Testigo mudo (1994), de Anthony Waller

Moscú. Se está rodando una película. Tras acabar un día cualquiera de trabajo, todo el personal que trabaja en la producción del film abandona los estudios, pero una maquilladora llamada Billy, se queda encerrada. Mientras intenta salir de algún modo, presencia un sangriento asesinato y el terror y la angustia más espantosa se apoderan de ella. Poco a poco, Billy quedará atrapada en una trama que relaciona a la KGB, a la policía y a una poderosa organización criminal. Pero ella no puede hablar, sólo puede mirar, porque... Billy es muda.

Heredera de aquella película titulada Terror ciego, ésta juega ahora con un personaje mudo, y lo hace descargando tensión por los cuatro costados y aunando a la perfección secuencias de acción con otras de suspense magníficamente dosificado. Encantará a los amantes del género.