Ulrica Leonor de Suecia, nacida en Estocolmo el 23 de febrero de 1688. Hija del rey Carlos XI y de Ulrica Leonor de Dinamarca, contrajo matrimonio con el príncipe Federico de Hesse-Kassel el 24 de marzo de 1715. Fue reina de Suecia desde el 30 de noviembre de 1718 hasta el 29 de febrero de 1720 como Ulrica Leonor I de Suecia, y desde entonces reina consorte hasta su muerte.
Durante su vida, Ulrica Leonor demostró un gran interés por diversos campos del saber humano, lo que la colocó como una figura destacada dentro de la familia real. El matrimonio con Federico obedecía a intereses políticos, pues el ducado de Hesse-Kassel era un importante aliado de Suecia.
A raíz de la muerte de su hermano, Carlos XII, el 30 de noviembre de 1718, se produjeron una serie de discusiones acerca de la sucesión, las cuales se zanjaron en su favor después de que ella aceptara abolir la monarquía absoluta. Su gobierno fue débil, dependiente de la aristocracia y sobre todo de su marido, circunstancia que la llevó a deponer la corona tras poco más de un año de reinado.
Ulrica Leonor también es recordada por su apoyo a las artes. Durante la guerra, se ocupó de los prisioneros de guerra suecos en Dinamarca y recolectó comida, ropa de cama y medicinas para ellos vendiendo sus propias pertenencias para conseguir dichos artículos, incluido su anillo de bodas.
Tras la muerte de su esposo, Carlos XI, Ulrica Leonor volvió a tomar parte en la regencia, esta vez por la minoría de edad de su hijo, Carlos XII. Recibió la posesión del Castillo de Gripsholm, de Eskilstuna, Strömsholm y Vadstena. Su influencia en la corte sueca continuó durante este tiempo, y sus palacios fueron adornados con obras de arte pictóricas y escultóricas.
Ulrica Leonor murió en Estocolmo el 24 de noviembre de 1741. A pesar de las dificultades y desafíos que enfrentó durante su vida, su legado como protectora de las artes y figura influyente en la política sueca sigue siendo recordado hasta el día de hoy.