Juan Sebasti�n Elcano, 500 a�os de su vuelta al mundo
elmundo.es

PRIMERA VUELTA AL MUNDO

“Determinamos morir
y con una sola nao partir”

Juan Sebasti�n Elcano

500 a�os
de una singladura imposible

"El primero que me diste la vuelta. Primus circumdedisti me". Entre 1519 y 1522, la expedici�n iniciada por Fernando de Magallanes y completada tras su muerte por Juan Sebasti�n Elcano logr�, sin pretenderlo en un inicio, completar la primera vuelta al mundo.

"El primero que me diste la vuelta. Primus circumdedisti me". Entre 1519 y 1522, la expedici�n iniciada por Fernando de Magallanes y completada tras su muerte por Juan Sebasti�n Elcano logr�, sin pretenderlo en un inicio, completar la primera vuelta al mundo.

Fue el emperador Carlos I al llegar Juan Sebasti�n Elcano a Sevilla, tras casi tres a�os de viaje, el que le concedi� un escudo de armas donde se representaba el globo terr�queo con esa leyenda: "Primus circumdedisti me. El primero que me diste la vuelta".

El primer objetivo del viaje de alcanzar una ruta navegable por el oeste hacia las Islas Molucas, donde se produc�an especias como la pimienta, la canela, el jengibre y el clavo, consideradas el 'oro' de la �poca, acab� convirti�ndose en un hito hist�rico. Uno que confirm� de facto lo que los antiguos cient�ficos y astr�nomos defend�an desde el siglo II: la redondez de La Tierra.

La expedici�n comenz� cuando Fernando de Magallanes pidi� a su rey, Manuel I de Portugal, una subida de pensi�n por los servicios prestados a su corona. Tras el rechazo del monarca luso, Magallanes se traslad� a Sevilla y pidi� audiencia para ofrecer al rey de Espa�a la idea de llegar a las Molucas navegando hacia el oeste.

No se trataba de una idea nueva para el reino de Castilla. Desde 1492 Crist�bal Col�n realiz� hasta cuatro viajes para buscar una ruta para llegar al otro lado del continente americano, al Mar del Sur como se le llamaba entonces al desconocido Oc�ano Pac�fico.

Tambi�n lo intent� Juan D�az de Sol�s, que lleg� navegando a la costa suramericana en 1516 hasta el r�o de la Plata, donde muri� a manos de los ind�genas.

La propuesta de Magallanes era una ruta desconocida hasta la fecha. El portugu�s confiaba en sus cartas de marear (cartas n�uticas) y en su experiencia navegando en aguas orientales. Form� parte de la expedici�n de Diego Lopes Sequeira, que lleg� a Malaca (Malasia) en 1511.

Espa�a y Portugal
se reparten el mundo

Seg�n los c�lculos de Magallanes, con esta traves�a el reino de Espa�a evitar�a incumplir el Tratado de Tordesillas de 1494.

Este tratado entre Espa�a y Portugal, que trazaba una l�nea de demarcaci�n de norte a sur a 370 leguas (2.035 kms.) al oeste de Cabo Verde, repart�a el mundo por descubrir entre ambas naciones. Y, m�s importante a�n, su explotaci�n comercial.

Espa�a administrar�a el oeste y Portugal el este.

Seg�n este Tratado y su antimeridiano, la ubicaci�n de las islas Molucas estar�a fuera del control de Portugal.

Pasar�n muchos a�os hasta descubrir que el di�metro de la Tierra calculado en aquella �poca se cre�a un 13% m�s peque�o de lo que era en realidad.

En concreto Magallanes err� en sus c�lculos 5.253 kms. El di�metro de la tierra seg�n los navegantes y cosm�grafos en 1519 se estimaba en 34.822 kms.

Carlos I valor� los beneficios comerciales que supondr�a para la Corona y, seguro de su �xito, orden� y financi� la expedici�n de Magallanes.

Si Magallanes no encontraba un paso al sur del continente americano, deb�a navegar hacia el este, rodear �frica y no hacer escalas, hasta llegar a las Molucas.

En total 247 hombres de diversas nacionalidades conformaban la flota.

Las cinco naves difieren en tama�o siendo la nao Trinidad de 110 toneles la capitana de la flota y donde viajaba Magallanes. Elcano era el maestre de la nao Concepci�n de 90 toneles.

El recorrido
de la expedici�n

SEVILLA-TENERIFE

(10/8/1519-30/9/1519)
Barcos: 5
Hombres: 247

Las cinco naos Trinidad, San Antonio, Concepci�n, Victoria y Santiago, en las que iban 247 hombres, partieron desde Sevilla y se reunieron en Sanl�car de Barrameda (C�diz) para iniciar el viaje.

Llegaron a Tenerife donde completaron su carga con pescado, le�a y m�s v�veres.

TENERIFE-BAH�A SEPETIBA
(R�O DE JANEIRO)

(30/9/1519-27/12/1519)
Barcos: 5
Hombres: 247

Empezaron las fricciones entre Fernando de Magallanes y Juan de Cartagena, supervisor de la Corona de Castilla impuesto por Carlos I. Los barcos navegaban rumbo sur bordeando la costa africana hasta llegar a la altura de Sierra Leona, donde cambiaron a rumbo este hacia Brasil. Juan de Cartagena fue apresado tras pedir explicaciones del cambio de direcci�n a Magallanes.

En el puerto americano de R�o de Janeiro, en la Bah�a de Sepetiba, se sentenci� a muerte al maestre de la Victoria, Ant�n Salam�n, por sodom�a.

RIO DE JANEIRO-R�O DE LA PLATA

(27/12/1519-3/2/1520)
Barcos: 5
Hombres: 244

Continuaron el viaje hasta Bah�a R�o de Sol�s, actual R�o de la Plata, descubierta tres a�os antes por Juan D�az Sol�s, �ltimo lugar explorado por los espa�oles y reflejado en el mapa. Exploraron la bah�a con la posibilidad de encontrar el paso hacia la Isla de las Especias.

R�O DE LA PLATA-PUERTO
DE SAN JULI�N

(3/2/1520/-24/8/1520)
Barcos: 4
Hombres: 234

Al avanzar hacia el sur encontraron un lugar que denominaron Puerto de San Juli�n donde Magallanes decidi� pasar el invierno. En ese fr�o paraje se produjo un mot�n liderado por Juan de Cartagena, Gaspar de Quesada y Luis de Mendoza, capitanes de la Concepci�n, la Santiago y la Victoria, ante el descontento por la larga estancia en el lugar.

Magallanes consigui� aplacar la sublevaci�n y sentenci� a muerte a Gaspar de Quesada y desterr� a Juan de Cartagena y al fraile Pero S�nchez Reina.

Adem�s, en ese lugar perdieron la nao Santiago al quedar encallada mientras exploraba el sur del Puerto de San Juli�n.

LA NAO VICTORIA,
UN NAV�O PARA LA HISTORIA

Esta es la reconstrucci�n del primer barco que dio la vuelta al mundo. Naveg� 37.000 millas n�uticas (68.670 kms.) en un viaje de dos a�os, 11 meses y 15 d�as.

Las naos eran una evoluci�n de la carabela. Ten�an una mayor capacidad de carga y el bordo, la altura del casco desde la superficie del agua, m�s alto, preparado para las largas traves�as oce�nicas.

Bautizada inicialmente como Santa Mar�a, la nao Victoria se construy� en 1515 en los astilleros de Zarauz.

Con motivo de la expedici�n de Magallanes, la Casa de Contrataci�n de Sevilla expropi� el nav�o a un armador de Ondarroa, Domingo de Apall�a, por 300.000 maraved�es.

Med�a entre 20 y 23 metros de eslora y 6,60 metros de manga y su desplazamiento era de 190-200 toneladas. Su capacidad de carga era de 85 toneles, 102 toneladas.

Su madera fue cuidadosamente seleccionada en los bosques del norte de la Pen�nsula. Los robles de tronco curvado se eleg�an para tallar las cuadernas. El pino silvestre para los m�stiles, siendo el palo mayor de una pieza �nica de 26 metros de alto.

En la zona m�s baja de la nave se colocaban cantos de r�o como lastre. Seg�n se vaciaba o llenaba la bodega se ajustaba su cantidad para equilibrar el nav�o.

Su reducido calado, tan solo 3,5 metros, les permit�a navegar en aguas poco profundas y cerca de la costa.

La bodega se llenaba de alimentos no perecederos como legumbres, bizcocho y pan. El vino era la bebida preferida ya que el agua se pudr�a con facilidad.

La mayor parte de la carga eran objetos como telas y utensilios de metal para utilizar en transacciones con los nativos que encontrasen en el viaje.

La venta gener� de beneficio 346.000 maraved�es, tras cubrir los gastos de la expedici�n de los cinco nav�os que ascend�an a 8.334.335 maraved�es.

Justo encima de la bodega se encontraba la cubierta principal con la maniobra y pertrechos.

Tambi�n estaba el cabrestante, para poder realizar tareas pesadas como levar el ancla. Unos tablones cubr�an las escotillas de la bodega y dos bombas serv�an para achicar el agua acumulada en los bajos del nav�o.

Su tripulaci�n la formaban entre 45 y 60 hombres y, pese a ser el nav�o m�s avanzado de su �poca, la tripulaci�n no dispon�a de lugar de alojamiento.

Los hombres dorm�an en cubierta buscando sitio bajo el castillo de proa y popa, entre la maniobra y los pertrechos.

Tan solo el capit�n gozaba del privilegio de dormir resguardado en su c�mara. Y, bajo la cubierta de mando, estaba la ca�a. Era una barra que, conectada a la pala, controlaba la direcci�n del barco.

La direcci�n se controlaba adem�s desde el puente de mando con una barra vertical llamada pinzote.

Desde esta posici�n, el piloto ten�a la mejor visi�n para dirigir la nave. Frente a �l en la barandilla se sujetaban los falconetes, unos peque�os ca�ones de tres libras de calibre.

Justo a popa del piloto, se situaba la c�mara del comandante. Un espacio suficiente para una cama, una mesa y silla, donde reunir a los mandos, estudiar las cartas de marear y guardar ba�les y objetos personales.

El alto bordo de los costados evitaba que la mar gruesa de las navegaciones transoce�nicas inundase su cubierta.

En aquella �poca no ten�an forro interior. El exterior estaba forrado con tablas de ocho cent�metros de grosor clavadas directamente a las cuadernas y con las juntas calafateadas con estopa y alquitr�n.

Tanto su forro exterior como la mayor�a del nav�o ten�an un aspecto oscuro debido a la brea con la que impermeabilizaban su madera.

Todas sus velas eran cuadras a excepci�n de la vela latina del mesana lo que imposibilitaba navegar de ce�ida (en contra del viento en el menor �ngulo posible). El pa�o era de lona de c��amo.

Cuando salieron de Tidore hacia Espa�a pintaron en sus velas la cruz de Santiago en agradecimiento al santo tras haber llenado las bodegas de especias.

Se encomendaron al santo para el gran desaf�o que ten�an por delante: la casi imposible singladura de vuelta a casa.

PUERTO DE SAN JULI�N-ESTRECHO DE MAGALLANES-CABO DESEADO

(24/8/1520-28/11/1520)
Barcos: 3
Hombres: 176

Reanudaron la marcha pero, debido a las malas condiciones clim�ticas, decidieron parar de nuevo, esta vez en el Puerto de Santa Cruz. Iniciaron de nuevo la navegaci�n pero encontraron otro entrante hacia el este. Se trata de una serie de canales estrechos. Magallanes, por seguridad, orden� a las naos adentrarse en parejas, dejando siempre una nave a la espera.

Es aqu�, durante una navegaci�n de exploraci�n y aprovechando su soledad, donde la nao San Antonio se vuelve a Espa�a. Seg�n el capit�n de la nao, no encontraron a nadie en el punto de encuentro acordado. Seg�n Pigafetta, el cronista de la expedici�n, desertaron.

Cuando finalmente la expedici�n logr� salir a mar abierto, Magallanes bautiz� el paso como Estrecho de todos los Santos. El Mar del Sur se conocer�a unos a�os despu�s como Oc�ano Pacifico.

CABO DESEADO-ISLA DE MACT�N

(28/11/1520-1/5/1521)
Barcos: 3
Hombres: 124

El recorrido por el Pac�fico, aunque favorecido por la climatolog�a y los vientos, fue m�s largo que el estimado por Magallanes. Solo encontraron peque�os islotes como PukaPuka o la Isla de Flint hasta llegar a la Isla de Guam, ya poblada, que les dio un respiro.

A�n as�, la falta de alimentos y agua que hab�an sufrido signific� la muerte para muchos marineros por enfermedades como el escorbuto. Homonhon es la primera isla del archipi�lago filipino que visitaron. Seg�n avanzaron por el resto de islas conocieron reyes locales, intercambiaron regalos y convirtieron al cristianismo a un gran n�mero de ind�genas.

En Ceb�, una isla m�s grande y poblada, la recepci�n de sus habitantes fue buena. Pero el rey Lapu-Lapu, de la isla vecina Mact�n, recel� de las intenciones espa�olas y no acept� la sumisi�n que los otros reyes hab�an ofrecido a los exploradores.

Magallanes, en contra de la opini�n de sus asesores, decidi� someter a Lapu-Lapu, pero subestim� el n�mero de combatientes ind�genas. Tras desembarcar en la playa con varios de sus hombres, con el agua por las rodillas y sin poder contar con el apoyo de fuego desde las naos por la distancia, los ind�genas rodearon a los exploradores con una notable superioridad num�rica.

Durante un breve combate cuerpo a cuerpo, Magallanes cay� tras recibir varios impactos de lanza, flecha y sable. Los supervivientes lograron subir a las naos que se alejaron de la playa para ponerse a salvo.

El resto de expedicionarios, de vuelta a la Isla de Ceb� y todav�a en estado de shock por la muerte de Magallanes, fueron traicionados por el rey. Cayeron en una cena trampa y tuvieron que escapar. Entre los que cayeron figuraba el cosm�grafo de la expedici�n, Andr�s de San Mart�n, lo que impidi� que pudiera calcular la longitud de las Molucas por m�todos astron�micos. Los pilotos situaron el antimeridiano estimando su posici�n, como era habitual.

ISLA DE MACT�N-ISLAS MOLUCAS

(1/5/2021-21/12/1521)
Barcos: 2
Hombres: 116

Tras la huida de la isla filipina quedaron pocos hombres para dirigir los tres barcos, as� que decidieron quemar la nao Concepci�n. El nuevo capit�n, Lopes Carvalho, se dirigi� sin rumbo fijo, hasta llegar a Brunei. All� fueron retenidos varios tripulantes, entre ellos Elcano. Tras ser liberados, Lopez Carvalho fue destituido y eligieron a Elcano como capit�n de la nao Victoria y a Gonzalo Gomez de Espinosa como capit�n de la Trinidad.

Finalmente llegaron a la Isla de las Especias, a Tidore, donde fueron muy bien recibidos por su rey Almasur. Tras las buenas relaciones y transacciones con �l, y con otros monarcas de las islas de alrededor, llenaron las bodegas de clavo. Despu�s de casi dos meses les llegaron noticias de que la armada portuguesa les buscaba, por lo que partieron.

Nada m�s largar velas descubrieron que la nao Trinidad ten�a una gran v�a de agua y tuvo que ser reparada. Las dos naos decidieron separarse. La Victoria zarpar�a hacia el oeste y evitar�a los puertos portugueses y la Trinidad realizar�a el tornaviaje hacia Dari�n (Panam�), el �nico puerto espa�ol en la costa pac�fica americana.

La nao Trinidad nunca lleg� a Panam�. Buscaba siempre un viento favorable que les llevase en direcci�n este, por lo que su derrota se desvi� muy hacia al norte. Adem�s, sufrieron una tormenta durante 12 d�as. Ante semejante mala suerte, tuvieron que regresar. Se entregaron a los portugueses muy cerca de las Molucas, enfermos y diezmados de fuerzas.

ISLAS MOLUCAS-CABO BUENA ESPERANZA

(21/12/1521-19/5/1522)
Barcos: 1
Hombres: 47 europeos y "13 indios" (seg�n Pigafetta)

"Determinamos morir y con una sola nao partir", le dijo Elcano al rey de Espa�a. En el viaje hacia el oeste de la nao Victoria hicieron varias paradas hasta llegar a Timor, donde desertaron dos tripulantes.

A partir de all� navegaron por el sur del Oc�ano �ndico para evitar las rutas portuguesas. Afrontaron la traves�a con la bodega llena pero con la nao inund�ndose. Deb�an achicar agua sin cesar durante d�a y noche.

En esas latitudes se encontraron vientos contrarios, del este, que ralentizaron el viaje y al llegar al Cabo de Buena Esperanza el azote de un temporal rompi� el palo y la verga del trinquete.

CABO BUENA ESPERANZA-ISLAS DE CABO VERDE

(4/5/1522-19/7/1522)
Barcos: 1
Hombres: 56

Tras entrar en el Atl�ntico, los vientos favorables les permitieron avanzar a gran velocidad pero el desgaste f�sico y la falta de alimentos pasaron factura a la tripulaci�n.

Ante una situaci�n tan cr�tica decidieron ir a las islas portuguesas de Cabo Verde, a�n poniendo en riesgo el �xito de la misi�n, donde declararon que ven�an de Am�rica.

ISLAS CABO VERDE-SEVILLA

(13/7/2022-8/9/1522)
Barcos: 1
Hombres: 18

Los marineros fueron bien acogidos y pudieron cargar el barco de provisiones. A los tres d�as, 13 miembros de la tripulaci�n fueron retenidos. Cometieron el error de comerciar con clavo, lo que revel� a los portugueses el origen de su viaje. El resto de la tripulaci�n, que no hab�a bajado del barco y fue avisada de que iba a ser detenida, huy� de la isla.

Para alcanzar la costa espa�ola se dirigieron m�s al oeste evitando los vientos alisios que les arrastraban hacia el sur. Llegaron a las Azores, pero un anticicl�n les impidi� avanzar con buen rumbo. Cuando por fin encontraron vientos favorables, llegaron a Sanl�car de Barrameda el 6 de septiembre y a Sevilla, remolcados por el r�o Guadalquivir, dos d�as m�s tarde.

Elcano y su tripulaci�n de 17 supervivientes consiguieron completar la primera vuelta al mundo. Demostraron la redondez del planeta y cumplieron la misi�n encomendada a Magallanes por el emperador Carlos I: abrir una nueva ruta al oeste, a trav�s del Mar del Sur, para alcanzar las islas de las Especias.