Al a�o de fallecer el duque de C�diz, su primog�nito, degollado por un cable mientras esquiaba en Colorado en enero de 1989, Emmanuela Dampierre, esposa del infante Don Jaime y abuela de Luis Alfonso de Borb�n, recibi� a esta redactora en su casa de Roma. Viv�a en un bonito aunque decadente palazzo rodeada de recuerdos de familia, y en la entrevista repet�a obsesivamente "a mi hijo lo asesinaron, lo mat� la masoner�a".
Era una anciana bella, pero de expresi�n dura y car�cter irascible, seguramente producto de la amargura acumulada ante la cadena de tragedias vividas. Tras dos fracasos matrimoniales, vio morir a sus dos hijos, Alfonso y Gonzalo de Borb�n, y a su nieto mayor, Fran, con solo 12 a�os, en un accidente. "Mi mayor desgracia es haber sobrevivido a la muerte de mis dos hijos y a la de mi nieto", manifest� en su recta final. Atada a una silla de ruedas, falleci� sola y pr�cticamente en la ruina con 98 a�os en su palazzo de Roma el 3 de mayo de 2012. Como reconoci� en sus explosivas memorias, publicadas en 2003, "a lo largo de mi vida me he sentido como una superviviente. Mi obstinada determinaci�n por defender a mis hijos de todas las afrentas y mezquindades de las que fueron v�ctimas se convirti� en la triste excusa de mi existencia".
Emmanuela Dampierre y R�spoli, nacida en Roma el 8 de noviembre de 1913, era hija del vizconde de Dampierre, un arist�crata franc�s, y de su primera esposa, la princesa italiana Victoria de R�spoli, cuyo divorcio provoc� que de adolescente viviera grandes penurias econ�micas. Su madre, so�ando para ella con un destino regio, concert� con el rey Alfonso XIII casarla con su hijo Jaime, segundo de sus varones, que qued� sordomudo de peque�o; una boda sin amor que se celebr� en la iglesia de San Ignacio de Loyola en Roma en 1935. La novia ten�a solo 21 a�os y sus sue�os de realeza se desvanecieron cuando Jaime fue obligado a renunciar a sus derechos al trono de Espa�a en favor de su hermano menor, Juan, padre de Don Juan Carlos. Su matrimonio con don Jaime, del que nacieron sus dos hijos, Alfonso y Gonzalo, fue bastante desdichado pues a su discapacidad el infante uni� numerosas infidelidades que empujaron a Emmanuela, que tampoco le fue muy leal, a abandonar en 1946 el domicilio conyugal con sus dos hijos. Posteriormente, inici� una relaci�n con un adinerado agente de bolsa de Mil�n, Antonio Sozzani, con el que se cas� por lo civil en 1949. Pero esta boda tambi�n acab� en divorcio en 1967, tras el cual se uni� durante un tiempo a un abogado napolitano, Federico Estartita.
Incapaz de lograr la estabilidad sentimental, puso sus esperanzas en sus hijos, de los que no se hab�a ocupado demasiado de peque�os, pues fueron enviados a un internado suizo al amparo de su abuela, la reina Victoria Eugenia, que fue para ellos su segunda madre. En 1972 la boda de su primog�nito Alfonso con la nieta preferida de Franco, Carmen Mart�nez-Bordiu, le hizo concebir la quimera de que Alfonso, duque de C�diz y alteza real tras su matrimonio, podr�a reinar en Espa�a, desplazando a su primo Juan Carlos, algo para lo que Emmanuela no dud� en maniobrar.
Sin embargo Franco se mantuvo firme en mantener a Juan Carlos como sucesor, siendo la d�cada de los 80 especialmente dram�tica para Emmanuela pues vio romperse el matrimonio de Alfonso y Carmen, quien abandon� a su marido para afincarse en Par�s con el anticuario Jean Marie Rossi, dejando en Madrid a sus hijos Fran y Luis Alfonso con su padre. Algo que Emmanuela jam�s perdon� a su nuera, a la que lleg� a insultar p�blicamente en numerosas ocasiones.
Posteriormente en 1984, ocurri� una tragedia cuando regresando de esquiar, el duque de C�diz, que iba al volante, se salt� un stop sufriendo un terrible accidente en el que falleci� Fran, el nieto mayor de Emmanuela. No acabaron ah� las desgracias, pues cinco a�os despu�s fallec�a el propio Alfonso en accidente de esqu� en Colorado y tambi�n en el 2000 su hijo menor, Gonzalo, de leucemia, dejando a Emmanuela pr�cticamente sola en el mundo.
Solo le quedaba su nieto Luis Alfonso, duque de Anjou, quien asumi� el legado hist�rico de su padre como heredero de los borbones franceses. Manten�an estrecha relaci�n, pese a que su nieto no quiso irse a vivir con ella a Roma cuando falleci� su padre, prefiriendo permanecer en Madrid con su otra abuela, Carmen Franco. Fue Luis Alfonso, casado con la millonaria venezolana Margarita Vargas, quien se encarg� de las exequias de Emmanuela, que fue enterrada en el pante�n familiar del cementerio de Par�s. Posteriormente, presidi� tambi�n su funeral en la iglesia de Val de Grace, que fue oficiado por el obispo de Versalles, al que sorpresivamente acudi� Carmen Mart�nez-Bordi�, pese a la animadversi�n que le profesaba su suegra. "Lo entiendo porque hice da�o a su hijo, quiz�s si alguien hiciera da�o a mis hijos yo har�a lo mismo", manifest�.
Conforme a los criterios de