Zero (C)

Original e interesante reflexión de alto valor ético y didáctico pero también muy valioso desde el punto de vista cinematográfico.
Con sencillez, con sinceridad y con la dosis justa de dramatismo, el cortometraje desgrana un mensaje fluido gracias a su dominio del ritmo, a su magnífica utilización de las luces y a una admirable conjunción de tensión y pausa en la pantalla.
La cálida voz de narrador realza el valor de la lúcida alegoría que por momentos se vuelve tierna y por momentos descarnada.

Pero siempre veraz y brillante.

En principio el argumento y la moralina del corto son a priori bastante tópicos: al parecer la sociedad margina y maltrata a personas simplemente por poseer rasgos distintivos y el corto se encarga de denunciar cualquier acto inhumano contra aquellas personas, en este caso seres, que padecen los abusos de una sociedad malévola. Sin embargo la forma en que son tratado ambos es esencialmente original.
Además de contar con unos espectaculares gráficos, la moralina de fondo es pese a su simpleza lo más llamativo de este impresionante corto. Un ambiente turbio se maneja con bastante solvencia y a modo de narración nos sumergimos en un cuento asombroso en el que lo mejor es la capacidad de sorprendernos que tiene al final. Pero por más que sea un buen corto en cuanto a diseño se refiere, lo mejor sin duda es la manera de decirnos que todo ser aunque parezca un cero a la izquierda, posee su lado más humano y es capaz de enamorar a cualquier otra persona. Dentro de un cero puede esconderse un infinito.
Si, admito que el mensaje parece simple pero la manera de desarrollar este mensaje en el corto es bastante interesante.
Así, si el corto no es de diez, al menos es de ocho, aunque en realidad valga infinito.

Después de haber visto "The Maker" y haberme dejado con una grata sensación, otra vez me he topado con este realizador de cortos animados por stop motion. Y de nuevo, la sensación que me deja en el cuerpo es más que satisfactoria. Cuento esto por qué ha sido ese motivo, el reencuentro fortuito, lo que me ha animado a realizar esta breve crítica.

El tema es uno de los más habituales del cine, el rechazo a lo diferente. Pero lo que sí es original es el tratamiento del tema: seres (o personas) que nacen con un número tatuado de nacimiento, el cual les marcará para siempre su vida. Es decir, se trata de una especie de racismo "sui generis" (aunque podemos ver similitudes con los judíos durante el Tercer Reich, por qué no).
Desde su nacimiento, pasando por el colegio, hasta su vida adulta, veremos cómo a "Nuestro Cero" la sociedad le margina y le rechaza todas las oportunidades para prosperar, como a todos los de su condición. Pero "Nuestro Cero" es más que un cero a la izquierda y veremos el modo en que él, siempre con una sonrisa de por medio y optimismo a raudales, hará frente a esa situación.
En definitiva, un cortometraje muy bueno visual y argumentalmente, que nos enseña una valiosa lección: no por ser diferente se debe tachar a alguien de inferior.

Una obra de arte, desde la humilde y peculiar animación hasta la banda sonora que acompaña al espléndido mensaje que nos brinda la historia de Zero, un cortometraje que es más de lo que parece. "El cambio está en nosotros mismos", desde luego. Todo lo que necesitamos para dejar de ser un completo cero, es aceptarnos y querernos tal cual somos, y merecer la aceptación de una sola persona. Así de simple.
Pero no sólo por esa razón me parece una delicia de cortometraje. Sino también, porque refleja sin ningún tapujo (no sé si de forma consciente), la vergüenza de una sociedad superficial y despectiva consigo misma. El mundo se empeña en ponerle un número a las personas, y aquí aparece bastante detallado el número que le otorga la sociedad a determinados colectivos según sus trabajos o sus limitaciones físicas.
Somos lo que somos, dependiendo de la suerte que hayamos tenido al nacer. Como te ven te tratan, dicen. Y Zero critica unos cuantos valores denunciables de una sociedad basada en una absurda jerarquía. Un inocente que va a la cárcel, despreciado por la totalidad de la población, simplemente por haber quebrantado una de sus leyes más aberrantes. Y de pronto, simplemente por dejar de ser un don nadie y convertirse en "algo", los hipócritas le respetan como si nunca hubieran pisoteado sus defectos. Ahora es uno más.
Y lo más cruel de todo: personas que se rechazan a sí mismas y a sus semejantes, simplemente por el número que les han concedido los demás. Zero desafía la estúpida creencia de que un cero no puede multiplicarse por cero, y pese a su valor social, nos demuestra que se merece un 10 en comparación a los déspotas que se creen superiores. Zero representa un corazón que sólo quiere amar y ser amado, en un mundo de prejuicios en el que una cifra es lo único que importa.
Pensaba que el final sería una moraleja tan simple como: un cero no vale nada a la izquierda, pero sí a la derecha. Sin embargo, fue mucho mejor de lo que había esperado. Brillante.