Casi dos décadas después, Alemania espera revivir el 'cuento de hadas' del Mundial 2006

Aficionados alemanes ven en una pantalla gigante desde la Friedensplatz de Dortmund la semifinal del Mundial-2006 entre Alemania e Italia el 4 de julio de 2006. (ODD ANDERSEN)
Aficionados alemanes ven en una pantalla gigante desde la Friedensplatz de Dortmund la semifinal del Mundial-2006 entre Alemania e Italia el 4 de julio de 2006. (ODD ANDERSEN)

Cuando queda justo un mes para la Eurocopa, Alemania recuerda el Mundial-2006, la última gran competición futbolística disputada en territorio germano, que jugó un papel crucial en la formación colectiva de la idea de una sola nación.

Los alemanes llamaron a lo vivido en aquel verano de hace 18 años 'Sommermaerchen' ('Cuento de hadas estival'), sobre todo porque se olvidaron al fin las sombras de un pasado dividido, con la población separada por el Muro de Berlín, ejemplo de la división que vivió el mundo en la segunda mitad del siglo XX.

La imagen de una Alemania reunificada y moderna se trasladó a los terrenos de juego, donde la 'Mannschaft' alcanzó las semifinales, en contra de los pronósticos, y acabó tercera.

Pese a perder en la prórroga de semifinales frente a la posterior campeona Italia, aquel torneo fue el germen del equipo que acabaría levantando la Copa del Mundo en Brasil-2014.

Fuera de la cancha, el torneo no sólo cambió la manera en la que el mundo veía a Alemania, sino también la manera en cómo los propios alemanes se veían a sí mismos.

Jugador en 2006 y capitán del equipo campeón ocho años después, Philipp Lahm habló recientemente en una entrevista a la AFP sobre lo vivido en aquel Mundial en casa: "Tuvimos la experiencia de tener a toda una nación detrás del equipo y dándonos mucha energía".

"Las celebraciones son buenas. ¡Qué venga la gente a Alemania y celebremos juntos una gran fiesta!", añadió el actual máximo responsable de la organización del torneo continental.

- '¿Somos todos alemanes?' -

El sociólogo y filósofo Günter Gebauer aseguró a la AFP que el Mundial-2006 tuvo un impacto inmediato y duradero. "Antes del torneo, el ambiente entre los alemanes era muy, muy malo. La economía no iba bien. El clima era malo y el fútbol era atroz".

"Y comenzó el Mundial y Alemania jugó su primer partido contra Costa Rica, Philipp Lahm marcó y apareció el sol. Fue algo casi bíblico", añadió Gebauer.

Habitante de un suburbio berlinés de clase media, Gebauer recuerda haber visto a un vecino sacar una bandera alemana al balcón de su vivienda, algo que era tabú en una Alemania que temía dar muestras de nacionalismo tras lo ocurrido en la Segunda Guerra Mundial.

"Desde entonces, vemos banderas alemanas y se canta el himno en los partidos de Alemania, algo que no existía antes", insiste.

El cambio de mentalidad de los alemanes provocó que los extranjeros que viajaron al Mundial vieran una imagen del pueblo germano lejos de los estereotipos, mucho más familiar que la imagen de rectitud y seriedad que transmitía hasta entonces.

"Los extranjeros que vinieron a Alemania quedaron encantados con el público alemán", insiste Gebauer.

"Los ingleses se preguntaban '¿dónde demonios están los alemanes? Solo nos hemos encontrado gente amigable que festeja en cualquier lado'".

- 'Efecto de bienestar' -

Wolfgang Maennig, que ganó un oro en remo en los Juegos de Seúl 1988, es actualmente profesor de economía deportiva en la Universidad de Hamburgo.

En declaraciones a la AFP, asegura que si bien los beneficios económicos de los grandes eventos suelen ser insignificantes, "el efecto de bienestar fue la esencia del Mundial-2006".

Antes de la Copa del Mundo, "los alemanes no estaban considerados precisamente unos líderes en hospitalidad", pero después de 2006, "Alemania ha mejorado significativamente la percepción que el mundo tiene de ella".

"Creo que los extranjeros nos ven de manera completamente diferente, no ya como personas poco entusiastas, sino como personas felices y abiertas, lo que a su vez nos ayudó a nosotros mismos a vernos de otra manera".

Para Jan Haut, sociólogo del deporte en la Universidad Goethe, "el pueblo alemán es ahora menos frío y se siente más cómodo celebrando victorias de la selección".

Y "lo que fue bastante novedoso es que los alemanes se dieron cuenta de que la imagen de Alemania en otros países no era tan mala como pensaban", añadió a la AFP.

- 'Sólo el fútbol puede hacer eso' -

Si bien han pasado 18 años desde entonces y el mundo ha cambiado mucho, existen ciertos paralelismos: Alemania vuelve a estar amenazada por la incertidumbre económica, las preocupaciones por las infraestructuras y el temor a un mal papel de la 'Mannschaft' en el torneo.

Para bien o para mal, la atención del mundo volverá a dirigirse a Alemania. "En el peor de los casos, podría haber algunas sorpresas y quizá la gente se dé cuenta de que todo no funciona tan bien, como el transporte público", asegura Haut.

En lo deportivo, la selección alemana ha dado en 2024 signos de recuperación bajo la dirección del nuevo seleccionador Julian Nagelsmann, después de dos dramáticas eliminaciones en la primera fase en los Mundiales de 2018 y 2022.

El año pasado, Alemania solo ganó tres de los 11 partidos que disputó, pero en marzo ganó a Francia y Países Bajos, dos rivales tradicionales que han devuelto algo de confianza a los alemanes.

Cualquiera que sea el resultado final en el torneo, Maennig aseguró que Alemania puede contar con el impacto unificador del deporte.

"Como remero lo digo con un poco de tristeza, pero sólo el fútbol puede unir a la gente de esa manera. Los partidos se pueden ver en bares y restaurantes y uno puede sentarse a verlos en un ambiente muy amigable".

"Es realmente encantador", concluye el deportista olímpico.

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