Premios: 2 Oscar (más 1 premios y 4 nominaciones) Ver más
El novio de América
Transmite ilusión por la vida, aunque su personaje esté atrapado en el infierno de la playa de Omaha Beach. Si comparásemos a los actores con cartas de la baraja, Tom Hanks sería el “comodín”, capaz de llevarse a su terreno cualquier personaje y hacerlo a la vez muy personal, pero también creíble. Sus películas siempre dan dinero, y encima a “the Wonder” se le da bien dirigir y producir, y tiene encandilados a los miembros de la Academia que le dieron dos estatuillas, y le nominan aunque su película sea Big y se quede fuera John Malkovich por Las amistades peligrosas.
Hijo de Amos, cocinero de profesión, y de Janet, empleada de hospital, Thomas J. Hanks nació en Concorde (California), el 9 de julio de 1956. A los cinco años sus padres se separaron, y él se fue a vivir con su padre, que cambiaba continuamente de lugar de residencia. Lo recuerda como una infancia desgraciada, y eso que no sufrió malos tratos, ni abusos. En el instituto intentó unirse al grupo de teatro, pero fracasó en el casting. En lugar de desanimarse, se apuntó a un grupo de teatro amateur, cuyo director le animó a dejar sus estudios e irse con él a Cleveland, donde comenzó su carrera. No le fue mal, pues en 1980 debutó en el cine con Sabe que estás sola, thriller de serie B con psicópata. Poco después, le dieron uno de los papeles protagonistas de la telecomedia Bosom Buddies, que arrasó y le dio cierta popularidad. Tras el telefilm El umbral del juego, que alertaba de los supuestos peligros de los juegos de rol, triunfó en el cine por enamorarse de una sirena en 1, 2, 3 Splash. Compartía la pantalla con una despampanante Daryl Hannah, y con John Candy, que volvería a acompañarle en Voluntarios. Durante el rodaje se enamoró de la coprotagonista femenina, Rita Wilson, con la que se casó en 1988, y con la que tiene dos hijos. Hanks tiene también otro hijo, Colin Hanks, también actor, de un matrimonio anterior.
A finales de los 80, Hanks no paraba de trabajar, pero sólo le ofrecían comedias que si bien pecaban de ligeras, cumplían un mínimo de calidad y risas. Es lo que ocurría con Despedida de soltero y Esta casa es una ruina, donde su cara mientras todo se desplomaba a su alrededor era un show. El primer giro hacia papeles más complejos fue Big, donde claramente tenía el aspecto de un niño que tras pedir a una máquina el deseo de hacerse mayor, se levantaba en un cuerpo de treintañero. En Joe contra el volcán, repitió con John Candy, y colaboró por primera vez con Meg Ryan, con quien volvería a trabajar poco después en la comedia romántica Algo para recordar, y años más tarde en Tienes un e-mail, en la misma onda.
Su primer drama fue La hoguera de las vanidades, pero fracasó, por lo que el punto de inflexión en la carrera de Hanks fue Philadelphia, en la que interpretaba a un abogado despedido de su trabajo cuando sus jefes se enteraban de que era seropositivo. Y su trabajo le ofreció en bandeja de plata a la Academia una excusa para darle el Oscar al mejor actor. También lo ganó el año siguiente con Forrest Gump, aguda crítica a la breve historia de los Estados Unidos en la que gracias a la magia de los efectos especiales, Hanks enseñaba a bailar a Elvis o conocía a Kennedy y Nixon. Aunque ya había debutado como realizador con episodios televisivos de series como Historias de la cripta, en el 96 dirige The Wonders, nostálgico largometraje sobre un grupo musical de los 60. “Como director aprendí lo que se espera de mí como actor, a ser más productivo, porque ahora aprovecho mejor el tiempo”, ha dicho.
Salvar al soldado Ryan, de Steven Spielberg, es quizás su mejor trabajo, aunque tampoco se le dieron mal sus interpretaciones en La milla verde, Camino a la perdición, y sus recientes colaboraciones con Spielberg, Atrápame si puedes y La terminal. Por Náufrago, donde estaba solo la mayor parte del metraje, volvió a ser nominado al Oscar. Ahora, se encuentra en un gran momento, tras interpretar varios personajes en Polar Express, rodada con un sistema que transforma la imagen real en animación digital. Él mismo reconoce sentirse bien. “Si tuviese 20 años, estaría dando saltos de alegría; si tuviese 30, me estaría comiendo el coco pensando en mi próxima decisión laboral. Afortunadamente, me encuentro en la segunda mitad de los 40. Me siento realizado y seguro de mí mismo. Para mí, ahora, el trabajo es un placer”, ha comentado el actor, que próximamente protagonizará El código Da Vinci.
Premios
Nominado a 1 premio
- Actor de reparto Un amigo extraordinario
Nominado a 1 premio
- Actor principal Salvar al soldado Ryan
Ganador de 1 premio
- Actor principal Forrest Gump
Ganador de 1 premio
- Actor principal Philadelphia
Ganador de 1 premio
- Oso de Plata al Mejor Actor Philadelphia
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