Si se viaja hasta Japón es requisito indispensable hacer una parada en el caótico barrio de Shibuya para tomarse una foto en el cruce de peatones más poblado del mundo (porque un millón de personas lo cruza cada día) pero también para posar con la estatua de un perro que descansa en la puerta del metro. De hecho, habrá siempre una fila de turistas esperando poder posar junto al animal. Quienes hayan oído hablar de Hachiko identificarán la figura, pues no es esto solo una oda al mejor amigo del hombre en general, sino a la tierna (y triste) historia de un can en particular que enamoró a todos aquellos que conocen lo que le ocurrió.

Es esta estatua de bronce de un perro, ubicada junto a la parada de metro que lleva su nombre, Hachiko, el homenaje de la ciudad de Tokio al fiel perro del profesor Eisaburo Ueno. Pues como retrató la cinta 'Siempre a tu lado, Hachiko', que protagonizó Richard Gere hace diez años, a la plaza más concurrida de la capital nipona llegaba cada día, a la misma hora, el mismo perro. Éste esperaba y esperaba en solitario sin nadie que fuese en su búsqueda ¿Qué hacía ahí? Esperar a su dueño volver del trabajo.

Aunque en la película es un profesor de música quien encuentra a Hachiko y quien lo adopta, en la vida real fue un profesor de la Universidad de Tokio llamado Eisaburo Ueno quien en 1924 recibía tal regalo: un cachorro al que cuidar tras haber perdido a su anterior mascota. Lo llamaría Hachiko y se convertiría en su mejor compañero y aliado.

Ambos comenzarían una tradición que al principio pasaría desapercibida por los vecinos de la playa de Shibuya: perro y dueño iban todas las mañanas juntos hasta la estación donde él cogía el transporte para irse a impartir sus clases. Al finalizar la jornada, cuando el profesor volvía a la misma estación, su fiel compañero ya estaba en la puerta de la estación esperándole para realizar el trayecto de vuelta a casa. Cada día, a la misma hora, este animal de raza akita no faltaba a la cita a la puerta de la estación de Shibuya. Tampoco el profesor. Sin embargo, un día no lo hizo. El profesor fallecía de un infarto cerebral mientras impartía una de sus clases.

Fue el 21 de mayo de 1925 cuando Ueno no regresó en el metro. Sin embargo, su fiel amigo perruno acudió a la cita como siempre. Un día, otro, otro más. Así durante un total de diez años. Aunque en la trama de la película Hachiko es recuperado de la estación por el yerno de Parker y es llevado a vivir con su esposa, aunque a diario se escapaba para esperar a su amo en la estación, en la realidad el animalito estuvo una década de espera sin moverse de la estación. Esperando pacientemente la llegada de su amigo humano. Quienes conocían la rutina de Hachiko y el profesor en la estación se sintieron conmovidos por la lealtad del perro y empezaron a darle de comer y de beber. Le esperó sin moverse durante 10 años. Hachiko fue encontrado muerto en la estación una mañana de marzo del año 1935.

El impacto que generó Hachiko en la sociedad fue tal, que su muerte fue publicada en los diarios nacionales, quienes desde ese momento le dieron el nombre de Chüken Hachiko, expresión japonesa que significa “Perro Fiel Hachiko”. Su historia ejemplar de amor y fidelidad llegaría después al cine, primero en 1987 por el cineasta japonés Seijiro Kojama, convirtiéndose en la cinta más vista ese año en el país nipón; posteriormente lo hizo Hollywood bajo la dirección de Lasse Hallström. Y por supuesto, su recuerdo sigue vivo en la estatua de bronce de Shibuya (aunque tiene otra en el cementerio Aoyama, al lado de la tumba de su amo, en la que se visualiza a Hachiko y al profesor).