CASA REAL
'Royals'
La abuela de Europa

El legado de la reina Victoria: el parentesco con la familia real inglesa que leg� el "veneno en la sangre"

Actualizado

Se empecin� en casar endog�micamente a sus nueve hijos y a 26 de sus 42 nietos.La hemofilia entr� por el matrimonio de Alfonso XIII y el zar Nicol�s II con sus nietas Victoria Eugenia y Alejandra. Las consecuencias fueron funestas.

La reina Victoria, en una fotograf�a oficial de la �poca.
La reina Victoria, en una fotograf�a oficial de la �poca.AGENCIAS

Con la subida al trono de la reina Victoria del Reino Unido de la Gran Breta�a e Irlanda el 20 de junio de 1837, se abri� una nueva veta hist�rica que condicion� el poder hegem�nico de las monarqu�as europeas. Lo hizo a trav�s de dos v�as. La primera como portadora de la hemofilia y la segunda al ejercer su matronazgo con el invento de la fotograf�a a partir de 1839.

Con respecto al problema de coagulaci�n de la sangre, cualquier tipo de hemorragia incontrolada y prolongada causaba la muerte. La monarca no la sufri�, pero fue portadora. Y, por tanto, transmisora. �Cu�l fue el origen de este problema? �C�mo lo adquiri� la monarca m�s poderosa del mundo? Hasta la fecha se han realizado complicadas investigaciones que han demostrado que ninguno de sus ancestros padec�an la enfermedad, pero s� ha quedado claro que los Estuardo y los Hannover transmitieron la porfiria. En el libro Queen Victoria's Gene. Haemophilia and the Royal Family varios genetistas han llegado a una doble conclusi�n.

Por un lado existe la posibilidad de que uno de los progenitores de la reina -la princesa Victoria de Sajonia-Coburgo-Saalfeld y Eduardo, duque de Kent- sufrieran una mutaci�n aleatoria de 1 entre 50.000 o, y aqu� viene lo m�s gordo, que Victoria fuera la hija ileg�tima de un hombre hemof�lico. De haber sido cierto, el orden de sucesi�n al trono m�s poderoso del mundo se habr�a alterado de tal manera que hoy, d�a de la entronizaci�n de Carlos III, quien tendr�a que haber entrado en la abad�a de Westminster hubiera sido otro miembro de la familia. �Oh, sorpresa!, en concreto se tratar�a de Ernesto Augusto V de Hannover (69), marido de Carolina de M�naco (66) y descendiente directo de Ernesto Augusto, duque de Cumberland, hijo del rey Jorge III y t�o de la reina Victoria. Como esta no pudo reinar sobre Hannover al existir la ley S�lica, Ernesto Augusto de Hannover se desvincul� de la monarqu�a brit�nica para reinar sobre este estado soberano y, posteriormente, reconvertido en reino que despareci� tras la unificaci�n de Alemania en 1871 a cargo de Otto Von Bismarck, cuya biznieta es lareina de Marbella, Gunilla (73).

A pesar de los pesares, la tatarabuela de Isabel II transmiti� la hemofilia a tres de sus cinco hijas (Victoria, emperatriz de Alemania; Alicia, gran duquesa de Hesse; y Beatriz, princesa de Battenberg) y a uno de sus cuatro varones, Leopoldo, duque de Albany, fallecido en 1884 con 30 a�os tras haberse da�ado la rodilla a causa de una ca�da en Cannes.

Los zares Nicol�s y Alejandra con sus cuatro hijas y el zarevich cuando era un beb�.
Los zares Nicol�s y Alejandra con sus cuatro hijas y el zarevich cuando era un beb�.GTRES

A trav�s de de ellas, el trastorno en una prote�na de la sangre denominada factor VIII lleg� a Espa�a, Rusia, Prusia y Hesse. Entre los parientes hemof�licos m�s populares figuraban el zarevich Alexis, bisnieto de la reina Victoria e hijo de Alejandra y el zar Nicol�s II de Rusia. El empe�o de sus padres, en especial de la zarina, por mantener a Alexis con vida hizo que cayeran en manos de Rasput�n. La relaci�n de los zares con el manipulador monje, a quien entregaron a su �nico hijo var�n, fue uno de los detonantes de la revoluci�n rusa.

Alfonso XIII y Victoria Eugenia poco antes de su boda.
Alfonso XIII y Victoria Eugenia poco antes de su boda.GTRES

Tambi�n fueron hemof�licos otros dos de sus bisnietos, los pr�ncipes Alfonso y Gonzalo de Borb�n, hijos de la reina Victoria Eugenia de Battenberg, casada con el rey Alfonso XIII de Espa�a. Por carambolas hist�ricas, en ese empecinamiento de la reina Victoria por casar endog�micamente a sus nueve hijos y a 26 de sus 42 nietos para fortalecer el azul de la sangre, ha pasado a la Historia con el apelativo de la abuela de Europa, pero el poeta y escritor brit�nico Rudyard Kipling fue m�s lejos al describirla como "la reina que coron� rey a su pueblo". Casas reales extinguidas como las de Ruman�a, Prusia, Grecia o Bulgaria y dinast�as reinantes como las de Espa�a, Suecia, Noruega y Dinamarca son parientes en diferentes grados de consanguinidad. En la actualidad, la hemofilia sigue denomin�ndose la enfermedad de los reyes.

Tal y como hicimos referencia al principio de este reportaje, la segunda gran influencia de la reina Victoria se transmiti� a trav�s de la fotograf�a. Durante su reinado hasta 1901, los avances t�cnicos fueron tan potentes que este nuevo medio de informaci�n cre� un lenguaje ic�nico convertido en el puntal sobre el que se ha sostenido la prensa rosa. Y, por ende, las testas coronadas han sido algunos de sus personajes preferidos. El misticismo que hab�a rodeado a lo largo de los siglos a las casas reales desapareci� tras el primer retrato fotogr�fico oficial de la monarca realizado en 1842. La intencionalidad fue clara ya que su popularidad se ciment� en la pericia por mantener su imagen accesible al pueblo.

Como la monarca quer�a sentirse cerca de su pueblo acept� posar para retratos de tama�o reducido que la gente pudiera llevar en el bolsillo. De esta manera, los mortales pensaban que pose�an una parte de la soberana, un sentimiento de propiedad y de identificaci�n que ser�a especialmente intenso con el nacimiento del star system cinematogr�fico.

La reina Victoria I tambi�n fue consciente de que los copyrights de las fotos limitaba la circulaci�n oficial de sus posados, decidi� eliminarlos y su imagen apareci� diseminada en toallas, platos, tazas o latas de galletas. Aquellos copyrights los instaur� una de sus antepasadas, Ana I de Inglaterra, a quien en su nombre el Parlamento ingl�s aprob� el derecho de autor denominado el Estatuto de la reina Ana en 1709. En este sentido, la reina Victoria fue la pionera en la mercantilizaci�n de la imagen real que sus sucesores han sabido aprovechar para hacer un lucrativo negocio, como el que ocurrir� hoy con todos los cachivaches vendidos con las im�genes de Carlos III y Camilla.

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