Algo más que amigos (1971), de Lewis Gilbert

París. Dos adolescentes desgraciados. El padre de Michelle acaba de morir, y Michelle, huérfana, se va a vivir con una prima casada, cuyo marido le contempla con mirada lasciva. Paul vive con su adinerado padre, la madre los dejó, y ahora el progenitor tiene planes de matrimonio con una viuda madre de un hijo repipi. Ambos chicos coinciden en el zoo, y conectan a primera vista. Lo pasan bien, y planean juntos una huida, primero breve, pero que se va prolongando cuando deciden ir a la casa de la campiña francesa donde el padre de Michelle solía pintar.

Película del director de Alphie (1966), un tanto acaramelada y cursi al estilo El lago azul, de historia de amor adolescente en una supuesta arcadia feliz, donde en el supuesto afecto de "hermana y hermana" se masca cierta tensión sexual, cuando se revuelcan por el suelo bromeando, o al tomarse un baño, dejándose ver en ropa interior, y finalmente en cueros,se supone que siempre imbuidos de una "encantadora" ingenuidad. Una vez planteada la trama, y llegados los besos y arrumacos, y la cama, la cosa se estanca hasta puntos disparatados; y no salva la cuestión, ni la fotografía siempre crepuscular ni las canciones de Elton John. El film tendría tres años después una secuela, con los mismos actores y el mismo director.