(PDF) Breve historia del teatro mexicano | Jesús Arellano - Academia.edu
RESENAS NICANOR PARRA, La cueca larga, Editorial Extremo Sur, Santiago de Chile, 1958. La poesia popular es un milagro, cuando es aut6ntica, porque, a pesar de la custodia ristica que la envuelve crece y se multiplica perfeccion.ndose, sin perder jamis su integridad, por el contrario, la afianza en cada particula de suefio que el hombre descubre en ella y transmite a sus descendientes. Pero si es un milagro en su proceso de creaci6n colectiva, no lo es menos cuando florece en manos de un hombre que la fecunda. con su propia individualidad, estilizindola, enriqueci6ndola, a la vez que guarda intactas sus esencias. Tal es el caso de Nicanor Parra. Los terminos usuales de la critica parecen perder su filo aplicados a poseia de esta indole. En La cueca larga se quema las manos el acad6mico y las plumas el escolar: Voy a cantarme una cueca mis larga que el sentimiento para que mi negra yea que a mi no me cuentan cuentos. Los bailarines dicen por armar boche que si les cantan bailan toda la noche. Toda la noche, si flor de zapallo en la cancha es adonde se ven los gallos... Criollismo? Nada significa esta palabra a la luz espirituosa y m.gica de La cueca larga. Sin duda, en esta poesia se descubre una ancha zona de Chile y de los chilenos, una zona de romintica dedicaci6n a los valores 6picos de la guitarra y del vino: f 184 R E V ISTA IBEROAME R ICANA 1Hay algo pregunto yo mas noble que una botella de vino bien conversado entre dos almas gemelas? El vino tiene un poder que admira y que desconcierta transmuta la nieve en fuego y al fuego lo vuelve piedra... Si me dieran a elegir entre diamantes y perlas yo elegiria un racimo de uvas blancas y negras... El vino cuando se bebe con inspiraci6n sincera s610o puede compararse al beso de una doncella... En La cueca larga se descubre la gracia improvisadora del viejo payador y la sensualidad gruesa de cantoras y bailarines; alli estan los nombres criollos donde se santifica la nacionalidad en potrillos y cafias de s61lido prestigio; la burla socarrona o directa del campo y el genio equivoco, pecaminoso y .cido de la ciudad. Yo no soy de Coihueco soy de Niblinto donde los huasos mascan el vino tinto. Yo naci en Portezuelo me cri6 en Nanco donde los pacos nadan en vino blanco. Y morir6 en las vegas de San Vicente donde los frailes flotan en aguardiente.. Por encima de la algazara o, mis bien dicho, apartado en un fresco rinc6n de sauces y albahacas, el poeta se ocupa en el oficio santo de transmutar lo humano en lo divino. Brindo por lo celestial y brindo por lo profano, brindo por las siete heridas de Cristo crucificado, brindo por los dos maderos y brindo por los tres clhvos.. R E SEEAS 185 Nicanor Parra trabaja como un ceramista de Quinchamali para quitarle al surrealismo su decadencia europea. Pone alas donde va un poncho. Surte de Angeles los expendios de licores. Zapatea con punta y taco y, en su contrapunto, corona la metrica romance con estribillos de discordancia moderna: Nervioso, pero sin duelo a toda la concurrencia por la mala voz suplico perd6n y condescendencia Con mi cara de ataid. y mis mariposas viejas yo tambien me hago presente en esta solemne fiesta... En su poesia, compuesta para ser cantada y bailada, se mantiene viva la tradici6n del juglar. A traves de plazas, cortes y campos, su verso ha ganado la maestria de ritmos que impone el entusiasmo 6pico del pueblo; se ha dado un trasfondo para esconder la flor de la malicia y ciertas dobleces de sensualidad se arma de duros apodos, de viriles acentos, de agresivo lirismo. La poesia de Nicanor Parra es roja y palpitante como gallo de pelea clarinando en la rueda: Yo soy asi, soy chileno, me gusta pelar el ajo, soy barretero en el norte, en el sur me llaman huaso, firme le doy la semana no como si no trabajo; de Lunes a Viernes sudo pero cuando llega el Sibado no negar6 que con ganas me planto mis buenos tragos con el fervor de mi Dios por algo me Ilamo Pancho! Me ha tocado oir esta poesia en Doilihue y Quilicura, cercada de gritos, risas y botellas, la he visto levantarse a la cabecera de la mesa y sostener su duelo de ingenio contra la sahiduria del tiempo en la tierra huasa; y la vi salir victoriosa bajo el peso de las coplas, las tallas y los brindis que la condecoraron. "Firmeza", dijo la cantora popular y quiso decir firmeza de La cueca larga para poetas topeadores, para cahezas coronadas de vid, para los anillos que se enredan en el harpa, para las espuelas clavadas en sangre como cresta de gallos; firmeza de la magia po'tica, culta y popular, de los mitos del pals, de los ritmos del mundo que Nicanor Parra baraja en cuecas largas, en brindis, esquinazos y d6cimas con la iluminada prestancia de un poeta que ha abierto caminos a su generaci6n. En esta obra suya se ha unido su ingenio al de otro artista privilegiado, Nemesio Antinez, quien penetra en las esencias de la realidad chilena con una desconcertante hondura, sublimando trivial, estilizando los rasgos del jolgorio chileco en un esquema .cido, alucinantemente dramtico. Dibujante de estados lo 186 REVISTA IBEROAMERICANA animicos, especie de ajedrecista de una desesperaci6n sublime, sus pequefias gentes, vestidas de blanco y negro, parecen bailar en esta cueca la metafisica de punta y taco que no es sino el preimbulo de una euf6rica desintegraci6n. FERNANDO ALEGRIA, Universidad de California, Berkeley. ANTONIO MAGAA ESQUIVEL y RUTH S. LAMB, Breve historia del teatro mexicano, Manuales Studium-8, Mexico, 1958. Efectivamente. Estos Manuales de las "Ediciones de Andrea" estin marcando una etapa en las letras de Mexico. 13tiles, pr.cticos, cumplen dos funciones muy importantes: servir de texto y servir de documento. Ni se quedan en lo meramente escolar, en el arido esquema docente, ni en lo erudito, al servicio inico de los especializados en la materia; van, aqui uno de sus tantos meritos, por el termino y profesionistas- los medio conjugkndose en beneficio de todos -aficionados adictos a las cuestiones del intelecto. Leal con la historia del cuento mexicano y Dauster con la de la poesia lograron, como ahora los dos autores de este libro, poner sus conocimientos al alcance de la mano. Ocho capitulos contiene la obra; ocho justos, exactos, en los que se divide por la necesidad y el sentido comin, la historia del teatro mexicano. La 6poca prehispinica, la de la Colonia en el siglo xvi, asi como la edad de oro del teatro en los siglos xvII y xvIII con sus dos cumbres: Ruiz de Alarc6n y Sor Juana; luego, en lo que podemos llamar nuestro, durante la guerra de Independencia; ya en la Independencia para despues, mas cercanos, estudiarlo en la Reforma y en la Revoluci6n (1910). Cierra, la historia de este genero, con halagiiefio cabo: "Los grupos experimentales y el movimiento de renovaci6n". Completa, sin cuestiones, como ahora lo vamos a ver. Despues de investigar nuestro glorioso y estetico pasado precolombino, hurgando entre lo casi nada sobreviviente de aquellas 6pocas, han demostrado que no s6lo escultura, arquitectura y poesia creaban los indios, sino tambien teatro. En 6 seguida, ya con Espafia encima, la evangelizaci n necesit6 del teatro para doctrinar y Juan Perez Ramirez. Un segundo Eslava de Gonz lez destacando a los naturales, periodo -dicen--con Francisco Bram6n, Matias de Bocanegra, Agustin de Salzar y Torres, Alonso Ramirez de Vargas y Francisco de Acevedo, se opaca por los soles Juan Ruiz de Alarc6n y Sor Juana de la Cruz. Qui6n no conoce vida y milagros de estos dos autores mexicanos. Sus temas humanos, su estilo personal, ain vigentes, se impusieron en los ambitos del habla castellana; y no en vano sino, precisamente, por que fueron escritores con genio. Los afios de la guerra de Independencia casi pasan desapercibidos; su autor mis clehre, y no por el teatro sino por su actitud novelistica, fue Fernandez de Lizardi. Eduardo de Gorostiza, Fernando Calder6n e Ignacio Rodriguez Galvin defienden con cierto decoro el siguiente capitulo y dan origen, en cierto modo, a Carlos Hip61lito Sertn, Guillermo Prieto, Orozco y Berra, Pantale6n Tovar, Ram6n Navarrete y Landa, Jose Ignacio Anievas, Granados Maldonado, Severo Maria Sarifiana, Jos6 Maria Vigil, Jos6 Tomas de RE SE 187 8AS Cu6llar, Isabel Prieto de Landazuri, Gonzilez Bocanegra y Jose Antonio Cisneros. Por cierto que este es todo un descuhrimiento, pues resulta, ni mis ni menos -asegura Magafia Esquivel- que el precursor de Ibsen. Y eso que la tecnica ibsiana es de lo mi.s original, merito mayor el de este dramaturgo yucateco del pasado siglo. Ya en pleno auge nacionalista, bajo la mirada mexicanista de Altamirano, topamos con Pe6n Contreras, Acufia, Rosas Moreno, y Chavero y otros de no menor importancia. Venidos de esta epoca y llegados o hechos en la Revoluci6n, tenemos a Federico Gamboa, Marcelino D.valos, Jose Joaquin Gamboa, Antonio Mediz Bolio, Carlos Diaz Dufoo, Francisco Monterde, Julio Jimenez Rueda, Maria Luisa Ocampo y alguno que otro sin mayor actuaci6n hasta ahora. Me parece, a lo mejor no es, que fuera de Divalos, Monterde y la sefiorita Ocampo, los demis de esta 6poca no sobrevivirin mucho tiempo como dramaturgos. Termina la historia con el nacimiento de una nueva etapa, diferente de la anterior, que en poesia, por ejemplo, fue muy brillante, no asi en teatro; termina, deciamos, con una etapa en que la poesia y el teatro beben aires nuevos y se fertilizan con savias de fuera. La inquietud de Xavier Villaurrutia y la de Salvador Novo originaron m6dulos que ain estamos viviendo. Y es en el analisis de todos estos dramaturgos donde mis se ve la mano de Magafia Esquivel; sus juicios a fondo, certeros, por ijustos, son de indiscutihble validez. Si a veces se le suelta la mano, como en el caso de Alfonso Reyes, de quien dice: "su obra constituye por si misma una literatura", Io achacamos al exceso de buena voluntad. Porque la obra de dicho autor, valiosa en algunos aspectos, no constituye nada de eso que aqui se afirma. Que diferencia con el juicio sobre Villaurrutia: "Lo mismo que su poesia, su teatro se fundamenta en la precisi6n de las ideas y en el juego del lenguaje. Ni le estorba la herencia de malicia literaria ni se le enredan las f6rmulas. Son la dialctica y la pasi6n ficida las dimensiones reales de su obra dramitica; pero ni la dialctica se hace ret6rica ni la pasi6n es arrebato". Que justeza, que tino y que conocimiento de la obra de este nunca bien llorado escritor. Lo mismo al tratar a Usigli no tiene pelo que le estorbe para definir la cimera situaci6n que 6ste goza, y que sistemiticamente le ban querido negar: "Ha venido haciendo su obra aislado, solitario, esforzadamente, en compafias profesionales, en una atm6sfera de insistente discoleria". Pero Usigli como el mismo Magafia Esquivel sigue apuntando y a pesar de las envidias, ha demostrado mAs que sus colegas que: "Su teatro, pese a criticas circunstanciales, tiene la mis alta significaci6n en Mexico y es el que con mejor fortuna ha trascendido al extranjero". De entre la treintena de 6stos sobresalen, ademis de los ya citados, Celestino Gorostiza, Salvador Novo -de cuyo prestigio como dramaturgo tenemos desconfianza-, Miguel N. Lira, Agustin Lazo, Basurto -reincidente en explotar inftilmente para el arte la morbosidad del pfiblico-, Inclan con algunas de sus piezas, Luisa Josefina Hernandez, Rafael Solana, H&ctor Mendoza, Juan Garcia Ponce y Jose Revueltas. Emilio Carballido conoce mucho de escenografia y le hace a la frase poetica; busca, su mayor desgracia, mucho "teatro"; su obra aqui comentada como de madurez, no la conozco. Sergio Magafia tiene un lugar indiscutible como cuentista; como autor teatral no creo que haya dado mucho de lo que 61 es capaz. Todo lo que de estos dos se dice o no se dice, es publicidad de esa que acostumbran los artistas de cine con fines comerciales. Nosotros, para ir a la semilla, necesitamos calidad en las obras, lo otro, la propaganda y la pose, son transitorias, 188 REVISTA IBEROAMERICANA Otras cosas muy buenas que trae esta imprescindible Historia del leatro mexicano; cosas que nos sefialan la madurez, la metodizaci6n en el husmeo de los documentos y la dedicaci6n de Antonio Magafia Esquivel y Ruth S. Lamb. Y francamente fue una sorpresa; despues de ver a aqul siempre escribiendo cr6nicas al dia, agotando la noticia cotidiana sobre asuntos de teatro, nos sorprendi6 dindonos citedra sobre la materia con una seguridad y un conocimiento s6lo dables en un verdadero maestro. JESUS ARELLANO, Metdfora. Mexico. UNI6N PANAMERICANA, El epitome de Pinelo, primera bibliografia del Nuevo Muindo. Estudio Preliminar de Agustin Millares Carlo, Washington, D. C.. Uni6n Panamericana, 1957. de la OrgaGracias al Comit6 Interamericano de Bibliografia -dependencia nizaci6n de Estados Americanos- que se ha propuesto publicar una serie de documentos primordiales para la historia de America, se reedita, por tercera vez, la segunda en edici6n facsimil, el Epitome de la Bibliografia Oriental y Occidental, Ngutica y Geogrifica de Antonio de Le6n Pinelo. Publicado en Madrid, en 1629, el Epitome de Pinelo es la primera bibliografia del Nuevo Mundo. La obra fue escrita a sugerencia del Duque de Medina de las Torres, quien solicit6 a Pinelo "una memoria de libros de Indias para afiadir noticia hist6rica a ciencia politica de aquel Nuevo Mundo". Pinelo desarroll6 el proyecto de escribir una bibliografia de todos los escritores que habian tratado de las Indias Occidentales y Orientales incluyendo los tratados de geografia y navegaci6n relacionados con ellas. Para realizar su trabajo, consult6 cuantos catilogos se habian impreso y revis6 las mejores bibliotecas espafiolas, siendo d1 mismo poseedor de la mis copiosa de impresos y manuscritos sobre America y temas de las Indias. El Epitome esti dividido en cuatro partes: la. oriental, que contiene las obras relativas a las Indias Orientales desde Africa septentrional hasta el Jap6n; 2a. occidental, que incluye las obras referentes a Amrica, las Islas Filipinas y Molucas; 3a. ngutica, en que enumera los tratados de cosmografia y navegaci6n; 4a. geogrifica, en que registra lo hasta entonces escrito sobre los paises y tierras de ambas Indias y las obras de cartografia. Para simplificar el manejo de esta bibliografia, tiene el libro un indice onomistico de los mil autores cuyas obras cataloga, detallando las lenguas en que fueron escritas y distinguiendo las impresas de las manuscritas.. Otro indice cataloga, alfab6ticamente los libros incluidos, sefialando tambien su lengua y su caricter de impresos o manuscritos. Sigue una enumeraci6n alfabetica de las cuarenta y cuatro lenguas en que estan escritas las obras del Epitome, con los paises o provincias en que se hablan. Con insaciable sed erudita y id)cumental, Pinelo registra cada libro con el nombre del autor, titulo del impreso o manuscrito, y sus reediciones, traducciones, . E SE NAS transcripciones y refundiciones, agregando en el caso de los manuscritos quienes los poseian. Su escrupulosa honestidad le hace decir en el pr6logo: "En este Epitome, demis de los que van con nombre, titulo e impresi6n, que estos pongo por ciertos e infalibles, se hallaran tres especies de autores. La primera de algunos que escribieron poco: pero como mi intento es que no se halle ninguno alejado cuya obra no se comprenda ni declare, o por lo menos la luz que he alcanzado, ha sido necesario ponerlos todos. La segunda especie es de autores cuyas obras no he visto, que escribieron, mas de la generica, que basta para ni menci6n particular de reducirlos al titulo a que pueden tocar, remitiendo algunos a los que los nombran, i poniendo otros entre los dudosos, por parecerlo. La tercera especie es de los que s61o he visto las obras, o alcanzado ciertos detalles, i asi las pongo, i los nombres en blanco:- el que los hallare los podri afiadir; si bien algunos seri imposible a su diligencia como ha sido a la mia". La influencia del Epitome fue mis alli de su 6poca. Un siglo mis tarde don Andres Gonzilez Barcia public6 una nueva edici6n afiadida por el. Ya estaba abierto el camino para las grandes empresas bibliograficas americanas donde encontramos despu6s a Nicolas Antonio, H. Harrise y J. T. Medina. lo ENRIQUE G. CORTES, Universidad de Nuevo Mexico. JAIME TORRES BODET, Sin tregua, Tezontle, Mexico, 1957, 189 p. La labor po6tica de Jaime Torres Bodet, que se inici6 con Fervor en 1918, abarca ya, con la publicaci6n de Sin tregua (1957) unos cuarenta afios. Elevado y sutil creador de poesia, lo ha sido siempre, y su fino impulso lirico sigue, a trav6s de este libro, acrecentando el limpido caudal de oelleza. En Torres Bodet la vida y la poesia no se separan. El titulo Sin tregua expresa en dos breves palabras su dedicaci6n a la poesia. A pesar del destacado papel que le ha tocado desempefiar en la vida piblica, dentro y fuera de su pals, no ha dejado nunca que mundo y aparato le distraigan en la honda e interrogante contemplaci6n del hombre y su universo que encuentra expresi6n en sus poemas. La poesia de Torres Bodet es un ir, tranquilo pero angustioso, hacia una puerta que, cerrada, pudiera, alzarse como harrera final e infranqueable al fondo de un largo callei6n sin salida, o, ahierta, dar ia primera vislumbre de todos los esclarecimientos futuros. Ve la vida en descenso como un momento de suspensi6n entre el recuerdo y la esperenza entre el estar y un ser posihle. Los poemas de Sin tregua nacen de esta tensa expectativa. Torres Bodet, siempre digno y equilibrado, no implora ni grita, s6lo pregunta, pero su ansia, por refrenada, no es menos intensa. Surgen espontaneas las metaforas que expresan la incertidumbre, ya anhelante, ya desesperante, de este entretiempo -o preludio- de su existir. En el poema "Tensi6n" son notables por su nimero y por su acierto: 190 REVISTA IBEROAMERICANA Lo mismo que, en la cuerda tremula del violin, entre dos notas, la pausa donde muere y renace la misica; lo mismo que la angustia con que el insomnio paraliza el tiempo entre dos campanadas de una hora nocturna; como la falsa paz del mar tendido entre dos olas bruscas, como la calle muda entre dos gritos y como el coraz6n estrecho y solo, terriblemente solo, entre el latido que pas6 y la espera del latido que acaso no escucharemos nunca. ieste minuto inmenso entre dos almas que no saben ain por que se buscan. En Torres Bodet hay siempre un fino equilibrio entre pensamiento y sentimiento. Sutiles y bellas, sus imigenes son como las queria Juan Ram6n: "lo espontineo sometido a lo consciente", la honda verdad intima expresada con gracia, medida, e intensidad. Sin tregua es un libro de alcance universal, mis ally de lo actual y lo accidental, mis ally de lo regional, Jo nacional, lo europeizante, o lo "mejicanizante". Su hombre y su naturaleza son de todas las epocas y todos los paises. Inquieta y aflige a este hombre el gran enigma de la existencia; pesa sobre e1 una soledad abrumadora: Somos el solo nudo de una cuerda infinita que nadie teji6 nunca y de nada pende. Y, sin embargo, todo repercute en nosotros: el j6bilo de marzo y el ansia de septiembre. y todos, reunidos, estin solos -- mas solos que en la cuna o en la tumbaen la doliente multitud compacta. Torres Bodet comprende y compadece a este ser doliente y solitario que busca sin saber que es lo que busca, que pregunta sin que nadie le conteste, nyufrago que lucha por asirse de una tabla que siempre le elude: Pido una aurora mas, pero infinita. Y no la anunciaci6n de un nuevo ocaso. En el eterno drama vital no se sabe si la naturaleza burla o promete pero hay momentos en que Torres Bodet se convence de que su misterio presente, por bello y milagroso, no puede engafiar: RI E S E N A S 191 Todo es posible en este noche clara. .. .pueden el ala mis sutil romper un astro una azucena desviar la historia... El verso que predomina en Sin tregua es el endecasilabo pero el autor lo varia hastante con otros mis cortos y alguno que otro mis largo evitando asi tanto la monotonia como la rigidez. El verso parece siempre adaptarse con naturalidad a su contenido. Del mismo modo Torres Bodet crea imigenes nuevas notables por su precisi6n y su belleza: "fina, dura, cortante alma de acero, / h6lice de avi6n, cuanto mais rauda, en el diifano azul mis invisible;" "la radiografia de un recuerdo"; "esperanza: nostalgia del futuro"; "ardiente sombra / labrada en la obsidiana de mi alma", para citar algunos ejemplos. Los que quieren conocer lo mejor de la poesia hispanoamericana contemporineas no pueden prescindir de este libro. DONALD F. FOGELQUIST, Universidad de California, Los Angeles. FERNANDO ALEGRiA, Caballo de Copas, Editorial Zig-Zag, Santiago de Chile, 1957. En medio de la sorprendente evoluci6n de la novela chilena, remozada y vigorosa en poco mis de un decenio, faltaba una obra que pintara la existencia de nuestros compatriotas en los Estados Unidos. El tema siempre me pareci6 fascinador y pude conocer durante una residencia larga en ese pals a diversos tipos como que ahora descubre y exhibe con minucioso realismo, no desprovisto de elementos po&ticos, el escritor Fernando Alegria en su libro Caballo de Copas. El escenario aqui descrito es el de San Francisco de California y sus alrededores, con un amplio sondeo en los bajos fondos donde abundan tahures, prostitutas, vagabundos y aventureros hispanoamericanos que desempefian los mis extrafios oficios con ese don de improvisaci6n que los caracteriza. Alegria es un hombre de letras, conocido y reputado. Profesor universitario, ensayista, narrador y critico, demostr6 su capacidad inventiva en un volumen de cuentos que no coment6 la prensa nacional, pero que contenia en germen muchas de las virtudes expresivas que hoy repuntan en Caballo de Copas. Esa colecci6n de relatos breves se titulaba El poeta que se volvid gusano y se edit6 en Mexico Jos en 1956. La novela esti escrita en primera persona y su tono se sostiene siempre con gran sentido del detalle y la observaci6n. El verdadero hroe es un caballo chileno, en cuyo torno brota una vida inesperada y pululan las ambiciones o las intrigas. "Mi campe6n venia de un vallecito surefio de mi Chile natal. Centauro creado entre chacolies y alcoholes de madera, ripido ante la esencia de la cebolla y el anca rubia de las yeguas. No conocia sino el habla que habla la uva, el volantin de sus tiempos de potrillo y la chaucha de quienes le iniciaron en las pistas del Hip6dromo Chile. He aqui un caballo que s61o conoce cobradores de g6ndolas y conductores 192 2REVISTAI 1J3LRAMR ERICA -NIA de golondrinas. A quienes los fabricantes de vino con apeilido vasco no mencionaban en el Club de la Uni6n; y quien, en cambio, apoy6, la candidatura del mais vasco de todos: 'Olaverry', ilustre vencedor del Santa Anita Handicap, idolo y maestro de mi criollo campe6n". Aunque el amhiente pintado por Alegria es s6rdido y muchos capitulos se deslizan entre descripciones de juergas alcoh61licas, visitas a cabarets dudosos y referencias continuas a un mundillo siniestro y sospechoso, el argumento va cobrando densidad, los caracteres se perfilan y surge una simpatia que gana pronto al lector. Podria decirse, algo superficialmente, que es una de las novelas criollas mis entretenidas de todos los tiempos. Pocos escritores actuales conseguirin superar a Alegria en desenfado, en sutileza para captar una situaci6n en pocas pinceladas y en un aut6ntico aire de sinceridad que crea pronto una atm6sfera adecuada a la plenitud del relato. El caballo "GonzAlez", el jinete Hidalgo, el estibador espafiol Marcel, la bailarina Mercedes y el Cuate, personaje mexicano de gran simpatia, son algunos de los principales protagonistas de Cahallo de Copas. Se va polarizando un creciente interhs en dos focos humanos: el de la pensi6n donde domina la recia figura de Marcel, padre de Mercedes, y el hip6dromo de Tanforin, que va a conocer por fin el 6xito asombroso del casi mitol6gico "Gonzalez", ganador de una sola carrera y afianzador de la fortuna de los dos socios chilenos que se embarcaron en la pintoresca empresa hipica. Alegria aparece como un experto conocedor del idioma de einetes y aficionados, de apostadores y restante comparsa que gira en torno al turf californiano. Tambhien revela su trato con este pequefio, pero abigarrado universo en que trampas y pasiones desempefian su papel al lado de la audacia y la bizarria. "Tanforin es, como todos los hip6dromos del oeste, un gran galp6n medio al descubierto, frente a una cancha desguarnecida: el edificio pintado de blanco y verde, el interior de la cancha plantado de pasto y amapolas. Es una versi6n moderna de los campos de rodeo que mantiene cada pueblo ganadero del Oeste". Asi, en breves toques, se va sintiendo el clima especial de Tanforin, donde surgir, la ins61lita proeza que da remate feliz al argumento, cuando triunfa "Gonz;lez", en medio del asombro y la desconfianza de la muchedumbre que Ilena el hip6dromo. En un Angulo diferente, que detalla otros aspectos de la vida californiana, se narran las luchas de los estibadores en el puerto de San Francisco y la acci6n tenaz que ejerce como lider, Marcel, el padre de la bailarina que se enamora del chileno vagabundo. Este primer personaje de la acci6n, el narrador, es retratado asi por Fernando Alegria: "Soy de esos chilenos 'vinosos', de pelo castaiio claro, oios pardos, piel rojiza, con un mapa de finos vasos sanguineos en las mejillas y en la nariz. Ademis, me dejo crecer el higote, y en el bigote luzco pelos de todos colores, aunque predominan los ruhios y colorados. Chileno del Valle Central, de boca ancha, labios gruesos y risa ficil. Pudieran vestirme de esquimal y todavia se me notaria la pinta de huaso". La historia se inicia mientras el jinete Hidalgo descubre a su compatriota que trabajaba en calidad de lavador de platos en un restaurante de San Francisco. Sabe Alegria usar los procedimientos modernos del arte narrative que ya se afirmaron bastante en sus magnificos cuentos de El poeta que se volvid gusano. Tambin alcanza momentos de humor excepcional que hacen muy movido el capitulo deno- F S F N s I93 minado "Entrem6s huc61ico y pastoril, o los tomates de la discordia". Ahi se engrandece y asume contornos picarescos indelehles el Cuate en su tremenda pelea con el Bello, empleado norteamericano que desprecia y trata pesimamente a los obreros. Veamos c6mo 10 pinta Alegria en un esmerado enfoque de gestos, de movimientos, de situaciones sugerentes: "El Cuate permaneci6 inm6vil. Ni un mfisculo se agit6 en su rostro. Tenso como una cuerda de acero, dej6 pasar unos segundos que fueron como pulsaciones gigantes en el silencio de la harraca. La boca apretada, los oios relucientes y fijos sobre los naipes, las manos palidas, sigui6 manioulando igilmente la baraja. El patan se qued6 mirando con extrafieza esa figura de diab61ico enano. Esperaba una reacci6n violenta, pero no venia. Escupi6 y se pas6 la mano velluda por la boca. De pie alli en las tinieblas, le veiamos tambalearse. La camisa azul le agrandaba los hombros. Hizo un movimiento con la pierna, como avanzando para tirar una patada. Levant6 casi la hota. Clic. En la mano del Cuate apareci6 como un relImpago la luz de una navaja. Qued6 el otro con la pata en el aire; inmovilizado por el terror, y el Cuate con esa lengua de sierpe en la mano". Se capta en las lineas transcritas una asociaci6n de im ien'es sugestivas que tienden a integrar pronto una atm6sfera particular. Es lo que, a menudo, sobrenada en el realismo de Alegria, que sin perder la continuidad 16gica de la narraci6n, sabe situarse, en otras oportunidades, en un piano mis asordinado, donde la descripci6n indirecta conduce al fondo escenico. Como procedimiento acumulativo de figuras, con gran despliegue de combinaciones verbales resulta uno de los capitulos mis singulares de Caballo de Copas el titulado "Domingo en el Burlesque". Sensaciones auditivas y visuales se comhinan en una articulaci6n grotesca que vacila entre la realidad y el ensuefio: "Los reflectores se hundian en las vigas, en las columnas y decorados y, a pufialadas, se metian entre la came vieja de las hailarinas y entonces la metam6rfosis a que aludo cobraba relieves alucinantes. La pudrici6n se desarrollaba con detalles macabros, porque desde nuestros asientos distinguiamos claramente las cicatrices de apendicitis, de cesireas, granos y moretones y mordiscos, que, hajo el efecto de la luz, comenzaban a reproducirse. Vaciabanse sobre el escenario mujeres y mis mujeres. La luz se habia hecho morada y parecia desprender de los cuerpos masas de came vibrante y lujuriosa". En Cahallo de Copas se hace mas vibrante la sensibilidad de Alegria y se palpa su esfuerzo por liberar a su novela de la rutina descriptiva. Desde lo ex6tico del ambiente hasta el apicarado sesgo criollo de algunos heroes de su fabulaci6n, se alcanza un tono desusado y un dinamismo diverso en el argumento. Tambi6n el hecho de que 6ste sea integrado por seres y situaciones ficticias, pero artisticamente verosimiles, destaca la amplitud de los recursos tfcnicos de Alegria en su iltimo libro. RICARDO A. LATCHAM, Sociedad Chilena de Escritores. 194 REVISTA IBEROAMERICANA CARLOS FUENTES, La regidn rnis transparente, Colecci6n Letras Mexicanas, Fondo de Cultura Econ6mica, M6xico, D. F., 1958. Por su calidad literaria, y portsu valor como documento hist6rico, la primera novela de Carlos Fuentes merece la consideraci6n m.s seria. Novela panoramicohist6rica; es decir, en el destino de sus protagonistas va sintetizado el destino de la naci6n mexicana. Novela realista-simb61lica; es decir, los episodios, los dialogos y los mon6logos realistas van cargados de un sentido mucho mi.s amplio de lo que en si encierran. Pero seria err6neo suponer que con un par de terminos acertisemos a clasificar esta obra maravillosamente densa y de estructura tan compleja. Su protagonista principal, Ixca Cienfuegos, es casi una abstracci6n o un mito. No seria exacto decir que sufre la modificaci6n tradicional del protagonista. Es mis bien algo como un personaje catalizador que interviene en la acci6n en distintos pianos, imparti6ndole su soluci6n mis transparente. Porque la acci6n misma ni es extensa ni complicada. Complicada si, la variedad de t&cnicas, los recursos cinematograficos, la yuxtaposici6n de escenas, la manera en que el autor ha querido 'descubrir' a. sus personajes, es decir, novelar. Una novela que presente por sus muchas facetas tal conjunto de problemas, esta claro, ya de por si plantear, algunas de las cuestiones mis bisicas del g6nero novelesco. La estructura es el rasgo mis interesante de la novela en su desarrollo a mediados del siglo xx. Sin duda la esmerada atenci6n a detalles de estructura est. relacionada con el problema de la objetividad del novelista. Un novelista, por muchos que sean sus intereses y sus conocimientos, y por mis agudo que sea su don de observaci6n, tiene s61o un punto de vista. Uno y nada mas. Dada esta relatividad, el novelista se propone ampliar su perspectiva. Dentro de los limites de un libro de prosa narrativa hari lo posible por lograr la forma de una pluralidad de puntos de vista. Lograda la forma, la multiplicidad de personas, de lugares, de tiempos y de hechos, la identidad, por no decir la parcialidad, del autor queda aparentemente superada. Porque el problema del novelista no es simplemente el problema de separarse por completo de su creaci6n, sino el de alcanzar, en total, el mdximo grado de veracidad. La complicada estructura de Carlos Fuentes, diremos, pues, lleva como prop6sito el de presentarnos el ambiente social de la ciudad de M6xico en los afios 1951-54 en toda su realidad, es decir, su complejisima interconexi6n de actos y personas. El fondo hist6rico abarca la tumultuosa 6poca de guerras de la Revoluci6n Mexicana y la 6poca post-revolucionaria. A esta pluralidad de vidas, de destinos individuales, corresponde la pluralidad de tiempos y lugares, ordenados no cronol6gicamente, sino en el orden que mejor revele su significaci6n total. A esta pluralidad de destinos individuales corresponde tambien la pluralidad de tecnicas novelescas: el dialogo realista, los mon6logos interiores, la definici6n y la referencia, la narraci6n y la descripci6n, directas e indirectas. Vidas, destinos, entrecruzados; ritmos narrativos en desarrollos multiples o interrumpidos, y la vida de Ixca Cienfuegos como un hilo temitico insinuindose en variantes tonos por toda la estructura. Todo ello encaminado a poner en claro un estado de crisis en el alma mexicana. Porque el autor nos ha presentado estas historias individuales dentro de un conjunto de manera que se trasluzca a nuestra percepci6n c6mo, a pesar de que dependen mutuamente como individuos en su funci6n social para cobrar entre R ESE AS 19$ todos un sentido colectivo, lo irremediable de su ser aislado les obliga a buscar otro destino aparte. Ya en su manera de ver, de juzgar, a la Revoluci6n Mexicana La regidn mds transparente marca el fin de una 6poca y principia otra. La Revoluci6n es el pasado, y no s6lo est ya terminada, sino que poco se espera ya de los frutos de su ideologia. La Revoluci6n ha perdido su dinamicidad. No ha sido una revoluci6n popular. Ha sido una revoluci6n burguesa. Este momento, en el que el mexicano deja atris su fe dinimica en la Revoluci6n y se enfrenta con la incertidumbre de un destino personal, es el eje de la novela, el momento transparente. En este momento del tiempo espiritual de la vida mexicana vive Ixca Cienfuegos, y asi debiera entenderse su existencia no concreta, su resignaci6n y su transparencia moral. La region mas transparente deia de ser novela de la Revoluci6n Mexicana en cuanto el autor se haya propuesto encontrarles a sus creaciones el radical destino de su ser. Ahora bien, dada la marcada impresi6n de desilusi6n, de desafecto, que recibir. cualquier lector, cabe preguntarse si en verdad !a construcci6n de la novela corresponde a una manera mis objetiva de dar forma artistica a la realidad hist6rica. Desde luego, la cuesti6n no es ninguna novedad. La lleva implicita la novela realista durante toda su evoluci6n. Podria decirse que por su misma naturaleza la obra analitica y objetiva, y de pretensi6n cientifica, en que la observaci6n de la realidad se ha llevado a cabo como en un laboratorio, habria de encerrar de por si una visi6n pesimista de la vida. Sin embargo, con respecto a esta cuesti6n, la obra de Carlos Fuentes representa un adelanto, y por haberlo realizado seri una de las obras mis caracteristicas de su 6poca. Nos referimos a su uso acertado de las figuras transparentes, a Cienfuegos y a Te6dula Moctezuma, cuya relaci6n con los otros personajes casi siempre resulta ambigua si no enigm.tica. Es como si Carlos Fuentes hubiese llegado, en su labor novelistica, a un punto analogo al que ha llegado la fisica at6mica de nuestros dias, donde al fisico le es forzoso reconocer que 61 mismo como observador interviene decisivamente en el objeto que observa, que 61 mismo ha determinado, con su metodo, la forma circunstancial que ha tornado la energia bajo su aparato. Es decir, que la microfisica se enfrenta con una misteriosa regi6n donde se aniquila la divisi6n entre el sujeto y el mundo objetivo y externo, e influyen uno sobre otro. En esta regi6n de la 'realidad empirica', tan ajena ai'n a nuestra potencia racional, todo, lo vital y lo inerte, se relaciona difusamente entre si. Esa regi6n mis transparente de la novela seria aniloga a 6sta de la moderna fisica. Que no valga la comparaci6n mis que para subrayar nuestra conclusi6n: que su t6cnica de personajes enigmiticos le ha servido a Carlos Fuentes para profundizar su visi6n de hombre e historia, y para crear una regi6n de verdad artistica, no menos autentica por ser nueva para nuestra sensibilidad, donde el mito y la historia perduran en el presente siempre afirmados en el pasado y proyectados vitalmente hacia el futuro. En Ixca y Te6dula se encarna el valor humano de la raigambre indigena. Aqui la parcialidad del autor es evidente. En ellos se concentra la identidad de raza que perdura casi inmutable frente al cosmopolitismo de ideas e innovaciones de la gran urbe mexicana. Imprescindible parece que en una novela de tcnicas alternadas sea rica y variada la lengua y que ella imponga en cada caso la realidad artistica de lo narrado o descrito. Generalmente cumple Fuentes con esta exigencia. Los dialogos realistas impresionan por la exactitud y la variaci6n del matiz popular. Fuentes no exagera, i96 RE VISTA IBEROAMERICANA como se esperaria, la nota satirica o la propensi6n ir6nica. En cambio, el diilogo de algunos personajes no es mis que la estilizaci6n de unos rasgos caricaturescos. Mhs interesantes nos parecen los mon61ogos interiores, donde los personajes hablan para si pero no a si mismos. El piano del di.logo es la voluntad y la acci6n, y el dcl mon6logo interior el del recuerdo, o la proyecci6n de motivos. En cierto sentido, el mon6logo interior es el aspecto lirico de la novela. No es en si el mon6logo un suprarrealismo, piano superior de realidad, porque no puede ser mis real que el acto o el momento en la vida del personaie que habla. Su realidad artistica, su substancia veridica, reside en la fuerza de la corriente psiquica que corre por las imigenes, sugerencias y motivos en serie, iluminandolos significantemente. Carlos Fuentes es poseedor de una fina habilidad para amoldar en mon6logo interior los momentos mis intimos de sus personajes. No sorprende, pues, que del mon6logo pase a la prosa raps6dica. Numerosos trozos del libro son verdaderos poemas en prosa. El trozo final, en el cual viene a completarse el simbolo-ciudad, comprende algunas piginas ejecutadas con portentoso virtuosismo. Luis ANDRES MURILLO, Universidad de California, Berkeley. HUGO RODRiGUEZ-ALCALA, Korn, Romero, Giiirades, Unamuno, Ortega... Pr61ogo de Arturo Torres-Rioseco, M6xico: Ediciones De Andrea, Colecci6n Studium, 19, 1958. En 1939, Cecilio Biez, al prologar Estampas de languerra, libro de poesias de Hugo Rodriguez-Alcal, decia que el "sentimiento nobilisimo de nuestra educaci6n democritica es el que mueve la p6fiola zumbona de nuestro Hugo, mojada en la miel de la colmena paraguaya". Y ahora el poeta y critico chileno Arturo TorresRioseco, en el pr6logo a este volumen, destaca los valores po6ticos, intelectuales y humanos del joven y talentoso critico paraguayo. Efectivamente, Rodriguez-Alcal. es un ejemplo tipico de ponderaci6n del alma latina en la cultura n6rdica. Mediterrineo en todo, expansivo y racional a la vez, integra la fantasia en el intelecto, como aconsejaba Vico y lo practican los grandes poetas y pensadores actuales. Duefio de una cultura que sale de las blsquedas rigurosas del mtodo acad6mico, penetra y se ahonda en las experiencias de una vida trabajada con vocaci6n ejemplar. Viene de una patria chica y sufrida, destilada en la angustia y prohijada en heroicos renuevos de esperanza. Y aqui, donde lo grande y oportuno hace accesibles todas las posibilidades, se asegura en el orden y la sistematizaci6n de lo objetivo. Temperamento creador, es tambi6n espiritu que ordena. Y en cada caso sabe dar el tono de un coraz6n apasionado o de una inteligencia en equilibrio. De la simpatia personal a Ia demostraci6n estrictamente cientifica. Ni m6dulos preconcebidos ni proposiciones imprevisibles. El poeta mismo se aferra a las cosas, con abrazo directo y humilde actitud sumisa. La realidad se le viene encima como una orden que acata irremisiblemente. Los hechos dicen su palabra y 61 ordena su canto c',n la naturalidad de quien ignora el riesgo o la alegria. Conciencia innata, sin duda, de quien ha nacido para ser lo que debe ser. Asi tambien en sus incursiones RESERAS n 197 por la realidad aiena. Un instinto, que es a la vez inocencia y sabiduria, lo lleva al iusto encuentro de la realidad que busca. Y con ella transita del hombre a la cultura como si estuviera pasando, sin ninglin tropiezo, de la intima tierra nativa al infinito dominio universal. iQub son, si no, sus amorosas evocaciones de Elvio Romero, Campos Cervera, Roa Bastos y la plyade ardiente y desgarrada de la joven poesia paraguaya, junto a severos escorzos de Korn y Romero, sus guias tutelares en el pensamiento y la acci6n, el personalisimo enfoque del antagonismo entre Unamuno y Ortega o esa luminosa presentaci6n de Eliseo Vivas como critico del naturalismo norteamericano? Rodriguez-Alcali, mis que investigador, es un protagonista noble y sincero de lo que est. investigando. Por eso no puede dejar de participar en la vida de seres y hechos que descubre y aclara, explica y siente, pero que tambien lo determinan como en una precisa definici6n. Esti con Korn y con Romero porque en ellos encuentra su pasi6n de libertad y democracia, su raz6n de ser como hombre que vive esa crisis de la cultura de Occidente seguida, con Romero, en los grandes pensadores contemporineos. Y se vierte, con Unamuno y Ortega, porque en ellos justifica su propio conflicto o integraci6n de raz6n y vida, de concepci6n ideal y de vivencia estetica. Alerta vigia del pensamiento contemporineo, sigue los movimientos de una crisis que escamotea los valores humanos en nombre de la raz6n abstracta o de su cara opuesta: la materialidad sin trascendencia u obscuros irracionalismos de disoluci6n. Hijo, en cierto modo, del idealismo romintico, se desprende pronto del historicismo, enfila en las huestes de la historia de la cultura y de la antropologia filos6fica, y Ilega, seguro, nitido y radiante, a ese espiritualismo de los ideales en acci6n tan caro a mentes luminosas como las de Fouille6, Simone Weil o Karl Jaspers. Porque Rodriguez-Alcala no es s61o un descubridor intuitivo de la realidad del hombre y sus creaciones. El poets que administra un saber para hacer es tambien un pensador que organiza y conduce corrientes de ideas. Y esto ya es mucho decir para quien s61o pretende, con patttica humildad, ser apenas un literato limitado al recinto acad6mico. En su estudio sobre Giiiraldes agudiza ticnicas de conocidas practicas estilisticas; pero no es eso, en definitiva, lo que le interesa. Ellas son como un juego en el buceo de hondas corrientes, una especie de esguince necesario para probar lo que hay mis alli de ese juego practicado por "suficientes" profesores de literatura que nada tiene que ver con la poesia, el arte o la filosofia. En los estudios sobre Korn y Romero Rodriguez-Alcala se muestra en su plenitud, con dominio y precisi6n de la materia que trata. El pensador anda aqui como pez en el agua. El estilo de estos ensayos prueba, una vez mis, que lo que esta hecho sale derecho, como queria Marti. No puede haber claridad expositiva si antes no se ha hecho claridad en la mente. La frase categ6rica, el trazo firme, la fluencia sin rodeos, la economia sin esfuerzo nos envuelven de inmediato en una seguridad responsable que a todo lo hace convincente. Korn pudo sentirse feliz de auscultarse a si mismo en tan fiel catador de sus latidos. Y Romero no puede menos de sentir la dicha de verse tan querido, admirado y comprendido. Asi, este libro tan franco y tan abierto, nos Ileva de un mundo a otro, de la filosofia a la poesia, del anAlisis critico a la exaltaci6n impresionista, del arrebato lirico a la cordura, de la intuici6n descubridora a la precisi6n t6cnica: en fin, de la vivencia y el pensamiento al hombre total o a una concepci6n del mundo y de la vida. Toda una actitud humana lo informa, actitud que supera la fcil 198 REVISTA IBEROAMERICANA erudici6n, el mero acarreo de materiales. Es, por ello, un libro vivo, eficaz, excitante, suscitador de problemas que invitan a reflexionar y a sentir con amor toda frecuentaci6n de lo literario, lo artistico, filos6fico. Nos sentimos poseidos por 61, y por su intermedio, con orgullo, de esa pasi6n hispanoamericana que tanto se nos reprocha pero que tan gioriosamente sabemos exhibir. to ALFREDO A. ROGGIANO, Universidad de Iowa. JUAN PINTO, Breviario de literatura argentina contemporinea, Editorial La Mandrigora, Buenos Aires, 1958. Juan Pinto pertenece a la generaci6n literaria argentina que hacia 1922 -- justamente cuando 61 cumplia 20 afios de edad- se debatia entre los Ilamados grupos de Florida y Boedo. Aqu6llos eran mi.s esteticistas y cosmopolitas; 6stos, de tendencias socialistas, se definieron en favor de una literatura de acci6n, con particular predilecci6n por los temas proletariales. Se comprende que este "Breviario" empiece con una evocaci6n de aquel momento capital de la literatura argentina, con evidente deseo de comprenderlo en una integraci6n de principios bisicos. Pero Pinto, que ha dedicado la mayor parte de su vida al periodismo, con las urgencias propias de esa actividad tan comprometida en los paises hispanoamericanos, no fue un hombre de capilla, de universidades o de academias. Hecho a los golpes de la fortuna, ha ido escribiendo segin sus necesidades, sin orden, sin metodo, sin ticnicas reconocidas, sin un sistema critico definidor. Pero ha hecho obra de difusi6n, que son esfuerzos dignos de todo aprecio. Empez6 como poeta, en 1927, el mismo afio en que se inici6 tamhi6n Ricardo Molinari, el poeta argentino que hoy ms estiman las juventudes renovadoras. Anforas sonoras (El Ateneo, 1927), llevaba, sin embargo, demasiada carga lugoniana como para que se le diera un lugar de preferencia entre quienes proclamaban entonces un estruendoso anti-lugonismo. Su voz call6 hasta 1940, en que aparecen sus Imdgenes en el tiempo (Ediciones Mundi), al que siguieron otros cinco libros po6ticos: Humo alucinado (Ed. Sociedad Impresora Americana, 1944), Catorce silencios (Ed. S. E. L. A., 1947), Oda porte,-a (Ed. privada, fuera de comercio, 1952), Mar de aventura (Id., 1953), y Territorio de Dios, 1955, cuya edici6n ignoro. Necesidades del vivir diario, como deciamos, obligaron a Pinto a dedicarse al periodismo y a trabajos editoriales. Colaborador de los principales diarios y revistas de la Argentina, ha ido pergefiando esbozos biogrificos y criticos, que, organizados en torno a conjuntos de hechos mis vastos, ha publicado en forma de libros. Empieza en 1941 con su Panorama de la literatura argentina contemporinea (Ediciones Mundi), al que sigui6 una Literatura Argentina siglo XX (Ediciones Argentinas, S. I. A. [Sociedad Impresora Americana], 1943) y varios diccionarios: Diccionario de la Repziblica Argentina (geogrifico, biogrifico, hist6rico, literario, artistico), que se public6 en las Ediciones Mundo Atlintico en 1950, uno especializado sobre pintores y otro sobre misicos, estos dos iltimos con el seud6nimo de John Bryton. La Editorial Atlgntica, en su difundida "Colecci6n Oro", le public6 en 1948 un panorama general de su pals con el titulo de La A rgen!tSi. Y suman RESE 199 NAS centenares sus articulos dispersos en revistas y peri6dicos. En las bibliotecas de las universidades mis importantes de E. U. no faltan, por lo menos, su Literatura... y su Panorama... El libro que ahora nos ocupa, sin mayores pretensiones ni empaques acad&micos, llena su cometido: su utilidad de gula, aunque mas no sea informativa, y a veces no muy precisa. Comprende seis capitulos, cuatro apendices y una bibliografia general. El primero y segundo capitulos estan dedicados a deslindar un concepto de generaci6n y su referencia a los escritores de 1922. En el tercero da un panorama de la novela argentina. El cuarto esta dedicado a la poesia; el quinto, al ensayo y la critica; el sexto, al paisaje argentino en los escritores. En uno de los apendices, e.l tercero, se publica el manifiesto de "Martin Fierro", cuyo texto resulta tan dificil de tener a mano. Todo lo cual hace del volumen un libro de actualidad que promueve a la discusi6n e incita a dedicar a la literatura argentina estudios concordes con su importancia en el concierto de las letras de la Amrica Hispinica. ALFREDO A. ROGGIANO, Universidad de Iowa. Jos, DoNoso, Coronacidn, Santiago de Chile, 1957. Lo propio de una novela es narrarlo todo acerca de un personaje y mentar s61o a los demis, en el grado preciso para darles individualidad. En Coronacidn el autor sigue el camino mis dificil y de mayor riesgo, y esboza a la perfecci6n los caracteres de varios sujetos. Llama la atenci6n en esta galeria la presencia de dofia Elisa, dama nonagenaria, loca, que se resiste tenazmiente a morir y que en bruscas alternativas de humor se lanza contra los circunstantes como en trance de furia. A su lado discurre Andres, su nieto, solter6n, que se encandila con Estela, joven campesina traida a la casa precisamente para cuidar a aquella anciana. Mario y Rene, los dos ladrones, figuran tamhi6n, en otro piano, entre los seres abocetados. Hasta personajes mis menudos, como Dora, Lourdes, Rosario, quedan esbozados en estos trazos, gracias a la seguridad de maestro con que el novelista se mueve en la marafia. Y a prop6sito, debe sefialarse la secuencia de la coronaci6n, que da titulo al libro, como una pigina sui generis en la literatura chilena. Es una farsa de gran calidad literaria, un esperpento en que lo grotesco queda sublimado en aquel ballet donde las tres viejas se entregan inocentemnente a su juego pueril (pp. 273-7). Coronacidn es una novela densa, en la cual se va contando con singular dcs 6 treza el proceso psicol6gico por el coal pierde la raz n Andres. Comienza la cosa con los deseos algo extcmporineos que le acarrea ia presencia de Estela; se agrava a fondo cuando descuhre que esta se ha entregado a Mario y espera un hijo de el, y htce crisis la noche del robo. Estela, delegada por los ladrones, va a entregarse a ei para distraerle, pero se rehela y huye, mientras Andres cae de golpe en la senilidad y en la locura. Horas despus su abuela ha muerto. La novela tenia por objeto mostrar a todos esos personajes en aquellas relaciones, y una vez colmados los destinos individuales no cabe prolongarla. A pesar 200 REVISTA IBEROAMERICANA de su aparente extensi6n, ha sido desarrollada con extrema economia de recursos, y casi no hay pigina que huelgue. El personaje ms interesante de la obra es, naturalmente, Andres, sobre quien 6 ha proyectado Donoso los haces de luz de su investigaci n sin temer ni la desnudez ni el asco. Y es curiosa singularidad que de este ser a quien vemos resbalar hacia el caos, oigamos antes algunas de las mas inquietantes fugas que existen en la novela chilena. La primera es la ensofiaci6n de la vida en Omsk. Andres camina, de tarde, por una calle cualquiera de la ciudad, vulgar en todo, y remecido por "el terror del tiempo y del espacio", siente con claridad cuil es el secreto de laexistencia humana. El vivia, Andrds Abalos, nacido donde y cuando naci6 y entre la gente que naci6. Eso era Omsk. Tal como la sefiora que regaba las flores en la ventana habia nacido donde y cuando y en el medio en que naci6. Rebelarse, tratar de dar un significado a la vida, hacer algo, tener cualquier fe con lacual intentar traspasar el limite de Io actual, era estipido, pretencioso, puerily mis que nada lo eran los compromisos y las responsabilidades. Lo unico gustaba leer historia de razonable era la aceptaci6n muda e inactiva. Francia? Leeria historia de Francia. ELe gustaba pasear en las tardes por las calles tranquilas? Pasearia. (P. 85). eLe La sensaci6n interna de confianza que le visita despus de sentir, en una calle cualquiera, la realidad c6smica, es similar a la que contaba Nietzsche que le acudi6 cuando habia logrado percibir entera su teoria del eterno retorno Tambi6n debemos alpropio Andres, cuya raz6n se extravia en las piginas finales del libro, una importante definici6n sobre la intervenci6n de Dios en el orden de la vida. Andres divaga ante su amigo Carlos sobre la religi6n y otros temas, y como epifonema de todo lo que leva dicho, exclama: iNo te das cuenta que todo no es mis que un desorden, una injusticia, un juego de locura del cosmos? Si hay un Dios que vele por el destino de los hombres, no puede ser sino un Dios loco. Que locura mis completa que haber dotado a los hombres de conciencta para darse cuenta del desorden y del terror, pero no haberlos dotado de algo para vencerlos? No, Carlos, no te ciegues, el inico orden es la locura porque los locos son los que se han dado cuenta del caos total, de la imposibilidad de explicar, de razonar, de aclarar, y como no pueden hacer nada ven que la inica manera de llegar a la verdad es unirse a la locura total. A nosotros, los cuerdos, lo inico clue nos queda es el terror... (P. 213). Puede ellector sentir la aprensi6n de que una novela en que se evocan temas tan remontados sea de dificil lectura y carezca de interds propiamente novelesco. Pero no tema nada. Hemos hablado ya antes del pulso del autor, y es tiempo de volver a ello. Jose Donoso muestra en Coronacidn un pulso ciertamente maestro porque sabe mezclar atinadamente la divagaci6n filos6fica sobre altos temas con la descripci6n de reducidos cuadros de vida humilde. Las escenas de la busca de Mario en Valparaiso tras Ja pista de Rend, que se le ha extraviado, sbn excelent c, inclusive por la presentaci6n de pequefios personajes que bien podrian haberse omiticlo pero que, presentes, cotitribuyen a dar profundidad a la escena. La sensaci6n RE SE 201 tAS del amor se da a perfecci6n en el contacto de Mario y Estela, asi como la borrachera de Rosario y de Lourdes en el ballet de la coronaci6n, que ya mencionamos, es en todo y por todo una pequefia obra maestra. Largo seria citar uno a uno estos hallazgos, estas miniaturas, estas escenas en que sonrie la gracia, con las cuales revela Jos6 Donoso instinto de novelador, amor al oficio y destreza; pero no seri dcmasiado insistir en la excelente evocaci6n de bpocas que ha intentado con la visita al desvin, donde, entre telarafias y nubes de polvo y cadaveres de insectos, yacen algunos de los lujos preteritos de la casa. Y es que en esta novela hay aire libre y aire confinado, gran mundo y bajos fondos, personajes cerebrales y puramente instintivos, todo ello barajado y combinado en dosis ciertas, muy cabalmente medidas por dracmas y escrfpulos. La presencia de personajes de diferentes clases sociales, con niveles de cultura e intereses muy distantes, da profundidad especial a las escenas de Coronacin y plantea al autor el desaffo de mantener, para cada uno de ellos, el lenguaje pertinente. Uno de los valores de la novela estriba precisamente en la singular destreza con que el novelista responde a ese desaflo. El lenguaje de cada personaje refleja a maravilla el centro espiritual de que procede. La charla insustancial de Carlos y su mujer, Adriana, sin ir mis lejos, cobra sabor de cuadro de costumbres (pp. 221-2), merced a la evocaci6n de sutiles detalles de ambiente que realiza el autor para dar naturalidad, frescura y forma directa y espontinea al diilogo. Del mismo modo, los otros personaies de la novela mantienen su propio estilo de principio a fin. Algfin dia se podri estudiar esta obra como testimonio del lenguaje usado por el chileno de 1957, transportado al lihro con el minimum de sacrificio de la espontaneidad. Coronacid6n es una gran novela psicol6gica y de ambiente, y con ella su autor se coloca de golpe y para siempre en la primera fiia de los escritores nacionales de prosa. RAIJL SILVA CASTRO, Biblioteca Nacional, Chile. G. M. BERTINI, Romnanze novellesche spagnole in America, Torino: Ibero-Americani, 1957. Quaderni Esta pequefia antologia, sin tener grandes pretensiones, viene a comprobar la posibilidad de hacer interesantes estudios comparativos entre los romances ya recogidos desde cincuenta afios atris por los folkloristas de America. En su prefacio, el profesor Bertini explora algunos de los rasgos mss caracteristicos de los romances hispanoamericanos de tipo novelesco, fij.ndose especialmente en las diferencias de tono y de espiritu que se notan entre 6stos y los peninsulares que les dieron el ser; nuotas que ofrece en el cuerpo de su libro, ituSuado cn ttLC' t d I~7 1tn icolvoa~ el autor logra redondear, con exito, su prop6sito de "precisare i tratti essenziali della romanza ispano-americana" y de subrayar "le possibility di interpretazione, di assimilazione, di arricchimenti o de depauperamenti nei motivi e nelle forme che, 202 R E V I S TA IB E RO A M E R I C A N A nate in un determinato ambiente spagnolo tra i secoli xv e xvi, furono sottoposte nel 'trasplante' ai gusti di poeti popolari di tutt'altra latitudine". La obra queda dividida en ocho partes; cada -secci6n comprende una agrupaci6n de textos que sobre un tema dado eligi6 el autor para los fines de su obra. Dichas divisiones son las siguientes: A) La esposa infiel (veintitres textos); B) Romances de las se'as del esposo (diecinueve textos); C) Romances de Delgadina (diecise.is textos); D) Romances de Gerineldo (cinco textos); E) La husca de esposa (once textos); F) Romances de la aparicin (cinco textos); G) Romances de Mambrri (tres textos); I) Romance de 'El galn y la calaverda' (un solo texto). Cada secci6n va acompafiada de un buen acopio de notas sobre diversos aspectos tematicos y lingiisticos de los textos que se incluyen en el libro. Aunque las anotacicnes son extensas mas bien que intensas, y aunque varios textos llevan muy escasa o ninguna anotaci6n, los comentarios de Bertini son valiosos por la riqueza de sugestiones y la erudici6n que encierran. De especial valor son las referencias bibliogrkficas que se dan para facilitar la comparaci6n de los textos hispanoamericanos presentados en este libro con versiones peninsulares de los mismos romances. Encuentrase tambi6n entre las notas una secci6n de datos sobre la procedencia de todos los textos que ofrece Bertini, y termina el libro con un glosario de mas de cien voces para el uso de lectores italianos poco familiarizados con el castellano y, sohre todo, con los hispanoamericanismos que aparecen con tanta frecuencia en los textos citados. Pero no por sus mritos indiscutibles deja la obra de ser de poco alcance. Cualquier investigador que profundice mias en el tema, aspirando a ilegar a unas conclusiones mis o menos definitivas, pronto tropezari con problemas bibliogrificos dificilisimos que ni siquiera ha tocado Bertini. El investigador italiano, en "questo modesto manipolo di romanze novellesche", se ha valido s61o de las conocidas colecciones de romances de figuras consagradas (Vicuia Cifuentes, Chac6n y Calvo, Poncet y Cirdenas y otros) mis uno que otro texto inedito que amigos como el mexicano Vicente T. Mendoza y el colombiano Victor Sinchez Montenegro le han proporcionado de sus archivos personales. Quedan sin tocar los textos innumerables que andan esparcidos por libros, articulos y colecciones de dificil consulta. Para hacer un estudio a fondo del tipo que ensaya Bertini, habri que recoger muchos mis textos de los que se han reunido para esta obra. Tipogri-ficamente el libro resulta bien hecho; pocos son los errores de imprenta. Hay, en cambio, unos deslices de redacci6n que dificultan la lectura de la obra. Los mis molestos se encuentran en la secci6n dedicada a Delgadina, donde las notas para el romance nimero VI van con el nimero VII, las del nimero VIII con el niamero IX, etc., etc., en mis de una pigina. Se habla tambien de un total de diecisiete versiones de Delgadina cuando en realidad no se dan mi.s que dieciseis. Otro error parecido en la secci6n de datos sobre la procedencia de los textos es la falta de una nota sobre una de las versiones de Mambrzi. Hago notar, por fin, como detalle de inters, que los versos intercalados en la versi6n nimero XVIII de L r senas del esposo ("Si esta vibora te pica, te queda la comez6n; / no hallaras en la botica ni doctor ni curaci6n") no son, como sugiere Bertini en sus notas (p. 57), "elementi provenienti da altri temi, esclusivamente amorosi". En Mexico existe la costumbre de grabar este y muchos otros motes parecidos en las hojas de cuchillos, machetes y otros instrumentos cortantes. RESE1 203 AS El poeta popular que introdujo estos versos rimados en el romance tradicional diciendo que "en el machete que cuelga del arci6n [del esposo] se puede leer / un relato en cuatro versos que lo pinta tal cual es", no tenia mis intenci6n, estoy seguro, que la de hacer patente el caracter viril (i. e., peleonero, "macho") del marido. No hay aqui, a mi modo de ver, alusi6n alguna a ninglin tema amoroso. Pero no obstante los limites modestos que ha puesto el profesor Bertini a su obra, y aparte uno que otro error de redacci6n o de interpretaci6n que se nota, queda en pie el interns que encierran los temas que esboza el muy capacitado investigador italiano. A los estudiosos del romance en America les ha dado en esta obra un libro de valor indiscutible. MERLE E. SIMMONS, Universidad de Indiana