Desde Juntos, nada más (Claude Berri, 2007), Audrey Tautou no se colocaba frente a una cámara. Para su vuelta ha escogido uno de esos papeles que parecen llamados a significar un punto y aparte en la trayectoria de cualquier intérprete. Tautou recibe a FOTOGRAMAS en una suite del hotel Le Bristol, de París. Va muy maquillada, lleva los labios y las uñas pintadas de un rojo chillón, bebe Coca-Cola Light, fuma Marlboro Light y la expresión de su rostro fluctúa sin descanso de la alegría a la gravedad.

Usted es de la región de Coco Chanel. Una señal del destino.
Es cierto. Ella nació en Saumur, a escasos kilómetros de donde lo hice yo, Beaumont. La gente de allí es trabajadora y humilde, predominan campesinos y obreros. Gente constante y esforzada.

¿Se siente cercana a ella?
Su personalidad era muchísimo más potente que la mía. Desafió los patrones de conducta de la mayoría de mujeres de su época. Eso es lo que me interesaba de ella, independientemente de la moda. Y es que en mi vida cotidiana prefiero la simplicidad a la hora de vestir. Puedo admirar determinados modelos que llevan otras personas, pero ya está, no hay más.

¿Hasta qué punto estaba familiarizada con su figura?
Tanto su personalidad profunda como los detalles en torno a cómo se fraguó un destino tan increíble siguen siendo un misterio. Se trata de una heroína muy novelesca y curiosamente esa personalidad tan enérgica e intrigante que transmitía es más fuerte que cualquier otro elemento.

El modo en que renegó de sus orígenes llama la atención.
Fue una autodidacta que ocultó de dónde venía y los tremendos obstáculos que superó porque no deseaba llamar la atención sobre sus méritos, quería ser tratada como a una igual. Esa intimidad celosamente guardada, ese sufrimiento tan silenciado conforman un halo misterioso que explica en parte su magnetismo.

El film puede verse como un intento de desmitificación.
La intención de la película es humanizar al icono, mostrar qué se agazapaba en su interior. Al igual que ella quitó capas de ropa a la mujer para que fuera ella misma, nosotros le hemos sustraído accesorios a la Chanel persona para asomarnos a su auténtico ser.

¿Qué ayudó a su interpretación?
Las pocas grabaciones sobre ella, que pertenecían a periodos de su vida que no íbamos a tocar. Intenté incorporar elementos que seguramente brotaron entonces con la voluntad de quedarse: una determinada gestualidad, su manera de fumar...

¿Intuye que será recordada por esta película?
No tengo ni idea. Sigo temiéndome que, para el 90 por ciento de la gente, siempre seré Amélie.

¿Le parece más difícil hacer comedia que arrancar una lágrima?
Creo que hacer reír es más difícil que interpretar un drama. Cuando pretendemos que el espectador ría, recae sobre nosotros, los actores, mucha más responsabilidad que cuando intentamos provocar otro tipo de sentimientos. En el drama disponemos de la ayuda de la puesta en escena, del montaje, incluso de la banda sonora. Antes de finalizar la entrevista, Tautou hurga en su bolso, saca una cámara de fotos e inmortaliza al periodista. Una reacción sorprendente como a buen seguro las tenía Madame Chanel.