Qué ver en Ginebra: los 10 lugares imprescindibles de la metrópolis más pequeña del mundo

Ciudad de la paz

Qué ver en Ginebra, la metrópolis más pequeña del mundo

Un chorro de agua sube hacia el cielo como la misma punta de la Catedral, y entre uno y otro, se abre un mundo de calles con encanto, curiosos museos, arquitectura única y mucho más.

Enclavada en la frontera entre Suiza y Francia, Ginebra es mucho más que la simple capital del reloj y la diplomacia internacional. Esta ciudad cosmopolita, arraigada en una rica historia que se remonta a antes del Imperio Romano, despliega ante sus visitantes una fascinante mezcla de cultura, naturaleza y lujo discreto. Entre sus calles empedradas y a orillas del majestuoso lago Leman, Ginebra alberga una plétora de sorpresas para aquellos que se aventuran en su casco histórico y sus barrios, donde descubrirán, entre otras cosas, su relación de amor con el agua y su papel pionero en el desarrollo de la física moderna.

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Ginebra
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Casco histórico

También conocido como la Vieille Ville, sus callecitas empedradas y sus edificios emblemáticos, las pequeñas plazas y los curiosos museos, sus pasajes secretos y el encanto de sus 2000 años de historia se traducen en uno de los cascos históricos más grandes de Europa. Desde la Catedral de San Pedro, que domina el lugar, se disfruta de una de las mejores vistas panorámicas de Ginebra y de uno de los mayores símbolos protestantes del país.

En la plaza más antigua de Ginebra, la Bourg-de-Four,se celebraba antiguamente el mercado, rodeado de casas estrechas que se construyeron así para dar cabida a los numerosos refugiados que albergó la ciudad en el siglo XVII. Bajo sus adoquines y alrededor del casco antiguo se extiende una red de pasadizos subterráneos que permitían escapar, espiar y proteger por igual. Uno de ellos, el de Monetier, se abre al público solo una vez al año, en las Fiestas de la Escalada, en diciembre.

Atravesando calles como la Rue du Puits Saint Pierre, la Gran-Rue o la Rue de l’Hôtel-de-Ville, el visitante se encuentra con sus numerosas tiendas boutique, restaurantes acogedores y edificios históricos que desembocan en plazas como la Neuve, espacios verdes como el Parc des Bastions y en museos como el de la Maison Tavel, la residencia privada más antigua de Ginebra, o el Museo Barbier-Mueller. 

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Jet d'Eau
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Jet d’Eau

Uno de los símbolos más conocidos de Ginebra fue más o menos fruto de una casualidad. Este chorro que alcanza los 140 metros de altura y lanza 500 litros de aguapor segundo a una velocidad de 200 km/h tiene una historia tras él. Tras su impresionante espectáculo, que reúne a decenas de personas cada día y cada noche, cuando se ilumina con sus brillantes luces, descansa su curioso origen.

Y es que el Jet d’Eau nació en el 1886, cuando se decidió liberar la presión del agua en la planta hidráulica del Ródano por las noches, ya que durante el día era aprovechada por los relojeros y artesanos de Ginebra. Lo que no sabían es que aquello crearía tan alta expectación, con lo que en 1891 se creó un Jet d’Eau en la ubicación actual y se elevó de 90 a 140 metros su altura.

Su color blanco se debe a una boquilla que expulsa al agua millones de burbujas de aire, aunque un sistema de iluminación hace que proyecte otros colores dependiendo de los eventos que se organicen. Si alguien se pregunta quién se encarga de hacer funcionar el Jet d’Eau, cinco jubilados de los servicios industriales de Ginebra que se turnan para conservarlo en buen estado.

 

Parc des Bastions
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El Parc des Bastions

En el centro histórico y junto a la Plaza Neuve, el Parc des Bastions es uno de los paseos arbolados más agradables de Ginebra. Este gran espacio verde se encuentra donde antaño se ubicaba el primer jardín botánico de la ciudad. Uno de sus rincones más especiales es el Muro de los Reformadores, en el que se pueden observar a los personajes más famosos de la Reforma Protestante del país.

Su cercanía a la Universidad de Ginebra hace que su ambiente sea una mezcla entre turistas, paseantes y estudiantes locales y de otros lugares. Entre sus atractivos se encuentra también el Palacio Eynard, donde se encuentran las autoridades ejecutivas de Ginebra, y numerosas zonas de juego y ocio, con un ajedrez gigante, restaurantes y música. 

 

Catedral de San Pedro, Ginebra
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Catedral de San Pedro

Uno de los lugares más emblemáticos de la ciudad es la Catedral de San Pedro, punto en el que confluyen todos los paseos por Ginebra y que alberga una rica historia que va desde su fundación en el siglo XII y pasa por momentos tan importantes como la Reforma Protestante. Los 157 escalones que llevan hasta su torre valen la pena si lo que se quiere es tener una vista perfecta de la localidad suiza.

La Clémence, como se bautizó a la campana más famosa de la catedral, pesa seis toneladas, con lo cual es muy probable que se escuche sonar en una visita a este templo religioso. Desde un sitio arqueológico que se esconde en el sótano hasta la mayor colección de capiteles románicos y góticos del país, pasando por sus vidrieras renacentistas, una visita a la Catedral de San Pedro puede durar de minutos hasta horas para poder contemplar todas sus maravillas o incluso acudir a alguno de sus conciertos.

 

Carouge
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Carouge

Que Italia está no muy lejos de Ginebra y que hace menos de dos siglos esta se encontraba bajo el dominio de la Casa de Saboya queda muy claro cuando el visitante se adentra en Carouge, donde el encanto mediterráneo desborda en los detalles arquitectónicos que dejaron los ítalos, en las terrazas, las tiendas de artesanía y los anticuarios en callejones y pasadizos.

Casas de estilo neoclásico esconden jardines interiores que hoy pueden verse gracias a las boutiques, talleres y estudios de arte que siguen conservándolos. Parte del área metropolitana de Ginebra, este lugar en el que nunca se levantaron fortalezas ni muros fue siempre un pueblo cosmopolita donde la vida cultural y el espíritu bohemio se puede disfrutar en sus mercadillos, puentes, teatros y bulevares.

 

CERN
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CERN

Aunque el encanto del casco histórico y la belleza de los barrios y el río que atraviesa Ginebra acaparan a los paseantes, hay sitios sorprendentes, como el Centro Europeo para la Investigación Nuclear, que a día de hoy es el laboratorio de física de partículas más grande del mundo. A lo largo y ancho de sus 600 hectáreas, en este edificio se ubica un conjunto interconectado de aceleradores de partículas cuyo primer elemento se construyó a mediados de 1955, lo que refleja más de medio siglo de actividad.

Para visitar este coloso de la física, dos exposiciones permanentes, visitas guiadas e incluso una ruta en bicicleta hacen posible descubrir los entresijos de la ciencia. En la exposición Universo de partículas es posible explorar las cuestiones que los físicos trabajan para resolver. En la exposición Microcosmos, en cambio, se descubrirá el enorme aparato usado por los físicos en el CERN y las tecnologías que han desarrollado y que usamos a diario.

 

Palacio de las Naciones Unidas de Ginebra
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Palacio de las Naciones

En medio del Ariana Park, a orillas del lago de Ginebra, se levanta el Palais des Nations desde 1936, sede de la Organización de las Naciones Unidas. Su gran tamaño la hace ser uno de los centros de conferencias diplomáticas más grande del mundo, donde cada año se realizan unas 8.000 reuniones. En sus 34 salas de conferencias y alrededor de 2800 oficinas  se llevan a cabo alrededor de unas 600 asambleas anuales.

Algunas de las salas más emblemáticas son la Sala del Consejo, decorada con magníficos frescos, o la enorme Sala de la Asamblea que, como dato curioso, es más grande que la Ópera de París. La Sala de Derechos Humanos y Alianza de Civilizaciones, por su parte, es famosa por su cúpula, pintada por el artista español Miquel Barceló. En una visita, también es posible adentrarse en la biblioteca y en el museo de la sede de la ONU en Ginebra.

 

Bains des Pâquis
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Bains des Pâquis

Cualquiera que pise Ginebra sabrá que este rincón de la ciudad es uno de los más adorados por sus habitantes. Los Baños de Pâquis, a tan solo unos metros del Jet d’Eau, fueron construidos en 1872 y sufrieron varias remodelaciones hasta que, en 1890, se abrieron a todos los públicos, primero segregados por sexos y luego de forma mixta. Los vecinos de Ginebra hicieron mucha presión para mantener toda la esencia del lugar, lo que hace que sea uno de los más especiales de la ciudad.

Este muelle de hormigón armado aúna el ocio, el deporte, la salud y la calma en diversas zonas, como la playa artificial, los trampolines, las piscinas, un muelle donde se organizan eventos como conciertos o lecturas de escritores, cafés filosóficos en su bar, con una fondue, masajes y yoga en su sauna, hammam y baño turco… Las posibilidades son múltiples, no importa la estación del año.

 

Mont Salève
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Subir al Mont Salève

Son 1100 metros los que separan el Jet d’Eau de la montaña local de Ginebra. Un teleférico se encarga de subir y bajar, desde hace 120 años, a aquellos que no se conformen con ver la ciudad de cerca y también quieran tener una bonita panorámica de ella para grabar en la retina. En menos de cinco minutos, el visitante llega a este edén para los amantes del aire libre y para los deportistas, que pueden practicar desde esquí de fondo hasta escalada o parapente.

Además de las vistas de la ciudad, también se dibuja el perfil de los Alpes y el macizo del Mont-Blanc en el horizonte. Una ruta de senderismo va desde la estación de montaña hasta el observatorio, ubicado en la cima, 150 metros más arriba. También es posible hacer descenso por la gruta de Orjobet y seguir otros senderos para valientes, como el de Balmes.

 

MAMCO
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Museo de Arte Moderno y Contemporáneo

El MAMCO se encuentra en una antigua fábrica que alberga, a su vez, el Centre d’Art Contemporain y el Centre de la Photographie. Dentro de este recinto, una colección de más de 6.000 obras se extiende por sus 3.500 m2, lo que lo convierte en el mayor museo dedicado a este tipo de arte en Suiza. Abierto en 1994, una de sus características principales es su concepción del espacio museístico como una exposición global, una visita continuada con exposiciones temporales y presentaciones renovadas de sus colecciones permanentes.

Sus espacios también varían, al igual que sus exposiciones, pudiendo así pasar, por ejemplo, por el apartamento de un coleccionista. Dirigido a todos los públicos, ofrece recorridos históricos a través de las exposiciones, que se articulan en torno a un proyecto principal que se renueva tres veces al año. Gracias a su actividad académica, MAMCO también está especializado en documentación y archivos a los que se puede acceder con cita previa.

Dentro del tejido cultural y museístico de Ginebra se encuentran también otros centros culturales, como es el Museo Patek Philippe, donde se puede dar un repaso a la historia y los diseños de los relojes de esta marca; el Museo Ariana, con más de 27.000 objetos de cerámica de todo el mundo; el Museo Internacional de la Reforma, en un bonito edificio del siglo XVIII; o el Museo Rath, dedicado a las Bellas Artes, entre otros.