Antes de siquiera posar los ojos sobre este anime, es casi un requisito indispensable haber visto las tres películas previas que son, más o menos, el 50% de la historia restante, sino más aún. O al menos, tener en mente el anime de 1997 que cubre el mismo arco de forma un poco más extensa. De lo contrario sentiremos que estamos viendo la segunda parte de algo muchísimo más grande.
Dejando eso de lado, las adaptaciones de 2016 y 2017 de Berserk, levantaron muchísimo revuelo por la resurrección de una franquicia legendaria como pocas en la historia del manga, por un lado; y por el otro debido al recorte de arcos menores y la animación elegida para darle vida a las series. Una animación que usa bastante CGI, gráficos generados por computadora, cosa que bien sabemos echa para atrás a la mayoría de aficionados. Y que, en el caso de Berserk, muchos no le perdonaron ni le perdonarán nunca.
Si bien es una exageración total caer en esa simplificación de "hecho en computadora es malo" (me encantaría ver la opinión de esa gente al respecto de cualquier juego previo a la séptima generación de videojuegos), también es cierto que no era la mejor obra para animar de esa forma. Esto se debe a que el manga de Berserk es, por mucho, uno de los mejores dibujados en el medio, lleno de detalles y con un nivel artístico descomunal.
Si tomamos tal curriculum de la obra, y la superponemos con el del estudio a cargo de su animación, GEMBA, nos daremos cuenta que las cosas pintaban complicadas desde el principio. Es lo que sucede cuando en lugar de elegir a un estudio reputado y con experiencia, se acepta en cambio la oferta más barata de manos de una empresa que recién empieza. Grave error de los ejecutivos detrás de la firma, que además proveyeron una cantidad irrisoria de presupuesto, como claramente se puede ver en la excesiva utilización de modelos 3D repetidos, o la falta de coherencia y en algunos casos, de calidad de la animación.
Superando el punto que fue el clavo en el ataúd de Berserk 2016 y 2017, cabe decir que para aquellos que recién entran en el mundo de Guts y sus amigos, es una experiencia descomunal. Allí radica quizás la mejor parte de estas dos adaptaciones, el aggiornar y traer a nuestra época e interés una de las obras más primigenias, mejor escritas, llenas de intertextualidad y referencias tanto internas como externas. Es cierto que el manga es superior, es cierto que las películas y el anime antiguo probablemente entregaron una experiencia más fluida y mejor, es cierto que la dirección pudo estar más inspirada... pero al sumergirse en la historia pronto se olvidan muchos de estos detalles, que si bien son importantes, palidecen totalmente al lado de la trama.
Si bien hay mejores formas de disfrutar de Berserk, y eso no se lo niego a nadie, cualquier punto de partida es mejor que no tener ninguno. La historia del espadachín negro merecía y merece más, no sólo en calidad sino en cantidad (aún faltan animar varios arcos), pero si podemos dejar la crítica destructiva de lado, y vemos la serie como lo que es, una producción de muy bajo presupuesto creada para revivir la atención en un manga épico, sin dudas el trago no será tan amargo.
Porque si, Berserk merecía algo mejor... entre otras cosas, mejores fanáticos.
