Crítica de 'Firebird' de Natalie Imbruglia
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Natalie Imbruglia / Firebird

Lo mejor: 'Build It Better', 'Maybe It's Great', 'On My Way', 'What It Feels Like'
Te gustará si te gustan: Texas, la Sophie Ellis Bextor de 'Wanderlust', la Kylie de 'Golden'
Escúchalo: 'Build It Better', en Youtube

Entre algunos retazos en ‘Solar Power’ de Lorde, el sample en ‘Pond House’ de Saint Etienne, y su propio regreso -claro-, no hablábamos tanto de Natalie Imbruglia desde los tiempos de ‘Shiver’. Porque sí, ‘Torn’ es una canción que nunca ha dejado de estar actualidad, pero fue en 2005 cuando Imbruglia conseguía un éxito a la altura con aquella preciosa balada que despuntaba especialmente en las listas británicas, pero también las de Italia o Francia. Después, las cosas sí que se torcieron un poco. Su paso por Island Records con ‘Come to Life’ (2009) fue accidentado, si no traumático: su trabajo con Chris Martin no fue a ningún lado, ella asegura que el sello la había echado incluso antes de lanzar el disco y que el álbum solo se lanzó en Australia y Nueva Zelanda aunque juro que yo tengo mi copia en la mano sin haber pisado nunca estos territorios. Se llegó a anunciar en 2010 que abandonaba la música «de forma indefinida» y un disco de versiones llamado ‘Male’ en 2015 no terminaba de poner las cosas en su sitio.

‘Firebird’ es el primer disco de estudio de Natalie Imbruglia en más de 10 años, por tanto, y su trabajo ha costado llegar hasta él. Ocupada con su participación en ‘Factor X‘, un par de películas y una obra de teatro, la artista fue víctima de una profunda crisis creativa, lo que en inglés se conoce como «writer’s block». Solo pudo salir de ella cuando escribió junto a su colega Caroline Watkins una de las baladas de este disco, ‘When You Love Too Much’, la que cierra la cara A de la edición vinilo.

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Y es importante dividir este álbum en dos para poder digerirlo y entender mejor sus virtudes. En la primera mitad ha recogido los frutos de las buenas migas que ha hecho por ejemplo con Albert Hammond Jr. Imbruglia ya había versionado el tema de Julian Casablancas con Daft Punk en el álbum anterior y ‘Maybe It’s Great’ es un corte que suena 100% a los Strokes (produce Gus Oberg) con la cantante también confortable en ese sonido que ella misma ha tildado de «ochentero y VHS». Un corte en sintonía con ‘On My Way’, también de cierta querencia rockera en este caso por la vía de los Pretenders, y hasta cierto punto con el carácter cinético, también ochentero, de ‘What It Feels Like’.

‘Nothing Missing’ es de las que abundan en esa mezcla de acústicas y electrónica que tantas alegrías nos dejó en ‘Left of the Middle’ (1997), si bien aquí la gran baza está clara: el single principal ‘Build It Better’ es puro Radio 2 para bien, logrando transformar ese piano ligeramente disonante en una composición constructiva después de un desamor. Todo se desmorona alrededor, pero Natalie Imbruglia prefiere «reconstruir» que regodearse en lo malo. «Descolgaré las fotos / leeré tus cartas por última vez / Intentaré no recordar / los primeros tiempos / No es fácil que las cosas no duren / Es duro para mi corazón / estar sola en la oscuridad», indica en el tercer verso antes de quedarse definitivamente con lo bueno.

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Es por ‘Build It Better’ que la cantante ha arañado un top 10 en álbumes gracias a la excelente labor de BMG UK, experta en rescatar carreras de glorias pasadas que merecen un respeto aunque mucha gente pensara que no: Texas, Cranberries y Kylie Minogue han pasado por sus filas. También son expertos en que las cosas luzcan un poco mejor de lo que son, y esa segunda mitad no vuelve a apuntar tan arriba. Aparente consecuencia de un viaje a Nashville en 2018, ese «lado B» ofrece un lado más tristón y contemplativo, siempre versando sobre la lucha contra la autocompasión (‘Not Sorry’) y el desamor (‘Change of Heart’). Ya no es que aparezcan demasiadas baladas, es que los medios tiempos tampoco dejan brillar ninguna pista en particular. Las hay bonitas, como la final ‘Firebird’, cuyo piano ciertamente «vuela» como un pájaro tembloroso recién salido de la casa de Kate Bush, pero ninguna es particularmente la mejor ni tampoco la sobrante. En 2021 no había necesidad de alargar todo esto hasta los 52 minutos como si siguiéramos en la era CD: ‘Firebird’ podría haber sido «lo mejor que ha hecho» Natalie Imbruglia como ella pregona con algo más de selección. Retiren 3 o 4 de estas grabaciones, déjenlas para la edición deluxe y estaremos ante un disco casi notable.

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