Basílica de San Pedro del Vaticano - La Cámara del Arte

Basílica de San Pedro del Vaticano

Ficha técnica

Título: Basílica de San Pedro del Vaticano
Autor: Autoría Múltiple
Cronología: S. IV- S.XVII
Estilo: Renacimiento
Materiales: cemento y mármol
Ubicación: Roma (Italia)

COMENTARIO HISTÓRICO ARTÍSTICO DE LA BASÍLICA DE SAN PEDRO DEL VATICANO 

La Basílica de San Pedro del Vaticano se levanta sobre la tumba del Apóstol, ubicada en una necrópolis del siglo I. La primera basílica vaticana fue construida por Constantino en el siglo IV, y estuvo en pie durante más de 1.000 años, hasta que los Papas del Renacimiento la derribaron para poder levantar una nueva basílica sobre la tumba de San Pedro.

Sus dimensiones eran tan gigantescas que la empresa parecía irrealizable, y estuvo a punto de sucumbir. Las obras duraron 160 años y en ellas trabajaron artistas de primer orden. La fachada de Maderno, la cúpula de Miguel Ángel, o la Plaza de Bernini son únicas en el mundo.

ANÁLISIS FORMAL

La Basílica de San Pedro es el principal edificio del Vaticano y constituye el mayor templo de la cristiandad. Presenta unas dimensiones de 212m de largo, 140m de ancho y 133m de altura en su cúpula, pudiendo afirmar que no existe otro templo que la iguale en extensión.

En su interior encontramos una planta de cruz latina longitudinal (fig 1) en la que predomina la cúpula de Miguel Ángel como elemento dominante y organizador del espacio. La cúpula (fig 2) presenta un diámetro interno de 42,56 metros y una altura hasta la extremidad superior de la cruz, de 136,57 metros; la claraboya mide 17 metros de altura. De aspecto renacentista, la cúpula tiene ventanales cuadrados en forma de pórtico greco-romano (igual que los del Partenón) que se alternan con ventanales cuadrados con dintel de media circunferencia encima.

Inspirada en la de Brunelleschi, superó algunos de sus fallos. Desarrolló en la nervatura y en los casquetes  una curva que solucionaba el problema del abombamiento de la de Brunelleschi. A diferencia de ésta, su cúpula es más pesada y maciza, pero mantiene su esbeltez. Miguel Ángel siguió el esquema de Brunelleschi de dos cúpulas concéntricas, una al interior y otra al exterior, unidas entre sí por tirantes que contrapesan los empujes.

En su parte interior (fig 3) se destaca una luz surgida de las ventanas del tambor que dan una sensación de ingravidez, a pesar de su monumentalidad. La del interior es más esférica, y contribuye a la sensación de altura, su división en especie de gallones pintados en franjas que guardan una perfecta simetría con bandas horizontales concéntricas, con un fondo dorado que culmina en la gran apertura de luz situada en la clave u óculo.

El interior de la basílica es un espacio inmenso en el que destaca la gran bóveda de cañón que recorre la nave central y que está decorada,al igual que la basílica, con gran cantidad de estucos, mosaicos y estatuas de estilo renacentista y barroco.

Destacar en el crucero de la misma el baldaquino (fig 4) realizado por Bernini, sobre la tumba de San Pedro, el cual está formado por cuatro colosales columnas salomónicas en espiral con estrías, ramas de olivo y laurel, rematadas por capiteles corintios: la cubierta, con volutas y estatuas angulares de extraordinaria elegancia culminan en una esfera de bronce dorado aportando al espacio una gran magnificencia.




CONTEXTO HISTÓRICO

Los inicios de la basílica de San Pedro

El “ager Vaticanus” (colina vaticana) tuvo un carácter sagrado ya en el periodo etrusco. Esta zona, malsana y marginal de la antigua Roma, fue subsanada en el siglo I y pasó a ser propiedad imperial. En esta zona, Calígula construyó un circo privado, completado por Nerón.  Este circo fue el lugar en donde San Pedro sufrió el martirio y hacia el 320 Constantino fundó la primera basílica sobre la tumba del apóstol.

La fecha en que se decidió su construcción y comenzaron las obras no está determinada exactamente pero se la ubica entre los años 319  y  324; para el 329 la basílica estaba terminada. El altar mayor de esta basílica se ubicaba en el crucero, frente a la nave mayor y exactamente sobre el lugar del sepulcro del «Príncipe de los Apóstoles». La iglesia, como fue costumbre para varios templos de la época, era simultáneamente, lugar para la celebración del culto, cementerio cubierto y sala de banquetes funerarios (costumbre funeraria pagana que pervivió durante los primeros siglos del cristianismo).

Durante la Alta Edad Media fue el principal sitio de peregrinación en Occidente (al menos hasta comienzos del S.IX en que se descubre el sepulcro del apóstol Santiago en Compostela) y multitudes de peregrinos asistían a los oficios en las amplias cinco naves de 119 m de largo y un ancho de 64 m. Las excavaciones arqueológicas realizadas bajo la actual basílica y las descripciones, dibujos y pinturas antiguos, nos brindan una idea bastante aproximada de cómo era esta primera basílica vaticana (fig 5), aun cuando quedan muchos detalles librados a la imaginación.

Los impresionantes trabajos para allanar la colina vaticana sepultaron la necrópolis pagano-cristiana. El templo pasó a ser un importante centro espiritual. Fue el lugar de la memoria del primer pontífice y símbolo de la legitimación de la fe cristiana por parte del poder imperial.

A partir de Carlo Magno al significado religioso se le añadió un significado político con el nacimiento del estado de la Iglesia. Carlo Magno fue coronado por León III en la Navidad del año 800. Su coronación no fue en San Juan de Letrán sino en la basílica de San Pedro, “piedra” tanto de la Iglesia como del nuevo imperio.

Renacimiento de la basílica de San Pedro

Con el regreso de los papas a Roma (1377) tras el exilio en Aviñón, el Vaticano fue elegido como residencia pontificia definitiva suplantando al Laterano. Con el papa Nicolás V, el primer papa del renacimiento, empieza el período de oro del poder temporal de los papas con una gran transformación de la ciudad y de la basílica de San Pedro. Poco después Sixto IV hace construir la Capilla Sixtina(fig 6),consagrada en 1484. Su exterior la hace semejante a una torre mientras que el interior retoma las dimensiones del templo de Salomón.

En 1503 es nombrado Sumo Pontífice el cardenal Juliano della Rovere, quien asume el papado con el nombre de Julio II. Su pontificado estuvo orientado a devolver la independencia al papado, recuperando su esplendor y poder temporal; para lograrlo, además de las acciones políticas e, incluso, militares, el impulso a las artes era un aspecto importante de su plan. Fue el mecenas de Miguel Ángel, de Bramante y de Rafael, colocando a Roma como centro de la creación artística durante el siglo XVI, desplazando a Florencia, que lo había sido durante todo el siglo anterior.

En 1505 decidió la construcción de una nueva basílica en reemplazo de la primitiva Basílica de San Pedro poniendo a cargo del proyecto y ejecución de las obras al arquitecto Donato Bramante, después de discutir y examinar proyectos de Giuliano da Sangallo, Fra Giocondo y del propio Bramante. La piedra fundacional se coloca el 18 de abril de 1506.

En su diseño, Bramante propone una planta en cruz griega (fig 7) (los cuatro brazos iguales), tipo utilizado en las iglesias bizantinas desde el siglo IX, que con el agregado de capillas y sacristías entre sus brazos queda inscripta en un cuadrado resultando una planta central, —que con diversas variantes había sido utilizada desde los primeros tiempos del cristianismo para iglesias conmemorativas del martirio de un santo o capillas funerarias—, con cuatro ábsides sobresaliendo en parte, en los lados. Según la imagen acuñada en la medalla conmemorativa de la fundación de la basílica, su alzado hubiera tenido cuatro torres en los ángulos y una cúpula semiesférica sobre el crucero, muy amplia pero no tan elevada como la que finalmente realizara Miguel Ángel.

Al fallecer Bramante en 1514, la dirección de las obras fue puesta a cargo de Rafael Sanzio; entre este año y 1521 se discuten muchas variantes propuestas por Fra Giocondo, Julián da Sangallo, Baltasar Peruzzi, Antonio da Sangallo el Joven, y el propio Rafael. Los tres últimos habían sido discípulos de Bramante y recogido en la obra de San Pedro las enseñanzas del maestro.

Rafael muere en 1520 y lo sucede al frente de la construcción Antonio da Sangallo el Joven, quien en 1538 concreta su proyecto para la basílica, modificando la planta(fig 8) con el agregado en el frente oriental de un profundo nártex flanqueado por torres en fachada y deambulatorios rodeando los ábsides de los otros tres brazos. Notemos que la Basílica de San Pedro está orientada a la inversa de lo habitual; las características del terreno y la exigencia de ubicar el altar sobre la tumba del apóstol, obligaron, ya en el S.IV, a ubicar el acceso hacia el Este.

En su diseño aparecen claramente reforzados los pilares centrales que debían sostener la cúpula. A pesar de todas las vicisitudes y las diversas propuestas que sufre el proyecto de la nueva basílica, la estructura espacial básicamente sigue siendo la propuesta por Bramante.

En 1546
, al fallecer Antonio da Sangallo, fue nombrado arquitecto de la obra Miguel Ángel Buonarroti; él dará su forma definitiva al diseño (fig 9), simplificando la planta al eliminar las sacristías con torres de las esquinas del cuadrado diseñadas por Bramante; esto transformó los límites exteriores del espacio en un muro envolvente continuo, lo que dio gran unidad y coherencia al volumen del edificio. Miguel Ángel refuerza toda la estructura muraría ampliando fuertemente sus espesores y agrandando aún más los pilares centrales, pues el eje de su idea es la erección de una imponente cúpula peraltada, sobre un importante tambor, que se elevaría bastante más que la propuesta originalmente por Bramante.

La iglesia más grande del mundo tiene una superficie de 21.477 metros cuadrados, un largo de 186.35m y 97.50m de ancho, su nave mayor tiene una altura de 40m. La cúpula que se eleva a 132.50m sobre el nivel del suelo, tiene una circunferencia de 92m y la inscripción que se ve como una cinta en la base de la cúpula que dice: «Tú eres Pedro, y sobre esta Roca edificaré mi Iglesia, y te daré las llaves del cielo»; las letras miden 2 metros de altura.

Diseñada por Michelangelo, su construcción fue terminada veinticuatro años después de su muerte por Domenico Fontana y Jacobo de la Porta. Este último es el encargado de concluir el proyecto de Miguel Ángel; a su muerte en 1602 sólo queda por erigir la fachada y diseñar la plaza frente a la basílica. En 1605 es nombrado papa Pablo V quien decide prolongar la iglesia hacia el frente, transformando la planta de cruz griega de Bramante en una planta de cruz latina, tradicional de las iglesias de Occidente. 

El papado llama a concurso en 1607 para el proyecto y la realización arquitectónica de esta nueva propuesta, concurso que gana el arquitecto Carlo Maderno, el cual prolonga la bóveda de cañón del brazo delantero, colocando a ambos lados una serie de capillas cubiertas con cúpulas ovales; en el exterior continúa el muro siguiendo el diseño establecido por Miguel Ángel, resaltando el frente con grandes columnas adosadas.

Mediante el agregado de cuerpos laterales amplía la fachada, haciéndola más ancha que alta, solución opuesta a lo habitual en fachadas de iglesias, con el objetivo de hacer visible desde la plaza la cúpula. Este nuevo frente es construido entre 1607 y 1612, y se continúa con su decoración interior.

En 1624, un joven escultor, Gian Lorenzo Bernini, es llamado por el papa Lorenzo VIII para realizar el baldaquino que constituye el altar mayor, que por tradición debe estar ubicado en el centro de la cruz, sobre la tumba del Apóstol Pedro, tarea que se completa en 1633. En la realización actúa como ayudante de Bernini, otro joven llamado Francesco Borromini, quien más tarde llegará a ser el más talentoso arquitecto del Barroco italiano. Desde la muerte de Maderno, en 1629, Bernini se hace cargo de la decoración interior de toda la iglesia, confiriéndole su aspecto actual.

Hoy día la Basílica de San Pedro ha pasado a ser uno de los símbolos de Roma y un lugar donde ésta se hace universal, recibe y mira hacia todo el orbe. La grandeza y hermosura de la construcción son un símbolo de la aspiración por acercar el cielo a la tierra o hacer que la tierra ascienda hasta la cúpula celeste. Grandezas y límites, miserias y aspiraciones convertidas en arquitectura e historia para celebrar al primer papa, el pescador Pedro, que aquí recibió la muerte por ser cristiano.

PARTES DESTACADAS DE LA BASÍLICA

BIBLIOGRAFÍA

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