No se lo merecen: estos animales son las especies más incomprendidas

Desde tiburones a murciélagos, pasando por leones, estos investigadores muestran a sus comunidades locales la importancia de estas especies, a menudo incomprendidas, para sus ecosistemas.

Los tiburones limón (en la foto, en las Bahamas) son inofensivos para las personas, como la mayoría de las especies de tiburones.

Fotografía de David Doubilet, National Geographic Image Collection
Por National Geographic
Publicado 17 may 2024, 11:33 CEST

Desde los pandas gigantes hasta los koalas, las especies que captan nuestra atención suelen ser lindas y adorables. En otras palabras, serían peluches estupendos para los niños.

"Nunca hay un pez globo de peluche", bromea Simon Watt, biólogo, humorista y fundador de la Ugly Animal Appreciation Society, un sitio web que destaca las especies menospreciadas.

Con sus ojos expresivos y su aspecto infantil, muchas especies estereotípicamente "monas" aprovechan las partes de nuestro cerebro que han evolucionado para proteger a los bebés, afirma Watt. Y aunque esto no es malo -proteger a los pandas merece la pena al 100 por 100, subraya Watt-, deja de lado a la gran parte del reino animal que no nos produce esa sensación de ternura.

"La mayoría de los animales no son monos", afirma.

Los conservacionistas que trabajan para preservar los animales percibidos como aterradores o poco atractivos tienen una batalla aún más dura.

"La mayoría de la gente sólo conoce Tiburón", afirma Deborah Santos de Azevedo, bióloga especializada en tiburones y National Geographic Young Explorer. Cambiar sus creencias (y recordarles que los tiburones son una parte vital de nuestros océanos) es gran parte de su trabajo.

He aquí cómo estos Exploraders más jóvenes están ayudando a demostrar que todo el mundo natural merece ser protegido.

Cárol Mariana Sierra Durán alimenta a un murciélago narigudo menor, un importante polinizador de Colombia que se alimenta de néctar de agave. Tras capturar a los murciélagos para estudiarlos, los científicos les dan una solución de sirope de agave con agua como inyección de energía. Durán lleva una máscara para proteger al murciélago de contraer patógenos que pueden pasar de las personas a la fauna salvaje, como el COVID-19.

Fotografía de by Ángel Torres

Los murciélagos como control de plagas

Un cartel en el comedor de su instituto en Colombia despertó el interés de Cárol Sierra Durán por los murciélagos. "Me di cuenta de que tenía 17 años y nunca le había visto la cara a un murciélago", cuenta.

Al principio, Durán pensó que su ignorancia era inusual. En cuanto se dio cuenta de lo poco que sabían incluso muchos científicos sobre la biología básica de los murciélagos, Durán se enganchó.

"La mayoría de la gente, cuando les digo que trabajo con murciélagos, su reacción es una cara rara. De todos los animales del mundo, ¿por qué iba a elegir trabajar con estas extrañas criaturas nocturnas?", dice Durán; "así que la primera conversación es increíble porque ves cómo les cambia la cara". 

Durán descubrió que explicar las prodigiosas habilidades de los murciélagos para comer insectos impulsaba la participación de las comunidades locales. Los murciélagos, dijo a los agricultores, son una forma natural de control de plagas que no puede imitarse, ni siquiera con los insecticidas más caros.

Para su investigación de maestría en la Universidad Nacional Autónoma de México y su proyecto de National Geographic, Durán estudió los tipos de murciélagos insectívoros que frecuentaban los arrozales de México, como los murciélagos grises de alas en saco, y calculó el valor económico de los servicios ecosistémicos que prestaban.

Durán prosigue su trabajo como estudiante de doctorado para comprender las prácticas agrícolas que favorecen la salud de los murciélagos.

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    A veces se mata a los leones de la Reserva Nacional Masai Mara de Kenia (en la foto) en represalia por cazar ganado.

    Fotografía de Charlie Hamilton James, National Geographic

    Una luz que guía a los leones

    Como muchos niños masai keniatas, Richard Turere empezó a proteger el ganado de su familia de rinocerontes, leones y guepardos cuando sólo tenía 9 años. Muchos lugareños, incluido su padre, utilizaban métodos letales para disuadir a los depredadores de su ganado.

    Turere quería evitar dañar a los leones, en declive y considerados vulnerables a la extinción por la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza. Así que lo intentó todo, desde lámparas de queroseno hasta espantapájaros, pero los felinos aprendieron rápidamente que eran inofensivos. Lo único que funcionó fue patrullar regularmente con una linterna al anochecer.

    Tras desmontar algunos aparatos electrónicos domésticos, Turere construyó su primera Lion Light (Luz del León) conectando algunas bombillas LED a los intermitentes de los coches. La iteración actual consiste en una serie de luces del tamaño de un smartphone que parpadean aleatoriamente alimentadas por un panel solar. El patrón de destellos, que cambia constantemente, engaña a los leones haciéndoles creer que hay una persona allí.

    "Al principio, todos pensaban que estaba loco porque era un niño y siempre andaba con cables", dice Turere; "ahora ven las luces de león como algo que ayuda a mantener a salvo a sus animales".

    Turere, que se convirtió en National Geographic Young Explorer en 2020, se licenció recientemente en la Universidad de Liderazgo Africano. Ahora está formando equipos de embajadores de Lion Light para ayudar a educar a las comunidades sobre las luces y la importancia de la conservación, incluso en los países vecinos.

    "Ha sido increíble ver cómo este proyecto crecía y se extendía por mi comunidad y por toda África", afirma.

    En cuanto Deborah Santos de Azevedo cuenta que investiga tiburones, le preguntan si alguna vez la han mordido.

    "Ni por asomo", se ríe. Es la oportunidad perfecta para que hable de sus tiburones limón favoritos, que no son en absoluto peligrosos para las personas.

    "Son como los golden retrievers de los tiburones porque son muy curiosos. No tienen sentido del espacio personal; chocan constantemente contigo y te dicen: 'Hola, ¿qué tal?", dice Azevedo.

    Su camino trabajando con tiburones no fue fácil. Como estudiante universitaria de primera generación e inmigrante residente en Florida (Estados Unidos), Azevdeo no podía permitirse viajes regulares a las Bahamas, donde dan a luz los tiburones limón. 

    Así que empezó a buscar oportunidades de investigación a nivel local con American Shark Conservancy, donde llevó a cabo encuestas para estudiar los tiburones limón (una especie que la UICN considera vulnerable a la extinción) que viven en Florida y sus alrededores.

    En su trabajo como joven Explorer, Azevedo ha colaborado con comunidades locales en proyectos de ciencia ciudadana para comprender mejor qué necesitan los tiburones limón para prosperar.

    También es una oportunidad para Azevedo de dar a otros jóvenes como ella la oportunidad de meterse en el agua y disipar sus miedos a los tiburones.

    "Conseguimos que nadaran con los tiburones personas que sólo habían estado en una piscina".

    Este artículo se publicó originalmente en inglés en nationalgeographic.com.

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