Haití y Duvalier: un capítulo más en la trágica historia nacional | Tierra Adentro
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Jean-Claude “Baby Doc” Duvalier, como se conoce al expresidente haitiano, apareció en la ventana de su dormitorio en un hotel Puerto Príncipe. Imagen tomada de Wikipedia.

A 50 años de la muerte de François “Papa Doc”1Duvalier, hacemos un breve recuento de las situaciones previas que llevaron a Haití a ser el representante principal de la lucha anticolonial del Siglo XIX, a transformarse gradualmente en el país peor desarrollado de toda la región latinoamericana, y el eterno mendigo de ayuda e influencia neo imperial estadounidense.

 

Haití antes de Duvalier, anticolonialismo e inestabilidad

A inicios de 1804, un grupo de insurgentes esclavos en Saint Domingue (colonia francesa de la isla Hispaniola2) comandados por Toussaint Louverture y Jean Jacques Dessalines, establecía la independencia del primer país dirigido por negros, y el primero en iniciar el proceso de descolonización en América Latina y el Caribe, Haití3.

La situación de cómo todo ello se desarrolló aseguraba un hecho inédito en el mundo, pues jamás una insurrección de esclavos había tenido como resultado la independencia y creación de un nuevo país, y más allá de ello, las fuerzas rebeldes lograrían derrotar a un contingente de 50,000 hombres enviado por el mismo Napoleón, por ello, deberían admitir la derrota ante reveses militares y sanitarios (muchos soldados caerían muertos por la fiebre amarilla).

Haití lo logró, y parecía que la ansiada independencia aseguraría un mejor futuro para la población local (en su mayoría originaria del oeste del continente africano), sin embargo, las luchas internas por el poder, fomentadas y aprovechadas por la polarización heredada y secular entre mulatos y negros, (más ricos y más pobres respectivamente) y la repentina transformación de Haití en imperio (1805-1806) lo sumirían en una condición de precariedad económica y política desde sus primeros años de existencia.

No sería sino hasta 1867, y con la adopción de una nueva constitución, que el país encontraría cierta estabilidad política, pues durante este periodo y hacia 1911, distintas administraciones presidenciales se sucedieron sin el menor contratiempo. No obstante, entre 1911 y 1915 las luchas intestinas se reactivarían y habría en este lapso un total de seis presidentes depuestos, asesinados o exiliados de la nación.

En aquel tiempo, los Estados Unidos se encontraban en franca expansión económica y geopolítica, respaldados por la Doctrina Monroe4(1823), la Guerra Hispano-americana de 18985, el Corolario Roosevelt 6(1904), la culminación del canal de Panamá en 1914 y su eventual entrada a la Primera Guerra Mundial (1914-1918), junto a las ideas del Almirante Alfred Mahan, en la cual las vías marítimas de comunicación constituían un puente vital para el crecimiento y el dominio global de EE.UU. como potencia comercial y militar durante todo el S. XX. Sería a partir de esta última idea que el gobierno estadounidense comenzaría a tomar mayor importancia en el control efectivo (directo o indirecto por medio de dictaduras afines a sus políticas) de diversos países de Centroamérica y el Caribe7, dentro de los cuales entraba la Hispaniola.

Es así como Washington ocuparía de manera efectiva aquella isla entre 1915 y 1934, y con ello instalaría gobiernos títeres afines a sus intereses tanto en Haití como en República Dominicana. Aunque gracias a ello pudo desarrollarse cierto grado de modernización y elevación en los niveles educativos en ambos países.

Desafortunadamente, una vez que las tropas norteamericanas se retiraron de Haití en 1934, el país volvió a las viejas andanzas de inestabilidad política y deterioro económico, esto por la incapacidad y corrupción de todos los gobiernos civiles y militares que se sucederían hasta 1956. Junto a ello se juntó la renovación del movimiento pro-negritud llamado noirism, el cual sería explotado por Duvalier para retener la legitimidad de su proyecto frente a las capas sociales menos favorecidas.

 

El legado del Duvalierismo (1957-1986)

En septiembre de 1957, luego de un lapso anterior de elevada efervescencia política que había tenido como resultado nueve presidencias en tan sólo seis meses parecía que todo regresaba al ansiado camino de la estabilidad. François Duvalier resultaba electo como presidente del país para un periodo de 5 años con el apoyo de gran parte de la población negra y pobre de la sociedad, no obstante, la ilusión de un cambio verdadero se desvanecería pronto, pues eventos como el triunfo de la Revolución Cubana8 en 1959 y el asesinato del dictador de Dominicana, Rafael Leónidas Trujillo en 1961 ofrecían un mensaje claro a Duvalier: nadie está exento de caer del poder.

Ante ello, los temores de Duvalier respecto a la firmeza de su puesto lo llevarían a mutar su administración a una de carácter enteramente autoritario y represivo. Para 1961 se reelegiría como presidente para un período de 6 años y en 1964 se designaría como presidente vitalicio.

Aquellos que osaban protestar contra su régimen eran acallados de manera rápida y brutal, incluyendo a todos los miembros de su familia, y para cumplir las órdenes de este aparato represivo tuvo que emplear la ayuda del ejército por un lado, pero para acotar cualquier ambición golpista de su parte creó en 1958 un cuerpo paramilitar llamado Tontons Macoutes 9, enteramente leal a su persona y con diversos miembros pertenecientes al vudú haitiano10, lo cual les dotaba de una estela sobrenatural para incrementar su actividad represiva.

Respecto a éste último punto, el gobierno arrebató al Vaticano (hasta 1983) la potestad de nombrar obispos y miembros del clero haitiano, y además mezclo los elementos del vudú con el catolicismo para incrementar el poder de Duvalier hacia terrenos espirituales, inclusive se llegó a mencionar que el mismo se había vuelto “la representación del loa Barón Samedi (dios de la muerte) y que ello correspondía a su gusto por los trajes negros, los cementerios y los rituales realizados en los cadáveres de sus enemigos”11, y hasta modificar el propio catecismo católico para rendir tributo a Papa Doc en lugar de a dios en el padre nuestro.

Al igual que el emperador Faustino I (1849-1859) y Jacques I, explotaron la narrativa del orgullo racial negro para justificar su gobierno autoritario, al igual que la amenaza imperial de poderes externos contra el país, siendo República Dominicana el chivo expiatorio usual, mientras que Estados Unidos y Francia también compartían culpa en el rechazo público, adicionalmente, el régimen de Duvalier centró sus amenazas hacia adentro a partir de esta narrativa del poder negro en contra de todos los mulatos y clases altas en Haití, forzándolos a emigrar al extranjero y afectando seriamente el desarrollo económico y capitalista en la nación.

No obstante, este discurso populista solamente era empleado para mantener la legitimidad social hacia la presidencia de Duvalier, pues él de manera subrepticia manejaba los temores de la intervención comunista y socialista soviética y cubana en la isla, para mantener un flujo constante de apoyo económico y militar. Adicionalmente, tanto Duvalier padre como hijo traicionarían esos mismos principios de negritud al casarse con mujeres de procedencia mulata, lo cual en el caso del último minaría severamente su legitimidad.

Hacia principios de 1971, el gobierno perdía a su figura principal, pues Duvalier moriría víctima de un ataque cardiaco y sería sucedido en el poder por su hijo, Jean Claude Duvalier, apodado Bébé Doc por sus facciones suaves y por ser hijo del difunto Papá Doc. Con ello se esperaba que el régimen tomara un nuevo rumbo y las políticas de represión y saqueo económico terminaran, desgraciadamente, esto nunca pasó.

Empero, aquel ocuparía estas ideas de apertura y democratización del régimen en apariencia a su favor, pues ello (como en su momento fue el anticomunismo) le redituó favorablemente en forma de ayuda financiera por parte de EE. UU. Los sectores del turismo sexual (hasta 1980 y el advenimiento del VIH), la manufactura barata de ropa, artículos deportivos hacia el mercado estadounidense crecieron durante el mandato de Duvalier Jr, al igual que ciertos proyectos de infraestructura que serían pocos en contraste a la ayuda otorgada por Washington y otros organismos financieros internacionales (como el FMI y el BM), aunque ello era causado casi en su totalidad por la corrupción y ambición desmedida de Bebé Doc y su grupo que desviaban dichos recursos para beneficio propio.

Incluso ello representó un esquema completo de negocios para el gobierno, pues aquel únicamente destinaba los recursos para mantener en una situación de pobreza permanente a sus ciudadanos y mantener el flujo financiero para mejorar su “desarrollo” en un futuro que nunca llegaría. Más allá de ello, resultó esta administración ser más siniestra que su antecesora, pues el ministro del interior establecería todo un mercado de órganos, sangre y cadáveres hatianos destinados al consumo estadounidense.

Respecto al binomio represivo militar-macoutes, éste se mantuvo inalterado, ya que la represión, la tortura y el asesinato de opositores políticos se mantuvieron como la norma para preservar el poder durante todo el mandato de Duvalier Jr.

A principios de la década de 1980, Haití había gastado gran parte de sus recursos naturales en la producción de carbón, lo cual generó deforestación y un impacto directo en el sector agrícola y ambiental nacional. Aunado a esto, en 1982 Bebé Doc se casaría con Michèle Bennett, una mujer de origen mulato en una ceremonia fastuosa que estaría estipulada en gastos por alrededor de 3 MDD, lo que era una paradoja pues su población en ese entonces sobrevivía al día con 1.65 USD (hoy no ha cambiado mucho). Con ello la retórica populista noirista y populista a favor de los pobres recibía un golpe severo y la legitimidad del régimen comenzaría a tambalearse.

 

Para 1983, en un desesperado intento por mantenerse a flote, se invitó a visitar Haití al líder de la Santa Sede, Juan Pablo II12(1978-2005) para tratar de salvar la poca legitimidad que le quedaba a Duvalier Jr, sin embargo, pasó todo lo contrario, el Papa emitió un discurso en Puerto Príncipe denunciando los abusos del gobierno en turno e instaba a llevar a cabo un cambio radical al respecto.

Finalmente, para 1986 la situación se volvía insostenible, pues la administración de Ronald Reagan (1981-1989) presionaría a Baby Doc para dejar el poder en Haití y cortaría todo apoyo económico y militar para lograrlo, agregado a lo anterior, la crisis porcina de 1982 llevó a gran parte del campesinado haitiano a eliminar sus inversiones ante una fallida sustitución con cerdos americanos a quienes los apodaron “príncipes de 4 patas”13. Con esto se eliminaban los apoyos externos e internos de Duvalier Jr quien saldría exiliado hacia EE. UU. y luego Francia a principios de febrero de 1986.

 

Haití después del Duvalierismo, entre la miseria y la inestabilidad

A la caída de Baby Doc, los problemas de inestabilidad política se reiniciarían y se harían de nuevo frecuentes el desfile continúo de presidentes entre 1988 y 1991, pues para este último año sería electo Jean Bertrand Aristide, quien sería el primer presidente electo de manera democrática (verificada por observadores externos) en Haití, aunque su mandato duró meses, esto sentaría un precedente positivo en la historia política del país.

Entre 1991 y 1994 gobernó una junta militar, pero gracias a una nueva intervención estadounidense el presidente Aristide podría concluir su mandato desde 1994 y hasta 1996 cuando sería sucedido por René Préval (1996-2001, 2006-2011), desgraciadamente, para mantener la continuidad política del ejecutivo sería necesaria una nueva intervención de EE. UU. (y otros países en menor medida) entre 2004 y 2017 y con el aval de la ONU, pero esta vez con abusos reportados hacia la población local14.

Desde el 2011, con el gobierno del músico Michel Martelly —y luego de los disturbios y crisis económica e infraestructural que sufrió el país a raíz del terremoto en 2010— la situación política y económica se ha recuperado, el PIB nacional se ha duplicado casi (de 11,000 MDD a 20,000 MDD), sin embargo los indicadores como la pobreza y la capacidad de compra de los ciudadanos siguen extremadamente bajos, pues en el caso del primer indicador tenemos aproximadamente un 60% del total de la población (11 millones de personas) que vive en la pobreza, un 40% se encuentra desempleada y la mayoría vive con aproximadamente 2 dlls al día.

A esto se le añade una dependencia de exportaciones e importaciones en su mayoría a EE. UU. y China que ha tenido como resultado una eterna balanza comercial negativa (se importa más de lo que se exporta), y un Índice de Desarrollo Humano (que mide la expectativa de vida, la educación y el ingreso per cápita) de los más bajos del mundo (170 de 189 países) y el último de la región de América Latina y el Caribe.

Para finalizar, creemos que, en la última década, el país ha logrado avances económicos destacables, y un proceso de política estable, gracias a la debilitación financiera del aparato militar que es uno de los grandes responsables de la inestabilidad y conflictos nacionales. Sin embargo es necesario y para ello requerirán bastantes recursos y políticas orientadas a asegurar el control civil del ejército para desterrar por completo las ambiciones golpistas por un lado, y por otro es necesario un nuevo programa de ayuda internacional para mejorar las condiciones de desarrollo humano en Haití, por medio de la coordinación y actividad de ONG en el territorio pero también con recursos financieros ampliamente auditables, que permitan caer éstos en manos equivocadas y se suceda la tragedia que relatamos previamente con el régimen Duvalierista.

 

Fuentes Consultadas

 

Girard, Philippe R., Paradise Lost: Haiti’s Tumultuous Journey from Pearl of the Caribbean to Third World Hot Spot, Palgrave Macmillan, EEUU y Reino Unido, 2005

Gritzner, Charles F., Haiti, Chelsea House, EEUU, 2011.

Chapin Metz, Helen, Dominican Republic, and Haiti: country studies, Library of Congress, EEUU, 2001.

Troulliot, Michael-Rolph, Haiti, state against nation: the origins and legacy of

Duvalierism, Monthly Review Press, EEUU, 1990.

Podur, Justin, Haiti’s New Dictatorship: The Coup, The Earthquake and the UN Occupation, Pluto Press, Reino Unido, 2012.

  1. Este sobrenombre fue acuñado por parte de la sociedad hatiana hacia duvalier, compuesta de la palabra “papá o papa” para referirse a alguien de sumo respeto, aunque no fuera un familiar, y “doc” como apócope de doctor, cargo por el cual en un principio le generó reputación entre la sociedad, al ser de los pocos médicos en el país en luchar contra el pian o frambosia (enfermedad contagiosa que causa erupciones en el cuerpo de carácter ulceroso y fúngico parecido a las frambuesas).
  2. Isla ubicada en el Mar Caribe, entre Cuba y Puerto Rico, y que actualmente comprende a los países de Haití y República Dominicana.
  3. El nombre fue derivado por Dessalines de la lengua arawak que significa “montañoso”.
  4. Principio de política exterior desarrollado por el presidente estadounidense James Monroe (1817-1825), en la cual toda agresión o intervención en las políticas de independencia en todo el continente americano, sería visto como una amenaza directa para EEUU.
  5. Con la derrota de España, las islas de Cuba, Puerto Rico, Filipinas y Guam pasaron a control estadounidense, con lo que dicha nación expandía su influencia regional y mundial.
  6. Como añadido a la Doctrina Monroe por el presidente Theodore Roosevelt (1901-1909), en la cual EE.UU. se reservaba el derecho de intervención en cualquier nación del continente americano, para reestablecer el orden de países en problemas, y cumplir sus obligaciones financieras contraídas hacia el gobierno de Washington.
  7. También llamadas “Banana Wars”, que terminarían con la política de la Buena Vecindad de Franklin Roosevelt, pero una vez terminada la Segunda Guerra Mundial se reactivaría la intervención directa de EE.UU. en todo el continente.
  8. Este hecho fue fundamental para el cambio de postura estadounidense respecto a todo el continente, incluida el área caribeña. Ya que el triunfo de Fidel Castro en Cuba reflejaba los peores temores de la concepción geopolítica de EE.UU., pues era impensable permitir el establecimiento de un régimen socialista en la periferia inmediata de su zona de influencia, esto bajo el peligro de imitación por muchos otros regímenes de la región en lo que se llamó “teoría del efecto dominó”. Bajo aquella idea, el gobierno de Washington se apoyó en organismos previamente creados como la Organización de Estados Americanos, la Escuela de las Américas, el Departamento de Estado y la CIA entre otros para prevenir un nuevo caso cubano en la región, ello mediante intervención directa o indirecta en la política nacional de todos los países de Latinoamérica, que se reflejó desde donaciones en especie o efectivo, hasta la elaboración de golpes de Estado para el establecimiento de regímenes dictatoriales, afines al bloque euroatlántico, que bloquearían la diseminación de las ideas socialistas impulsadas por la URSS y Cuba en plena Guerra Fría. Dentro de aquella tónica se puede explicar el porqué EE.UU. toleró las atrocidades e injusticias cometidas por el mandato no solamente de Duvalier, sino de su sucesor y de muchas otras figuras en la región. El fin (detener el comunismo), justificó los medios respecto a la política exterior estadounidense en relación a todas las dictaduras en América Latina durante todo el Siglo XX.
  9. Literalmente traducido como “los hombres del saco”.
  10. Sistema religioso afrocaribeño que surgió durante el colonialismo europeo en América Latina (S. XVI-XIX), proveniente del creole vaudoux y del ewe fon vodún que significa dios o adorar. Incorpora también elementos religiosos del catolicismo (creencia en dios y santos) y su ejercicio o culto se centra en divinidades o grupos de ellas (loas) originarias de los grupos étnicos Yoruba y Fon del oeste africano. En el caso del Vudú, los dioses y grupos de ellos son llamados “misterios” o “santos”, éstos santos reinan en diversas regiones del mundo: en la tierra, el cielo, y en medio de ellos, las nubes. También veneran los espíritus de los muertos y a entidades no humanas o atadas directamente a la materia, y su ejercicio no se basa en escrituras sino en la práctica ritual por medio de danzas, ceremonias de sacrificio o cualquier otra manifestación que les permita comunicarse con las divinidades.
  11. Girard, Philippe R., Paradise Lost: Haiti’s Tumultuous Journey from Pearl of the Caribbean to Third World Hot Spot, Palgrave Macmillan, EE.UU. y Reino Unido, 2005, p. 98. Las cursivas son mías.
  12. Figura central junto con Margaret Thatcher y Ronald Reagan para desempeñar una última campaña contra el bloque socialista, y el cual terminaría por caer a finales del Siglo XX.
  13. Girard, Philippe R., Ibíd., p. 104.
  14. Cfr. Wheeler, Skye, UN Peacekeeping has a Sexual Abuse Problem, 11 de enero de 2020, en hrw.org, disponible en: https://bit.ly/3fYQmMQ, consultado el 5 de abril de 2020.