Snatch. Cerdos y diamantes (2000), de Guy Ritchie

El director Guy Ritchie no quiso que en ningún momento el rodaje se le fuera de las manos. Como había buen ambiente, la gente se llevaba bien, etc, etc, los actores podían quizá tomarse demasiadas confianzas. Así que ideó un sistema de multas en el que se penalizaba: las llegadas tardes al plató, los móviles conectados en momentos inoportunos, las siestecitas no programadas, y las quejas y malas caras inmotivadas. Asegura que el sistema funciona.

La película de Guy Ritchie –el marido de Madonna, que ya nos sorprendió con la original Lock & Stock– es eminentemente coral. Están representadas múltiples etnias: gitanos irlandeses, neoyorkinos, londinenses cockneys, rusos, judíos y escoceses. Los actores que dieran vida a los múltiples personajes, debían poder ser identificados rápidamente. Richie asegura que deseaba mezclar “rostros completamente nuevos, rostros frescos e interesantes, con los de otros actores conocidos y respetados”. Allí están, entre otros, el recién ganador del Oscar por Traffic Benicio del Toro, haciendo de Harry Cuatro Dedos; Brad Pitt, que borda un inesperado papel, el de Mickey O’Neil, un boxeador gitano de origen irlandés; Vinnie O’Neal es Tony Dientes de Bala, un asesino profesional; Rade Shedbergia encarna a Boris el Navaja, un matón de origen ruso; Mike Reid se supone que es un judío experto en joyas; y Jason Statham da vida al Turco, el hilo conductor y narrador del film.

Se diría que a Brad Pitt le mola cantidad sacudir y ser sacudido. Para liberar adrenalina, suponemos.El caso es que en El club de la lucha organizaba con Edward Norton un selecto club cuyos miembros se lo pasaban de lo lindo dándose de mamporros. Y ahora, en Snatch. Cerdos y diamantes, detrás de su aspecto de colgado, se esconde un púgil de armas tomar.