Premios: 1 Oscar (más 1 nominaciones) Ver más
¡Esto sí es bailar!
Jugaba en la misma liga como bailarín que el gran Fred Astaire, el único que le ha hecho sombra en los musicales, aunque tenía su propio estilo, marcado por sus atléticos movimientos y una ropa más campechana en lugar de los elegantes fracs y el sombrero de copa. Y es que Gene Kelly transmite en la pantalla cercanía, simpatía a raudales y sobre todo entusiasmo. Fue también un innovador del cine, y lo más importante, una gran persona que nunca olvidó su origen modesto.
Eugene Curran Kelly nació el 23 de agosto de 1911 en un humilde barrio de Pittsburgh (Pensilvania) en el seno de una familia trabajadora. Como no les alcanzaba con el sueldo de su padre, vendedor de fonógrafos, su madre interesó a los cinco hermanos por la danza para montar con ellos el grupo "The Five Kellys". Tras realizar actuaciones durante algún tiempo, el quinteto se disuelve, pero Gene sigue actuando junto con su hermano Fred. Ambos preparaban durante horas sus actuaciones y asombraban al público.
Aunque se matriculó en Económicas en la Universidad, la Gran Depresión deja a su familia con muy pocos recursos, por lo que combina sus estudios con trabajos en pequeños oficios. Cuando se licencia, ayuda a los suyos a abrir una academia de baile en Pittsburg, donde enseña durante un tiempo a bailar a jóvenes promesas.
Una vez que se aseguró de que la academia iba bien, Kelly se marchó a Nueva York para cumplir su sueño de convertirse en una gran estrella del baile. Ya por entonces su técnica era tan impresionante que en cuanto se presentó a algunas audiciones se lo rifaban. En poco tiempo, ya era el protagonista del musical "Pal Joey", en Broadway. Entabla una gran amistad con uno de sus compañeros de representación, Stanley Donen, al que convierte en su ayudante. Además, Kelly se enamora de la actriz Betsy Blair (Marty) con la que contrajo matrimonio en 1941.
El musical fue un éxito y fueron a verle actuar grandes de Hollywood, como el productor David O. Selznick, que ofreció un contrato a Gene Kelly para trabajar como actor en películas dramáticas, ya que no quería producir musicales. Pero Kelly se decantó por la oferta de otro mandamás que también había quedado deslumbrado por su trabajo, el no menos legendario Louis B. Mayer, por entonces director de MGM. Mayer le quería para explotar sus cualidades como bailarín en Por mí y por mi chica, donde compartiría la pantalla con Judy Garland. Kelly aceptó ir a Hollywood, sólo para rodar esa cinta, que iba a dirigir el coreógrafo Busby Berkeley, responsable de La calle 42. El plan era regresar inmediatamente después a Nueva York para seguir en el teatro...
Sin embargo, Kelly quedó deslumbrado por los múltiples talentos que encontró en la Meca del Cine en los años en los que Europa había entrado en la II Guerra Mundial, y muchos artistas habían elegido refugiarse en Estados Unidos. Decidió quedarse, y a pesar de que su primer film no fue muy bien recibido por el público, era evidente la química del actor con Garland, y el encanto que destellaba en la pantalla, por lo que MGM le ofreció un contrato fijo. Rueda así grandes éxitos como Las modelos, con Rita Hayworth, y Levando anclas, de George Sidney, con Frank Sinatra, donde a Kelly le dan rienda suelta por primera vez para organizar las coreografías. Ansioso de llamar la atención, le comentó a su amiguete y colaborador Stanley Donen que tenía que hacer algo que no se hubiera hecho nunca antes.
-¿Qué tal un baile con un dibujo animado? -propuso Donen.
-¿Y por qué no? -respondió Kelly emocionado. Obviamente a los ejecutivos de MGM casi les da un infarto cuando lo propuso. No sólo no veían que fuera a quedar bien, sino que en aquellos tiempos –mucho antes de Alvin y las ardillas– nadie pensaba que fuera posible. Pero Kelly habló con Hanna-Barbera, que habían creado para la compañía a Tom y Jerry, y consiguió hallar la técnica que le permitiría bailar con el famoso ratón. El actor obtuvo una nominación al Oscar al mejor actor por su trabajo.
De pequeño había sufrido un accidente de bicicleta que le dejó una ostentosa cicatriz en la cara. El departamento de publicidad de MGM le obligó a cubrírsela con maquillaje, pero él protestó, pues no quería parecer una estrella absolutamente perfecta. Quería parecer uno de los 'muchachos' de su ciudad natal, sin grandes aspavientos.
Tras el bombardeo de Pearl Harbor, se enrola en la Marina para combatir en la Segunda Guerra Mundial. A su vuelta rueda cintas como Zigfield Follies, otra vez con Judy Garland y también con el inimitable Fred Astaire.
Gene Kelly fue un gran activista antirracismo, mucho antes de que la célebre Rosa Parks se negara a levantarse de su asiento del bus para dejárselo a un blanco. En 1948, cuando preparaba El pirata, a las órdenes de Vincente Minnelli y de nuevo con Judy Garland, introdujo un número con dos grandes bailarines que había visto actuar, los hermanos Harold Nicholas y Fayard Nicholas. El pequeño 'problemilla' es que los Nicholas eran negros, y los jefazos de MGM le dijeron que temían que en los cines cortarían el trozo en el que ellos salieran. Pero Kelly era bastante insistente y al final consiguió incluirles en la cinta. Esta hazaña abrió las puertas del cine a grandes artistas.
Fuera del musical, Kelly se animó a convertirse en D'Artagnan, en Los tres mosqueteros (1948), donde los combates a espada eran imaginativas coreografías casi de danza. Debutó como director, al alimón con Stanley Donen, con la memorable Un día en Nueva York. Frank Sinatra, Jules Munshin y el propio Kelly encarnan a tres marineros que pasan un día en la Gran Manzana. El film hizo historia, sobre todo porque hasta entonces los musicales se rodaban en estudio, a veces en espectaculares platós, pero Kelly y Donen filmaron en la calle, convirtiendo a la ciudad en una de las grandes protagonistas del film. La cinta cambió los musicales para siempre.
En la misma línea se sitúa Un americano en París, dirigida otra vez por Minnelli, que fue uno de los grandes éxitos de Kelly. Obtuvo seis Oscar, entre ellos uno honorífico al bailarín por su contribución al género musical. Minnelli volvería a recurrir a él para la mítica Brigadoon.
"Un día los jefes de MGM nos propusieron a Kelly y a mí rodar una película que aprovechara una serie de temas musicales de los que tenían los derechos", me comentó en persona Stanley Donen durante una entrevista, para contarme la génesis de su mejor trabajo conjunto, Cantando bajo la lluvia, uno de los musicales más famosos de la historia del cine, que Kelly protagonizó con Donald O'Connor y Debbie Reynolds. Con un guión hilarante, documenta los tiempos del paso del cine mudo al sonoro.
La personalísima Invitación a la danza, compuesta de tres fragmentos, no obtuvo el éxito esperado. En los 60 su estrella declina pero él aprovecha para probar fortuna en el cine dramático, y sale airoso de un duelo interpretativo con nada menos que Spencer Tracy y Fredric March en La herencia del viento, de Stanley Kramer.
Divorciado de Blair (que le dejó plantado por 'necesidad de crecimiento personal'), se unió a la bailarina Jeanne Coyne, que murió de cáncer en 1973. El actor se apartó del cine en los últimos días de su enfermedad para estar junto a ella. Después redujo su actividad para cuidar a los hijos pequeños que había tenido con Coyne, Tim y Bridget. Ya había sido padre de otro retoño, Kerry, con Blair. Para estar con ellos el mayor tiempo posible rechazó las películas que le obligaran a salir de Los Ángeles. Cosechó buenos resultados de público dirigiendo a Barbra Streisand y Louis Armstrong en Hello, Dolly, y a James Stewart y Henry Fonda en El club social de Cheyenne. También fue el responsable de That's Entertainment, Part II, parte de una serie que recopilaba los mejores momentos de los musicales de la era dorada.
Apareció por última vez en el cine en el musical Xanadú, con Olivia Newton-John, que fracasó en las taquillas. Sin embargo, se vendió muy bien la banda sonora, en la que cantaba el tema "Whenever You're Away". Posteriormente apareció en las series televisivas Vacaciones en el mar, Norte y sur y Sins.
En 1985 ejerció de narrador para un programa especial televisivo sobre el Museo Smithsonian, y se enamoró de la guionista, Patricia Ward Kelly, que se ofreció a escribir sus memorias. Ambos se casaron en 1990. Desgraciadamente, Kelly falleció pocos años después, el 2 de febrero de 1996, como consecuencia de las complicaciones de dos apoplejías que había sufrido.
Premios
Nominado a 1 premio
- Actor principal Levando anclas