1944: Los tres caballeros (The Three Caballeros)

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Los tres caballeros (The Three Caballeros) amazon Disney+

Norman Ferguson, Clyde Geronimi, Jack Kinney, Bill Roberts y Harold Young.
LOS TRES CABALLEROS (THE THREE CABALLEROS).
8/10

Categoría: Película, Antología.
Producción: Walt Disney.
Guion: Homer Brightman, Ernest Terrazas, Ted Sears, Bill Peet, Ralph Wright, Elmer Plummer, Roy Williams, William Cottrell, Del Connell, James Bodrero, Joe Grant, Dick Huemer y Webb Smith.
Año: 1944.
País: Estados Unidos.
Género: Fantasía, Comedia, Musical.
Técnica: Mixta, 2D.
Estudio: Walt Disney Studios.
Idioma: Inglés, Español, Portugués.
Característica: Animales Antropomórficos, Surrealismo, Música, Navidad.
Duración: 1h 11min.
Clasificación por edades: NR-7.
Streaming: Disney+.

Los tres caballeros es el noveno largometraje de Walt Disney Studios y el tercero de carácter recopilatorio. En ese apartado, es el sucesor de El dragón chiflado (1941) y Saludos amigos (1942). De este último -realizado también como parte de la política de buena vecindad promovida por entonces por el gobierno estadounidense- puede considerarse una segunda parte, pues comparte tono y temática latinoamericana.

Quizá sorprenda que el estudio responsable de obras maestras como Blancanieves y los siete enanitos (1937), Pinocho (1940) o Bambi (1942) produjese tantas películas con estructura de antología, pero hay que tener en cuenta que, tras la entrada en la Segunda Guerra Mundial de Estados Unidos, muchos de sus animadores se habían unido al ejército. Si a eso se suma que la mayoría de mercados internacionales estaban cerrados por la contienda y Disney no tenía manera de comercializar allí sus productos, es comprensible que tratase de seguir a flote con estos largometrajes menos costosos y que podían ser confeccionados por partes.

En su segunda visita a Latinoamérica, el estudio propone otra colección de segmentos inspirados por el centro y el sur del continente. Esta vez, a diferencia de Saludos amigos, sí procuro dotar de cierta uniformidad al conjunto al situar a Donald Duck como protagonista. La premisa, eso sí, es limitada: el pato recibe regalos de sus amigos latinoamericanos que dan paso a cortometrajes o fragmentos independientes.

El introductorio, The Cold-Blooded Penguin, no se cuenta entre lo mejor de Disney aunque incluye varios ingeniosos gags, como la bañera convertida en lancha. De todos modos, da la sensación de ser poco más que una excusa para justificar un segundo viaje al sur de Estados Unidos. Algo más atractivo, aunque sin pasarse, es The Flying Gauchito, pues sin ser particularmente original, al menos sí propone curiosos juegos con la figura del narrador, que modifica el relato e interactúa con el niño protagonista. Por otra parte, fue una vuelta a los animales voladores, tras Dumbo (1941).

A partir del reencuentro de Donald con su amigo José Carioca, la estructura del film cambia, de modo que, en lugar de dar paso a cortometrajes independientes, los personajes visitan diversos lugares. Y como no había muchos animadores disponibles -ni mucho presupuesto del que tirar-, esas escenas combinan danzas tradicionales grabadas con bailarines y cantantes de carne y hueso con los personajes animados. El estudio ya había experimentado con la fusión de imagen real y animación en sus comedias de Alicia y en un breve fragmento de Fantasia (1940)-, pero era la primera vez que otorgaba tanto protagonismo a la técnica mixta.

Estos pasajes, a mitad camino entre el documental y la ficción son de lo menos satisfactorio del film y además muestran a un Pato Donald desesperado por estar con atractivas mujeres, una imagen que, comprensiblemente, Disney no fomentó excesivamente en adelante. En fin, era una época en la que los personajes del estudio aún fumaban, bebían y no siempre mantenían las más elegantes actitudes.

La parte final de Los tres caballeros, en cambio, es una bienvenida vuelta al camino impresionista o incluso abstracto de Fantasia que recuerda a las secuencias de borrachera de Dumbo o Saludos amigos. Da la sensación de ser una creación libre, desenfadada y sin reglas de animadores traviesos que aprovechan la ausencia de supervisión adulta, como si pensaran que Walt Disney iba a aceptar lo que fuera con tal de poder estrenar otra película. No hay nada inapropiado para los cánones del estudio, por supuesto, pero ofrece una sucesión de sugerentes escenas repletas de color, formas y delirantes ocurrencias como la mujer flor. Este fragmento final, en cierto modo, redime toda la función.

Reseña Panorama
Puntuación
8
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