Cultura

Las fotos in�ditas de Bruce Springsteen: el pasaporte al �xito del 'Boss'

Ya lo dijo Barack Obama: �Yo soy el presidente, pero �l es el Boss�. En el verano de 1975, Bruce Springsteen a�n no era el Boss y editaba su tercer �lbum. Hab�a pasado meses obsesionado con el disco, obsesionado con un sonido que se le hab�a enredado en la gola. Estaba lejos de ser una celebridad, sus dos primeros LPs hab�an fascinado a los amantes del rock'n roll, pero no hab�an sido �xitos de ventas.

Su compa��a, Columbia, planeaba despedirle si Born to run, como se llamaba el disco, no funcionaba bien: se hab�a enfocado la estrategia a conseguir que aquel apellido fuera sin�nimo de gale�n hasta los topes de oro. Al mismo tiempo, el de Nueva Jersey y su banda, la E Street Band, segu�an tocando en garitos y durmiendo donde pod�an. As� que sentado al piano (�compuse todo el Born to run con el piano�, dir�a despu�s) con barba descuidada, gorra de buhonero y el rostro desencajado, el joven Springsteen, segu�a empe�ado en encontrar la tecla que le permitiera seguir d�ndole a la manivela del rock'n roll.

En esa tesitura, la del genio que se atasca en la l�mpara, apareci� una chica: Barbara Pyle. Pyle, 26, hab�a conocido a Springsteen a trav�s del teclista de la E Street Band, Roy Bittan, que a su vez conoc�a a la hermana de �sta, Kitty. �En aquellos tiempos pod�as colarte en el backstage con cualquier excusa, aunque llevaras 17 c�maras colgando�, explica Pyle.

La fot�grafa llevaba una d�cada viviendo como una bohemia en Nueva Orleans y era una fan irredenta del Springsteen rockero. �A veces la gente le comparaba con Bob Dylan y a m� me daba la risa: Bruce era pura energ�a. En ocasiones era tan brutal que el grupo que ten�a la desgracia de tocar tras �l se encontraba sin audiencia. El p�blico se hab�a ido a casa a descansar�, nos cuenta entre risas.

Pyle, a la que Bruce llamaba simplemente Barbara, se convirti� en la sombra del Boss. Le sigui� al estudio, se meti� en su minib�s, se enamor� de su banda, se hizo invisible hasta el extremo de gastar carretes sin que nadie oyera ni un click. Por el camino sac� centenares de fotos del que se convertir�a en uno de los tipos m�s famosos de la historia de la m�sica: el Jefe, el Boss, el Amo.

�Yo creo que Bruce no sab�a lo que iba a pasar. �l hac�a su camino, era muy reservado en su vida privada. Luego en el escenario se transformaba. Lo �nico que recuerdo haberle o�do decir es que sus dos primeros �lbumes eran muy el�ctricos, con mucha guitarra, y que quer�a cambiar eso. Pero rara vez verbalizaba nada. Siempre lo ve�a correr de un lado para otro: en un estudio grababa su parte de una canci�n, luego corr�a a otro para grabar otra cosa, luego se iba a ensayar. Era agotador verle�, recuerda la fot�grafa.

Ahora, 40 a�os despu�s, Bruce Springsteen, la E Street Band y sus d�as de estudios atiborrados y clubes min�sculos, reciben el merecido homenaje de Pyle: la editorial inglesa Reel Art Press edita Bruce Springsteen and The E Street Band 1975, un libro de fotograf�a con un centenar de fotos, la mayor�a in�ditas, de la historia de la grabaci�n de un disco m�tico. �S� que Barbara llevaba mucho tiempo metida en la producci�n de este volumen y que no lograba encontrar el sitio id�neo para publicarlo. Nosotros entendimos lo que significaban esas fotos desde un punto de vista sentimental y la propia importancia de Springsteen y la banda. No era s�lo un libro de fotograf�a, era el reflejo de una �poca y la oportunidad de ver a Springsteen de cerca, m�s de cerca de lo que le hemos visto jam�s�, dice Tony Nourmand, editor de Reel Art Press.

�No hice las fotos por dinero, jam�s fue por eso. El dinero que he tenido siempre ha sido para hacer las cosas que me importaban. Recuerdo que en la revista Time me dec�an: '�Qui�n es ese t�o al que vas a hacer fotos? �Bruce qu�?'. Y yo les contestaba: 'Tranquilos, no pasar� mucho tiempo antes de que todos sep�is su nombre y, cuando eso suceda, no vais a olvidarlo (risas)'�, dice la que es ahora activista medioambiental con base en Atlanta.

�Es m�s, recuerdo las �nicas fotos que cobr�. Fueron las de sus pasaportes. Era la primera vez que la E Street Band iba a salir de gira mundial y necesitaban pasaportes. Ninguno de ellos lo ten�a y, como me hab�a convertido en la fot�grafa no-oficial del grupo, decidieron que ten�a que hacerlas yo. As� que uno por uno fueron pasando por mi estudio y yo les hice las fotos. �Las mejores? Me re� mucho con las de Bruce haciendo gestos raros a c�mara� confiesa Pyle.

La fot�grafa recuerda que aquello y un viaje a su estado natal, Oklahoma, con toda la banda para un concierto, la convirti� en una m�s del grupo: �Los llev� a todos a casa de mis padres e hicimos una barbacoa. All� se evapor� cualquier tensi�n que pudiera haberse producido, entre cervezas y carne asada�, cuenta entre carcajadas.

En el libro, un homenaje al Boss y a aquellos d�as sin limusinas ni jets privados en que uno pod�a darle la mano sin tener que chocar con 200 guardaespaldas, sobresale la figura del hombre agotado, del tipo con pinta de obrero del metal que est� esperando a salir de las cuatro paredes del estudio para emborracharse con sus amigos, hasta la entrepierna de las presiones y los tipos de las corbatas. La naturalidad de Springsteen y �su facilidad para escribir letras que inmediatamente pasaban a ser parte de una suerte de inconsciente colectivo estadounidense� son, para Pyle, el secreto del �xito de un m�sico que nunca abandon� su visi�n de c�mo y cu�ndo deb�a llegar el momento justo: c�mo y cu�ndo a �l le diera la gana.

Born to run entr� directo al Top 10 de ventas en Estados Unidos y la discogr�fica le amarr� inmediatamente. De los locales de 100 personas pasaron a los de 1.000 y de all� a los auditorios para acabar en grandes estadios. �Bruce estuvo tres o cuatro meses en los que no entend�a nada. Supongo que no debe ser tan f�cil asumir que tu vida ha cambiado, que ha dado la vuelta, que ya no puedes ser la persona p�blica que eras antes. Creo que eso le atorment� durante un tiempo, hasta que entendi� como manejarlo�.

Curiosamente, lo que m�s recuerda Pyle de aquellos tiempos no es al Boss, aunque �l sea el centro del libro, como lo ha sido del rock'n roll durante d�cadas: �Recuerdo a Clarence [Clemons]. Le echo de menos, profundamente. Un d�a le sorprend� en el ba�o hablando consigo mismo, prepar�ndose para salir en el escenario y me dej� hacerle fotos, luego nos re�mos de aquello. En el estudio era un hombre maravilloso, un hombre querido, Clarence, el saxofonista (creo que su solo de saxo en Jungleland, que Bruce le hizo repetir como 110 veces, es el mejor de la historia de la m�sica). Pero en el escenario era The big man, el coraz�n de la E Street Band, el compa�ero perfecto para Bruce. No hay nadie a quien eche tanto de menos como a �l: de todos aquellos recuerdos de 1975, de todo lo que viv� y todo lo que vi, Clarence permanecer� para siempre conmigo�. De aquello hace 40 a�os, Clemons muri� el 18 de junio de 2011, pero el Boss, a sus 66 a�os, sigue corriendo.

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Estas fotos ya se vieron hace semanas en THE TIMES. Vamos con retraso...