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La Universidad de Columbia cancela por seguridad la ceremonia de graduación tras el desalojo del campus

La represión policial de las protestas universitarias por la guerra de Gaza se ha saldado hasta el momento con más de 2.500 detenciones en medio centenar de facultades de todo EE UU

Universidad de Columbia
Despliegue policial en el campus de Columbia, el 30 de abril, para desalojar el campamento propalestino.Caitlin Ochs (REUTERS)

La Universidad de Columbia ha cancelado por motivos de seguridad la ceremonia de graduación prevista para el 15 de mayo debido a las tensiones derivadas de la represión de las protestas propalestinas en su campus, han anunciado este lunes los responsables de la institución. En su lugar, el centro de la Ivy League —la prestigiosa liga que agrupa a ocho de las mejores universidades de EE UU— organizará “celebraciones a menor escala, por escuelas y facultades”, según el comunicado. Pese al desalojo de los acampados y la represión policial de las principales protestas, nuevas redadas, las últimas este lunes en California, elevan el número total de detenidos a más de 2.500 en casi 50 facultades de todo el país, según el conteo del diario The New York Times.

El anuncio de Columbia —que alude solo vagamente a la agitación de las últimas semanas en el campus— deja abierta la posibilidad de una celebración de la graduación menor, casi simbólica. “Estas últimas semanas han sido increíblemente difíciles para nuestra comunidad”, explica el comunicado. Columbia no es la única universidad estadounidense que vive un momento convulso. El sábado, en la Universidad de Míchigan, decenas de manifestantes enarbolaron banderas palestinas y algunos estudiantes marcharon hacia el escenario donde se entregaban los diplomas antes de ser detenidos por la policía. Un día después, en la Universidad Northeastern, un estudiante que lucía una kufiya (pañuelo palestino) y una camiseta con el lema Divest (desinvertir de Israel, la principal reivindicación estudiantil) corrió hacia el escenario antes de ser frenado por los agentes.

“Al igual que escuchamos la opinión de los estudiantes, estamos estudiando la posibilidad de celebrar un acto festivo el 15 de mayo que sustituya a la gran ceremonia formal”, a la que tenían previsto asistir 15.000 alumnos y sus respectivas familias. Fue de hecho la perturbación de los planes festivos por el nutrido campamento de protesta en la explanada central y la ocupación de un edificio por 46 personas, la que empujó al rectorado de Columbia a solicitar el martes pasado la intervención de la policía para “restablecer el orden y facilitar el normal desarrollo de la vida académica”. La universidad solicitó entonces a la policía que mantuviese una presencia en el campus al menos hasta el 17 de mayo.

El campus principal de la Universidad de Columbia —hay otro al norte de Manhattan— ha estado prácticamente cerrado desde el pasado martes, cuando cientos de agentes de policía invadieron Hamilton Hall para desalojar a los manifestantes y detuvieron a más de 100 personas en el campus y sus alrededores. Columbia sostiene que Hamilton Hall —que fue rebautizado como Hind Hall, en memoria de una niña palestina muerta de manera atroz en Gaza— sigue siendo el escenario de un delito, lo que planteaba interrogantes sobre cómo los 15.000 graduados y sus invitados podían ser acomodados con garantías de seguridad en el lugar. Decenas de agentes de policía siguen rodeando el centro.

La cancelación de la graduación por motivos de seguridad es solo la penúltima quiebra de la vida cotidiana, y del sentimiento de comunidad universitaria, después de que manifestantes propalestinos iniciaran una acampada el 17 de abril que fue desmantelada al día siguiente por la policía a petición, igualmente, de la rectora, Nemat Minouche Shafik. El desalojo de ese campamento dio lugar al segundo y prendió la mecha de las protestas en todo el país. El criticismo de buena parte del claustro para con las medidas represivas adoptadas por el rectorado va en aumento, y es especialmente agudo contra la propia Shafik —muchos profesores piden un voto de censura—, mientras las manifestaciones en solidaridad con Gaza no solo no amainan, sino que brotan en nuevos campus y con otros formatos. La protesta pone en crecientes apuros al presidente Joe Biden, que necesita hasta el último voto en noviembre —es decir, también el voto de los jóvenes— para imponerse al republicano Donald Trump.

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Nueva ley contra el antisemitismo

El pasado jueves, en su primera referencia directa sobre la movilización universitaria, Biden defendió el derecho de los manifestantes a mostrar su oposición a la guerra de Gaza y condenó el antisemitismo y la incitación al odio que, a su juicio, se producen en algunas de las protestas. Un día antes, la Cámara de Representantes había aprobado un proyecto de ley para abordar el aumento del antisemitismo en los campus, después de meses de encendido debate al respecto. La denominada Ley de Concienciación sobre el Antisemitismo prevé la adopción de la definición de antisemitismo formulada por la Alianza Internacional para la Memoria del Holocausto a la hora de aplicar las leyes federales contra la discriminación en los programas educativos. El proyecto de ley fue aprobado por 320 votos a favor y 91 en contra. Una veintena de republicanos y 70 demócratas votaron en contra de la medida, lo que demuestra la división en el partido de Biden.

Los alrededor de 200 estudiantes arrestados en Columbia en los dos desalojos se enfrentan a la suspensión académica, con el riesgo de perder el semestre, y, algunos, a la expulsión tras recibir una carta que les declara personae non gratae. Aunque las razones para la limpieza del campus tienen más que ver con las quejas de donantes dispuestos a retirar sus fondos si no se restablece el orden —aluden a los supuestos mensajes antisemitas de los manifestantes y a la inseguridad e incomodidad de los estudiantes judíos frente a ellos—, la universidad ha esgrimido en todo momento su deseo de no privar de un momento especial, el de la graduación, a los estudiantes que hace cuatro años terminaron el instituto confinados por la pandemia y, por tanto, no pudieron celebrarlo públicamente.

Las reivindicaciones de los estudiantes que se manifiestan en solidaridad con Gaza incluyen pedir a la universidad que renuncie a sus inversiones ligadas a Israel, exigir la readmisión de los estudiantes expulsados y el reconocimiento verbal de “la existencia y humanidad” de Palestina, según la página de Students for Justice in Palestine, una de las decenas de asociaciones del campus.

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