Críticas

El mandato de vivir

La sociedad de la nieve

J. A. Bayona. España, 2023.

Allá arriba, cuando la noche pasa sobre el hombre, lo convierte en hielo. Y cuando, de nuevo, me deslizaba entre las murallas y los gigantescos pilares de los Andes, me parecía que ya no estaba buscándote, sino velando en silencio tu cuerpo en el interior de una catedral de nieve.

Antoine de Saint-Exupéry, sobre Henri Guillaumet, en Tierra de hombres

 

La sociedad de la nieve cartelLos Andes, esa extensa cordillera que se extiende como columna vertebral de Sur a Norte entre la Argentina y Chile, ha sido una verdadera protagonista en varias historias literarias y cinematográficas. En la ciudad se la considera figura protectora, porque desde allí fluye el agua que riega los sembradíos en época de deshielo. Asimismo, se la respeta, ya que se sabe que sus altas cumbres y el riguroso clima que soporta la convierten en un lugar al que pocos se atreven, muchas veces con el costo de vidas. Allá arriba, la muerte llega con la amabilidad que describe Los sueños de Akira Kurosawa (1990), cuando un grupo de montañistas, extenuados por una tormenta, son arropados por una mujer vestida de blanco, que los arrulla mientras la nieve los va sepultando.

La sociedad de la nieve es una versión actualizada del accidente aéreo ocurrido hace cincuenta años, cuando un avión rentado por un grupo de jugadores de rugby uruguayos, que viajaban a Chile por el fin de semana, cayó en la cordillera de los Andes. La historia es conocida y ha conmovido a generaciones. Hoy, esos jóvenes que pasaron más de setenta días junto a los restos de la cabina del avión han logrado hacer las paces consigo mismos, después de años en que la sociedad los recibía con admiración, pero también los condenaba. Provenientes de familias pudientes, han logrado sobreponerse al trauma vivido, han fundado familias y han obtenido éxito en sus emprendimientos. Siguen encontrándose y dando conferencias sobre su experiencia. De sus primeros testimonios surge ¡Viven! (Alive! Frank Marshall, 1974), que se estrenó diez años después de la aparición del libro y narraba la historia de supervivencia al modo hollywoodense, con héroes que logran salvar a un conjunto de seres más anónimos, cubriendo con un velo la crudeza del capítulo más desgarrador de esta historia.

Juan Antonio Bayona, autor  en La sociedad de la nieve, descolló en cine con El orfanato, coproducción española-mexicana, presentada por Guillermo del Toro y con gran ovación en Cannes, donde fue estrenada; obtuvo gran éxito de taquilla y logró un Goya al mejor director. Más tarde, fue tentado por Steven Spielberg para dirigir en Estados Unidos Jurassic World: el reino caído. Pero siempre quiso filmar una superproducción en español. Y encontró la oportunidad al llevar a la pantalla el libro de Pablo Vierci, La sociedad de la nieve, con un reparto de actores, técnicos y realizadores españoles, uruguayos, chilenos y argentinos. El éxito lo sigue acompañando, si leemos la extensa lista de nominaciones y premiaciones que ha conseguido desde su estreno.

Pablo Vierci es contemporáneo de los sobrevivientes de los Andes. Estudió con ellos, aunque no viajó a Chile ni compartía su pasión por el rugby, pero se destacaba por su facilidad para la escritura. Los sobrevivientes le confiaron su historia para que la narrara, entrevistando a cada uno de los dieciséis hombres que volvieron de la montaña. Para hacerlo, le recomendaron acudir al documentalista uruguayo Gonzalo Arijón, que había filmado sus testimonios treinta años después del accidente –cuando volvieron a la montaña con sus hijos– para su documental Naúfragos de los Andes.

La sociedad de la nieve

La película de Bayona respeta con gran fidelidad el libro y la estructura del documental, pero se circunscribe solo a la experiencia vivida desde el embarque hasta el rescate, dejando de lado los sucesos de su reincorporación a la sociedad. Sin embargo, está plasmando en imágenes, actos, diálogos e interpretación el relato maduro de los danmificados, donde ya no hay temas tabúes ni sentimientos contradictorios o vergonzosos. Uno de ellos, Numa Turcatti, es el narrador –homodiegético en una primera instancia para luego convertirse en heterodiegético– en un lapso que se extiende más allá de su vida. Como testigo privilegiado, nos va presentando a cada uno de los integrantes de esta sociedad nacida en la montaña, con detalles que los convierten en individuos con suficiente peso en la congregación.

Si en la versión de Frank Marshall los nombres de los personajes eran ficticios, en la de Bayona, cada actor encarna al protagonista real de esta historia. Todos los pasajeros del avión son reconocidos, ya sea mencionados en una larga lista publicada sobre la imagen en el momento de su muerte, ya sea en el rol que cada uno detenta dentro de la sociedad. El rol de Numa es fundamental, no solo por la solidaridad y entrega que le reconocen sus amigos, sino porque fue quien abrió la posibilidad de explorar una posible vía de salida cuando se enteraron que se había suspendido su búsqueda, dándolos por muertos. Su relato es, a la vez, voz de la conciencia colectiva, que se pregunta cuál ha sido el sentido de todo lo que les sucedió, como individual cuando sostiene que no fueron héroes ni que se trataba de la dicotomía entre tragedia o milagro… sino que su respuesta sella el final de la película, verdadero homenaje a los que dejaron en la montaña sus jóvenes sueños incumplidos y a los que se sobrepusieron para volver a la vida.

Bayona restringe la acción a la claustrofóbica cabina rota, depositada por el azar sobre un glaciar, o en un exterior limitado por las paredes montañosas que impiden extender la mirada hacia el horizonte o el abismo. Días luminosos y cortos, noches largas y muy frías dan cuenta de las bajas humanas de cada jornada. La historia atrapa al espectador por la fidelidad que guarda con las imágenes reales y la historia contada por sus protagonistas. Más que en su condición de deportistas que saben actuar en equipo y conocen cómo resistir físicamente, el relato se apoya en el carácter religioso de los sobrevivientes a través de la apelación a la historia de Jesús en el desierto, la cantidad de medallitas religiosas y cruces que van coleccionando o, cuando llega el momento de tomar la decisión más difícil para sobrevivir, justificarla por medio de celebración de la comunión que Jesús les ofreció a sus discípulos en la última cena.

La sociedad de la nieve

Lo que nos deja el filme de Bayona es la transmisión vívida de una experiencia límite, por momentos tan real como cuando los sorprende el alud. La cámara nos arrincona en la cabina, contra los asientos apilados sobre una de las aberturas, nos transmite el frío que sufren a través de los cuerpos amontonados cuyo único rasgo de vida es su aliento en la oscuridad. O nos lleva con Numa en su primera expedición para descubrir la inmensidad omnipotente que los/nos rodea y asistimos a los escasos momentos de alegría, como cuando encuentran la radio y la cámara de fotos –verdaderos protagonistas inertes en el desenlace y preservación de su historia– o se reponen bajo el sol de las penurias nocturnas.

Es difícil discernir si son el talento y la capacidad narrativa de Bayona y su equipo los que logran el efecto de proyección o identificación en el espectador o si la propia historia, con los años, va cobrando nueva vida a través del registro que se autoimponen los sobrevivientes para tratar de lavar aquel pecado original que los signó para siempre. La sociedad de la nieve muestra con valentía una historia difícil de contar y lo hace con respeto y dignidad, dejando traslucir, entre sus imágenes y diálogos, el aspecto más reflexivo y maduro de la experiencia. Acude a mi mente la imagen del último rescatado que lleva consigo una valija con recuerdos de todos los ocupantes de la nave y su resistencia a dejarla en montaña ante la exigencia del rescatista. Detalles como esos les dan volumen a sus protagonistas.

Los jóvenes que integraron la sociedad de la nieve inconscientemente supieron cumplir con el mandato que les demandaba su juventud, los seres queridos que los esperaban y aquellos que murieron en la odisea. La pulsión de la vida –a pesar de los riesgos, de la degradación, de las carencias y del sufrimiento– venció a la seducción serena que les ofrecía la muerte.

Trailer

 

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Ficha técnica:

La sociedad de la nieve ,  España, 2023.

Dirección: J. A. Bayona
Duración: 144 minutos
Guion: J.A. Bayona, Bernat Vilaplana, Jaime Marqués, Nicolás Casariego. Libro: Pablo Vierci
Producción: Misión de Audaces Films, Netflix, El Arriero Films.
Fotografía: Pedro Luque
Música: Michael Giacchino
Reparto: Enzo Vogrincic, Agustín Pardella, Matías Recalt, Esteban Bigliardi, Diego Vegezzi, Fernando Contigiani García, Esteban Kukuriczka, Rafael Federman, Francisco Romero, Valentino Alonso, Tomas Wolf

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