Asalto al poder

¿Qué pasaría si el líder del mundo libre estuviese en peligro? ¿Y si fuese la pieza clave de un plan que pretende provocar la tercera Guerra Mundial? Todos conocemos la supuesta existencia de ese “botón rojo” en el despacho oval del presidente estadounidense que podría desatar el infierno en la tierra, en este caso, ‘Asalto al poder’ se apropia de ese temor hacia un mito y construye a su alrededor una película contradictoriamente mediante la destrucción de multitud de monumentos y edificios simbólicos de la democracia más longeva del mundo.

‘Asalto al poder’ es un buen thriller de acción palomitero que presenta una hipótesis catastrofista, la química entre su dúo protagonista y el saber hacer de los actores secundarios como argumentación principal ante el jurado que representa el público. Por su parte, el fiscal defensor podría alegar que es patriótica hasta el hastío y tiene momentos que pueden ser tomados con buen humor o como una prepotencia heredera de la exacerbada vigilancia de su propio ombligo que tiene todo aquello manufacturado en EEUU (véase la escena de Foxx calzándose unas Jordan para afrontar el resto de la película).

Así, desde el primer minuto somos testigos de excepción de todos los protocolos de seguridad llevados a cabo en “uno de los edificios más inexpugnables de la Tierra”. Cierto es, que la línea que separa realidad y ficción se torna difusa y el espectador debe dejar de preguntarse hasta que punto puede ser verdad o no lo que esté viendo y simplemente disfrutar de 130 minutos de entretenimiento, peleas, disparos y explosiones que llevan al ritmo del film en volandas.

De esta manera, el oscarizado Jamie Foxx y uno de los actores del momento, Channing Tatum, se encuentran además acompañados por unos secundarios de lujo con James Woods (‘Érase una vez en América’) y Richard Jenkins (‘The visitor’) a la vanguardia.

Por otro lado, hasta Sandro Rey podría adivinar que si había un director que debía dirigir esta película ese es Roland Emmerich, realizador de otros metrajes como ‘El día de mañana’, ‘Godzilla’ e ‘Independence Day’ (a la que cita de forma cómica). En definitiva, una eminencia con un doctorado en cataclismos globales y con los efectos especiales escalofriantemente efectivos como su sello personal.

No obstante, ‘Asalto al poder’ es una oda con la que se pretende vanagloriar la figura del presidente Barack Obama (que curiosamente aparece con otro nombre) y al patriotismo (otro tema tratado por Emmerich en un film anterior, ‘El patriota’). En conclusión, la íntegra obra teatral está prevista para que en todos los actos quede la bandera norteamericana hondeando por encima del resto ocultando la carga ideológica en un envoltorio que promueve el esparcimiento del espectador.

La Casa Blanca es asaltada, cinematográficamente, por segunda vez este año, si con Objetivo: La Casa Blanca no tuvimos suficiente. Ahora viene Roland Emmerich, el alemán más americanizado sobre la faz de La Tierra, para traernos su peculiar visión de cómo sería el asalto del edificio presidencial americano.

Para ello sustituye a Gerard Butler por el guaperas de Channing Tatum y a Aaron Eckhart por Jamie Foxx como el presidente en cuestión. La trama, muy similar a la de Fuqua, no es más que sinónimo de espectáculo. Un espectáculo en el que directores como Bay o Emmerich son expertos, es decir, explosiones por doquier y ruido estruendoso. Puede que no sea el tipo de cine más valorado por la crítica, pero hay que reconocer su labor y afirmar que bien saben lo que se hacen cuando ruedan films de este tipo, algo que por otra parte los amantes del cine de acción deberían agradecer.

Puede que a muchos les recuerde a una película descendiente directa de ‘La Jungla de Cristal’ donde un tipo preparado para la acción se encuentra en el momento equivocado y en el lugar equivocado, pero nada más lejos de la realidad, nada o poco tiene que ver con las geniales primera y tercera parte de la saga de McClane. Aún así la cinta no tiene desperdicio alguno, ofrece lo que propone, acción, tiros y terroristas, alejado totalmente de guiones inteligentes y actuaciones de Oscar. Aquí se va directamente al grano, sin rodeos, y al que no le guste este tipo de cine que se abstenga de verla. Al fin y al cabo, no hay ninguna mala intención en intentar hacer que el público se divierta.

La dirección de Emmerich está en la línea habitual de su filmografía, haciendo lo que hace es de los mejores. No será recordado por estar a la altura de Scorseses, Spielbergs y Tarantinos, pero si lo será por ser el director que se cargó cuatro veces La Casa Blanca. La puesta en escena es buena y los efectos también, no estaríamos hablando de Roland Emmerich si fuera de otra manera. En el plano actoral todos cumplen, tanto sus protagonistas, Channing Tatum y Jaime Foxx, como sus secundarios Maggie Gyllenhaal, James Woods o Jason Clarke.

Puede que esta cinta llegue tarde a nuestras carteleras, mas aún cuando hace unos meses la cinta de Fuqua llegó a nuestras carteleras. Aún así tiene puntos a favor pese al retraso, a la hora de alquilarla ver en portada: “del director de Independence Day, 2012 y El día de mañana” llame más la atención.

Roland Emmerich ataca una vez más La Casa Blanca, Channing Tatum sale al rescate y el público tan encantado.

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Cierto es que prácticamente se puede decir que "Asalto al poder" es una copia de "Objetivo: La Casa Blanca" o al revés, pero creo que todos, y digo todos, ya sabíamos de antemano que eran casi idénticas antes de verla verdad, luego, criticarla por ello es una estupidez. Además, qué importa si ambas entretienen.

Tiene mucha y muy buena acción, tiene un argumento novedoso, bueno eso es coña evidentemente, ¿he dicho ya que tiene muy buena acción? es que más la verdad que no tiene, y lo que se pueda decir de ésta ya lo dije de "O:LCB" ya que tienen cantidad de similitudes.

Tatum como siempre, sin mucha expresión facial, la verdad que lo veo como el Mario Casas americano, tanto por sus limitadas interpretaciones como por las pelis que hacen ambos, de acción y comedias románticas.

¿Cuál me gusta más de las dos? Pues no sabría decir, cada una tiene sus pros y contras, me gusta más el protagonismo que tiene la hija en ésta que en la otra no tiene el chico. Como protagonista indudablemente me gusta más Butler en la otra, como acción ambas, aunque me gustan más las escenas cuerpo a cuerpo de Butler, especialmente la del traidor. Así que quizás gane "O:LCB" por la mínima.

Roland Emmerich tiene la suerte de desconocer lo que es el síndrome de la hoja en blanco (eso que les pasa a los escritores de que les cuesta arrancar a escribir): cuando no sabe de qué hacer, destroza la Casa Blanca y unos cuantos monumentos de Washington. Si no fallan mis cuentas, es la cuarta o quinta vez que se la carga… aunque esta vez de una manera más prosaica, sin recurrir a cataclismos ni marcianos, únicamente con un consorcio criminal con ganas de armarla en el sitio más protegido del mundo. De hecho, la historia no nos resulta desconocida del todo: el susodicho consorcio criminal (hackers, supremacistas arios, políticos corruptos , mercenarios y soldados decepcionados) elige el peor día posible para secuestrar al presidente: el día en el que un policía infravalorado anda de visita con su hija en la Casa Blanca, lo que obligará a Channing Tatum (que puede que no sea un gran intérprete, pero tiene algo que le gusta a la cámara) a tener que rescatar a su hija, impedir un golpe de estado, reavivar las ascuas de un antiguo amor y salvar al Presidente en menos de dos horas de película. Si alguien da más, que lo diga.

Vale que está ya un poco vista, vale que es poco menos que ciencia-ficción y vale que no tiene más interés que disfrutar… pero, jo, que bien se pasa. ¿Qué tendrá la Casa Blanca de especial, que ver como unos matones la dejan hecha un solar nos resulta tan entretenido? Como de costumbre, Emmerich nos ahorra esfuerzos en pensar (para eso ya nos pasamos 8 horas al día en el trabajo) y nos ofrece un espectáculo perfectamente coreografiado de peleas de todo tipo, explosiones varias, tiroteos de toda condición y una exhibición en primera línea de las más recientes novedades del arsenal norteamericano. Aunque muchos dirán que esto es cine de sal gorda y que un simio sería capaz de rodarlo, yo creo que no siempre es tan sencillo poner en plano la cantidad de elementos que Emmerich hace entrar en juego sin que el espectador se agobie o no sepa muy bien dónde mirar, sin que las explosiones quiten brillo a las peleas sin que estas a su vez desluzcan los tiroteos. Palomitero, pero eficaz, ese es mi Roland, explotando su talento donde realmente se puede apreciar, amortizando de sobra cada euro que cuesta la entrada o cada segundo que empleamos sentados delante de la tele.

Me gusta que las películas respeten mi tiempo y mi dinero, por eso me ha parecido una buena obra. Es curioso que con tan solo unos meses de diferencia se hayan rodado dos películas, esta “Asalto al poder” y “Objetivo la Casa Blanca” de una temática similar, una especie de actualización de “La jungla de Cristal”. Ambas consiguen hacer pasar un rato espectacular al espectador y, para mí, por poco, esta “Asalto al Poder” está un pelín por encima. Me pregunto qué se inventará Emmerich ahora para volver a destrozar el Capitolio….

Siempre que me encuentro con un producto de estos, me entra la risa silenciosa. Estamos acostumbrados a que nos vendan al país del Tío Sam como lo más grande del planeta tierra, el mejor armamento, el mejor ejército, la mejor tecnología, altamente preparados, y muchas chorradas más. Pero es ver una historia de esta y pensar que quizás Manolo y Benito podrían entrar en el mismo Air Force One sin llamar mucho la atención.

La trama es muy simple, un equipo de asalto pretende hacerse con la Casa Blanca y casualmente un hombre que está siendo entrevistado para entrar a formar parte del equipo de seguridad del presidente, se encuentra allí de visita turística con su hija. Lo demás lo dejo a vuestra imaginación, que de seguro no andaréis muy lejos.

¿Es entretenida? Por supuesto que si. Lo mejor que tiene es esto, que entre la acción, los tiros, las explosiones y los efectos especiales, no te da tiempo a pensar en lo flojo del guión y en lo repetitivo de la historia. Casi dos horas de pura adrenalina por todo lo alto.

Otro acierto es el reparto, el actor de moda Tatum, Jamie Foxx, el viejo James Wood, siempre ejerciendo de villano un elenco muy agradable a la vista del espectador.

Lo dicho, producto de fácil consumo, de entretenimiento puro y duro y para gente poco exigente.