El proceso creativo puede tener diversos ritmos y depende de muchos factores: supongamos que eres un artista preparándote para tu próxima exhibición pero tienes inconvenientes para mantenerte enfocado debido a una casera para nada considerada, problemas familiares que se arman como teléfono descompuesto, o el tener que trabajar en una universidad para asegurar un mejor sustento. Pues esto es “Showing Up”, la cuarta colaboración fílmica de la directora Kelly Reichardt y la actriz Michelle Williams.

Como reveló su protagonista favorita en una entrevista, no le basta a Reichardt tener una extensa y aclamada filmografía (“First Cow”, “Certain Women”), pues todavía debe trabajar como profesora de universidad para poder financiar sus cintas (por ello suele haber largos períodos entre ellas) y tener seguro médico. Y, así como en la vida real, “Showing Up” expone la lentitud que puede tener un proceso artístico y, sin pena, demuestra la vida antiglamurosa de su protagonista: Lizzy (Williams), es una escultora que trabaja en una escuela artística en Oregon para poder subsistir y en la cinta se nos muestran los matices de su cotidianidad y cómo es que afectan su arte.

Si es la primera vez que experimentas el cine de Kelly Reichardt, te puedes sorprender por el ritmo que utiliza para sus proyectos. Aborda sus historias con un lente contemplativo en donde aparentemente no está pasando algo importante; su objetivo no es entretener sino capturar la mundanidad en las vidas de los personajes: tratar de mostrar la vida tal como es. Por ejemplo, en “Showing Up” hay tomas largas que sirven como paréntesis y retratan las labores dentro de la escuela de arte, fungimos como público no solo para la cinta sino también para las creaciones de los estudiantes y profesores que aparecen en pantalla: es como una exposición de diversas artes encapsulada en una película. Al darle tiempo a cada una de ellas, Reichardt nos permite apreciarlas y reconocer que los procesos artísticos dependen de muchos factores.

A pesar de que hace esculturas humanas, Lizzy no parece una persona amigable, es retraída y únicamente se siente en paz cuando está creando sus piezas artísticas, pero a lo largo de la cinta es forzada a interactuar con compañeros de trabajo y familia, e incluso cuidar de un pájaro herido. Tal vez en un inicio parezca irritada por el simple contacto, pero eventualmente desarrolla una silenciosa comprensión de cada uno de los personajes y su lado sentimental se revela de manera paulatina a través de destacadas escenas al lado de su extravagante hermano Sean (John Magaro). Ese es uno de los motores principales del artista: el experimentar sentimientos que pueden tener con la interacción humana, con la creación de recuerdos de situaciones buenas o malas, y la película muestra una amplia gama de las mismas.  

“Showing Up” es un slice-of-life: una representación realista de la cotidianidad, en este caso de los artistas en una escuela en Oregon, que se toma su tiempo para evolucionar junto a su protagonista. Reichard retrata lo frustrante que puede ser balancear la vida con el arte, pero aliviana el sentimiento con ayuda de momentos cómicos. Cualquier persona se drena con los obstáculos y los tiempos de espera, pero en muchas ocasiones solo hacen falta esas situaciones para poder seguir adelante e impulsar la pasión. 

“Showing Up” formó parte del Festival Internacional de Cine de Morelia 2022. Será distribuída en Estados Unidos por A24.