‘La Sirenita’ (1837) es uno de los cuentos de hadas más fascinantes y complejos escritos por Hans Christian Andersen.
Al mismo tiempo, es un cuento de hadas esencial y una curiosa subversión del formato del cuento de hadas, ‘La Sirenita’ requiere un análisis cuidadoso para desentrañar sus diversos hilos y significados. Antes de ofrecer un análisis de la historia, sin embargo, podría valer la pena relatar su trama.
Resumen de ‘La Sirenita’
Primero, un breve resumen de la trama de ‘La Sirenita’.
La Sirenita: análisis del cuento
‘La Sirenita’ es esa cosa rara y paradójica: un cuento trágico con un final feliz. Aunque la sirena falla en su búsqueda para ganar la mano del príncipe en matrimonio y, por lo tanto, un alma humana, aprende cuando muere que hay ‘vida’ después de ser una sirena, y que sus amables acciones en su vida (salvar la vida del príncipe, y luego dejarlo vivir a pesar de que significará su propia muerte) tienen alguna recompensa (a largo plazo).
Este es uno de los aspectos de ‘La Sirenita’ que la hacen un cuento tan gratificante (ver la imagen de arriba para la popular estatua en Copenhague que representa al personaje principal). Andersen evita el final feliz (quizás esperado) en el que el príncipe y la sirenita se casan y viven felices para siempre, con ella ganando un alma y uniéndose verdaderamente al mundo de los humanos.
En cambio, el final agridulce es más maduro y realista: no podemos hacer que las personas nos amen si no lo hacen, y tenemos que vivir con ese hecho. Lo mejor que podemos hacer es actuar bien hacia ellos y hacia el mundo en general.
Aunque los lectores modernos en particular pueden encogerse ante las últimas oraciones de la historia, donde las ‘hijas del aire’ se ven recompensadas o castigadas en función de cómo se comporten los niños en las casas que visitan, este es el aspecto moralista de Andersen: las personas (en particular, los niños, a quienes ‘La Sirenita’ estaría destinada) son responsables de sus propias acciones, y deben comportarse bien si desean prosperar.
Esta lectura moralista es, por supuesto, típica de muchos cuentos de hadas, que se cuentan a los niños para enseñarles a comportarse bien. Pero es interesante que Andersen recompensa a la sirenita por su generosidad y amabilidad, incluso si sus propios deseos (para ganar un alma, para casarse con el príncipe) no se hacen realidad.
Es interesante que, en los cuentos de hadas en los que un ser acuático se convierte en humano para casarse con su amado, a menudo es una mujer: piense no solo en ‘La Sirenita’, sino también en la leyenda de Melusina y otras historias de sirenas.
Pero el final de ‘La Sirenita’ es un recordatorio de que incluso si uno actúa bien y es amable, no siempre se obtienen los resultados que uno desea. La vida no es tan fácil. Pero con paciencia, perseverancia y buena voluntad, todavía podemos hacer bien y tener la esperanza de la felicidad y la recompensa. ‘La Sirenita’, entonces, es tanto un cuento de hadas como un cuento de moralidad y de la vida real.
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