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TRIBUNA

París bien vale una misa

jueves 21 de marzo de 2024, 18:41h

“Actualmente, todo a lo que había dedicado mi vida se está perdiendo paso a paso”, dijo hace unos pocos días el filósofo alemán Jürgen Habermas, al que en España escucharon en sesión de lujo las dos cámaras parlamentarias juntas para ilustrar sus conciencias de regidores de la cosa pública. Sin embargo, al parecer, Habermas ya no cree en la reorientación a que pueda reconducir la modernidad. Uno de los últimos Sócrates de nuestra época haciéndose el haraquiri no es el mejor de los presagios posibles.

Todo se va desvaneciendo. Se acaba la gran filosofóia con los grandes sabios. No importa, los catedráticos vulgares de esta generación han encontrado la triquiñuela perfecta. Primero, con oposiciones restringidas y aún sin ellas, tan sólo con un curriculum tramposo hecho para evitar la excelencia profesional mediante la farsa de las “acreditaciones” totalmente desacreditadas. Los académicos de hoy comienzan su carrerita administrativa pegaditos al jefe, y quedan amachambrados a la silla gestatoria final cuando logran la cátedra. Una vez con el fondillo calentito, reproducen ellos mismos a los polluelos a su vez neo/incubadores. Es la forma endogámica de reproducción, la nueva familia del gaudeamus igitur para la que propongo la denominación de academicismo incestuoso.

Cae el cultivo de la amapola y crece el de fentanilo. La mentira os hará libres, cofrades. Entre las fake news y las no news algo huele a podrido en Dinamarca. Acaba de saltar la noticia a la prensa: un catedrático salmantino va a presentarse a rector pasando por ser uno de los científicos con mayor impacto del mundo, según Google Académico. Para ello ha subido a internet multitud de textos muy breves acompañados por una enorme cantidad de auto/citas ajenas al tema. Con 45. 000 citas banales hinchaba artificialmente su ridiculum. Tales fraudes científicos dedicados a citar compulsivamente los supuestos estudios de la camada son granjas de citas: redes de tramposos (“invítame al congresos y luego te invito yo, recensióname y luego te recensiono yo, cítame para que yo te cite”), bingo seguro. Alguno nacen prepóstumos, o totalmente póstumas como dijera Nietzsche de sí mismo, presumiendo de que la humanidad necesitaría años luz para comprenderles, lo que es pelín demasiado.

A poco que nos animemos comprenderemos que el proceso de toma de posesión de la cátedra es exactamente el mismo procedimiento de transitividad funcional de la amnistía, cuya dinámica es la siguiente: A inviste (o embiste) de catedrático a B; B inviste (o embiste) de catedrático a C, luego A inviste (o embiste) de catedrático a C. Cómo cuida la prole de sí misma, con cuánto amor familiar, para que luego anden diciendo que la familia está en crisis. A semejante movida podríamos denominarla principio de investidura de la manada; las manadas padecen entre sí el principio de atracción selenítica Tierra-Luna, con su bajamar y su pleamar, pero siempre stabat mater.

Así que nadie es malo dentro de los peores, rodos inocentes, excepciones gloriosas aparte. Rudolf Höss, el comandante de Auschwitz, su esposa Hedwig, y sus hijos vivían idílicamente en una casa con jardín, perro y piscina al lado justo de los muros del campo de exterminio. Ella cuidaba de las flores, y él del escrupuloso cumplimiento del exterminio al otro lado de la pared, mientras todos vigilaban en su casa que nadie arrancase las flores del lilo de la entrada. ¿No hacemos los demás lo mismo en la medida de nuestras posibilidades? Qué malo Höss y qué bueno yo, premien mi fidelidad egopatafísica. Las serpientes quedan fuera, al otro lado de la alambrada.

Así en la Tierra como en el firmamento, ¡cuánta materia oscura en las estrellas de neutrones o neutrinos, tan densos y compactos que una sola cucharadita pesa mil millones de toneladas! Cuando una estrella de neutrones 30 veces más grande que el Sol llega a su fin explota formando una supernova saliendo despedidas las capas externas mientras su núcleo se derrumba sobre sí mismo con una fuerza de gravedad tan fuerte que forma un agujero negro de densidad infinita que gira casi siempre sobre sí mismo produciendo un chorro de rayos gamma tan potente como el de una galaxia entera. Invisibles al ojo humano, los estallidos o radiaciones de rayos gamma fluctúan más rápidamente (los largos duran pocos minutos) y liberan más energía que todas las estrellas del universo juntas: ninguna bomba atómica sería capaz de producir ni de lejos una energía semejante.

Pero nadie sabe en qué consiste dicha materia oscura, un 25% del universo, quizá podrían ser pequeños halos de materia oscura que al aniquilarse emiten rayos gamma. Aunque con teleología inadecuada, a eso propongo que se le llame materia oscura de la corrupción antropológica. Oscura es la materia, manos blancas la corrupción. No sólo ahí fuera en el cosmos, también hay cosas que ni siquiera hemos imaginado en el interior de nosotros mismos. Henry Bergson se preguntaba si caminábamos hacia la espiritualización de la materia o hacia la materialización del espíritu, pobre hombre…

Si fuéramos lo que deberíamos de ser, defenderíamos que el fin no justifica los medios y así desmontaríamos toda sustancia de corrupción. De lo contrario, aunque lo neguemos verbalmente, asumiremos que París bien vale una misa, aunque sea una misa negra en donde se nos quiera hacer comulgar con ruedas de molino.

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