excesos, su hartazgo y los problemas que enfrentaba, también transmite esperanza y trata de hacernos ver que, para salir de ahí, es importante “intentarlo un día a la vez”.

Musicalmente prevalece el bajo con arreglos sutiles de guitarra y sintetizadores que crean atmósferas melancólicas con ritmos reconfortantes para aquellos que desean curar su alma; en eso radica la importancia de este último trabajo, pues a pesar de su lírica desgarradora, la composición musical no envuelve al escucha en un momento doloroso, sino en uno de apreciación intrínseca.

 

De la furia a la depresión

El hip-hop se caracteriza por ser un estilo donde la pobreza y la desigualdad social son la base, y donde la furia y la energía son parte del performanceMac Miller combinaba el este género con otros estilos como el popel jazzel r&b y hasta música disco; pero en Circles  ya no tiene ganas de rapear, suena más a un susurro, y su voz se escucha fría, lo cual es importante porque al contar con pocos arreglos podemos sentir sus palabras y la intención que le daba a cada una.

En cuanto a las fusiones musicales que solía hacer con el hip-hop, esta vez  terminó por integrarlo a sonidos más lentos y profundos como el soul en su máximo esplendor, un cambio de suma importancia e inteligente decisión por parte del productor porque capturó las emociones del intérprete para deslizarlas suavemente en los paneos en los audífonos.

Ya no veremos a Mac Miller interpretar estas canciones en vivo; estábamos acostumbrados a verlo bailar y lanzar sus rimas con rapidez hasta perder el aire, con sonidos más vivos que invitaban a seguir la improvisación de una batería, un saxofón o una mezcla en el sintetizador.

Durante sus conciertos hacía contacto visual con el público y lo incitaba a levantar las manos y agitarlas como si fuesen olas con el clásico vaivén del hip-hop, obligaba a gritar a la gente y la bañaba con su energía; quizá con este disco hubiera optado por cantar en lugares más pequeños, donde la privacidad resulta vital.

 

El llamado de auxilio inaudible

Aunque este texto es una reseña del disco póstumo de Miller, también quisiera hacer un llamado a no normalizar la depresión; es momento de escuchar las palabras de aquellos que nos rodean. Es un grito a las personas cercanas a los artistas: managers, productores, ejecutivos, otros creadores, melómanos; no deberíamos pasar por alto la tristeza, la ansiedad y la soledad del otro.

Las grandes obras prescinden de un estado emocional en concreto (o de una sustancia psicotrópica), depende de la forma en cómo el artista busca manifestar sus emociones.

Aunque la trilogía de Mac Miller no vio la luz, con estas dos entregas encontró una forma de enfrentar aquello que también nosotros negamos; demostró cómo la música puede transgredir cualquier cosa, incluso lo que nos mantiene nadando en círculos.